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La Comunidad Valenciana tiene razones para enfadarse: es de las que mejor testan
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ESTA ES LA TASA DE POSITIVIDAD POR REGIONES

La Comunidad Valenciana tiene razones para enfadarse: es de las que mejor testan

El Ministerio de Sanidad dejó fuera de la fase 1 a buena parte de la Comunidad Valenciana achacando los sospechosos no testados, un argumento que no se sostiene a la luz de los datos publicados

Foto: Un usuario del Centro de Salud Juan XXIII de Valencia, frente a un letrero que indica la dirección hacia la zona de atención a pacientes con síntomas de covid-19. (EFE)
Un usuario del Centro de Salud Juan XXIII de Valencia, frente a un letrero que indica la dirección hacia la zona de atención a pacientes con síntomas de covid-19. (EFE)

Con tanto debate sobre la transparencia de las cifras de test PCR, el fallido 'ranking' de la OCDE o el estudio fantasma de la Johns Hopkins, es normal perder la perspectiva y olvidarse de para qué sirve hacer todos esos test de detección de covid-19. El objetivo, recordemos, es extinguir esta maldita epidemia y la única forma de hacerlo es confirmar los casos, rastrear a los posibles contactos asintomáticos contagiados, aislarlos y lograr que ese brote en concreto no vaya a más.

Es conveniente recordar todo esto ahora que la Comunidad Valenciana está protestando amargamente por la deliberación del Gobierno de tumbar su propuesta para que todo el territorio levantino pasara a fase 1. El viernes, Sanidad resolvió dejar 14 de las 24 áreas de salud en fase 0, incluyendo las tres capitales de provincia y sus respectivas áreas metropolitanas.

Foto: Ximo Puig y su consellera de Sanidad, Ana Barceló. (EFE)

El motivo esgrimido "está relacionado con los riesgos no detectados", según ha precisado este lunes Fernando Simón. "Hay un número no desdeñable de casos sospechosos a los que todavía no se les ha podido hacer un test diagnóstico". La revelación ha provocado precisamente lo que el Gobierno quería evitar: las comparaciones con otras regiones, principalmente País Vasco, que sí han accedido a una suerte de escenario con más privilegios pese a tener peores indicadores sobre el papel.

La prueba del algodón

Hay muchas estadísticas para medir la capacidad de una región de hacer frente a la epidemia de coronavirus. El número de test es una de ellas, pero es muy engañosa. Estos días, Corea del Sur está haciendo 13 test PCR por cada 1.000 personas y España casi 35, ¿pero quién tiene mejor controlado su brote? Con las comunidades autónomas, pasa exactamente lo mismo. Luego tenemos otras, como la incidencia acumulada (media de nuevos contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días) o la tasa de crecimiento, bastante útiles en una fase anterior de la epidemia pero no tanto en estos momentos.

Si hay una métrica definitiva para comprobar el control del brote epidémico durante la desescalada, es la tasa de positividad, es decir, qué porcentaje de todos los test que se realizan da positivo. El 31 de marzo, justo cuando España estaba a punto de llegar al pico de nuevos casos y muertes, la tasa de positividad estaba en un 28,2%, una cifra "muy alta" según los epidemiólogos. Esto significaba que solo estábamos haciendo test a aquellos pacientes con síntomas claros y dejando sin prueba a todos aquellos con síntomas leves o asintomáticos. Es decir, que teníamos la epidemia totalmente descontrolada.

placeholder Un test de anticuerpos para covid-19 que ha dado positivo. (Reuters)
Un test de anticuerpos para covid-19 que ha dado positivo. (Reuters)

Los países que realizan test a todos los contactos estrechos susceptibles suelen obtener muchos más negativos que positivos. Australia, Nueva Zelanda o Corea del Sur tienen un 2% de tasa de positividad, Estados Unidos llegó a alcanzar el 20% hace tres semanas pero a base de test ha logrado bajar hasta un 8,4% este 10 de mayo, Canadá, un 5,78% según las últimas cifras, Dinamarca, un 3,21% de positividad.

Lo normal es que cuantos más test se hacen, más se reduzca esta tasa, y por eso España actualmente ha logrado rebajarla desde ese 28% del 31 de marzo hasta un 10,59% el 7 de mayo, según datos facilitados por el Ministerio de Sanidad y analizados por El Confidencial. A partir de esa cifra (que incluye todos los test realizados) la positividad varía según el método, en los test PCR es del 13,7% mientras que en los test rápidos es del 4,5%.

La tasa de positividad, por regiones

Tras esta somera explicación de la importancia de esta tasa de positividad para entender el éxito de una estrategia de testeo, volvamos al conflicto interregional. Como ya contamos en ediciones anteriores de este largo serial, la gestión epidemiológica de Asturias está siendo para enmarcar, y los datos más recientes de positividad lo ponen de manifiesto: un 3,6% de los test realizados fueron positivos. Solo Canarias y Baleares, con circunstancias especiales por su insularidad, se sitúan por debajo de la tasa asturiana.

Los datos de la Comunidad Valenciana son de los mejores de España, situándose por debajo de la media, con un 7% de positivos. Muchas de las regiones que han pasado a fase 1 tienen una tasa mayor de positividad: no solo País Vasco, sino también Extremadura, La Rioja y muy particularmente Aragón, que con un 17% disputa a Cataluña el trono como la peor comunidad en estos términos.

Es curioso, porque Aragón, durante esta epidemia, no ha destacado por nada especialmente negativo —más allá de la polémica de los contagiados en los mataderos de Binéfar o de las palabras de la consejera de Sanidad, Pilar Ventura, sobre que para los sanitarios era un "estímulo" hacerse sus propios materiales de protección— en cuanto a cifras. Su tasa de crecimiento es discreta, su incidencia acumulada está por debajo de la media española y sus 815 fallecidos la sitúan octava en este macabro registro. Sin embargo, en una pandemia hay mucho azar pero pocas casualidades. La región presidida por Javier Lambán ha evitado hasta el momento un brote devastador, pero no parece contar con las mejores armas para desactivarlo si ocurriera.

Las dos variables

Como hemos señalado antes, hay dos variables en esta clasificación: test PCR y test rápidos. Aunque los últimos son la clave para reducir esa tasa de positividad por su capacidad de ser desplegados masivamente entre sanitarios y otros trabajadores esenciales, los primeros tienen una importancia mucho mayor. Por ello, resulta chocante la posición de Castilla y León, que está haciendo un buen trabajo con los test rápidos pero actualmente roza el 36% en PCR, cuando hace menos de un mes (el 14 de abril) rondaba el 25% de positividad. ¿Están haciendo menos test PCR ahora que hace tres semanas?

De nuevo, los datos aportados señalan que la Comunidad Valenciana —que también supera a otras comunidades en fase 1 tanto en tasa de crecimiento como en incidencia acumulada— está haciendo un trabajo con los test superior a la media española. Mantiene los positivos por PCR por debajo del 8% y los de los test rápidos por debajo del 5%. Para ello, no solamente hay que hacer bastantes pruebas diagnósticas, también hay que hacerlas bien.

La última palabra la tiene el ministerio, y ya explicaron que es principalmente cualitativa, no hay un umbral de positividad en los test que otorgue o deniegue el paso a la siguiente fase del desconfinamiento. Pero si realmente es por la falta de test a sospechosos, Ximo Puig tiene razones para estar disconforme con la decisión.

Con tanto debate sobre la transparencia de las cifras de test PCR, el fallido 'ranking' de la OCDE o el estudio fantasma de la Johns Hopkins, es normal perder la perspectiva y olvidarse de para qué sirve hacer todos esos test de detección de covid-19. El objetivo, recordemos, es extinguir esta maldita epidemia y la única forma de hacerlo es confirmar los casos, rastrear a los posibles contactos asintomáticos contagiados, aislarlos y lograr que ese brote en concreto no vaya a más.

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