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Los críticos 'gochos' que hacen de oro los bares de tapas: "Vino el de TikTok y estamos a reventar"
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TORRES DE TORREZNOS Y BOCATAS DE OREJA

Los críticos 'gochos' que hacen de oro los bares de tapas: "Vino el de TikTok y estamos a reventar"

Instagram y TikTok se han llenado de vídeos de reseñas de comida abundante, barata y de bares de toda la vida. "Yo no soy de ir a sitios de postureo", cuenta Cocituber, uno de los creadores más famosos de esta nueva hornada

Foto: Alfonso, más conocido como Cocituber, con una torre de torreznos. (Cedida)
Alfonso, más conocido como Cocituber, con una torre de torreznos. (Cedida)

"El otro día fui a un par de bares de Villaverde y Vicálvaro a probar unos bocatas de oreja. Ahora se han puesto hasta arriba". Quien habla es Alfonso Ortega, pero todo el mundo lo conoce como Cocituber. Es uno de los creadores de contenido sobre comida más famosos de España. Sin embargo, no se dedica a acudir a probar el último restaurante de moda o el plato más refinado, sino todo lo contrario: la comida de toda la vida. Él fue uno de los primeros en hacer un contenido en Instagram y TikTok —donde tiene 120.000 y 135.000 seguidores, respectivamente— que ahora se ha convertido en tendencia. Y es que las redes sociales han hecho que la crítica gastronómica —al menos, la que se consume mayoritariamente— haya pasado de los platos más refinados a las bravas que sirven debajo de tu casa.

"Se nota mucha mucho. Desde que vino el de TikTok, ha sido una burrada. Viene gente de todos lados a pedir el bocadillo de oreja y morcilla porque lo han visto ahí", cuentan en La Morcilla, bar de Villaverde que aparecía en el vídeo, donde reconocen que ni se les había pasado por la cabeza hacer este contenido o tratar de contactar con algún influencer. "Somos un bar conocido en la zona porque llevamos abiertos desde 1970 y la clientela suele ser gente del barrio y alrededores".

"Empecé a grabar contenido para TikTok en pandemia con recetas de cocina y cuando nos dejaron salir fui a un local de patatas bravas. Saqué un vídeo y se viralizó. Ahí me di cuenta de que funcionaba y empecé a grabar material todos los días. En pocos meses, me dedicaba a esto profesionalmente", incide por su parte Ortega. En su caso, graba cerca de siete nuevos establecimientos cada semana, casi siempre en Madrid y alrededores. Es una fórmula que le permitió dejar su trabajo y hasta abrir dos restaurantes, ambos en Vallecas, su barrio. "He pasado de estar en una oficina a comer por ahí. Me ha cambiado la vida totalmente", reconoce este influencer.

En su caso, se dedica a comentar la gastronomía más castiza, como las patatas bravas, las raciones de oreja a la plancha o incluso churros. "Ahora estoy haciendo los cocidos más famosos y el otro día fui a grabar a un área de servicio, porque vi que tenían una torre de torreznos y me hice 100 kilómetros para probarlo", detalla. "Lo que más me gusta es la cocina clásica española e intento coger lo mejor de cada plato", enfatiza. Cuando le preguntan por el contenido que mejor le funciona con su audiencia, no duda en la respuesta: "Los bares de barrio antiguos. A los vecinos les encanta verlos en Instagram o TikTok y es lo que demanda mi seguidor, que creo que es muy distinto al resto, porque es gente de barrio. Hay otros que sacan locales muy bonitos, pero yo no soy de ir a sitios de postureo".

Foto: Un chef prepara la pasta a la rueda. (iStock)

Especialista en bravas y kebab

"Empecé con las bravas porque es algo que me llama mucho la atención. Mi padre es de Madrid, mi madre es de Barcelona y por cosas de la vida pasé mucho tiempo en Girona. Y en cada lugar se hacen de manera muy diferente", cuenta Edu González, el hombre detrás del proyecto @bravasbarcelona. Este catalán de 48 años de edad, químico y ambientólogo de profesión, explica que sus orígenes "como crítico gocho" se remontan a 2009, cuando empezó con una plantilla de Blogger para reseñar estas tapas. "Lo hacía de una manera cutrísima, con unas fotos horribles… Me consideraba un friki de las bravas y, de repente, empezaron a llamarme de aquí y de allí".

No fue hasta hace año y medio cuando dejó su trabajo y pasó a dedicarse a tiempo completo a estos menesteres. "Vi que me podía pagar la hipoteca con eso y, mira", bromea. A día de hoy suma 250.000 seguidores en su cuenta de Instagram y más de 80.000 suscriptores tanto en YouTube y TikTok. Al igual que en el caso de Cocituber, su éxito también ha saltado al mundo real. El pasado mes de septiembre organizó su primer evento físico junto a una conocida marca de cerveza, Bravafest, un certamen dedicado a la tapa que le encumbró al que asistieron 12.000 personas. "Fue la hostia. Este año lo vamos a repetir y también pretendemos llevarlo a Madrid", afirma.

Su canal ha ido mutando con el paso del tiempo. Ahora ya no se dedica solo a valorar bravas. Lo mismo te prueba unos huevos rotos que un croissant de 250 gramos de euro y pico que le han recomendado sus seguidores. "Hay que alimentar el algoritmo y las patatas no dan para tanto. Por eso, empecé con otras cosas y otros locales", explica.

¿Por qué funcionan tanto este tipo de contenido? "Primero, porque comemos 5 veces al día, ¿no? Y segundo, porque te damos todo mascado. Te decimos, ven aquí que vas a comer de puta madre, barato y no tienes que pensar nada más", responde. En ese mismo factor coincide Noel Horcajada, creador de @ComeConNoel, que cuenta con 110.000 seguidores en TikTok.

"Tengo vídeos de restaurantes que molan, pero la gente al final quiere comer mucho por unos pocos euros y eso les tira mucho, porque es lo más accesible para todo el mundo", reconoce este influencer, que en su época de estudiante siempre estaba al acecho de bares baratos que merecieran la pena, hasta que en su entorno le animaron subir vídeos a internet. "Con TikTok empezó el boom, vi que a la gente le gustaba y me animé a seguir", comenta este creador, que lleva ya dos años haciendo este contenido, casi siempre en Madrid. En este tiempo, se ha dado cuenta de que tiene un plato que triunfa en su audiencia: "Lo que mejor funciona en mi cuenta suelen ser vídeos de kebab, aunque no me gusta tanto hacerlo, porque no es una cuenta solo para eso".

Cómo elegir el bar que vas a llenar

La cuestión es que hay cientos (o, más bien, miles) de establecimientos que pueden cumplir el requisito de ser bueno y barato. ¿Cómo elegir entre ese mar de bares y restaurantes? "El 90% del material lo busco yo y eso me cuesta un trabajo, porque lleva muchas horas", responde Cocictuber, que se adelanta a la pregunta sobre las colaboraciones pagadas por los propios hosteleros. En su caso, asegura que los vídeos en los que cobra por aparecer en un establecimiento son una pequeña parte. "Todos los días me escriben tres o cuatro y tengo para elegir. Tener mi bar me da la suerte de poder ir a comer donde quiera, y eso no lo tienen otros".

"Cuando empecé, hacía muchas colaboraciones, porque no había tanta gente en esto. Todos hemos hecho cosas que no debemos y he destacado alguna cosa que no debía", reconoce este influencer, que recalca que ahora ha cambiado. "Solo hago una colaboración a la semana o cada quince días, y las cobro caras", asegura, aunque prefiere no dar cifras sobre sus tarifas. González, por su parte, asegura que apenas el 20 o 25% de sus contenidos son colaboraciones. "Solo cojo los trabajos que realmente me molan, que me convencen. Si no te gusta lo que estás haciendo, la gente se da cuenta rápido y puedes perder mucho. He dejado pasar mucha pasta de marcas conocidas de mayonesa y alioli por esta razón", argumenta el responsable de @bravasbarcelona.

Foto: Foto: YouTube.

En este punto coinciden también los otros dos entrevistados. "Normalmente, antes de ir miro reseñas y fotos de los restaurantes. Cuando voy y me gusta grabo, y si no, no, porque no me gusta hacer críticas negativas, a no ser que me hayan dado mala atención", cuenta @ComeConNoel, algo que corrobora Cocituber: "Si es un restaurante de mierda, no puedes sacarlo aunque te paguen, porque vas a llevar a tus seguidores a un sitio no recomendable".

"El que te diga una tarifa fija te miente", responde González este influencer cuando se le pregunta por cuánto gana por los encargos. "No le voy a cobrar, porque no puede, lo mismo al Bar Paco que a una cadena que tiene siete restaurantes. Además, yo ya no cobro por contenido, sino por las horas que le dedico a hacerlo". Cuando se le insiste en una cifra, dice que "100 euros la hora de trabajo" puede ser una referencia habitual.

"Depende mucho del día que tenga el dueño o el camarero del local. Piensa que esto no es ir y grabar un video", resume sobre el momento de hacer las incursiones en los bares. "Yo voy con mi foco, mi trípode y mis accesorios. Algunos se rayan y se mosquean por los clientes, pero vas lidiando y cuando ven el resultado se quedan contentos", apunta. No le preocupa que le saquen competidores. "Lleva mucho curro. Mucho esfuerzo. Puedes hacerte un viral puntual en Instagram o en TikTok y ganar seguidores. Lo complicado es conseguirlo una y otra vez. Hay que echarle mucho trabajo", recalca.

Por su parte, Horcajada comenta que hace "menos colaboraciones de las habituales" y que casi siempre son para marcas "y especificando que es pagado". Al tener un impacto menor que los anteriores, las ofertas que le suelen llegar de los establecimientos no son de pago, sino para que vaya a comer gratis con un acompañante. "No necesito aceptar una comida simplemente porque sea gratis, así que rechazo muchas. Solo he cobrado por ir a un restaurante, y lo hice dando mi opinión sincera", asegura este creador, que mantiene su trabajo al margen de las redes sociales. "Soy el que menos pide en una campaña, porque me da vergüenza pedir dinero y no me gusta. Soy el más tonto y, aunque crezca más despacio, prefiero hacerlo así".

"El otro día fui a un par de bares de Villaverde y Vicálvaro a probar unos bocatas de oreja. Ahora se han puesto hasta arriba". Quien habla es Alfonso Ortega, pero todo el mundo lo conoce como Cocituber. Es uno de los creadores de contenido sobre comida más famosos de España. Sin embargo, no se dedica a acudir a probar el último restaurante de moda o el plato más refinado, sino todo lo contrario: la comida de toda la vida. Él fue uno de los primeros en hacer un contenido en Instagram y TikTok —donde tiene 120.000 y 135.000 seguidores, respectivamente— que ahora se ha convertido en tendencia. Y es que las redes sociales han hecho que la crítica gastronómica —al menos, la que se consume mayoritariamente— haya pasado de los platos más refinados a las bravas que sirven debajo de tu casa.

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