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¿Obesos, diabéticos o hipertensos? El dilema de a quién dar acceso prioritario a la vacuna
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La ética de la vacuna

¿Obesos, diabéticos o hipertensos? El dilema de a quién dar acceso prioritario a la vacuna

La comorbilidad es uno de los mayores factores de riesgo ante una infección por covid, así que el plan de vacunación se adaptará para especificar qué pacientes deben vacunarse antes

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Foto: Reuters

A las puertas de la aprobación de las primeras vacunas contra el covid por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), en España solo sabemos que las primeras irán destinadas a personal sociosanitario, usuarios de residencias y grandes dependientes, según la Estrategia de Vacunación Covid-19 aprobada por el Gobierno a finales de noviembre, que evitaba concretar cuestiones relevantes. Aunque más tarde se establecieron el resto de los grupos prioritarios, hasta un total de 15, en realidad aún se desconoce en qué orden accederá cada uno de ellos a las vacunas.

En muchos casos, la indefinición de cada colectivo hace imposible saber si pertenecemos a alguna de estas categorías. Es el caso del grupo de personas con "condiciones de riesgo" por sufrir algún tipo de patología, incluso con la posibilidad de diferenciar si esa vulnerabilidad es alta o baja. ¿Qué enfermedades van a incluirse?

Foto: Una foto del pasado fin de semana en el centro de Madrid. (EFE)

Algunos especialistas llaman la atención sobre la necesidad de proteger cuanto antes a ciertos pacientes que, según las estadísticas, tienen más posibilidades de sufrir una infección más grave. De hecho, en el Reino Unido, que se ha adelantado al resto de Europa y a EEUU en la vacunación, los pacientes con obesidad severa se han puesto por delante de otros colectivos en el orden de prioridades. ¿Deberíamos hacer aquí lo mismo?

"Si existe evidencia de una mayor comorbilidad y mortalidad en determinados supuestos, esto determinaría un trato prioritario", asegura a Teknautas Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética de España, que ha participado en la elaboración del plan de vacunación español. Según explica, cuando se acredita la existencia de un grupo de riesgo, se debe aplicar "el principio ético de protección frente a la vulnerabilidad y el de necesidad que hemos empleado en la estrategia desde la bioética".

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Foto: EFE

No obstante, el experto considera que a la hora de la verdad habrá que tener en cuenta que van a existir muchas enfermedades y contextos específicos, por lo que no todos estarán incluidos de manera explícita. "Aunque no se reflejen nominalmente en la estrategia, sí quedan cubiertos dentro de los grupos que hay que priorizar", destaca.

El criterio del documento que presentó el Ministerio de Sanidad "refleja dos cuestiones fundamentales, la vulnerabilidad y la exposición al riesgo, son los elementos clave sobre los que se ha pivotado, unidos a la equidad social", afirma Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), que también participó en su elaboración. "Poco a poco se irán definiendo los siguientes grupos de poblaciones siguiendo estos parámetros, porque esto consiste en priorizar", añade. De hecho, ya están perfiladas las comorbilidades que van a tenerse en cuenta —a falta de un documento final que las recoja—, y estarán muy relacionadas con las estadísticas de la enfermedad.

Tras estudiar a más de 15.000 españoles hospitalizados por coronavirus, el Registro SEMI-COVID-19 mostró que la mayoría sufrían algún tipo de comorbilidad: hipertensión arterial (50,9%), dislipemia (39,7%), obesidad (21,2%), enfermedades cardiovasculares (19,5%) y diabetes (19,4%) eran las más destacadas. ¿Tienen que estar estos pacientes crónicos entre los primeros que se inyecten las vacunas?

Obesidad

Dentro de todas las comorbilidades, la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), han llamado la atención sobre el peligro que corren las personas con exceso de peso, por lo que deberían estar entre los primeros grupos en vacunarse. Según un estudio publicado en agosto por científicos de EEUU, el riesgo de contagio se incrementa un 46%; el de hospitalización, un 113%; el de ingreso en UCI, un 78%; y la mortalidad se eleva un 48%. "Los datos mundiales indican que el paciente con obesidad tiene más capacidad para contagiarse, para contagiar y para enfermar de forma grave", destaca Susana Monereo, secretaria de la SEEDO.

A pesar de que se ha establecido la edad como el factor más determinante para un peor pronóstico, en el caso de personas con obesidad, "no hace falta ser mayor para tener un riesgo añadido". Al contrario, se ha demostrado que se trata de una variable independiente que explicaría muchos casos graves en gente joven. No obstante, la obesidad suele estar acompañada de otras comorbilidades habituales en covid, como la hipertensión y la diabetes.

Aunque Monereo admite que entrar en el detalle de las patologías de riesgo complica los planes de vacunación, "si vamos a hacerlo por prioridades, hagámoslo bien", propone, "estamos hablando de un problema que afecta al 22% de la población". En su opinión, desde un punto de vista epidemiológico, el objetivo es controlar la situación lo antes posible y con el menor esfuerzo. Por eso, "hay que dirigirse a las poblaciones de mayor riesgo".

Diabetes y enfermedades cardiovasculares

Coincide Antonio Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), aplicándolo a su especialidad. "El pronóstico de un paciente que se contagia de covid es más grave si además es diabético", alerta, así que estas personas "en su conjunto, son una población de alto riesgo y deberían ser de los prioritarios para la vacunación".

No obstante, dentro de esta enfermedad puede haber notables diferencias, así que habría que matizar. Las mayores complicaciones las pueden sufrir las personas de más de 65 años y una diabetes tipo 2. Por el contrario, los menores de 50 años con una diabetes controlada tienen poco riesgo añadido al de la población general. El problema es que "quien decide tiene que poner unos criterios fáciles de aplicar y todo esto no se puede incluir", reconoce el experto.

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(Reuters)

Cuando las personas con diabetes contraen cualquier infección las probabilidades de ingreso son superiores, una cuestión clara en enfermedades más conocidas, como la gripe. "Estas poblaciones se benefician mucho de esta vacunación, pero aún no tenemos la experiencia con la vacuna para el covid", apunta.

Otros colectivos se manifiestan en la misma línea, aunque todos reconocen la complejidad del asunto. "No tenemos duda de que los pacientes con enfermedades cardiovasculares son de alto riesgo y deberían vacunarse cuanto antes sea posible", señala Héctor Bueno, vicepresidente de la Sociedad Española de Cardiología. En particular, quienes sufren algún problema de corazón o de circulación están sobrerrepresentados entre los ingresos en UCI y en los fallecimientos. No obstante, "la política de prioridades debe ser consensuada y no tomada unilateralmente por cada una de las sociedades o de los colectivos que representan a grupos de riesgo", matiza. Por eso, no entra a valorar cuál debe ser el orden específico durante los primeros meses de vacunación, cuando las dosis aún sean limitadas.

El peligro de especificar demasiado

Todos los expertos coinciden en que establecer un orden es más complejo de lo que parece a simple vista. Una de las razones es que una misma persona puede pertenecer a colectivos diferentes. Hay ejemplos de todo tipo: "La obesidad mórbida genera una profunda discapacidad y los grandes discapacitados ya están en los grupos prioritarios para vacunar al inicio", comenta García Rojas.

"La realidad superará a las definiciones. Posiblemente vacunaremos a todos los diabéticos casi a la vez, independientemente del tipo"

Otra son las propias comorbilidades: lo más probable es que un obeso también arrastre otros problemas de salud, relacionados con la hipertensión o la diabetes, por ejemplo. ¿En qué grupo se le debe incluir? "Hay que ser claro, pero si pretendemos hilar muy fino, podemos complicar en exceso", advierte García Rojas. Así que lo ideal es ofrecer "un marco general que no dé lugar a confusiones y que tampoco genere problemas a los compañeros de Atención Primaria cuando vayan a empezar a vacunar".

Además, el presidente de la AEV destaca que a lo largo de 2021 habrá vacunas para todos y, en ese sentido, quizá no merece la pena distinguir entre diferentes tipos de pacientes diabéticos, por ejemplo, si la diferencia en el acceso a la inmunización va a ser cuestión de días o semanas. "Al final, la realidad superará a las definiciones y la realidad es que posiblemente vacunaremos a todos los diabéticos casi a la vez, independientemente del tipo de enfermedad que tengan", afirma.

A las puertas de la aprobación de las primeras vacunas contra el covid por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), en España solo sabemos que las primeras irán destinadas a personal sociosanitario, usuarios de residencias y grandes dependientes, según la Estrategia de Vacunación Covid-19 aprobada por el Gobierno a finales de noviembre, que evitaba concretar cuestiones relevantes. Aunque más tarde se establecieron el resto de los grupos prioritarios, hasta un total de 15, en realidad aún se desconoce en qué orden accederá cada uno de ellos a las vacunas.

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