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De Asia a EEUU: el aviso de los países que ya sufren una tercera ola del coronavirus
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¿QUÉ NOS TRAERÁ LA NAVIDAD?

De Asia a EEUU: el aviso de los países que ya sufren una tercera ola del coronavirus

Corea del Sur y Japón han controlado muy bien la pandemia, pero ya sufren nuevos brotes. En EEUU, se teme que Acción de Gracias haga repuntar aún más una curva de contagios desbocada

Foto: Una foto del pasado fin de semana en el centro de Madrid. (EFE)
Una foto del pasado fin de semana en el centro de Madrid. (EFE)
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Mientras que en España la curva desciende y muchos se preguntan si el próximo puente y la Navidad nos catapultarán hacia la tercera ola de covid, otros países ya la están sufriendo de lleno, aunque de manera muy dispar. Curiosamente, en las últimas semanas, se aprecia una tercera curva en países que han estado en las antípodas en cuanto a la incidencia del coronavirus. Los cientos de casos que causan preocupación en Corea del Sur o Japón se transforman en cientos de miles al otro lado del Pacífico, con un EEUU que sigue batiendo récords de contagios.

Foto: (Foto: Reuters)

Corea del Sur lleva varios días consecutivos registrando más de 400 casos. Lo que aquí sería casi anecdótico —con una población algo inferior, en España hemos dejado atrás días de noviembre con más de 20.000 casos diarios— allí supone cifras récord que solo se habían visto en febrero y marzo y que se traducen en nuevos cierres y restricciones, especialmente en Seúl y su área metropolitana. A pesar de que fue el primer país después de China que tuvo que atajar un brote serio, en toda la pandemia ha registrado menos de 35.000 casos y 562 muertes.

Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KCDC, por sus siglas en inglés), este brote está protagonizado por población joven e impulsado por un gran número de asintomáticos. De ahí el miedo a que esta vez no sea tan fácil de controlar.

Japón, Singapur y Hong Kong

En el caso de Japón, se viene hablando de tercera ola desde mediados del mes pasado y, de hecho, noviembre acabó con récord de casos, superando ampliamente la ola que sufrió el país en agosto, que a su vez fue mucho más seria que el primer impacto del covid. Desde hace dos semanas, Tokio ha declarado el nivel máximo de alerta y ha reducido horarios comerciales, a pesar de que en los peores días la capital apenas ha superado los 500 contagios. No obstante, esta pequeña ola ya ha comenzado a notarse en los hospitales. Aun así, el país solo ha contabilizado 145.000 casos desde el inicio de la pandemia, con poco más de 2.000 fallecidos.

placeholder Japón ha vuelto a activar la alerta máxima en ciudades como Tokio. (Reuters)
Japón ha vuelto a activar la alerta máxima en ciudades como Tokio. (Reuters)

Hong Kong y Singapur, que habían planeado reactivar los vuelos comerciales entre las dos ciudades sin exigir cuarentenas, retrasan ahora la puesta en marcha de ese puente aéreo al menos hasta 2021, por la situación que vive la antigua colonia británica, donde las autoridades hablan de una “cuarta ola”. De nuevo se trata de cifras que en otros lugares serían anecdóticas, puesto que solo han superado el centenar de contagios un día y todo parece indicar que se trataría de un brote relacionado con academias de baile —y, por lo tanto, relativamente localizado y controlado—, pero el número es el más elevado desde agosto.

Mucho se ha hablado sobre el éxito de los países asiáticos en el control de la pandemia. Un análisis publicado en ‘The Lancet’ en septiembre citaba factores como la realización de pruebas exhaustivas, el rastreo eficaz, el aislamiento de los casos, la experiencia en epidemias previas, la aceptación de las medidas por parte de la población o el apoyo de la tecnología, entre otros.

Un comportamiento único

Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), destaca en declaraciones a Teknautas que “toda Asia tiene unas cifras bajísimas y se ha comportado de manera muy diferente a Europa y América, tanto en el número de contagios como en el número de fallecimientos”.

Sin embargo, el estudio se centraba en unos pocos países y algunos epidemiólogos creen que queda mucho por saber. “La incidencia es baja en todo el continente. Hay países que no han hecho nada especial o que incluso son un desastre, como Filipinas, y también han tenido pocos casos. Incluso la India, que tiene unas cifras enormes en números absolutos, está muy por debajo de nosotros en casos por millón de habitantes”, comenta Peiró.

Incluso India, con cifras enormes, está alejada de la incidencia de España en casos por millón

En África, pasa algo similar, así que es poco probable que las buenas cifras se deban solo a estrategias y políticas acertadas. “Está claro que los confinamientos y cualquier reducción de movilidad bajan las cifras”, pero atribuir el acierto a otras políticas es complejo, asegura, “porque los lugares y los comportamientos son diferentes”. El experto también descarta que haya componentes genéticos que lo expliquen, “porque cuando ves las tasas de las poblaciones asiáticas de EEUU, que en teoría compartirían genes con sus ancestros, son parecidas a las del resto de la población de su país y distintas a las de Asia”.

El efecto de Acción de Gracias

Precisamente, la situación en EEUU es muy distinta. Tras la primera ola, su curva tan solo descendió levemente y en verano los casos volvieron a dispararse. Después de ese segundo episodio, apenas hubo un pequeño descenso antes de que la cifra aumentara vertiginosamente para alcanzar récords de contagios y de hospitalizaciones a finales de noviembre, cuando ha llegado a 200.000 nuevas infecciones en 24 horas. El país, que lidera con diferencia el número de casos en el mundo, con casi 14 millones y medio, y de fallecimientos, con más de 280.000, parece haber perdido el control. “Va montando ola sobre ola; Nueva York se parece más a Europa, porque bajó mucho tras el confinamiento; pero EEUU tiene muchos países dentro y es muy contradictorio”, comenta Peiró.

En cierto modo, el comportamiento de EEUU en su conjunto es relativamente parecido al de España. De hecho, Margarita del Val, viróloga e investigadora inmunóloga del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO, centro del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid), ya aseguraba hace tiempo que la llamada segunda ola era en realidad la tercera en nuestro país. Su argumento es que, frente a la calma del resto de Europa en la época estival, aquí habían crecido los casos desde el comienzo del verano y, justo cuando esa curva comenzó a descender, surgió la ola de otoño en sintonía con resto de Europa, aunque de forma más moderada.

placeholder Participantes del atípico desfile de Acción de Gracias en Nueva York de este año. (Reuters)
Participantes del atípico desfile de Acción de Gracias en Nueva York de este año. (Reuters)

Con números de récord, una nueva preocupación inquieta a los epidemiólogos estadounidenses: los 50 millones de desplazamientos que se han calculado con motivo de la fiesta de Acción de Gracias, que se celebró el jueves de la semana pasada, podrían añadir aún más gasolina al incendio. Por eso, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas, ha salido a decir que “no es demasiado tarde” si al menos quienes regresen a casa toman medidas, como el distanciamiento social y el uso de la mascarilla, para evitar que la propagación del virus aumente.

Teniendo en cuenta el periodo de incubación, en pocos días, podríamos ver la incidencia de esta celebración sobre la evolución de la pandemia. Mientras en España algunas comunidades piensan en relajar las medidas de cara al puente de la Constitución y la Navidad, ¿lo que suceda en EEUU puede servir de advertencia? “Es una referencia, seguro. Toca mirarlo y será un aviso”, opina Peiró.

¿Deberíamos dejar de hablar de olas?

En cualquier caso, todas estas circunstancias demuestran una vez más que la clave sobre la evolución del covid está en el comportamiento de la población. “El coronavirus no es estacional, como la gripe”, asegura, “simplemente está ahí, si haces mucha presión sobre la transmisión, se reduce mucho, y cuando la levantas, se dispara”. Es cierto que en nuestro ámbito puede existir cierta relación con el clima de una forma indirecta, porque sabemos que los interiores favorecen los contagios y “cuando hace frío, utilizamos menos los espacios abiertos y la gente se reúne más en los trabajos y en los centros docentes”, pero la pandemia se ha propagado por el mundo al margen del clima.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Por eso, el experto de Fisabio cree que no tiene mucho sentido hablar de olas, como hacemos con la gripe estacional. Las subidas y bajadas de la curva pueden ser constantes hasta que las vacunas aclaren un poco más el panorama y, sin duda, se corresponden con acciones humanas medibles. En la situación actual de España, “si la movilidad de estos días es un anticipo de lo que nos espera en el puente y en Navidad, tendremos un enero complicado”, augura. “Incluso si el puente es muy potente”, como parece haber sucedido en EEUU con Acción de Gracias, “ya empezaríamos la Navidad con subidas”.

Ante esta perspectiva, recomienda evitar reuniones y advierte contra las ideas que prometen hacerlas más seguras, como hacerse un test antes de las vacaciones. “En los cinco primeros días de contagio, todo el mundo da negativo, con antígenos y con PCR, pero al sexto día empiezas a contagiar”, advierte. Sin embargo, “el mensaje que vemos en la tele constantemente incita a que la gente se crea que por dar negativo no va a poder contagiarse o a contagiar en los días siguientes, y es un gran error, porque modifica comportamientos y aumenta los riesgos”.

Mientras que en España la curva desciende y muchos se preguntan si el próximo puente y la Navidad nos catapultarán hacia la tercera ola de covid, otros países ya la están sufriendo de lleno, aunque de manera muy dispar. Curiosamente, en las últimas semanas, se aprecia una tercera curva en países que han estado en las antípodas en cuanto a la incidencia del coronavirus. Los cientos de casos que causan preocupación en Corea del Sur o Japón se transforman en cientos de miles al otro lado del Pacífico, con un EEUU que sigue batiendo récords de contagios.

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