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'Tokyo Vice', la 'Corrupción en Miami' japonesa, lo tiene todo para ser una de las grandes series de HBO
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PERIODISMO Y 'YAKUZA' EN LOS 90

'Tokyo Vice', la 'Corrupción en Miami' japonesa, lo tiene todo para ser una de las grandes series de HBO

La nueva serie original de la plataforma se inspira en la guerra particular de un periodista estadounidense contra la mafia japonesa, que casi interpretó Daniel Radcliffe en el cine

Foto: Una imagen de 'Tokyo Vice'. (HBO Max)
Una imagen de 'Tokyo Vice'. (HBO Max)

'Tokyo Vice' reúne un buen puñado de requisitos para ser una gran serie de HBO: el drama, el exotismo, la elegancia, la inmoralidad y hasta el omnipresente tabaco. Pero casi todo ello estaba ya en el libro en el que se basa, las memorias de Jake Adelstein, el primer periodista no nativo en ingresar en uno de los grandes diarios de Japón.

El escrito del reportero, de 2009, relataba cómo se había granjeado, a golpe de noticia, tantas enemistades entre la 'yakuza', la mafia nipona, que había tenido que abandonar el país bajo amenazas. En la serie, ya disponible en HBO Max —puedes suscribirte aquí—, esa cara oscura de la epopeya del periodista de Missouri se reinterpreta en clave de novela negra con ecos de 'Corrupción en Miami'.

Daniel Radcliffe iba a protagonizar una adaptación al cine del libro de Adelstein

Esta no es la primera vez que 'Tokyo Vice' —con ese mismo título se ha editado el libro en España— se acerca a las pantallas. Era absolutamente imposible que una premisa tan jugosa como la de la particular vida laboral de Jake Adelstein, que es puro viaje del héroe, pasase inadvertida. En 2013 se intentó levantar una adaptación al cine de su historia con Daniel Radcliffe, el actor de 'Harry Potter', dando vida al periodista. Sin embargo, la producción nunca comenzó.

placeholder Un fotograma de 'Tokyo Vice'. (HBO Max)
Un fotograma de 'Tokyo Vice'. (HBO Max)

Aquella película fallida comenzó a materializarse hacia 2019 en una serie para HBO, ya sin Radcliffe, pero con otras firmas de renombre. Por un lado, se sumó al premiado dramaturgo J. T. Rogers, que ya había estado presente en el proyecto de filme fracasado, a los guiones; y, por otro, se contó con Michael Mann, productor ejecutivo de 'Corrupción en Miami' y director de la posterior adaptación al cine de aquella emblemática serie de los ochenta.

Solo Mann, que también produce 'Tokyo Vice', podría trasladar a los bajos fondos de la capital japonesa el brío macarra de aquel policiaco de gafas Ray-Ban y trajes pastel. Sin embargo, el cineasta únicamente dirige el primero de los episodios de 55 minutos que componen 'Tokyo Vice', y que se irán lanzando en la plataforma hasta completar un total de ocho.

Un 'gaijin' en la redacción

Ansel Elgort, protagonista de 'Bajo la misma estrella', 'Baby Driver' y la versión más reciente de 'West Side Story', es quien encarna esta vez a Adelstein. En la serie, el periodista es un 'gaijin' en toda regla, término con el que los japoneses se refieren a los extranjeros, a menudo despectivamente.

Como novato dentro de una enorme maquinaria informativa y como extranjero, Adelstein se enfrenta a numerosas barreras desde que pone un pie en la redacción del periódico. Sin embargo, su condición de paria le permite al mismo tiempo indagar, con ayuda de un detective escéptico, interpretado por el titánico Ken Watanabe, en asuntos en los que los plumillas oriundos no están tan dispuestos a meter la nariz.

placeholder Ansel Elgort y Ken Watanabe, en 'Tokyo Vice'. (HBO Max)
Ansel Elgort y Ken Watanabe, en 'Tokyo Vice'. (HBO Max)

'Tokyo Vice' se ambienta en los últimos compases de la llamada década perdida, que hace referencia al estancamiento económico que experimentó Japón durante los años noventa tras la explosión de su burbuja financiera e inmobiliaria. En ese contexto, Adelstein es un estadounidense bregando para sintonizar con una cultura, la nipona, que es tanto material —los 'walkman', las revistas…— como espiritual. En el periódico, con la policía o entre 'yakuzas', todo es cuestión de interiorizar los códigos e interpretar adecuadamente los mensajes.

Michael Mann dirige el piloto, con un notable bajón visual en el segundo episodio

En ese sentido, mirar 'Tokyo Vice' en busca de un complejo de salvador blanco que reprocharle no es tan provechoso como imaginarse a su protagonista como la propia HBO, lanzándose a producir su primera serie japonesa, pero sin llegar a levar completamente el ancla de lo occidental. No puede decirse que el archipiélago asiático sea un mero telón de fondo para la ficción: en la serie se habla casi más japonés que inglés y solo hay que quedarse a ver pasar los créditos para comprobar que, entre los puestos técnicos del equipo, predominan también los apellidos nipones.

La cineasta japonesa Hikari aporta la visión autóctona a la nómina de directores, aunque ninguno de los dos episodios que realiza se ha visto todavía en HBO Max. Así, la marca de la serie la ha construido de momento la retórica saturada y 'espídica' de Michael Mann, que empapa el piloto y provoca, en comparación, un más que notable bajón de estilo en el segundo episodio. Es un desarme brusco, pero la jugosa vida de Adelstein es razón suficiente para perdonarlo. Fantasear con esa otra serie que habría podido ser 'Tokyo Vice' es demasiado fácil.

'Tokyo Vice' reúne un buen puñado de requisitos para ser una gran serie de HBO: el drama, el exotismo, la elegancia, la inmoralidad y hasta el omnipresente tabaco. Pero casi todo ello estaba ya en el libro en el que se basa, las memorias de Jake Adelstein, el primer periodista no nativo en ingresar en uno de los grandes diarios de Japón.

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