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Hallan niños con síndrome de Down de hace 5.000 años: por qué los enterraban con lujos
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Dos sitios arqueológicos en Navarra

Hallan niños con síndrome de Down de hace 5.000 años: por qué los enterraban con lujos

Primer caso de síndrome de Edwards identificado en restos arqueológicos y otros tres más de síndrome de Down en yacimientos de la Edad del Hierro, una acumulación asombrosa

Foto: Uno de los niños enterrados en Las Eretas, Navarra. (Gobierno de Navarra/J. L. Larrión)
Uno de los niños enterrados en Las Eretas, Navarra. (Gobierno de Navarra/J. L. Larrión)
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El análisis ADN de restos arqueológicos, a través de nuevas técnicas, no deja de dar sorpresas a los historiadores en los últimos tiempos. La más reciente acaba de publicarse en Nature Communications. Tras analizar casi 10.000 genomas de esqueletos antiguos procedentes de yacimientos de distintos países de los últimos 5.500 años, una investigación liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania ha identificado varios casos de niños europeos con trastornos cromosómicos en el pasado: seis de síndrome de Down y uno de síndrome de Edwards.

Sin embargo, lo más curioso es que tres de los seis casos de síndrome de Down pertenecen a dos sitios arqueológicos de Navarra (Alto de la Cruz, en la localidad de Cortes, y Las Eretas, en Berbinzana), donde tan solo se habían analizado unas pocas decenas de individuos. Todos pertenecen a la Edad del Hierro (en el primer milenio antes de Cristo, en concreto, entre los años 800 y 400 a. C.). Además, también apareció en el Alto de la Cruz y en la misma época el primer caso documentado de síndrome de Edwards a partir de restos prehistóricos, que se da a conocer en este mismo trabajo.

Foto: Ilustración del artista que representa simbólicamente los resultados de la investigación.  (Sayo Studio)

Las personas con trisomía cromosómica llevan tres copias de un cromosoma en sus células en lugar de dos. La más conocida es la trisomía del cromosoma 21, que produce síndrome de Down y que, hoy en día, afecta a uno de cada mil nacimientos. La trisomía del cromosoma 18, responsable del síndrome de Edwards, es aún menos frecuente, ya que surge menos de un caso por cada 3.000 nacimientos. Por eso, los expertos aún no se explican cómo es posible que en unas pocas tumbas infantiles navarras hallan aparecido tantos.

Asimismo, hay otro detalle muy llamativo: estos niños, que posiblemente nacieron muertos o fallecieron muy poco tiempo después de nacer, recibieron el privilegio de ser enterrados dentro de las casas después de la muerte. De hecho, hay un caso muy especial: una niña de apenas 28 semanas de gestación fue enterrada en el Alto de la Cruz con un ajuar extraordinario en aquella época, compuesto por anillos de bronce, una concha del Mediterráneo y restos de animales. Los investigadores piensan que, posiblemente, estos individuos eran tratados de una manera especial por su comunidad.

placeholder Yacimiento navarro de Alto de la Cruz, en Cortes. (Servicio Patrimonio Histórico Gobierno de Navarra)
Yacimiento navarro de Alto de la Cruz, en Cortes. (Servicio Patrimonio Histórico Gobierno de Navarra)

Matrona e historiadora

En declaraciones a El Confidencial, Patxuka de Miguel Ibáñez, investigadora de la Universidad de Alicante y una de las coautoras del artículo tras encargarse del estudio osteoarqueológico de los restos de Navarra, reconoce que el hallazgo es impactante. “Solo hay un caso de síndrome de Down por cada mil y aquí tenemos tres sobre unos 40 analizados; estadísticamente, es una barbaridad”, afirma. A eso hay que añadirle el primer caso antiguo de síndrome de Edwards, todavía más raro. Los investigadores no han encontrado una explicación para esta extraordinaria acumulación de casos. Es probable que tenga que ver con “maternidades a edades avanzadas”, un factor que también es relevante en la actualidad, pero queda mucho por saber sobre el contexto y lo cierto es que “no tenemos respuesta para todo”. En aquella época, los adultos eran incinerados, así que “no sabemos si en personas más mayores también pudieron estar presentes este tipo de síndromes, porque no se puede recuperar el ADN de población incinerada, al menos, por ahora”, explica.

“Por el momento, no podemos decir por qué hemos encontrado tantos casos en estos sitios”, coincide Roberto Risch, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona y experto en ritos funerarios intramuros, en referencia a los yacimientos de Navarra. “Sabemos que pertenecían a los pocos niños que recibían el privilegio de ser enterrado dentro de las casas”. Este hecho, en su opinión, es un indicio de que “fueron percibidos como bebés especiales” o, al menos, como un miembro importante de la comunidad.

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Restos de uno de los individuos. (Gobierno de Navarra y J. L. Larrión)

Los expertos creen que, sin las ventajas de la medicina moderna, que permiten a las personas con síndrome de Down tener una vida larga, en el pasado todos morían a una edad muy temprana. Los otros tres casos que recoge el artículo pertenecen a Finlandia (1667-1800 d. C.), Grecia (1398-1221 a. C.) y Bulgaria (2898-2700 a. C.). Anteriormente, otra investigación había hallado un caso en Irlanda (3629-3371 a. C.). En casi todos los casos es difícil precisar si el fallecimiento se produjo antes o después del parto.

En ese sentido, los investigadores se preguntan si las sociedades de hace miles de años eran capaces de identificar alguna anomalía. “Si nacen muertos, es difícil detectar el síndrome de Down, pero el de Edwards tiene rasgos más claros de dismorfias en huesos como el peroné, las clavículas o las escápulas”, comenta Patxuka de Miguel, que tiene un perfil único para este tipo de estudios, al ser matrona e historiadora, lo cual le otorga una capacidad de análisis muy particular ante de este tipo de restos arqueológicos.

El caso de la niña que ni siquiera había llegado a los siete meses de gestación, en la que “tampoco se puede precisar si nació viva o muerta”, llama especialmente la atención de los expertos. “Resulta curioso que siendo tan pequeña llevara elementos de ajuar que se empleaban en muy pocos casos y que estuviera en un edificio singular con depósitos de fauna”, relata la investigadora, pero todo indica que, de alguna manera, “estas criaturas recibían un tratamiento singular”. Además, la autora destaca la importancia de que dos de los casos de Navarra (entre ellos, el del síndrome de Edwards) y otros dos de los europeos correspondan a niñas. “Hasta ahora se había planteado que estos enterramientos especiales solo eran para los niños y ahora las pruebas genéticas nos demuestran que el tratamiento era similar”.

placeholder Reconstrucción de Las Eretas. ( Iñaki Diéguez/Javier Armendáriz)
Reconstrucción de Las Eretas. ( Iñaki Diéguez/Javier Armendáriz)

Una idea “reveladora” para el futuro

El trabajo, liderado por Adam Benjamin Rohrlach en el Max Planck de Leipzig, ha logrado identificar los casos de trisomía a partir de las muestras de ADN gracias a un gran trabajo bioestadístico, todo un desafío computacional. No obstante, “la innovación más destacada de este estudio no radica tanto en el aspecto técnico, sino en su enfoque conceptual”, asegura en declaraciones a Science Media Centre (SMC) Antonio Salas Ellacuriaga, investigador en Genética de Poblaciones en Biomedicina en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS). “La idea de analizar un número significativo de genomas de restos antiguos”, explica, “para investigar la prevalencia de ciertas condiciones biomédicas en sociedades del pasado, resulta reveladora”.

Además, integrar esta información con datos antropológicos y arqueológicos “proporciona una base sólida para formular hipótesis sobre cómo estas sociedades abordaban la diversidad humana”. En opinión de este experto, catedrático en la facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, la prevalencia de las trisomías no debería ser diferente a la que ocurre en poblaciones actuales, así que el caso de los yacimientos navarros tiene que estar ligado a fenómenos de muestreo o a la conservación de restos óseos.

Foto: Lápida con la inscripción. (A. S. Leybin, August 1886)

“Este trabajo es la primera búsqueda a gran escala de casos de síndrome de Down”, destaca Iñigo Olalde, genetista e investigador de la Universidad del País Vasco. Al aportar un nuevo método estadístico para identificarlos en el pasado, esta investigación está abriendo nuevas perspectivas a los estudios genéticos y arqueológicos. “Los futuros estudios de ADN antiguo muy probablemente usen este nuevo método para buscar casos de trisomías”, apunta a SMC. En cualquier caso, los expertos independientes ponen en duda la interpretación que hacen los autores acerca de que las sociedades antiguas no distinguían entre individuos con estos síndromes y otros miembros de la población o que incluso les trataran de manera especial. “Es posible que no fuesen conscientes de que estos individuos, todos recién nacidos, tuvieran alguna patología y por eso les dieron el ritual de enterramiento estándar”, comenta Olalde.

Patxuka de Miguel admite esa limitación y, por eso, resalta la importancia de seguir estudiando estas comunidades. Según explica, los próximos estudios podrían ampliar el muestreo a otras zonas del valle del Ebro y, gracias a los análisis genéticos, los resultados pueden ser reveladores para conocer la movilidad de las poblaciones de la Edad del Hierro en la península Ibérica. Teniendo en cuenta que los enterramientos de los niños se hacían en las casas, sería importante “ver qué vínculos de parentesco hay, si son casas familiares u ocupaciones de distintas familias; o si se trata de hijos de personas que vienen de fuera”.

El análisis ADN de restos arqueológicos, a través de nuevas técnicas, no deja de dar sorpresas a los historiadores en los últimos tiempos. La más reciente acaba de publicarse en Nature Communications. Tras analizar casi 10.000 genomas de esqueletos antiguos procedentes de yacimientos de distintos países de los últimos 5.500 años, una investigación liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania ha identificado varios casos de niños europeos con trastornos cromosómicos en el pasado: seis de síndrome de Down y uno de síndrome de Edwards.

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