La sanciones a Rusia se vuelven contra Elon Musk y el coche eléctrico
Las sanciones afectan seriamente a la industria de fabricación de baterías y los fabricantes tendrán que subir precios, afectando el futuro del coche eléctrico y la producción de CO₂
La invasión rusa de Ucrania amenaza también la producción de las baterías para coches eléctricos y su futuro, engrosando la larga lista de graves efectos humanitarios y económicos que el imperialismo de Vladímir Putin ha infligido a todo el planeta.
Ahora mismo, una compañía rusa es responsable del 20% de la producción mundial de níquel de gran pureza clase 1, un material fundamental para la fabricación de baterías de coches eléctricos. Sin níquel de esta clase, no hay coche eléctrico. En consecuencia, las represalias occidentales impuestas al país invasor han disparado su precio en los mercados internacionales: un salto de más del 30% solo en el día de ayer, lo que representa un nuevo récord sin precedentes.
Rusia también es el segundo productor mundial de aluminio detrás de China, lo que también ha elevado radicalmente el precio de este metal. Como el níquel, el litio o el cobalto, el aluminio es fundamental en la producción de baterías y otros componentes electrónicos.
Se disparan los precios
A esto se le une el gran incremento sostenido del precio del litio, un metal muy escaso del que solo quedan reservas hasta 2040. El aumento de su precio no viene de la guerra de Ucrania —el litio se extrae principalmente en Australia, Chile, Argentina y China—, sino del drástico aumento de la demanda causada por la explosión de la producción de los coches eléctricos de baterías. Ahora mismo, estos coches suponen el 9% de todas las ventas mundiales.
El aumento del coste del litio y otras materias primas ya había motivado el incremento del precio de los coches. Como apunta el 'South China Morning Post', Tesla aumentó el precio de su Model 3 un 18% en los Estados Unidos. En este mercado, afirman, el precio medio de un vehículo eléctrico fue de 63.000 dólares comparado con la media industrial de 46.000 dólares.
Ahora, el aumento de los precios del níquel y el aluminio añadirá aún más presión sobre estos precios que están fuera del alcance de la mayoría de personas, motivando una ralentización o estancamiento del mercado, lo que a su vez afectará a los objetivos de reducción de CO₂ de Occidente y China. Según un estudio en 2021 de los analistas de OC&C Global Speedometer, apunta el SCMP, solo un aumento de 500 dólares en el precio final haría que más la mitad de conductores no compren un vehículo eléctrico.
El callejón sin salida del coche de baterías
Aunque obviamente la guerra también está afectando al precio de la gasolina y el diésel, la gran sensibilidad a los precios de las materias primas del coche eléctrico de baterías es una nueva prueba de que no son la solución para nuestras necesidades de transporte limpio, barato y eficiente.
La escasez de estos materiales es la clave para entender por qué. Tampoco hace falta una guerra para comprenderlo: solo el litio representa un problema inabarcable e imposible de solucionar porque sencillamente no hay más litio en el mundo. El mundo cuenta con unas reservas estimadas de unos 73 millones de toneladas. En 2022 se estima ya un déficit de 5.000 toneladas y, según Bloomberg, “los expertos sugieren que necesitaremos 20 veces el nivel de producción actual en los próximos 10 años”. Y todas las tecnologías de baterías alternativas sin litio están en fase experimental, a décadas de la producción industrial, o son incluso más caras que las actuales.
A finales de 2021, la tonelada de carbonato de litio costaba ya 32.600 dólares, lo que representó un incremento del 413% en menos de un año. El crecimiento del precio como también sigue el crecimiento de la huella de CO₂ y la contaminación tóxica que conlleva su extracción y uso, como apunta este artículo publicado por 'The Guardian'. Mirando los datos fríamente, estamos cambiando la lacra geopolítica y medioambiental del petróleo por un nuevo orden más nocivo que el actual.
Aún optimizando al 100% el reciclaje de las baterías actuales, los expertos ponen la fecha de caducidad del litio en 2100. De ahí la necesidad de nuevos tipos de baterías, vehículos de hidrógeno verde, coches de combustión más eficientes y limpios que los actuales, o una combinación de todo. Pero ponernos a producir coches de baterías de litio como si no hubiera mañana, sin tener en cuenta su coste real a todos los niveles, es totalmente absurdo. Las consecuencias de esta invasión militar rusa son la última prueba de su debilidad.
La invasión rusa de Ucrania amenaza también la producción de las baterías para coches eléctricos y su futuro, engrosando la larga lista de graves efectos humanitarios y económicos que el imperialismo de Vladímir Putin ha infligido a todo el planeta.