La NASA captura una imagen única de la Tierra, la Luna y su nave Orión

La nave Orion ha llegado al punto más alejado de la Tierra durante la madrugada española y ha capturado esta imagen para la historia, casi tan icónica como Earthrise o Pale Blue Dot. Hacía tiempo que no veía una fotografía tan asombrosa y sobrecogedora al mismo tiempo.

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Jesús Díaz

Ensimismados en nuestras miserias diarias, en nuestras rencillas de patio de escalera, nuestras guerras culturales absurdas y las guerras reales aún más absurdas, es fácil olvidar quiénes somos realmente en este teatro estelar. Al fin y al cabo, nuestra existencia es insignificante a pesar del afán de poder y notoriedad que consume a buena parte de la humanidad. Nuestra historia de la “civilización” representa una fugaz fracción de una billonésima parte del tiempo transcurrido desde el comienzo del universo. Como individuos, para el universo nuestros logros más significativos son aún menos relevantes de lo que una amoeba lo es para nosotros.

Esta imagen captura perfectamente la soledad del ser humano en el universo. La magnífica desolación de la Luna, que dijo Buzz Aldrin junto a la perla azul del único lugar con vida que conocemos en el cosmos. Dos bolas de elementos forjados en los corazones de estrellas muertas hace miles de millones de años, perdidas en la negra inmensidad del vasto océano del universo.

Es difícil para el cerebro humano comprender este concepto y más aún aceptar las consecuencias del mismo. Si lo pudiéramos hacer, si hiciéramos el ejercicio de mirar esta imagen por un momento y realmente tener presente su significado, quizás podríamos dejarnos de pantomimas, de carreras armamentísticas y rivalidades absurdas. Quizás podríamos apreciar al prójimo y colaborar por el bien común localmente y a escala planetaria. Es precisamente esta perspectiva del universo la que debería hacernos tomar conciencia de lo preciosas que son nuestras vidas, aquí, ahora, contra el oscuro vacío que nos rodea.

Decía Carl Sagan que la astronomía es una experiencia que conduce a un profundo sentimiento de humildad que te construye como ser humano. Como en tantas otras cosas, esta imagen vuelve a demostrar que el sabio astrofísico de Brooklyn tiene toda la razón.