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Nuevas pistas apuntan a que el virus salió de China antes de lo que pensábamos
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Nuevas pistas apuntan a que el virus salió de China antes de lo que pensábamos

En diciembre de 2019, China alertó de la enfermedad, pero cada vez hay más indicios de que ocultó información y de que es posible que para entonces el virus ya hubiera cruzado fronteras

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.
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Hace un año, a finales de 2019, nuestra vida era diferente, pero ya se había puesto en marcha la maquinaria que la iba a cambiar. Sin que nos pudiéramos imaginar la que se nos veía encima, el coronavirus ya estaba circulando, aunque China aún no había informado de que había detectado neumonías extrañas en la provincia de Hubei. La oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este país recibió oficialmente esa información el 31 de diciembre de 2019, pero las investigaciones permitieron rastrear el caso de un primer paciente al menos hasta el 17 de noviembre.

Lo cierto es que un año más tarde, con 67 millones de infectados y un millón y medio de muertes, la incógnita sobre el origen y la evolución de la pandemia en sus primeros momentos se mantiene. Seguimos sin identificar a un verdadero 'paciente cero', un primer contagiado humano, y sin saber si fue el pangolín u otro animal quien nos transmitió el SARS-CoV-2. Así que la OMS acaba de poner en marcha una misión para tratar de responder: virólogos, epidemiólogos y zoólogos acaban de iniciar la búsqueda. Por el momento, son 10 expertos chinos, a los que más tarde se unirán otros 10 de otros países.

Foto: Una foto del pasado fin de semana en el centro de Madrid. (EFE)

Entre las incógnitas que tratarán de resolver, también está la de cuándo salió el virus realmente de China. Un estudio de los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), publicado hace unos días en la revista 'Clinical Infectious Diseases', indica que el virus ya estaba presente en EEUU en diciembre. El primer caso diagnosticado en ese país es del 20 de enero, pero esta investigación anticiparía la llegada del SARS-CoV-2 varias semanas antes. Los autores han analizado muestras de sangre almacenadas de 7.389 donantes de Cruz Roja y han encontrado anticuerpos en 106.

Los investigadores creen que la posibilidad de tener falsos positivos es baja por los métodos que han utilizado, aunque no se puede descartar por completo, así que se necesitarían más estudios para corroborar sus conclusiones. En principio, se trataría de una investigación sólida, realizada con "una técnica fiable, con buena sensibilidad y especificidad; y, además, realizan técnicas de detección de anticuerpos neutralizantes", confirma la microbióloga María del Mar Tomás, del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic) y el hospital universitario de esta ciudad, además de portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).

Hasta ahora, sabíamos que los primeros casos identificados en EEUU se correspondían con la segunda mitad de enero de 2020. ¿Qué importancia puede tener que ocurriera unas semanas antes o después? En realidad, mucha para quienes tratan de entender cómo se propagó, ya que el virus podría haber salido de China y haber comenzado a extenderse por todo el mundo antes de lo que se pensaba.

¿Indicios anteriores?

De hecho, las especulaciones sobre esta cuestión han sido frecuentes. Otro estudio del Instituto de Tumores de Milán y la Universidad de Siena con un procedimiento similar, analizar la sangre almacenada de pacientes, detectó algunos casos que se remontarían hasta septiembre de 2019. Sin embargo, a los expertos este caso les resulta mucho más extraño y consideran que el tipo de análisis realizado por los investigadores italianos es menos fiable, aunque la OMS aseguró hace días que lo estudiaría.

Otra vertiente sobre el inicio de la circulación del virus son los estudios sobre su presencia en aguas residuales. También en Italia, se han encontrado restos de SARS-CoV-2 que al parecer se remontarían a diciembre de 2019, pero el caso más llamativo fue el de la Universidad de Barcelona, cuando difundió los resultados de un 'preprint' en el que se informaba del hallazgo de ARN viral en las aguas de la Ciudad Condal en marzo de 2019. En general, la comunidad científica los acogió con absoluto escepticismo, teniendo en cuenta no solo lo sorprendente del hallazgo, sino el hecho de que la fiabilidad de esta técnica aún está por ver cuando se trata de pequeñas cantidades (aunque está ayudando a anticipar la evolución epidemiológica, una vez que tenemos una amplia transmisión comunitaria), que en meses posteriores no había ni rastro del coronavirus y que no estaba claro qué parte concreta del material genético del virus es la que conviene intentar detectar.

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Foto: Reuters.

Asimismo, en Francia y EEUU, algunos médicos realizaron informes sobre neumonías detectadas en diciembre que podrían corresponderse más con las características de una infección por covid que con un caso corriente. Más allá de que unos indicios sean más creíbles que otros, "es evidente que algunas de estas informaciones deben ser ciertas", opina el epidemiólogo Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

La falta de transparencia

Sin embargo, estas investigaciones retrospectivas siguen chocando con la falta de datos. La comunidad científica echa en falta más información y más transparencia por parte de China. Hace días, una investigación de la CNN revelaba documentos oficiales fechados entre octubre de 2019 y abril de este año que permanecían ocultos y que muestran numerosas inconsistencias entre lo que las autoridades creían que estaba sucediendo y lo que realmente comunicaban al público.

Según estas informaciones, entre las evidencias de que algo raro pasaba está que la incidencia de gripe fue hasta 20 veces mayor que la del año anterior. Más tarde, ante la aparición de neumonías extrañas, comenzó a ocultarse deliberadamente información. Una vez confirmado que estábamos ante un nuevo virus, las autoridades esperaban que la epidemia se pudiera contener, como ocurrió con el SARS en 2003, y las cifras que se comunicaban eran engañosas, jugando con los casos sospechosos. Así, el 10 de febrero, China informó de 2.478 nuevos casos confirmados en todo el país, mientras que los documentos muestran que Hubei ya estaba contabilizando 5.918.

placeholder Fiesta multitudinaria en Wuhan el pasado agosto. (Reuters)
Fiesta multitudinaria en Wuhan el pasado agosto. (Reuters)

"Una de las incógnitas de esta pandemia es el origen, la transparencia fue uno de los problemas importantes al inicio", opina March, y aún hoy "las cosas no son como ellos las cuentan, la información nos llega tarde y con distorsiones, así que la OMS no debería ser condescendiente". En ese sentido, cree que el manejo de los datos es una de las asignaturas pendientes de este organismo internacional.

La pregunta es si, con más información, el mundo habría sido capaz de contener la expansión del coronavirus. "Si la información hubiera sido más clara desde el inicio, probablemente habríamos cometido menos errores todos, incluidas Italia, España y la OMS", apunta el experto. No obstante, "seguramente hubiéramos tenido pandemia", dadas las dificultades que tiene controlar un virus de estas características, "pero podríamos haber hecho muchas más cosas y la primera ola no habría generado la mortalidad que generó".

Más allá de la gestión, March considera que la falta de transparencia tiene otro efecto, también muy pernicioso, en la lucha contra la enfermedad: la generación de bulos y teorías de la conspiración, especialmente los relacionados con el origen del covid. "Si los mensajes hubieran sido más claros, no habrían favorecido ese tipo de informaciones", asegura.

Hace un año, a finales de 2019, nuestra vida era diferente, pero ya se había puesto en marcha la maquinaria que la iba a cambiar. Sin que nos pudiéramos imaginar la que se nos veía encima, el coronavirus ya estaba circulando, aunque China aún no había informado de que había detectado neumonías extrañas en la provincia de Hubei. La oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este país recibió oficialmente esa información el 31 de diciembre de 2019, pero las investigaciones permitieron rastrear el caso de un primer paciente al menos hasta el 17 de noviembre.

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