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¿Está Twitter ya en bancarrota? Los datos que demuestran que Musk tiene un problema
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SE SUBASTA MATERIAL DE LAS OFICINAS

¿Está Twitter ya en bancarrota? Los datos que demuestran que Musk tiene un problema

La red social se enfrenta a una nueva pérdida de credibilidad al desvelarse una falsa estrategia de publicidad encubierta entre cuentas verificadas

Foto: Ilustración de Elon Musk con el logo de Twitter. (Reuters/Dado Ruvic)
Ilustración de Elon Musk con el logo de Twitter. (Reuters/Dado Ruvic)
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“Sea lo que sea esta plataforma, aburrida no es”, decía Elon Musk hace unos meses en uno de sus mensajes en Twitter. El magnate se enfrenta de nuevo a una “montaña rusa”, aunque cada vez parece más difícil que la pueda remontar. Desde que se hizo con el pájaro azul y una deuda de 13.000 millones de dólares con bancos de inversión, el CEO de Tesla ha tratado de generar ingresos con ideas cada vez más desesperadas. Pero ¿está cerca de la quiebra? Él lo niega o, al menos, no lo reconoce oficialmente, pero lo cierto es que cada vez más datos y pruebas apuntan a todo lo contrario.

La posible quiebra se disecciona, cómo no, en Twitter. Damion Schubert, directivo del estudio de videojuegos Boss Fight, ha recopilado las evidencias más claras que le llevan a asegurar, igual que a otros analistas financieros, que "Twitter está en bancarrota". Aunque es el propio Elon Musk quien hace unos días comentaba en la red social que están teniendo problemas de flujo de caja debido a la pérdida de anunciantes y la enorme deuda que arrastran.

La primera gran medida de Elon Musk al frente de Twitter fue el despido masivo de empleados, pasando de 7.500 a unos 1.500. Lejos de recortar gastos, ahora se enfrenta a una demanda colectiva de 500 millones de dólares en indemnizaciones por despido. Aunque no es la primera vez que los extrabajadores de Twitter demandan a la compañía, esta vez va más allá, ya que se acusa a Musk de infringir la legislación federal (en concreto, la Ley de Seguridad de Ingresos de Jubilación de los Empleados) al no abonar las indemnizaciones prometidas en el paquete de prestaciones.

placeholder Oficina de Twitter en San Francisco. (EFE/John G. Mabanglo)
Oficina de Twitter en San Francisco. (EFE/John G. Mabanglo)

Con una plantilla reducida al 80%, la siguiente intentona de Musk viró hacia las oficinas de Twitter en San Francisco. Mientras trataba de renegociar unos contratos de alquiler más favorables, el magnate decidió dejar de pagar a las inmobiliarias, según informó el NYT. Y algo parecido le ha sucedido con las compañías de aviones privados, con las que mantiene una deuda de 200.000 dólares por los vuelos que hizo la semana que estuvo tramitando la adquisición de la plataforma. Para hacer frente a estos costos, han tenido que subastar materiales de sus propias oficinas de Twitter.

Twitter Blue, camino de los números rojos

El objetivo de Musk para generar ingresos adicionales y no depender solo de la publicidad era crear un modelo de suscripción. Por ocho dólares al mes, los suscriptores gozarían del tick azul y mayor visibilidad. Sin embargo, Twitter Blue no logró más de 400 suscriptores en sus primeras 24 horas. Como no funcionó mediante ventajas a los suscriptores, probó con desventajas para los no suscritos. Entre otras medidas, limitar el número de tuits que se podían leer y restringir el acceso a TweetDeck, que también se volvía de pago.

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic.

Ante el aluvión de críticas, Twitter explicó que las medidas eran necesarias debido a la mala fe de los creadores de aplicaciones de IA. Estas rastrean y almacenan millones y millones de datos disponibles en internet, lo que supuestamente dispara los costes de infraestructura de Twitter. Musk, además, presentó una demanda contra cuatro compañías de Texas por esta supuesta actividad en la que solicita una indemnización por daños y perjuicios de más de un millón de dólares.

La huida de los anunciantes

Con un modelo de suscripción enclenque, los ingresos del pájaro azul seguían dependiendo en un 90% de la publicidad. La estimación de diversos medios es que, desde octubre de 2022, el 50% de las agencias ha abandonado la plataforma. En parte, por el descenso de usuarios activos de Twitter (una caída del 18% desde la llegada de Musk, según datos de la empresa de inteligencia digital SimilarWeb), y en parte por la pérdida de confianza y la aceptación de discursos de odio en la plataforma.

El despido de los ejecutivos de publicidad con los que las agencias tenían contacto se ha traducido en una falta de cercanía y confianza, agravada por la percepción de que el todo vale ha convertido Twitter en un espacio inseguro para algunas comunidades. En un lugar donde la gente puede publicar discursos racistas, sexistas o dañinos sin mayores consecuencias, las grandes empresas no quieren poner en peligro lo que denominan "seguridad de marca" asociándose a contenidos ofensivos.

placeholder Logo de la aplicación (EFE/Sascha Steinbach)
Logo de la aplicación (EFE/Sascha Steinbach)

El último escándalo reputacional de la compañía también está saliéndole caro a Musk. Taylor Lorenz, periodista del Washington Post, publicaba una investigación en la que se confirmaban las sospechas de algunos creadores de contenido en Twitter. Semanas atrás, algunas cuentas verificadas afines al CEO de Tesla compartían tuits con recibos de cheques de 25.000 dólares por publicar anuncios en las respuestas de los mensajes de otras cuentas verificadas. En realidad, se trataba de un cebo para conseguir más suscriptores, y estos cheques no se entregaban por el número de anuncios publicados, sino que se extendían a dedo. Entre los elegidos, la mayoría eran cuentas de influencers de extrema derecha que han vertido polémicas contra grupos minoritarios.

El efecto ha sido negativo, tanto para los anunciantes como para los suscriptores, que vieron cómo Twitter Blue se convertía en realidad en un negocio de publicidad encubierta.

Si a alguien le ha hecho bien este tropiezo, es a la competencia. La carrera por convertirse en el nuevo Twitter está encabezada por Threads, la versión de Mark Zuckerberg, que ya acumula más de 100 millones de usuarios y la amenaza de Elon Musk de emprender acciones legales. Detrás les siguen BlueSky, Mastodon o Spill. De todas formas, aún está por ver si la solvencia y estabilidad que ya ha anunciado más de una vez el propietario de Twitter están a la altura de lo que exigen los banqueros que reclaman la devolución de sus créditos (y los intereses).

“Sea lo que sea esta plataforma, aburrida no es”, decía Elon Musk hace unos meses en uno de sus mensajes en Twitter. El magnate se enfrenta de nuevo a una “montaña rusa”, aunque cada vez parece más difícil que la pueda remontar. Desde que se hizo con el pájaro azul y una deuda de 13.000 millones de dólares con bancos de inversión, el CEO de Tesla ha tratado de generar ingresos con ideas cada vez más desesperadas. Pero ¿está cerca de la quiebra? Él lo niega o, al menos, no lo reconoce oficialmente, pero lo cierto es que cada vez más datos y pruebas apuntan a todo lo contrario.

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