La previsión de la NASA para la expansión por el sistema solar hasta 2100
Según ingenieros del Jet Propulsion Laboratory, es muy probable que a este ritmo de desarrollo tengamos colonias en lunas más allá del cinturón de asteroides antes de 2100
Un grupo de científicos de la NASA ha creado un modelo de simulación que predice cuándo estableceremos colonias en Marte, el cinturón de asteroides, las lunas de los planetas jovianos y destinos en otros sistemas estelares. El resultado es una línea temporal tan fascinante como esperanzadora para evitar el Gran Filtro, la extinción total de la humanidad.
El modelo — desarrollado en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, California — utiliza el incremento del poder computacional en la Tierra como la base principal para sus proyecciones. Su razonamiento está basado en la historia de las seis primeras décadas de exploración espacial: el poder de los ordenadores, afirman, ha sido siempre el factor clave en el desarrollo de nuevas tecnologías y misiones espaciales.
Los científicos argumentan que hay una correlación entre la expansión de las misiones y la potencia de las máquinas utilizadas no sólo en las naves sino también en su planificación. A más potencia de cálculo, aseguran, mayor capacidad para resolver problemas de mayor complejidad que resultan en el desarrollo de las nuevas tecnologías necesarias para la colonización de cuerpos celestes más allá de la órbita marciana.
Evitar el Gran Filtro
Como dice el estudio y otras luminarias — como Stephen Hawking, Richard Feynmann o el propio Elon Musk — la colonización de otros planetas, asteroides y lunas dentro y fuera del sistema solar es imperativa para evitar el Gran Filtro.
El Gran Filtro es cualquier evento que pueda acabar con una civilización inteligente antes de que esta civilización pueda extenderse más allá de su planeta de origen: la autodestrucción en una guerra planetaria, una pandemia imparable o el colapso total por eventos cataclísmicos como la erupción de un supervolcán, el impacto de un asteroide o el propio cambio climático, por poner varios ejemplos.
La teoría del Gran Filtro surge como explicación a la paradoja de Fermi, que apunta a la contradicción que hay entre los cálculos de vida en el universo según modelos como la ecuación de Drake y la falta de contacto con civilizaciones extraterrestres. Básicamente se reduce a una pregunta: si la vida inteligente puede surgir en billones de planetas, ¿por qué todavía no hemos podido tener contacto? La respuesta es tan obvia como deprimente.
El estudio ha aplicado su modelo de simulación a nueve posibles misiones: cinco en el sistema solar y cuatro en otros sistemas estelares. Estas son sus conclusiones.
La Luna: finales de 2020
Éste es el destino más cercano y obvio. Tenemos una gran probabilidad de establecer bases y eventualmente una presencia más amplia. Las misiones proyectadas de la NASA y China están, en teoría, a la vuelta de la esquina, respectivamente a finales de 2020 y 2030.
Marte: finales de 2030
Sus cálculos indican que el primer aterrizaje humano en la superficie marciana ocurrirá a finales de 2030. Su conclusión es que podemos esperar una colonia autosuficiente antes del fin del siglo 21 porque no sólo es económicamente viable sino también beneficioso. Estiman que habrá por lo menos una colonia totalmente privada.
Cinturón de asteroides: mediados de 2060
Según el modelo, la primera misión tripulada al cinturón de asteroides ocurrirá a mediados de la década de 2060, con colonias posibles en décadas siguientes en Ceres, Pallas y Vesta. También hablan de operaciones de minería robotizadas, como a las que apunta China o la propia NASA, que el 16 de octubre lanzó su misión Lucy para la observación de asteroides primigenios en busca del origen de la vida y que en 2022 lanzará una misión robótica orbital al asteroide Psyche, que está cargado de metales preciosos claves para la industria terrestre.
Lunas de Júpiter: mediados de los 2070
El modelo del JPL estima que las primeras misiones tripuladas al sistema joviano se lanzarán a mediados de la década del 2070, aunque previamente la NASA realizó una proyección a su juicio demasiado optimista para llegar a Calisto a mediados de 2040. Según el estudio, ni Europa ni Ganímedes pueden ser objeto de colonización por la fuerte radiación de Júpiter. Pero Calisto es un candidato sólido para el establecimiento de una colonia antes de 2100 a partir de varias misiones robóticas de exploración que se lanzarán en 2022 — el Explorador de Lunas Heladas de la ESA — y en 2026 — con el Europa Clipper de la NASA.
Lunas de Saturno: mediados de los 2080
Finalmente en el sistema solar están las lunas de Saturno. El modelo calcula que la primera misión humana llegará a mediados de 2080 con dos posibles objetivos: Titán y Encélado. El último es especialmente interesante para una posible colonización debido a la evidencia de un océano de agua subterráneo en la zona del polo sur y la baja radiación proveniente de Saturno.
Otros sistemas estelares: mediados del siglo 23
La colonización de otros sistemas estelares es mucho más difícil. Sus cálculos estmiman la primera misión tripulada al sistema Próxima Centauri a mediados del siglo 23, sin duda demasiado lejano para que le importe a cualquier humano nacido en 2021.
A partir de esta primera misión, afirman, el modelo estima un crecimiento exponencial con misiones a sistemas solares más lejanos en las siguientes décadas a partir del lanzamiento a Próxima. Tau Ceti — a 12 años luz de distancia — sería el siguiente objetivo lógico que ocurriría dos o tres décadas más tarde. Veinte años después podría haber un lanzamiento al sistema Trappist, aseguran, a 40 años luz de la Tierra.
Finalmente, su modelo predice que el primer viaje de una punta a otra de la Vía Láctea ocurriría a finales del siglo 24.
La inevitabilidad del desastre global y la necesidad de la expansión
Sea o no acertado el modelo, lo que está claro es que el ser humano necesita expandirse más allá de la Tierra. El argumento facilón de los ignorantes y populistas es que debemos concentrarnos en resolver los problemas que tenemos aquí, en nuestro planeta. Que debemos abandonar el programa espacial para concentrarnos en solucionar los problemas terrestres como si la decisión fuera binaria.
Pero eso es una falacia. La opción entre resolver los problemas de la Tierra y asegurar la supervivencia de la especie ante eventos apocalípticos inevitables no es binaria. La realidad es que, hoy en día, la exploración espacial supone una fracción estadísticamente insignificante del producto bruto a nivel global, una gota imperceptible en un océano de gasto. No sólo eso: esa diminuta inversión ha tenido un efecto claramente positivo en la solución de problemas terrestres, desde la ayuda a la agricultura a la detección de problemas como el cambio climático o el agujero de ozono.
De hecho, la idea misma de que vivimos en un planeta único e irremplazable, sólos en la inmensa negrura del espacio, vino de las misiones Apolo. Sus imágenes provocaron una consciencia planetaria sin igual hasta ese momento que derivó en la creación de entidades como Médicos Sin Fronteras, el movimiento ecológico o que el mismísimo Nixon — un auténtico maleante al que sólo le faltaban la cola y los cuernos — estableciera el Acta de Agua Limpia y la Agencia Federal del Medioambiente en los Estados Unidos.
Por los datos que tenemos hasta ahora, los científicos sospechan que es fácil llegar al punto de vida inteligente en el que estamos pero casi imposible sobrevivir hasta el punto de realizar contacto con otras civilizaciones. Hagamos lo que hagamos con la nuestro planeta, habrá un Gran Filtro en el futuro. La conclusión lógica debemos convertirnos en una especie multiplanetaria. “Actualmente, tenemos todos los huevos en la misma cesta”, como apunta el estudio, “y expandirnos a otros planetas es nuestra única oportunidad de preservar la civilización de un desastre planetario” que es estadísticamente inevitable.
Como decía Carl Sagan en su libro The Pale Blue Dot, si la Humanidad ha logrado sobrevivir una y otra vez la extinción como especie desde que salimos de África es por el impulso de unos cuantos en moverse más allá de la confortable aldea, el villorrio o la ciudad.
El vídeo sobre estas líneas ilustra perfectamente tanto las bellas y lógicas palabras de Sagan como las conclusiones de este estudio del JPL (tiene subtítulos en español disponibles). “Largos veranos, suaves inviernos, ricas cosechas, caza abundante — nada de eso dura para siempre,” escribía el científico también del JPL. “Está más allá de nuestro poder el predecir el futuro. Los eventos catastróficos tienen la capacidad de aproximarse sigilosamente, de cazarnos desprevenidos. Tu propia vida, la de tu banda, o incluso la de tu especie puede deberse a unos cuantos incansables — atraídos por un deseo que difícilmente pueden articular o comprender, hacia tierras sin descubrir y nuevos mundos”. Amén.
Un grupo de científicos de la NASA ha creado un modelo de simulación que predice cuándo estableceremos colonias en Marte, el cinturón de asteroides, las lunas de los planetas jovianos y destinos en otros sistemas estelares. El resultado es una línea temporal tan fascinante como esperanzadora para evitar el Gran Filtro, la extinción total de la humanidad.