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Inquietud en UK, Israel y Portugal por los rebrotes. ¿Está España a salvo de la recaída?
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Temor ante la variante Delta

Inquietud en UK, Israel y Portugal por los rebrotes. ¿Está España a salvo de la recaída?

Al igual que en otros países, la relajación puede incrementar la cifra de contagios, pero no es probable que complique la situación hospitalaria, porque la transmisión se produce entre jóvenes

Foto: Dos personas pasean con mascarilla por el centro de Valladolid. (EFE)
Dos personas pasean con mascarilla por el centro de Valladolid. (EFE)

La vacunación avanza y las medidas se relajan. La luz al final del túnel ya no es una esperanza lejana, sino que se ha vuelto casi cegadora. Sin embargo, los países más avanzados en la inmunización llevan tiempo advirtiendo de que todavía nos podemos llevar algún sobresalto. El Reino Unido ha visto cómo los casos se disparaban en las últimas semanas, así que ha retrasado su plan de vuelta a la normalidad. Israel, que había decidido prescindir completamente de las mascarillas, ha vuelto a imponerlas en algunos lugares por una serie de brotes que le han hecho retroceder a las cifras de contagios de abril.

No obstante, el mejor espejo lo tenemos mucho más cerca. Nuestro vecino Portugal tiene un proceso de vacunación casi tan avanzado como el español: con 10 millones de habitantes, casi cinco millones han recibido ya la primera dosis y casi 2,8 millones tienen la pauta completa. Sin embargo, sus cifras de contagios han aumentado hasta registrar en estos días la cifra más alta desde febrero y poner en rojo el semáforo covid, lo que ha frenado en seco el levantamiento de las restricciones.

Aunque la pandemia no está descontrolada, según las autoridades, "la situación es más grave", aseguró esta semana la ministra de Estado y Presidencia, Mariana Vieira da Silva, así que "no se dan las condiciones para continuar con el plan de desescalada previsto".

Foto: Voluntario recibe vacuna de CureVac. Foto: Reuters.

En España, justo cuando nos libramos de tener que llevarlas por la calle y tras alcanzar la cifra de 15 millones de vacunados con pauta completa, nos empezamos a encontrar con una serie de brotes protagonizados por jóvenes. En particular, los viajes fin de curso a Mallorca están causando estragos con repercusión en varias comunidades autónomas. A pesar de la desescalada, la incidencia no baja mucho, se mantiene casi estable en las últimas semanas con algún leve repunte en algunas regiones. ¿Un aviso de que la situación aún no está controlada?

placeholder Imagen de archivo de la vacunación contra el covid. (Reuters)
Imagen de archivo de la vacunación contra el covid. (Reuters)

Variante delta y primeras dosis

Si algo tienen en común los países que sufren repuntes importantes es la presencia de la variante delta. Al menos supondría un 60% de los casos de Portugal y más del 90% en el Reino Unido. "Las variantes más transmisibles necesitan menos tiempo de contacto y menos carga viral para provocar contagios, por lo tanto, si en una determinada situación antes se contagiaban cinco personas, quizá ahora se contagian 10", comenta en declaraciones a Teknautas Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica (Fisabio) de la Comunidad Valenciana.

No obstante, en el caso del Reino Unido, la estrategia de vacunación también es un elemento clave. Todas las vacunas son efectivas frente a la variante que se identificó en la India, pero completar la pauta resulta más importante de lo esperado. Un estudio preliminar indica que con Pfizer apenas hay diferencia, puesto que una sola dosis ya es efectiva para evitar las hospitalizaciones (94%), aunque sea mejor recibir la segunda (96%). Sin embargo, los británicos también han usado masivamente AstraZeneca y, en este caso, tener una sola dosis o tener las dos sí marca diferencias para evitar ingresar por covid (con una efectividad del 71% y del 92%, respectivamente).

El problema es que el Reino Unido apostó por espaciar lo más posible la primera dosis y la segunda para llegar a un mayor porcentaje de la población más rápidamente y ahora muchos de los contagios se registran entre esa población que no ha completado su inmunización. “Con una sola dosis, la variante delta tiene una efectividad menor, por eso ahora están vacunando como locos con la segunda dosis”, resume Peiró. En el resto de Europa, incluyendo España, se optó por respetar los plazos establecidos. No obstante, sucede algo parecido con el grupo de 60 a 69 años que han recibido AstraZeneca y están pendientes de la segunda dosis (entre 10 y 12 semanas más tarde, aunque se autorizó a ampliar este plazo a las 16 semanas). Tampoco se ha completado la pauta en el caso de algunos profesionales menores de 55 años.

El comportamiento humano

Sin embargo, algunos expertos consideran que el problema de la variante delta es relativamente secundario. “La variante solo es un elemento añadido. La contagiosidad la incrementamos nosotros cuando dejamos de tomar medidas restrictivas. En un entorno donde las restricciones dejan de tener un papel importante, una variante más contagiosa hace que se incrementen más rápidamente el número de casos. Esa es la clave”, destaca el epidemiólogo Joan Carles March, exdirector de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

placeholder Vacunación contra el covid. (Reuters)
Vacunación contra el covid. (Reuters)

Inevitablemente, todos los países que han logrado avances importantes con la vacunación han visto bajar la incidencia de forma drástica y, como consecuencia, han relajado las restricciones. “Hay una sensación de que vamos a mejor y esto contribuye a quitar medidas, como en España con las mascarillas. Tiene sentido, pero tiene riesgos, y está condicionando el aumento del número de casos”, comenta. Aunque en exteriores el peligro de contagio es mínimo, “nos lleva a pensar que esto está terminado y nos invita a estar juntos hablando sin mascarilla o a entrar en interiores sin ella”.

Por su parte, el experto de Fisabio coincide en que la versión del SARS-CoV-2 que esté circulando en un determinado momento no es lo más importante. “Podemos contener cualquier variante”, asegura. En España, la gran ola que llegó tras Navidad se produjo con el virus original de Wuhan, puesto que ni siquiera había penetrado todavía la variante alfa (británica). No obstante, teniendo en cuenta que es más transmisible, “cuanto más tarde en entrar, mejor; porque nos dará más tiempo para tener a más gente vacunada”.

Por qué ya no medimos bien lo que sucede

En opinión de March, es muy probable que en España se registre un incremento de contagios. En particular, Andalucía es la comunidad que registra peores datos de incidencia acumulada desde hace días, con 165 casos a 14 días por 100.000 habitantes, una cifra alta para el momento que vivimos. No obstante, no cree que se traduzca en un aumento de la mortalidad.

“Incluso si hay un incremento de las hospitalizaciones, será menor, porque estamos hablando de gente joven. De todas formas, no podemos pensar que la pandemia ha terminado por el hecho de que nos quiten las mascarillas. Vamos a seguir con brotes durante meses. No tenemos que alarmarnos, pero sí tomar precauciones”, recomienda.

“Los casos se incrementan y yo diría que están aumentando más de lo que vemos, porque la mayoría se producen en menores de 40 años, así que muchos son asintomáticos o tienen síntomas leves y, por lo tanto, no los detectamos”, advierte Peiró. Según este experto, a esto hay que añadir que en la actualidad hay jóvenes que intentan eludir el rastreo, “porque no les apetece que les fastidiemos las vacaciones con unos días de aislamiento”.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

No obstante, a estas alturas de la película la importancia de la detección de casos ya es relativa. El motivo es que las curvas del número de contagios y las curvas de hospitalización se han disociado. Tras la vacunación de las personas mayores, cuya infección implicaba mucho mayor riesgo, la transmisión se produce entre jóvenes que casi nunca van a acabar ingresados. “No podemos manejar los datos como antes, cuando había una relación muy directa entre transmisión y casos graves. De hecho, en el Reino Unido no está creciendo la hospitalización a pesar de que sí lo hace el número de contagios”, comenta Peiró.

La nueva situación tiene otras implicaciones. Si el impacto del coronavirus en la hospitalización comienza a ser mucho más pequeño, ¿es posible mantener las medidas de restricción con los mismos parámetros que hasta ahora? “Difícilmente van a tener soporte, desde luego no en los jóvenes, pero tampoco en el resto de la sociedad ni en los jueces”, señala el experto. Salvo que haya un brote importante en alguna localidad en concreto, las medidas más duras deberían haber quedado atrás, sobre todo porque en este nuevo escenario tienen mucho menos sentido.

Cambiar indicadores y políticas

“La referencia para tomar medidas ya no deberían ser las tasas de contagio, sino las de hospitalización”, opina Peiró. Aunque se incrementan con cierto retraso cuando hay una ola con respecto a los contagios, la realidad es que “ahora los contagios son una mala guía”. Aunque la adopción de restricciones tiene que ver con diversos indicadores, “el dato de referencia es la incidencia a 14 días por 100.000 habitantes y esta medida ya no nos está diciendo cuál es el impacto de lo que sucede”.

Si se presentara por grupos de edad, sería un poco más útil, ya que “decir que tenemos una tasa de 90 hoy en día significa que en mayores de 40 años la incidencia es muy baja y en menores de esa edad, muy alta”.

En cualquier caso, la situación actual es una “carrera” entre el avance de la vacunación hacia grupos de menor edad y el incremento de contagios por el levantamiento de las restricciones. En cierto modo, todos los factores están relacionados: “La gente joven ya no tiene miedo a contagiar a sus padres o a sus abuelos, porque ya están vacunados, y se reúne en grandes grupos. De repente, estamos sufriendo brotes importantes porque se juntan en espacios cerrados, donde se generan muchos aerosoles. Si además están sin mascarilla y hablando en voz alta, es el ambiente ideal para que se produzcan”, añade.

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Imagen de archivo de la vacunación contra el covid. (Reuters)

En este sentido, el epidemiólogo de Fisabio considera que es hora de reenfocar las políticas. A partir de ahora, tomar medidas generalizadas ya no se sostiene y sería mucho más apropiado enfocarse en las que puedan tener un impacto significativo en los jóvenes. Lo principal es vacunar, pero hasta ir cubriendo todos los grupos de edad hay otras claves.

El control de los espacios cerrados, como los típicos del ocio nocturno, sería esencial. “Hay que ventilar todos los espacios igual que hemos hecho durante todo el curso en los colegios. También va a ser necesario mantener mascarillas y aforos durante bastante tiempo”, asegura. Por otra parte, el rastreo seguirá siendo otro elemento imprescindible, pero cada vez más difícil, porque este trabajo parte de la detección de un caso con síntomas para ir averiguando cuál ha sido la cadena de contagios, pero, al predominar ahora los casos asintomáticos, mayoritarios entre la juventud, se complica la tarea.

La vacunación avanza y las medidas se relajan. La luz al final del túnel ya no es una esperanza lejana, sino que se ha vuelto casi cegadora. Sin embargo, los países más avanzados en la inmunización llevan tiempo advirtiendo de que todavía nos podemos llevar algún sobresalto. El Reino Unido ha visto cómo los casos se disparaban en las últimas semanas, así que ha retrasado su plan de vuelta a la normalidad. Israel, que había decidido prescindir completamente de las mascarillas, ha vuelto a imponerlas en algunos lugares por una serie de brotes que le han hecho retroceder a las cifras de contagios de abril.

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