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El escándalo de Kate Middleton no es nada comparado con tu Instagram
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El fin de la realidad

El escándalo de Kate Middleton no es nada comparado con tu Instagram

La foto manipulada de la princesa es irrelevante cuando todos los teléfonos móviles falsean la realidad y cientos de millones de personas editan sus imágenes con filtros de inteligencia artificial

Foto: La princesa en la coronación del rey Carlos. (Reuters)
La princesa en la coronación del rey Carlos. (Reuters)

El mundo se derrumbó esta semana cuando 8.100 millones de personas abrieron sus teléfonos móviles para descubrir que Catherine, princesa de Gales, futura reina del Reino Unido y 14 territorios de la Commonwealth, destruyó el tejido del espacio-tiempo al ‘photoshopear’ una imagen de sí misma con sus tres hijos. Luego, esos mismos 8.100 millones de humanos procedieron a cerrar su navegador web indignados, sacudiendo la cabeza, tratando de reconstruir sus vidas mientras lidiaban con el trauma infligido por desvergüenza de Kate. Un crimen contra la decencia humana y todo lo que es bueno, como alimentar con chocolate a los perros.

Luego, de esos millardos, probablemente unos cientos de millones procedieron a hacer sus propias fotos y videos falsos como el cartón piedra que luego publicaron en sus perfiles de redes sociales para que no los viera nadie. Porque sí, como la atroz falsografía de Kate, todas tus fotos están manipuladas, independientemente de que tú te des cuenta o no. Cada foto tomada con cualquier teléfono moderno es una mentira.

Foto: Ilustración de una nave de ciencia ficción. (Vlad_Aivazovsky/CC)

Todo es mentira

No hablo de la edición de una foto digital. Hablo del hecho mismo de capturar la fotografía. Por defecto, cada píxel de tus fotos está inventado por una multitud de algoritmos de aprendizaje automático que interpretan tu realidad y la congelan en un montaje digital que siempre se aleja de lo que vemos, igual que nuestra imagen en el espejo no tiene nada que ver con lo que otras personas ven de nosotros.

Las cámaras funcionan de manera muy similar a cómo tu cerebro interpreta los estímulos sobre tus fotorreceptores oculares, mezclándolos en una visión subjetiva de la realidad que se distorsiona constantemente para que podamos procesarla. Como cuando tus neuronas se fijan y magnifican automáticamente un objeto en movimiento rápido, para que puedas rastrearlo. Esto es el resultado de millones de años de evolución. Pero, en el caso de los algoritmos de tu teléfono móviles, las reglas de interpretación de la realidad son establecidas por sus creadores humanos, no por la biología darwiniana.

placeholder La manida foto retocada. (Kate Middleton)
La manida foto retocada. (Kate Middleton)

Después, hay millones de personas que editan esta realidad que no es real usando programas de inteligencia artificial, principalmente utilizando filtros integrados en aplicaciones de redes sociales como Instagram o TikTok. Filtros que hacen que la gente salga más guapa, más delgada y más joven que los hijos inexistentes de Margot Robbie y Ryan Gosling. O, como hizo Middleton, fusionar diferentes fotos en una mezcolanza de felicidad imperfectamente perfecta.

La manipulación es lo normal

La realidad es que los humanos hemos estado manipulando imágenes desde que se inventó la fotografía, especialmente los que están en una posición de poder, desde la princesita hasta todos los gobiernos del mundo o publicaciones como la revista Time y agencias supuestamente sacrosantas como la Associated Press. Y siempre debemos asumir que esto va a suceder, como con todo. Contrastar, comprobar y también considerar el alcance real de estas modificaciones, ya que no es lo mismo editar una foto de una zona de guerra que puede encender una crisis internacional que modificar una foto familiar para que todos los presentes sonrían y miren a la cámara.

Gracias a la tecnología, todo el mundo se ha unido a esta farsa fotográfica. No porque sea fácil, sino porque lo hacen las cámaras automáticamente. La fotografía computacional es responsable de este fin de la realidad. A medida que los sensores y los chips de la cámara de los teléfonos comenzaron a ser más sofisticados, empresas como Apple, Google, Samsung y otros fabricantes comenzaron a introducir algoritmos de procesamiento de imágenes en sus teléfonos. Esa fue la razón por la que cada marca y modelo de teléfono ofrecía un aspecto distinto, algunos más "naturales", otros más "dramáticos", todos ellos artificiales.

Luego, en 2017, Google lanzó las primeras funciones de fotografía computacional en sus teléfonos que iban más allá del procesamiento de color, usando la inteligencia artificial a combinar muchas fotos y crear imágenes sintéticas que simulan los efectos que antes sólo se podrían obtener con los sensores y lentes más grandes de las cámaras tradicionales.

Este movimiento inició una carrera que convirtió la fotografía en un festival de la mentira visual. Apple utiliza docenas de pasos de procesamiento de IA para cambiar las imágenes del iPhone en lo que la compañía cree que son mejores fotos, incluido el embellecimiento automático de tu piel, que copió de las marcas de Android.

Hay modos específicos en los teléfonos que llevan esto mucho más lejos, cambiando la iluminación del sujeto, modificando la profundidad de campo, alterando el fondo y realizando muchos otros trucos que antes eran impensables. Con el Pixel 8, por ejemplo, Google introdujo una función que combina muchas fotos diferentes de un grupo de personas para que todo el mundo mire sonriendo a la cámara, de nuevo usando la inteligencia artificial. Esto es algo que la gente hace habitualmente. Igual que lo hizo Kate manualmente. Se ve que no tiene un Android.

Así que el hecho es que, desde hace casi una década, ni un solo píxel que hayas podido ver corresponde al mundo real tal y como lo vemos con nuestros propios ojos.

Todo esto para decir que realmente es hora de dejar de usar el verbo ‘photoshopear’ por completo. Es una palabra estúpida que sólo se podría aplicar al trabajo de alguno de los 33 millones de suscriptores que utilizan Adobe Photoshop. Los miles de millones de usuarios de móviles usan otra cosa y ya no tiene sentido.

Pero sobre todo, es hora de terminar ya con esta absurda hipocresía e indignación fingida porque una princesita haya hecho lo que hacemos todos a diario, sistemáticamente, cada vez que le damos al obturador. Es hora de dejar de asumir que un perfil de Tinder o una publicación de TikTok corresponde 100% a la realidad. No lo son. Todos tenemos que aceptar que nuestras vidas, capturadas por todos estos aparatos inteligentes, son ahora un engaño en diferentes grados. Y la verdad es que no pasa nada, siempre ha sido así.

Ahora, lo del fin de la realidad de la inteligencia artificial generativa… eso ya es otra historia.

El mundo se derrumbó esta semana cuando 8.100 millones de personas abrieron sus teléfonos móviles para descubrir que Catherine, princesa de Gales, futura reina del Reino Unido y 14 territorios de la Commonwealth, destruyó el tejido del espacio-tiempo al ‘photoshopear’ una imagen de sí misma con sus tres hijos. Luego, esos mismos 8.100 millones de humanos procedieron a cerrar su navegador web indignados, sacudiendo la cabeza, tratando de reconstruir sus vidas mientras lidiaban con el trauma infligido por desvergüenza de Kate. Un crimen contra la decencia humana y todo lo que es bueno, como alimentar con chocolate a los perros.

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