China también asusta a EEUU en la carrera espacial
Estados Unidos tiene miedo de que China les arrebate el liderazgo de la exploración del sistema solar y quiere acelerar el desarrollo de nuevos motores nucleares para evitarlo
El gobierno de los Estados Unidos y la NASA tienen miedo de que China les arrebate el liderazgo de la exploración del sistema solar. Lo acaban de anunciar en el subcomité del espacio y la aeronáutica del congreso de los Estados Unidos, con el título “Acelerando los viajes al espacio profundo con propulsión espacial nuclear”.
Durante el comité, el consejero para la financiación y prespuesto de la NASA Bhavya Lal fue muy claro: “competidores estratégicos incluyendo China están invirtiendo agresivamente en un gran número de tecnologías espaciales, incluyendo la energía y propulsión nuclear".
Lal señaló la urgente necesidad de desarrollar naves nucleares rápidamente para garantizar la hegemonía espacial norteamericana en la nueva carrera a la Luna, Marte y el cinturón de asteroides, algo que también recalcaron los congresistas en el panel: “si los Estados Unidos quiere liderar una misión tripulada a Marte en serio, no hay tiempo que perder”.
Miedos inventados...
Hay una parte de esta retórica que suena hueca, pensada para meter miedo y sacar más dinero de las arcas norteamericanas. Es verdad que China ha avanzado a pasos agigantados y que está engarzando un éxito tras otro en su carrera espacial pero, tecnológicamente, todavía están muy por detrás de la NASA en todo tipo de tecnología.
También a nivel de presupuesto están muy por detrás: el de la NASA en 2022 pasará seguramente de los 22.000 millones de dólares. El de China fue de 8.900 millones en 2021 y será mayor en el 2022, pero todavía por detrás del americano.
... y miedos muy reales
Pero la NASA tiene un grandísimo número de misiones científicas tanto en órbita terrestre como por todo el sistema solar que absorben la mayoría de ese prespuesto. Misiones de ciencia pura y aplicada disponibles para científicos y organizaciones de todo el planeta que sirven para todo: vigilar la atmósfera por el cambio climático, monitorización de tierras agrícolas y ganaderas de todo el planeta, la exploración de Marte, Saturno, Jupiter o Plutón, la búsqueda del origen de la vida en asteroides primigenios, la alerta temprana contra asteroides o la vigilancia del sol para evitar el colapso de la civilización son algunas de las imponentes tareas de Hércules que gestiona esta organización. La parte dedicada al desarrollo de nuevos motores es ridícula comparada con el enorme peso de todas esas misiones pacíficas.
China, sin embargo, está exclusivamente enfocada en su plan imperialista para llegar a Marte y a los asteroides antes que nadie con fines claramente económicos, geopolíticos y propagandísticos. Todo su programa, casi el 100% de cada yuan gastado, está enfocado a este fin que sólo beneficia a su país.
El lanzamiento de un planeador hipersónico con cabeza nuclear ha pillado a los Estados Unidos y al resto del mundo totalmente por sorpresa. Nadie, absolutamente nadie cría que China estuviera cerca de poseer un vehículo de estas características. Esto ha caído como un jarro de agua fría en Washington y les han entrado dudas: se están preguntando si los avances espaciales chinos van más allá de lo que el discreto gobierno de Pekín deja ver en su propaganda.
Acelerar el desarrollo de motores nucleares
China ya ha anunciado que su objetivo es crear una flota de naves espaciales reutilizables con propulsión nuclear, desarrollando motores de iones de gran potencia que serían capaces de poner a la potencia en Marte en sólo 39 días. Por ahora, parece que van cumpliendo objetivos: su estación espacial utiliza motores de iones para mantenerse en órbita y maniobrar de una forma mucho más eficiente que los propulsores químicos de la Estación Espacial Internacional.
La agencia espacial norteamericana tiene ya un programa dedicado al desarrollo de motores nucleares, con un presupuesto de 100 millones de dólares que es patentemente ridículo para conseguir objetivos a corto plazo o medio plazo. Su idea no es utilizar motores de iones — como los chinos — ni pequeñas explosiones nucleares — como en los 50 investigaron en el proyecto Orión.
Esta vez quieren usar propulsión nuclear térmica, un sistema que genera calor que es transferido a un líquido que se transforma en gas. El gas sale a presión por las toberas traseras de la nave y genera un impulso que mueve la nave hacia adelante. En teoría, esto lograría una mayor velocidad sobre una mayor masa que los motores de iones, a los que todavía les quedan muchos retos tecnológicos que resolver.
Muchos retos y poco presupuesto
Pero la idea de la NASA también tiene sus retos. Se requieren nuevos materiales y soluciones que, aunque durante el panel se declararon como fácilmente solucionables, requieren bastante más que esos 100 millones o los cinco millones que hace poco repartió el Departamento de Energía a tres compañías para que presentaran estudios preliminares sobre un reactor nuclear espacial.
Al final, la conclusión del panel fue clara: si los Estados Unidos quieren seguir siendo líderes en la exploración del sistema solar y su eventual colonización, la NASA debe acelerar la investigación en motores nucleares sin más dilación para poder mantenerse por delante de China. De lo contrario, perderán la nueva carrera espacial. Y esta vez no se trata de hacerse la foto y volver, sino llegar para quedarse. En Marte, en la Luna, en el cinturón de asteroides y más allá.
No sólo está en juego la hegemonía planetaria e interplanetaria de unas potencias o coaliciones de países, sino los principios democráticos más o menos imperfectos de americanos y europeos, contra el régimen dictatorial chino, sin ningún respeto a los derechos humanos.
El gobierno de los Estados Unidos y la NASA tienen miedo de que China les arrebate el liderazgo de la exploración del sistema solar. Lo acaban de anunciar en el subcomité del espacio y la aeronáutica del congreso de los Estados Unidos, con el título “Acelerando los viajes al espacio profundo con propulsión espacial nuclear”.