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El Starship se convierte en la nave espacial más grande y rápida de la historia
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Llega a 270 kilómetros de altura

El Starship se convierte en la nave espacial más grande y rápida de la historia

A la tercera va la vencida y SpaceX ha conseguido llegar al espacio con su Starship, volando durante 40 minutos y volviendo a entrar en la atmósfera con éxito para destruirse en el último momento

Foto: El Starship entró en la atmósfera como en la simulación que se puede ver en esta imagen. (SpaceX)
El Starship entró en la atmósfera como en la simulación que se puede ver en esta imagen. (SpaceX)

A la tercera va la vencida. SpaceX ha conseguido llegar a órbita con la colosal nave espacial que en un futuro próximo nos llevará a la Luna y Marte: Starship se ha convertido en la nave espacial más grande que jamás ha llegado al espacio, mayor que el Saturno V y las naves del programa Apolo. Y también la más rápida, volando a más de 230 kilómetros de altura superando los 26.000 kilómetros por hora. Pero aún hay más: la nave realizó la reentrada con éxito y probó varias tecnologías claves para llegar al planeta rojo.

Hoy, en el día de Pi y del 22 aniversario de la compañía, SpaceX ha demostrado que están en el camino correcto, no sólo al llegar a órbita, sino en la maniobra de separación en caliente y, especialmente, en la maniobra de reentrada aunque haya terminado con la destrucción de la nave. Como apuntaba el comentarista de SpaceX en directo, esta técnica es extremadamente importante para poder aterrizar en mundos sin atmósfera o atmósferas poco densas como la marciana, el destino principal de la nave de Elon Musk.

Foto: Foto: Inteligencia artificial/Dall-e/Novaceno.

Qué han conseguido

El gran éxito de esta misión ha sido llegar a esa altura de órbita de 230 kilómetros, superando con creces la línea Karman de los 100 kilómetros. Los 33 motores del cohete Super Heavy funcionaron perfectamente, sin los fallos de los otros dos lanzamientos, durante toda la fase de ascenso. El administrador de la NASA, Bill Nelson, felicitó a la compañía de Musk por este remarcable logro: "Felicidades a SpaceX ¡En un vuelo de prueba exitoso! La nave estelar se ha asado a los cielos. Juntos, estamos dando grandes pasos a través de Artemisa para devolver a la humanidad a la Luna, y luego mirar hacia Marte".

Dentro de esta trayectoria, SpaceX probó por primera vez lo que en inglés se llama “hot staging”. La separación de etapas en caliente utiliza tres motores de la etapa superior —la nave espacial Starship— para empujar el cohete principal, que a continuación ha comenzado a caer de forma controlada hacia la Tierra.

Una vez separados sobre los 170 kilómetros de altura, Starship arrancó de nuevo sus motores para seguir ascendiendo hasta apagarlos y dejarse ir ‘al ralentí’ durante más de 40 minutos. En esos momentos probaron también la puerta de salida que SpaceX ha diseñado para lanzar los satélites Starlink 2, un especie de agujero de buzón por los que irán saliendo uno a uno cuando Starship esté plenamente operativo y comience a repartirlos.

Después llegó el momento clave: la reentrada. El Starship maniobró para cambiar su trayectoria usando sus tres motores móviles, lanzándolo en una caída con la panza forrada de placas térmicas diseñadas para evitar que la nave se desintegrase. La maniobra fue un éxito y la nave comenzó a descender usando sus alas plegables.

placeholder La nave en pleno ascenso. (SpaceX)
La nave en pleno ascenso. (SpaceX)

Por primera vez, la nave envió datos usando la red Starlink mientras descendía, evitando en parte el período de ‘blackout’, cuando envuelta en el plasma de la reentrada no puede enviar señales de radio a la Tierra. La nave envió el vídeo de alta resolución a la Tierra que podéis ver en la transmisión sobre estas líneas y en un momento dejó de emitir, cuando se perdieron las señales de radio y Starlink simultáneamente.

placeholder Momento justo de la separación en caliente. (SpaceX)
Momento justo de la separación en caliente. (SpaceX)

La etapa Super Heavy tuvo un descenso casi perfecto, controlando totalmente su trayectoria usando sus aletas por primera vez, igual que lo hacen los cohetes Falcon 9.

En qué han fallado

Pero no todo fueron buenas noticias, aunque SpaceX ya se lo esperaba. Cuando fue el momento de encender sus cohetes Raptor para ralentizar su descenso, sólo uno se activó y el Super Heavy terminó perdiéndose. La compañía todavía no ha difundido el por qué ni el qué pasó exactamente, así que no sabemos si se estrelló en el mar o se desintegró al intentar reiniciar el resto de motores.

placeholder A la izquierda, Super Heavy en pleno descenso. A la derecha, Starship volando. (SpaceX)
A la izquierda, Super Heavy en pleno descenso. A la derecha, Starship volando. (SpaceX)

El Starship tampoco llegó a su objetivo final de amerizar en el Atlántico. Aunque SpaceX no tenía planeado recoger el cohete, que estaba destinado a estrellarse a baja velocidad y hundirse en el océano, la nave nunca emergió del ‘blackout’ de la reentrada. SpaceX tampoco ha revelado el motivo, apuntando que lo anunciarán cuando realicen un análisis de los datos. Todo parece indicar que la nave se desintegró durante la reentrada.

placeholder La reentrada del Starship. (Space X)
La reentrada del Starship. (Space X)

Habrá que esperar que la misión 4 triunfe donde falló ésta, cumpliendo una vez más con la filosofía de la compañía de ‘construir rápido, fallar, aprender y volver a construir’.

A la tercera va la vencida. SpaceX ha conseguido llegar a órbita con la colosal nave espacial que en un futuro próximo nos llevará a la Luna y Marte: Starship se ha convertido en la nave espacial más grande que jamás ha llegado al espacio, mayor que el Saturno V y las naves del programa Apolo. Y también la más rápida, volando a más de 230 kilómetros de altura superando los 26.000 kilómetros por hora. Pero aún hay más: la nave realizó la reentrada con éxito y probó varias tecnologías claves para llegar al planeta rojo.

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