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Dice ser exprofesor del IE y presume de Ferraris. Ahora le acusan de estafar a emprendedores
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"Nunca le he conocido y nos ha plagiado"

Dice ser exprofesor del IE y presume de Ferraris. Ahora le acusan de estafar a emprendedores

Se llama Robin John, vive en Madrid desde el 2016, y el Instituto de Empresa y varios emprendedores e inversores tecnológicos le acusan de amenazas y presunta estafa

Foto: Robin John (izquierda), en un evento público. (EC)
Robin John (izquierda), en un evento público. (EC)

"Ha llevado un tiempo, pero ese chico malo por fin está fuera". El chico malo no es una persona, es en realidad un flamante Ferrari 296 GTB que se habría comprado Robin John, un emprendedor de origen indio afincado en Madrid, exalumno y antiguo profesor del Instituto de Empresa y fundador de una tecnológica llamada Infrolabs. Junto a las llaves y el volante del deportivo, exhibe su Rolex. "A solo 60 días de firmar mi apartamento en el Burj Khalifa", dice en otro mensaje en Instagram bajo una imponente foto del edificio más alto del mundo, ubicado en Dubái. Robin se presenta a sí mismo como un triunfador de los negocios. De "0 a 10 millones en 5 años", reza en su perfil de LinkedIn. Su historia real, sin embargo, parece ser otra. Una querella presentada contra él por supuesta estafa ha destapado ahora un reguero de presuntos damnificados, desde el propio Instituto de Empresa, a varios emprendedores españoles y altos directivos internacionales.

Nacido en la India, el pasado reciente de Robin es muy parecido al de muchos jóvenes extranjeros que llegan a España atraídos por las prestigiosas escuelas de negocio y el sueño de arrancar una meteórica carrera empresarial. Robin era uno de ellos. Licenciado en física en la India, se trasladó a vivir a Madrid en 2016 con 22 años para cursar un máster en gestión empresarial en el Instituto de Empresa (IE). Ya había creado y vendido una startup en su país natal, Sparc Robotics y, mientras estudió en el IE, montó otras dos, Dronything y Skyway.

Al finalizar el máster, dio otro salto clave, inpartió algunas clases en el IE y, a la vez, montó otra tecnológica, Infrolabs. "Dos empresas vendidas y cada vez más fuerte". Es su lema de cabecera en LinkedIn, junto a una foto suya apoyado en un Porsche Spyder dorado. Según una querella a la que ha tenido acceso este diario, buena parte de esa historia de éxito fulminante podría ser pura fantasía.

Foto: Baldomero Sánchez (izquierda) y Alejandro Sáez Novales. (egoGames)

La querella, registrada el 18 de marzo y admitida a trámite el pasado 15 de abril, la presenta un directivo internacional español que asegura haber perdido más de medio millón de euros a manos de Robin. La defensa de este directivo la ha asumido uno de los abogados penalistas más prestigiosos del país, el exjuez de la Audiencia Nacional José Antonio Choclán, famoso por defender a Cristiano Ronaldo o a personalidades implicadas en casos de corrupción, como Cristina Cifuentes en el 'caso máster', Francisco Correa en la trama Gürtel o, ahora, al comisionista Víctor de Aldama en el 'caso Koldo'.

El directivo supuestamente estafado explica en la querella cómo Robin usó su condición de exprofesor y exalumno del IE para generar confianza, contactos y abrir puertas. "Se presentaba como antiguo docente del IE, un gurú tecnológico cuyas empresas ya tenían cientos de clientes. Usaba a varias personas de su entorno para validar su mensaje, asegurando que Infrolabs tenía decenas de empleados y facturaba más de 2 millones de euros al año con un margen de más del 40% anual. En realidad, no todo era cierto", explican fuentes jurídicas consultadas conocedoras del caso.

Robin y este directivo llegaron a un acuerdo para montar un fondo de inversión en startups para el que el segundo aportó varios cientos de miles de euros. Todo iba bien mientras los desembolsos del directivo fluían en dirección a Robin. La relación dio un giro drástico cuando el socio de Robin decidió acudir al IE para contratar a antiguos alumnos de máster y programas MBA. Se enteró entonces de algo que le dejó en shock: según el querellante, la escuela de negocios había bloqueado cualquier correo, empresa o persona que tuviera relación con Robin o sus negocios.

placeholder Robin John (izquierda), junto a dos empleados de Infrolabs.
Robin John (izquierda), junto a dos empleados de Infrolabs.

El directivo empezó a investigar, y confirmó que había otros emprendedores afectados. A uno de ellos, presuntamente Robin podría haber estafado más de un millón de euros. Además, según el querellante, la mayoría de los proyectos que anunciaba en la web de Infrolabs como propios pertenecían a una startup tecnológica con sede en Armenia.

El Instituto de Empresa ha confirmado a El Confidencial que Robin "nunca ha sido profesor de nuestra institución. Dio algunas sesiones de 2019 a 2021 y en esa fecha decidimos no volver a trabajar con él por las amenazas, el comportamiento agresivo y las difamaciones que difundía en redes sociales hacia miembros de nuestra institución", explica por escrito un portavoz. Según el IE, Robin sí fue alumno de la escuela de negocios, pero nunca profesor asociado, pese a que eso es justo lo que indica él en su perfil de LinkedIn, donde asegura que primero fue mentor en el "laboratorio de startups" del IE y luego "profesor asociado" entre 2019 y 2021.

"Nunca ha sido profesor del IE. Decidimos no volver a trabajar con él por las amenazas que difundía hacia miembros de nuestra institución"

"Reiteramos que nunca ha sido profesor del IE. Robin, además, ha reanudado las amenazas, por lo que en la actualidad el tema está en manos de nuestros abogados", señalan un portavoz de la institución. El Confidencial ha tenido acceso a varios mensajes privados enviados por Robin a personal del Instituto de Empresa que corroborarían las afirmaciones del IE.

"Es un señor un poco tonto"

Contactado por este diario, Robin asegura no haber recibido ninguna notificación de querella. Sobre su antiguo socio, asegura que se trata de un "cliente" con el que había llegado a un acuerdo para desarrollar una aplicación inmobiliaria para él. "No fue bien porque esta persona tiene problemas mentales. Insultó a mis empleados y contó a todo el mundo versiones falsas sobre mí. Tengo, como mínimo, 50 testigos de que esta persona es inestable y ha contactado a unos 20 clientes nuestros contando falsedades. Eso nos ha hecho perder unos 3 millones. Es un señor, digamos, un poco tonto. Pero no quiero contar más, mis abogados y yo estamos preparando una querella contra él y su familia. Tres querellas por separado por injurias", explica.

La querella presentada, en la que el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Madrid, Pedro López Jiménez, ha fijado ya para el 16 de mayo la declaración de Robin y dos de sus colaboradores, es solo la primera acción judicial de otras que pueden llegar. Fuentes jurídicas han confirmado a este diario la existencia de al menos otro emprendedor supuestamente estafado, que habría perdido más de un millón de euros. Involucra a varios miembros de una adinerada familia madrileña que montaron una startup y requirieron los servicios de Robin para el desarrollo de una aplicación. La forma en la que se conocieron fue muy similar a la del socio de Robin que ha presentado ahora la querella, a través de la red de contactos del Instituto de Empresa.

"Robin aseguraba tener en plantilla un equipo de desarrolladores de software muy cualificados ubicados en India. El problema es que, el trabajo que realizaban era inservible y siempre incumplían plazos. Esta compañía le estuvo pagando unos 40.000 euros al mes durante casi dos años con la esperanza de que acabarían cumpliendo lo firmado, pero tuvieron que tirar todo el trabajo a la basura. Al final, se dieron cuenta de que en realidad les estaba engañando", explican fuentes jurídicas conocedoras de este caso.

En esta startup ha invertido un conocido directivo internacional afincado en Madrid con lazos en el negocio del fútbol internacional. Este diario ha accedido a emails y comunicaciones entre Robin, este directivo y diversos empleados de la startup en los que se acusan mutuamente de incumplimiento de contrato. "El emprendedor y sus inversores se han planteado varias veces querellarse, pero hay dos problemas. No es tan fácil demostrar que has sido estafado y, sobre todo, no quieren que todo el mundo se entere de que han perdido un millón de esta forma. Para ellos, mantener su imagen vale más que ese dinero", explica una fuente conocedora de la situación.

No son los únicos damnificados por este supuesto exprofesor del IE. El Confidencial ha confirmado la existencia de una demanda por impago contra Robin John (con juicio ya señalado para 2026) y otra querella, esta por difamación, registrada pero aún no admitida a trámite. La demandante, una empresa madrileña de publicidad, fue contratada por Robin para desplegar anuncios de Infrolabs en dos mupis en la capital. Cerraron un contrato anual por valor de más de 8.000 euros, pero, a los dos meses, Robin dejó de pagar aduciendo que "la publicidad no funcionaba y la empresa era un engaño", explican fuentes jurídicas conocedoras del caso. Robin, supuestamente, envió además emails a varios clientes de la firma "asegurando que su fundador era un estafador", motivo por el cual ha recibido una querella por injurias, aun en fase de admisión.

"Mañana te denunciaré a la Policía"

El caso más surrealista de presuntos afectados por la trayectoria de Robin es quizás el de Grigori Jlavyan, fundador y consejero delegado de Addevice, una empresa de desarrollo de aplicaciones con sede en Armenia constituida en 2013. "¿Que cómo conocí a Robin? Yo no lo he visto en mi vida. Ni sabía que este señor existía", explica Grigori estupefacto a través de una videollamada.

"Esta llamada me parece un poco estafa. Todo esto que me cuentas es raro, no puede ser cierto"

Cuenta cómo un día alguien le avisó de que una startup con sede en Madrid llamada Infrolabs había copiado buena parte de la cartera de clientes de Addevice y la había plantado en su web como si fueran proyectos propios. Ahora mismo, de los 14 proyectos que Robin asegura haber desarrollado para clientes, 9 son en realidad contratos firmados por Addevice con empresas clientes, dice Jlavyan.

"La página de Infrolabs se creó hace 8 o 9 meses. Hemos comprobado que apenas tiene tráfico orgánico y, de repente, aparece con 10 o 14 proyectos de la nada. Nos ha copiado casi todo", explica Grigori. Asegura que iban a querellarse contra Robin, pero al enterarse de la existencia de otro proceso abierto contra él, ha decidido aportar a esa querella una declaración jurada, con todos los contratos y documentación firmada que certifican que su empresa, y no la de Robin, son los dueños de esos proyectos. "Vamos a esperar a ver cómo va esta vía. Dependiendo de eso, nos platearemos o no otra estrategia", dice Grigori.

Preguntado por el veto del IE y sus afirmaciones sobre "amenazas" y "comportamiento agresivo", por la supuesta estafa de más de un millón de euros al otro emprendedor afincado en Madrid y a su inversor internacional, por la demanda de impago y la querella adicional, y por el supuesto plagio a Addevice, Robin corta la conversación. "Esta llamada me parece un poco estafa. Todo esto que me cuentas es muy raro, no puede ser cierto. Tengo todas las facturas con el IE. Mándame el número de tu director y el de tu abogado". Veinticuatro horas después, se despide con este mensaje por WhatsApp. "El director no ha confirmado la comunicación. Si no tengo la confirmación y es una comunicación falsa, mañana denunciaré tu número a la Policía".

"Ha llevado un tiempo, pero ese chico malo por fin está fuera". El chico malo no es una persona, es en realidad un flamante Ferrari 296 GTB que se habría comprado Robin John, un emprendedor de origen indio afincado en Madrid, exalumno y antiguo profesor del Instituto de Empresa y fundador de una tecnológica llamada Infrolabs. Junto a las llaves y el volante del deportivo, exhibe su Rolex. "A solo 60 días de firmar mi apartamento en el Burj Khalifa", dice en otro mensaje en Instagram bajo una imponente foto del edificio más alto del mundo, ubicado en Dubái. Robin se presenta a sí mismo como un triunfador de los negocios. De "0 a 10 millones en 5 años", reza en su perfil de LinkedIn. Su historia real, sin embargo, parece ser otra. Una querella presentada contra él por supuesta estafa ha destapado ahora un reguero de presuntos damnificados, desde el propio Instituto de Empresa, a varios emprendedores españoles y altos directivos internacionales.

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