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Milagro bajo la DANA: cómo salvaron de la muerte a 57 tortugas en peligro de extinción
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Milagro bajo la DANA: cómo salvaron de la muerte a 57 tortugas en peligro de extinción

Sucedió en una playa de Alicante. Un nido de tortugas bobas con crías recién nacidas estaba condenado a desaparecer hasta que 100 personas se confabularon para evitarlo a toda costa

Foto: Voluntarios cavan zanjas para evitar que el agua llegue al nido de tortugas. (Ecologistas en Acción)
Voluntarios cavan zanjas para evitar que el agua llegue al nido de tortugas. (Ecologistas en Acción)

"Ha sido como de película", explica Alberto Bernabé, coordinador de voluntariado de la organización ambiental Ecologistas en Acción, que el pasado fin de semana logró la proeza de salvar de la muerte un nido de tortugas bobas, una especie declarada en peligro de extinción, amenazado por la DANA que ha afectado a buena parte de la geografía española y que en Alicante, donde estaba el nido, golpeó con fuerza el norte de la provincia, descargó hasta 71 litros por metro cuadrado y provocó fuertes ráfagas de aire. "Todavía tengo arena metida en los ojos".

El nido llevaba desde el 15 de julio emplazado en un sitio aparentemente tranquilo, los Arenales del Sol, una zona ancha y de dunas situada entre Santa Pola y Alicante. Habitualmente, estos huevos de tortuga tardan unos 50 días en eclosionar y permitir a las crías arrastrarse de vuelta al Mediterráneo, pero el calor de este verano aceleró un poco el proceso biológico y las alertas por lluvias precipitaron un parto prematuro que acabó bien gracias a la ayuda de unas 100 personas, que este fin de semana se organizaron en tres turnos para proteger el nido de tortugas del mar, que crecía de forma amenazante.

placeholder Nido de tortugas bobas en Los Arenales del Sol, Alicante. (EEA)
Nido de tortugas bobas en Los Arenales del Sol, Alicante. (EEA)

El trabajo en equipo, que llegó a sumar un centenar de personas, contaba con miembros de esta ONG llegados desde Elche y Santa Pola, otra organización local llamada Xaloc e investigadores de la Universidad de Valencia y el Oceanogràfic, que se encargaron del alumbramiento y de trasladar a la incubadora a aquellos huevos que no lograron eclosionar al llegar la tormenta. El científico encargado de coordinar toda la operación fue Jesús Tomás, investigador de la Unidad de Zoología Marina en la UV.

"Teníamos un dispositivo montado desde el 28 de agosto en previsión de que pudiera adelantarse la eclosión de los huevos", indica Bernabé. Cerca del nido lleno de huevos, protegido con una malla, habían colocado una carpa. Normalmente, antes del nacimiento, lo único que suelen hacer allí es vigilar y esperar. A veces, divulgar la importancia de la especie a los curiosos que se acercan. Pero esta vez fue distinto. El viernes comenzaron a llegar los primeros avisos de la DANA, que aún parecía algo hipotético.

"El sábado por la mañana empezamos a notar vientos fuertes y algo de lluvia", recuerda el ecologista. "Por la noche ya entró la DANA y tuvimos una noche complicada, lluvia, mucho viento, muy fuerte...". Llegó a alcanzar los 50 kilómetros por hora. Los cambios de turno eran continuos para proteger el nido a toda costa. Los huevos aún no estaban listos. Algunos se habían abierto, pero las crías de tortuga aún necesitaban unas cuantas horas o días de desarrollo antes de ser arrastradas por el mar, para garantizar su supervivencia.

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Por fin, llegó el día crítico. Domingo por la tarde. "El mar seguía subiendo y subiendo", dice Bernabé. Entonces empezaron a cavar zanjas entre la costa y el nido para retrasar la llegada del agua, que habría arrastrado a decenas de tortugas inmaduras a una muerte segura. "Ante la inminencia de que una ola entrase en el nido y lo echase a perder, Tomás decidió abrir el nido manualmente". No había otra opción.

Sacaron de allí a 57 tortuguitas ya nacidas en una especie de parto prematuro forzado por la DANA. El resto de huevos fueron trasladados al Oceanogràfic para incubarlos hasta su eclosión. Estas tortugas pueden llegar a medir 1,2 metros y pesar 120 kilos, pero aquí aún medían unos escasos centímetros. "Se consiguió salvar esta nidada en unas circunstancias dramáticas", resalta el ecologista.

Cuando acabaron de vaciar el nido, la última ola llegaba ya al borde. Por suerte para ellas, horas más tarde, la tormenta amainó y aquellos galápagos que estaban más preparados fueron a encontrarse con su destino. El resto lo hará en los próximos días.

"Ha sido como de película", explica Alberto Bernabé, coordinador de voluntariado de la organización ambiental Ecologistas en Acción, que el pasado fin de semana logró la proeza de salvar de la muerte un nido de tortugas bobas, una especie declarada en peligro de extinción, amenazado por la DANA que ha afectado a buena parte de la geografía española y que en Alicante, donde estaba el nido, golpeó con fuerza el norte de la provincia, descargó hasta 71 litros por metro cuadrado y provocó fuertes ráfagas de aire. "Todavía tengo arena metida en los ojos".

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