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El verificado de Twitter es lo de menos: la realidad de que Musk te pida pagar hasta 11$
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¿A LA SEGUNDA LA VENCIDA?

El verificado de Twitter es lo de menos: la realidad de que Musk te pida pagar hasta 11$

La polémica suscripción vuelve a estar activa después del caos provocado hace semanas. Llega en medio de una gran confusión sobre lo qué incluye o el precio y deja al descubierto el gran reto de la red social

Foto: Foto: Dado Ruvic (Reuters)
Foto: Dado Ruvic (Reuters)

Twitter Blue ha levantado el vuelo otra vez. La compañía ha empezado este lunes a lanzar en diversos mercados su polémico servicio de suscripción. Una suscripción que Elon Musk pretende convertir en una de las vigas maestras del futuro de la red social. O al menos de sus cuentas, ya que le permitiría, según la visión del magnate, no estar tan expuesto a los vaivenes y los cambios de parecer de los anunciantes que, en un alto grado, le han dado la espalda por sus dudas acerca de la moderación y la libertad de expresión en la plataforma. Unas tensiones que irán a más después de que se haya disuelto el órgano que asesoraba a la dirección sobre este asunto y sobre al estrategia a seguir para evitar los discursos de odio.

Todo esto de la fuga de publicidad no es baladí, que la empresa solo ha salido de los números rojos en 2017 y 2018. Solo dos ejercicios de 16 años de historia. Algo que Musk pretende revertir con el gran recorte de personal ejecutado así como con la puesta en marcha de Twitter Blue.

Su nueva puesta en marcha llega un mes después de un primer intento que acabó siendo un experimento fallido que apenas duró 48 horas. El caos se desató por culpa de la verificación, una de las medidas estrella de este paquete de suscripción, que fue utilizado torticeramente por varios usuarios que se hicieron pasar por Lebron James pidiendo un traspaso o por los responsables de la farmacéutica Eli Lilly para anunciar que la insulina iba a ser gratis, lo que provocó una caída del 11% en el valor de sus acciones. Elon Musk, que había demostrado sus dotes como troll en todo el proceso de compra de la multinacional, fue víctima de un enorme troleo.

Foto: Ilustración: P. L. Learte
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El debate ha orbitado principalmente en torno a la verificación, ese check que aparece colgado junto al nombre de algunos perfiles para dar fe de que tienen relevancia bien porque son un personaje público, una empresa o institución, político, un medio de comunicación, un periodista o especialista en una materia en concreto. El objetivo de la insignia, básicamente, es decir que ese perfil es quien dice ser y evitar así que puedan ser suplantados.

Algo que ahora cambia por completo, ya que cualquier persona podrá comprarse ese reconocimiento. Un extremo muy criticado por los detractores del magnate, por el impacto que puede tener esta decisión en los niveles de desinformación de la red social. Es un tema especialmente sensible, ya que a pesar de tener muchos menos usuarios que Facebook, Instagram, TikTok o Pinterest, la plataforma tiene mucha más importancia en el debate público y político. Todo el ruido generado, muchas veces por el propio Musk, ha producido que Twitter Blue llegue en medio de una tremenda incertidumbre, en el que no queda claro, en muchos casos, ni el precio final. Pero sea como sea, este movimiento da muchas pistas de lo que puede acabar siendo Twitter si sus planes salen bien.

Tres verificados para evitar el caos

El verificado parece que va a seguir siendo el principal caballo de batalla y el principal cebo. En el anterior intento de poner en marcha Twitter Blue, se estableció un sistema dual. Por una parte, los tics azules ahora quedarían reservados para los suscriptores. Por otra parte, se crearía un nuevo símbolo, en color gris, para identificar autoridades y organismos oficiales.

Ahora se le suma una tercera insignia: la de las empresas y medio de comunicación. Desde hoy, serán identificadas con una insignia dorada, tal y como el propio Musk confirmó hace días en su perfil, convertido ahora en el púlpito donde enterarse de las novedades. "El check dorado para las empresas, el gris para el gobierno, el azul para personas (celebridades o no) y todas las cuentas verificadas se autentican manualmente antes de que se active", adelantó hace unos días.

Con esta declaración, se da a entender que los suscriptores tendrán que pasar algún tipo de control antes de obtener la insignia. Hasta ahora, para conseguirla había que rellenar un formulario y enviar una copia del documento de identidad para que fuese revisado. No se sabe si el proceso será similar o se limitarán a detectar cambios de nombres ilícitos. Habrá otro requisito: llevar al menos 90 días dado de alta en la red social. Así se evita crear cuentas de usar y tirar y alimentar así la efectividad de campañas de spam. Y habrá un último control para evitar nuevos episodios como el del mes de noviembre. No se pasará el proceso de verificación una única vez. Cada vez que se cambie el nombre, el usuario perderá dicha credencial hasta que sea nuevamente validada.

placeholder El nuevo verificado dorado. Foto: Twitter
El nuevo verificado dorado. Foto: Twitter

La duda que queda es qué ocurrirá con los actuales usuarios verificados. El 15 de noviembre Musk aseguró que si no se pagaba, este estatus se retiraría automáticamente. Sin embargo, algunos usuarios de Android verificados han visto cómo aparecía un mensaje en su perfil en el que se informa que el verificado "es antiguo" y esa persona "puede ser relevante o no". No queda claro si esto es un periodo de gracia para decidir si se pasa por el aro y se paga la suscripción o realmente va a dejar a los usuarios reconocidos hasta ahora tener el check azul.

11 dólares para unos, 8 dólares para otros

Muchos tampoco tienen claro cuánto les va a costar realmente Twitter. La razón es que Elon Musk ha decidido convertir la red social en un ariete contra Apple y las tasas que cobra a los desarrolladores por difundir sus apps a través de la App Store. Cualquier empresa que facture más de un millón de dólares (si se factura menos, se tiene un descuento del 50%) debe abonar el 30% del precio de la descarga o la suscripción (a partir del segundo año es del 15%). Esto es lo que consideran en Cupertino un pago justo por poder distribuir los productos en una tienda, la App Store, donde hay millones de usuarios que ya han introducido sus tarjetas bancarias. El peaje es que no se pueden incluir pasarelas de pago propias en las apps ni enlaces a promociones, cosa que sí que permite Google.

Han sido muchos los que han protestado contra este sistema. Los responsables de Tinder o de Telegram han sido muy críticos con este impuesto. Los más lejos han llegado han sido Spotify, que ha denunciado el asunto ante las autoridades europeas; así como Epic Games, propietarios de Fortnite, que acabaron en los tribunales por el pulso que echaron a los californianos.

Foto: Elon Musk (Reuters)

Un gigante del entretenimiento como Netflix decidió cortar por lo sano y no permitir suscripciones a través de su app de iOS. Se podía acceder pero no darse de alta, algo reservado únicamente para el navegador web, Android y las apps para smart TV. Ahora Musk ha dado un giro inesperado: cargar al cliente ese extra.

Si se da de alta en Twitter Blue en un iPhone o un iPad y lo carga a través de la App Store, tendrá que pagar 11 dólares y no 8, que es el precio que tendrán si lo hacen a través de la web. El movimiento tiene toda la lógica, si se entiende al final que Twitter Blue pretende ser un flotador económico para la multinacional. Parece que hacerlo a través del navegador no es algo en absoluto engorroso y el ahorro, 3 dólares mensuales, es considerable. Todavía se desconocen los precios en euros.

Anuncios sí, pero menos

Está claro que pocos son los que están dispuestos a pagar simplemente y únicamente por contar con el verificado, que hasta ahora era algo completamente gratuito. Por eso, Elon Musk ha trufado su suscripción con otras ventajas. Una de ellas, por ejemplo, ya estaba disponible para los usuarios de pago antes de que el comprase la compañía: la de poder acceder a funciones en pruebas antes que el público general. Eso es lo que ocurrió en septiembre con la posibilidad de corregir tuits, que pudo ser utilizada por los suscriptores de Blue. La herramienta, a día de hoy, sigue sin estar disponible para todo el mundo. Puede ser interpretado como un beneficio para los miembros de pago de su parroquia, pero también debe ser intepretado como un beneficio para la empresa, ya que consiguen probar sus nuevos lanzamientos en un entorno real, a menor escala, antes de liberarlos para millones de personas.

Aquellos que se suban al carro de Musk serán mejor escuchados que los que no lo hagan. Sus respuestas aparecerán más destacadas que los que no son usuarios de pago. A día de hoy, los mensajes dirigidos a publicaciones de otros usuarios aparecen en orden cronológico. Esta medida, según el nuevo dueño de la compañía, ayudaría a combatir a los bots, una de sus mayores preocupaciones durante toda la negociación de compra, al quitar protagonismo a estas cuentas falsas.

La publicidad seguirá para suscriptores, pero solo verán el 50% de los anuncios

Otra de las prebendas tiene que ver con la publicidad. Pero, al contrario de otros modelos que se han visto hasta ahora, los usuarios de pago de Twitter no se librarán completamente, sino que verán la mitad de anuncios. Esto tiene algo de prueba de fe, puesto que la compañía no comunica abiertamente el número de anuncios que muestra a los diferentes usuarios, así que el cliente deberá presuponer y confiar a ciegas en que realmente está viendo la mitad de impactos en su perfil de los que vería si no pagase. También demuestra que es imposible concebir una red social cuyo principal combustible no sea la publicidad online.

Foto: Reed Hastings, cofundador y CEO de Netflix, en una imagen de archivo. (Reuters)

Este modelo no deja de ser peculiar, más que nada porque se trata de una plataforma que vive del contenido que crear, precisamente, las personas que utilizan su plataforma así como la explotación de los datos de sus usuarios y la efectividad de los anuncios. Sorprende también la decisión salomónica de no eliminarlos completamente, que es lo que hace, por ejemplo, YouTube Premium, que ofrece otras ventajas como descargas del contenido para consumirlo offline o la reproducción en segundo plano.

El reto del contenido exclusivo

Los anuncios o la ausencia de ellos ha sido un argumento con el que jugar para atraer y fidelizar usuarios desde hace muchos años. Siempre ha existido esa idea de que la presencia de la publicidad ayudaba a generar unos ingresos cuando el producto era gratuíto. Pero recientemente hemos visto el camino contrario: empresas como Netflix o Disney, que en principio huyeron de esto, han retrocedido sobre sus pasos para crear tarifas más baratas con publicidad para atraer a más usuarios.

placeholder Foto: B. Tongo (Efe)
Foto: B. Tongo (Efe)

Todas estas plataformas tienen contenido exclusivo. La pregunta es si Twitter lo tiene o lo que maneja es, en realidad, un contenido que se puede encontrar en otras redes sociales. La siguiente duda a resolver es si el actual modelo de la red social, enfocado a lo informativo y a los eventos en directo, es realmente capaz de generar cosas que no se puedan encontrar en otros lugares. Con esta cuestión en mente se entiende mucho mejor otra de las ventajas de la suscripción: videos más largos.

Esta plataforma, donde el texto sigue siendo el principal elemento muy por encima de lo multimedia, necesita atraer creadores a su plataforma. Si lo consigue, pueden generar un círculo virtuoso en el que los usuarios aprecien valor añadido, empiecen a pasar más horas allí y produzcan un efecto llamada en otros usuarios que se den de alta, algo que a la vez serviría para que más creadores intentasen sacar provecho de Twitter y que la rueda no dejase de girar. Pero lo cierto es que la compañía, que experimentó con soluciones como la posibilidad de dar propinas a tus perfiles favoritos, nunca ha dado con la clave para que los usuarios puedan monetizar su contenido. Musk ya lleva escupiendo ideas en este sentido un tiempo

De la vuelta de Vine a los 4.000 caracteres

En lo que se refiere al video, Musk ha abierto el melón de resucitar Vine. Esta app, que puso de moda los videos cortos mucho antes del auge de TikTok, fue cerrada en 2016. Su hipotética vuelta trae aparejada varios retos. El primero, si sería capaz de competir con la aplicación china, que se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para Meta e Instagram o Google y YouTube, que intentan que ByteDance no les coma la tostada con productos como Reels o Shorts.

Pero también hay otros interrogantes, como si el código es aprovechable o por el contrario hay que reescribirlo en su mayor parte, con todos los recursos y el tiempo que esto llevaría.

La última ocurrencia de Musk es una enmienda al espíritu de Twitter: tuits de 4000 caracteres

Otra opción que ya se ha puesto sobre la mesa es crear un OnlyFans: que los usuarios puedan subir videos y publicaciones privadas y cobrar por ellos. Algo que ya preocupa a algunos de los miembros del equipo de Twitter, que han alertado del riesgo de que esa herramienta se acabe convirtiendo en un producto pornográfico.

Este giro al video supondría hipotecar, al menos en parte, el espíritu de Twitter. Pero la última ocurrencia de Musk podría cambiar de arriba a abajo la red social y convertirla en algo más cercano a LinkedIn o Facebook al aumentar el límite de caracteres desde los 280 a los 4000. Y no sería algo exclusivo para suscriptores, sino que estaría disponible para todo el mundo.

placeholder Foto: Alexander Becher (Efe)
Foto: Alexander Becher (Efe)

Esto haría que muchos usuarios podrían colgar auténticos posts en sus perfiles. La duda que aquí queda es si esto es algo completamente nuevo o bebe de Twitter Notes, una función que estaba probando la compañía en los últimos meses y que permitía trabajar estos contenidos más propios de un blog que se presentaban en una pastilla en el timeline y al pinchar sobre ellos, nos llevaba a una nueva página.

Sea como sea, el futuro de Twitter sigue pareciendo tan incierto como en las últimas semanas. Primero, por la gran purga de trabajadores, que ha mermado notablemente la plantilla de la red social, desatando las especulaciones sobre su capacidad de mantener todo funcionando. Segundo, porque los planes de Musk parecen ser una enmienda a la totalidad al espíritu de Twitter, que podría perder su singularidad frente a otras redes. Solo el tiempo dirá si el magnate de Twitter acierta con todos sus cambios.

Twitter Blue ha levantado el vuelo otra vez. La compañía ha empezado este lunes a lanzar en diversos mercados su polémico servicio de suscripción. Una suscripción que Elon Musk pretende convertir en una de las vigas maestras del futuro de la red social. O al menos de sus cuentas, ya que le permitiría, según la visión del magnate, no estar tan expuesto a los vaivenes y los cambios de parecer de los anunciantes que, en un alto grado, le han dado la espalda por sus dudas acerca de la moderación y la libertad de expresión en la plataforma. Unas tensiones que irán a más después de que se haya disuelto el órgano que asesoraba a la dirección sobre este asunto y sobre al estrategia a seguir para evitar los discursos de odio.

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