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'West Side Story': Spielberg no defrauda en su nueva versión del musical de Broadway
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ESTRENO EL 22 DE DICIEMBRE

'West Side Story': Spielberg no defrauda en su nueva versión del musical de Broadway

Sesenta años después de la adaptación de Robert Wise, Spielberg dirige su propia versión del musical, respetando el contexto de los años 50 y revitalizándolo con su toque mágico

Foto: Ariana DeBose y David Álvarez son el frente portorriqueño. (Fox)
Ariana DeBose y David Álvarez son el frente portorriqueño. (Fox)

Nadie jamás en ningún lugar pidió una nueva versión de 'West Side Story'. Pero a Steven Spielberg no le ha importado. ¿Por qué lo ha hecho? Porque puede. Porque (casi) siempre tiene algo nuevo que aportar y porque él es el inventor -para lo bueno y para lo malo- del cine de masas moderno. De 'Tiburón' a 'Encuentros en la tercera fase' a 'Parque Jurásico' a 'La lista de Schindler'. El director de directores, la mano que mece Hollywood, el nigromante que se ha anticipado a todos los cambios de modelo del cine industrial, ha asumido que el cine en salas requiere de eventos, de nostalgia, de una familiaridad que levante a los espectadores de la comodidad de sus sofás y los arrastre hasta el multiplex. Por eso y por la vuelta a unos años cincuenta en los que por una fascinación juvenil por la adaptación al cine que hizo del musical de Broadway de 1957 Robert Wise en 1961. En España la película no se estrena hasta en 22 de diciembre y promete ser una de las favoritas para los Oscar.

El western y el musical son los géneros cinematográficos por antonomasia. Pero también los géneros más polarizantes y, a veces, inaccesibles. Quien no entra en el juego de una realidad cantada, difícilmente se deja llevar por una propuesta en la que, sin venir acuento, los actores de turno rompen a cantar y a bailar en una situación cualquiera. Aquí, a quien escribe, le cuesta. Y aún así el disfrute de la nueva versión de Spielberg ha resultado ineludible. Más allá de las espectaculares coreografías al ritmo de la música de Leonard Bernstein, Spielberg consigue impregnar de su toque mágico un clásico aparentemente intocable y difícilmente mejorable. Una de las principales críticas al proyecto ha sido mantener el tiempo cinematográfico en aquellos finales de los 50 y no acercarlo a la actualidad. Pero lo que podía anticiparse como un defecto es en realidad una virtud gracias a la mano del director -y los departamentos de arte y efectos especiales- para reconstruir aquel Nueva York de posguerra, una apuesta que, además, le ha dado la posibilidad, probablemente, de reconstruir su propio Rosebud.

placeholder Ansel Elgort y Rachel Zegler son los nuevos Tony y María. (Fox)
Ansel Elgort y Rachel Zegler son los nuevos Tony y María. (Fox)

Porque la recreación que hace Spielberg del Nueva York de los 50 es absolutamente inmersiva. Las calles del oeste de Broadway, con sus pequeños establecimientos de ultramarinos, sus tendederos surcando las alturas, los coches 'made in' América, adquiridos en la prosperidad de la posguerra. Pero también esas tensiones migratorias que, más de sesenta años después, siguen apoderándose de la conversación política: ¿quiénes son los verdaderos americanos? Y Spielberg resume este cambio de modelo con apenas dos pinceladas: al letrero de un antiguo pub irlandés ahora lo sustituye el de un restaurante de comida criolla, y en una cancha de baloncesto una pintada de la bandera de Puerto Rico espera que la vandalicen. Porque el West Side, otrora el barrio de los inmigrantes judíos, italianos, irlandeses, rusos y polacos -blancos-, ahora alberga a las comunidades latinas, en particular a la portorriqueña.

Este 'Romeo y Julieta' urbano no sólo acerca a las nuevas generaciones al musical escrito por Arthur Laurents, dialogado por Stephen Sondheim -que murió a finales de noviembre- y con música de Leonard Bernstein, sino que respeta las virtudes de la anterior adaptación y renueva la puesta en escena con un lenguaje cinematográfico más moderno y emocional. Los primeros planos se acercan a los personajes y en los planos generales, a ratos juega con el sentido teatral y a ratos devuelve a la vida un Nueva York que pensábamos desaparecido. Cuando Tony (Ansel Egort, a quien hemos visto en 'Baby Driver' y en la saga 'Divergente') visita por primera vez a María (una desconocida Rachel Zegler) en su apartamento, la escenografía remite a la de un teatro, embellecida por la fotografía de Janusz Kamisnki -colaborador habitual de Spielberg- y la elegancia de la planificación del director.

placeholder Los Jets y los Sharks se enfrentan en el instituto. (Fox)
Los Jets y los Sharks se enfrentan en el instituto. (Fox)

Las cosas han cambiado poco, pero han cambiado mucho. Si Natalie Wood -hija de emigrantes rusos-, interpretó en 1961 a una portorriqueña embadurnada en polvos bronceadores, ahora son actores de ascendencia latina quienes interpretan a los personajes latinos. Además, Spielberg ha confeccionado un reparto carismático en el que nadie desentona ni en su vis cómica ni en la dramática ni en la musical. Los números de bailes exudan fuerza y pasión en unas coreografías que no desmerecen frente a las de Wise. Porque en 'West Side Story' Spielberg demuestra, ante todo, un respeto reverencial ante un musical que ha sobrevivido a generaciones y que todavía hoy sigue vigente. Ambos pueden convivir sin que haya sangre. Y una muestra es el guiño del director al crear un nuevo personaje, el de Valentina, interpretado por Rita Moreno, quien dio vida a Anita hace seis décadas.

La gentrificación, la delincuencia juvenil como "una enfermedad social" y el desplazamiento de la clase blanca pobre frente a las minorías de la nueva inmigración son los temas recurrentes a lo largo de esta historia de amor trágico. Esa américa blanca que ahora vota a Trump ya entonces se sentía olvidada. En una de las secuencias, el teniente Shrank (Corey Stoll), recuerda a los pandilleros de los Jets (hijos de la inmigración blanca), que son "los últimos caucásicos que no pudieron cumplir el sueño americano". Las pocas manzanas ruinosas donde los tienen apartados ahora las tienen que compartir con los Sharks, los hijos de los nuevos inmigrantes latinos. "No hables en español, habla en inglés", es otro mantra que recorre el film.

placeholder David Álvarez es el explosivo Bernardo, líder de los Sharks. (Fox)
David Álvarez es el explosivo Bernardo, líder de los Sharks. (Fox)

Para los más perdidos, quienes no sepan el hilo básico de 'West Side Story', aquí un resumen. Tony -antiguo líder de los Jets- sale de la cárcel después de casi haber acabado con la vida de un pandillero rival en una de las habituales peleas multitudinarias de las bandas. Durante su condena, los Jets y los Sharks han recrudecido su hostilidad. En el baile de fin de curso, unos y otros se enzarzan en una batalla de bailes que es solo el anticipo de lo que en realidad buscan: una batalla callejera real. Y allí Tony se enamora de María, la hermana pequeña de Bernardo, líder de los Shark. Lo demás, que se lo pregunten a Shakespeare. Spielberg pasa con naturalidad del inglés al español durante todo el metraje, sumergiéndonos en el nacimiento de una cultura mestiza en la que la única esperanza es el entendimiento. Como siempre, Spielberg ha sabido leer el sino de los tiempos y llevárselo a su terreno y, como casi siempre, lo ha hecho con la maestría del superdotado, del que conoce el secreto de la alquimia entre emoción y espectáculo.

Nadie jamás en ningún lugar pidió una nueva versión de 'West Side Story'. Pero a Steven Spielberg no le ha importado. ¿Por qué lo ha hecho? Porque puede. Porque (casi) siempre tiene algo nuevo que aportar y porque él es el inventor -para lo bueno y para lo malo- del cine de masas moderno. De 'Tiburón' a 'Encuentros en la tercera fase' a 'Parque Jurásico' a 'La lista de Schindler'. El director de directores, la mano que mece Hollywood, el nigromante que se ha anticipado a todos los cambios de modelo del cine industrial, ha asumido que el cine en salas requiere de eventos, de nostalgia, de una familiaridad que levante a los espectadores de la comodidad de sus sofás y los arrastre hasta el multiplex. Por eso y por la vuelta a unos años cincuenta en los que por una fascinación juvenil por la adaptación al cine que hizo del musical de Broadway de 1957 Robert Wise en 1961. En España la película no se estrena hasta en 22 de diciembre y promete ser una de las favoritas para los Oscar.

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