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El éxito de Starship se construyó sobre el mayor fracaso de la Unión Soviética
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Musk gana la partida a Korolev

El éxito de Starship se construyó sobre el mayor fracaso de la Unión Soviética

Motores nuevos y el cohete más potente de la historia por probar. Para Elon Musk y sus ingenieros, no explotar en la plataforma de lanzamiento ya era todo un éxito. Sobre todo si se tira de historia

Foto: El N-1 en fabricación.
El N-1 en fabricación.
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La nave espacial más grande y potente jamás construida por el ser humano superó la torre de lanzamiento, impulsada por 33 motores con el doble de empuje del cohete Saturno V que llevó a la humanidad a la Luna. El bólido ascendía a 1,7 veces la velocidad del sonido cuando llegó al punto en el que debía separarse de su primera etapa. En ese momento, su fuselaje cromado, negro y blanco comenzó a girar descontroladamente antes de explotar en una bola de fuego del tamaño del ego de Elon Musk. Inesperadamente, todo el mundo en el control de tierra de la Starbase de SpaceX, en Boca Chica, Texas, vitoreó la explosión, gritando y aplaudiendo como si Estados Unidos hubiera ganado la Copa del Mundo.

El resto del mundo se quedó de piedra. ¿Por qué aplauden? ¿Están locos? Una máquina que ha costado 3.000 millones de dólares se desintegra sobre el Atlántico, sin alcanzar la órbita, y mucho menos volver a la Tierra como estaba programado y toda esta gente, que se ha dejado incontables noches sin pegar ojo durante años de sangre, sudor, y berridos de Musk, se pone a pegar gritos de alegría. Estos americanos están como cabras, dijeron muchos.

Foto: Una representación de una señal de radio rápida repetitiva (ESO/M. Kornmesser)

Y, sin embargo, tenían buenas razones para alegrarse. Este fracaso aparentemente espectacular ha sido en realidad un éxito enorme. Habría sido mucho mejor si hubiera completado todos los objetivos de su misión, claro. Seguramente, los que pegaban gritos de júbilo deseaban con toda su alma una victoria por K.O., aun sabiendo que las estadísticas estaban en su contra. El propio Musk dijo hace unos días que sólo tenían un 50% de posibilidades de éxito: "No digo que llegue a la órbita, pero garantizo emoción, ¡así que no será aburrido!".

Para Musk y su banda de ingenieros, no explotar en la plataforma de lanzamiento ya era algo bueno. Superar con éxito el punto de Max q — cuando el cohete experimenta su nivel máximo de vibración — era oro puro. Así que alcanzar el punto de separación de la etapa, aunque fallase, fue la guinda del pastel, como dijeron los comentaristas de SpaceX en la retransmisión en directo. Por mucho que le tenga asco al soberbio Musk con la intensidad de mil millones de estrellas, éste fue sin duda un gran paso adelante en sus planes de convertirse en Emperador de Marte.

placeholder Despegue del Starship. (SpaceX)
Despegue del Starship. (SpaceX)

El cohete lunar soviético 2.0

Lo explica claramente a la CNN el administrador de la NASA, Bill Nelson: "Parece que han superado la primera etapa de este gran cohete monstruoso. Es un verdadero logro. Tendremos un informe sobre lo que pasó con la segunda etapa, pero me anima que hayan llegado tan lejos". Nelson dice esto porque, aunque Starship pueda parecer simplemente una versión a lo grande de los exitosos y seguros cohetes reutilizables Falcon 9, no hay nada más lejos de la realidad. Starship y Falcon son dos bestias salvajemente diferentes y Musk ha hecho una apuesta extremadamente arriesgada con este nuevo diseño.

En primer lugar, los motores de Starship son totalmente nuevos. Los Raptor — como se llaman — queman "metalox", una mezcla de metano líquido criogénico y oxígeno líquido, mientras que los cohetes Falcon utilizan motores Merlin que emplean una combinación de oxígeno líquido y petróleo refinado (RP-1). La compañía ya los ha probado antes, con un éxito notablemente desigual.

Pero, obviamente, SpaceX nunca había intentado pisar el acelerador y despegar con 33 motores al mismo tiempo, que es el número total de Raptors que propulsan la etapa Super Heavy de la Starship.

La única organización que intentó una proeza así fue la Unión Soviética, cuando el legendario Sergei Korolev — el padre del programa espacial comunista — intentó una hazaña similar para plantar la bandera roja en la Luna con su cohete N1. Una máquina que, aunque fallida, era hasta ahora el cohete más potente jamás construido por delante del Saturno V norteamericano.

De forma parecida al Starship, el N1 utilizaba 30 motores, en lugar de los cinco de la primera etapa usada en el programa Apollo. Sus motores NK-1 eran mucho menos potentes que los legendarios Rocketdyne F-1 pero los soviéticos pensaban que eran una mejor solución que contar con sólo cinco motores. Fue un enorme error por parte de Korolev y su equipo, que pronto comprobaron que el NK-1, además de su fallida computadora de control, era el talón de Aquiles de un diseño que en esa época resultó ser totalmente descabellado. La tecnología, sencillamente, no estaba a la altura de la complejidad que requería una máquina de este calibre.

Con el N-1, cuando fallaba un motor, había que apagar otro en el lado opuesto para mantener el empuje simétrico y que la nave no se desviara de su trayectoria. Los motores fallaron y la nave fracasó estrepitosamente cinco veces, hasta que fue cancelada en 1974, mucho después de que Estados Unidos ganara la carrera espacial. Su segundo lanzamiento, de hecho, representa la peor pesadilla de Musk: un fallo en uno motor disparó una reacción en cadena que hizo que el cohete cayera sobre la plataforma de lanzamiento segundos después de despegar, provocando la mayor explosión no nuclear de la historia. Los escombros llegaron a varios kilómetros de distancia. 91 personas murieron en el cosmódromo de Baikonur. Fue el mayor desastre de la historia de la exploración espacial.

placeholder Imagen del Super Heavy con cinco motores apagados en el minuto 1:21 de vuelo a una velocidad de 872 km/h. (SpaceX)
Imagen del Super Heavy con cinco motores apagados en el minuto 1:21 de vuelo a una velocidad de 872 km/h. (SpaceX)

El cohete de SpaceX usa 33 motores, tres más que el N1. Los Raptor son infinitamente más fiables pero aún así, pueden fallar. En este vuelo, hasta ocho unidades dejaron de funcionar. El cohete, sin embargo, siguió subiendo gracias a los sistemas de control electrónico capaces de modificar la posición de los motores restantes para compensar cualquier desviación en la trayectoria causada por el empuje asimétrico resultante. En el caso de Starship, sólo falló la separación. Pero ha sido una gran victoria para Musk y su equipo y también para el legendario Korolev: la idea funciona.

placeholder Vista de los motores del N-1 soviético.
Vista de los motores del N-1 soviético.

"Largo camino por recorrer"

Como dijo Nelson, "así es como actúa SpaceX. Prueban las cosas. Las hacen funcionar al máximo. A veces explota". Ésta es la mentalidad de Silicon Valley que hizo de SpaceX un éxito. Ahora tenemos que ver si este método funciona también para Starship. Y también si lo hace a tiempo: Musk tiene que cumplir su compromiso con la NASA de fabricar una versión especial de Starship — llamada Starship HLS (Human Landing System) — para llevar astronautas a la superficie de la Luna cuando lancen el Artemis III.

placeholder La misión Artemis III necesitará un Starship en órbita lunar para que los astronautas puedan bajar a su superficie. (NASA)
La misión Artemis III necesitará un Starship en órbita lunar para que los astronautas puedan bajar a su superficie. (NASA)

Esto podría ser un problema. Siempre fanfarrón, Musk anunció en 2021 que Starship despegaría en enero de 2022. Llegó ese mes y no pasó nada. Luego, en febrero de 2022, SpaceX anunció su intención de lanzarlo en marzo de ese año, con 400 satélites Starlink a bordo. El lanzamiento no se ha producido hasta el 20 de abril de 2023. Más de un año de retraso.

Pero Nelson cree que conseguirán que la NASA tenga su HLS a tiempo (aunque quizás lo piense porque Artemis no deja de sufrir constantes retrasos). Al final, dijo, "les queda mucho camino por recorrer, pero éste es un buen comienzo".

La nave espacial más grande y potente jamás construida por el ser humano superó la torre de lanzamiento, impulsada por 33 motores con el doble de empuje del cohete Saturno V que llevó a la humanidad a la Luna. El bólido ascendía a 1,7 veces la velocidad del sonido cuando llegó al punto en el que debía separarse de su primera etapa. En ese momento, su fuselaje cromado, negro y blanco comenzó a girar descontroladamente antes de explotar en una bola de fuego del tamaño del ego de Elon Musk. Inesperadamente, todo el mundo en el control de tierra de la Starbase de SpaceX, en Boca Chica, Texas, vitoreó la explosión, gritando y aplaudiendo como si Estados Unidos hubiera ganado la Copa del Mundo.

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