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Un estudio demuestra que lo que sabemos sobre la estructura interior del Sol puede ser erróneo
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según un nuevo estudio

Un estudio demuestra que lo que sabemos sobre la estructura interior del Sol puede ser erróneo

Una nueva técnica de medición ha permitido obtener un tamaño de radio solar distinto al conseguido por el método tradicional, poniendo en duda lo que sabemos sobre su estructura interior

Foto: Eclipse solar anular desde la provincia de Cocle, en Panamá. (EFE Bienvenido Velasco)
Eclipse solar anular desde la provincia de Cocle, en Panamá. (EFE Bienvenido Velasco)

Un equipo de investigadores ha utilizado una nueva técnica para medir el Sol que ha confirmado una hipótesis de los años 90. El equipo no solo ha visto que nuestra estrella es más pequeña de lo que nos pensábamos hasta ahora, sino que, además, esa diferencia de tamaño puede demostrar que su comportamiento y estructura interna tampoco cuadran con nuestro conocimiento actual.

Para medir el tamaño del radio del Sol, los científicos se han fijado tradicionalmente en la fotosfera, es decir, la parte que emite luz. Estas mediciones se hacen observando directamente a nuestra estrella, generalmente durante los eclipses.

Sin embargo, durante los años 90, se empezaron a medir las ondas sonoras que atraviesan el Sol y a analizar las vibraciones y oscilaciones que allí se producen, las conocidas como frecuencias de modo f. Esta técnica dio como resultado un tamaño ligeramente inferior al que se obtiene normalmente con la medición de la fotosfera.

Ahora, los investigadores Douglas Gough, de la Universidad de Cambridge, y Masao Takata, de la Universidad de Tokio, han decidido calcular el radio solar utilizando un tipo de onda sonora que no habíamos empleado hasta ahora. Sus cálculos, recogidos en este artículo científico todavía pendiente de fecha de publicación, coinciden con los que arrojan las mediciones con las frecuencias de modo f.

Cómo lo han conseguido

Para las nuevas mediciones, los investigadores han utilizado las llamadas frecuencias de modo p, unas ondas de mayor frecuencia también conocidas como ondas de presión. Las ondas sonoras que retumban a través de las capas superiores del sol producen unas oscilaciones que pueden atravesar rápidamente las capas más profundas de nuestra estrella, lo que las hace insensibles a la influencia de la rotación del núcleo solar.

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En sus cálculos, los investigadores han medido la distancia desde el centro del Sol hasta un punto específico bajo la fotosfera en el que se produce un cambio repentino en la velocidad de la circulación del plasma. El resultado es que el radio fotosférico es en realidad ligeramente menor de lo que supone la medida directa utilizada tradicionalmente. Esto, según los investigadores sugiere dos cosas: que la medición con frecuencias de modo f es correcta y que nuestra comprensión del interior del Sol es aún incompleta.

Repensando nuestro conocimiento del Sol

La variación entre estas nuevas mediciones y las que se realizan tradicionalmente de la fotosfera es muy pequeña, de apenas unas pocas centésimas de punto porcentual. Sin embargo, los investigadores aseguran que esa distancia es lo suficientemente grande como para alterar las propiedades que le suponemos al Sol basándonos en las vibraciones recogidas por su sismología.

"Las inferencias sismológicas dicen cosas relacionadas con las reacciones nucleares, la composición química y la estructura básica del Sol" , afirma Gough en declaraciones para New Scientist. Estos nuevos datos, dicen los investigadores, permitirán a los científicos reinterpretar otra propiedad del Sol, la denominada inversión de la velocidad del sonido. Esto sugiere que las posiciones de la fotosfera y las capas situadas bajo ella (ordenadas según su densidad) no coinciden exactamente con el modelo estándar que tenemos actualmente del Sol.

Un equipo de investigadores ha utilizado una nueva técnica para medir el Sol que ha confirmado una hipótesis de los años 90. El equipo no solo ha visto que nuestra estrella es más pequeña de lo que nos pensábamos hasta ahora, sino que, además, esa diferencia de tamaño puede demostrar que su comportamiento y estructura interna tampoco cuadran con nuestro conocimiento actual.

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