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Enganchados a los atracones en YouTube: los riesgos y el placer detrás de los 'mukbang'
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¿Es la comida una nueva droga?

Enganchados a los atracones en YouTube: los riesgos y el placer detrás de los 'mukbang'

Tras grandes estamentos como el 'gaming' o el humor, los vídeos de comida son todo un éxito en las redes sociales, en especial los retos y atracones. ¿Por qué? Esto dicen los expertos

Foto: Foto: YouTube.
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Frente a la cámara aparece un joven asiático con una gorra. Sin decir ni mu, este ha pasado los 3 primeros minutos del vídeo enseñando la comida y preparándola para su consumición. 3 grandes paquetes de 'noodles' y 25 'nuggets' de McDonald's. Lo deja todo listo y empieza a atiborrarse durante otros 8 minutos. Ni una palabra sale de su boca, solo escuchamos con nitidez cada sonido que se desprende de la escena. El vídeo tiene 30 millones de visualizaciones en cerca de un año y es un claro ejemplo del fenómeno viral 'mukbang', una fiebre por el placer que da ver atracones que también llega, adaptado a nuestro estilo, a España y ya han empezado a generar debate a nivel global.

El 'mukbang' viene de Corea y, básicamente, se trata de un espectáculo en el que alguien se graba comiendo grandes cantidades de comida sin parar e interactúa con su audiencia. Como se ve en el vídeo antes mencionado, subido por Zach Choi, un 'youtuber' que acumula más de 12 millones de seguidores, la idea pasa de ser un simple reto o una forma de poner el cuerpo al límite a convertirse en algo sensorial, una especie de placer prohibido que se basa en lo que la mente te ofrece al ver comer a otra persona. Es más, muchos de estos 'influencers' se emparentan con otro de los grandes fenómenos de internet: el ASMR. Pero ¿hasta qué punto esto puede ser placentero y por qué? ¿Es arriesgado para nuestra salud? Esas dos preguntas forman parte del debate global alrededor de un fenómeno que no para de crecer, y no solo en la plataforma de Google, en sitios como TikTok, el 'hashtag' #Muckbang ya acumula más de 26.000 millones de visualizaciones.

Foto: Foto: Twitch

El fenómeno lleva varios años creciendo, y ha llegado tan lejos que, este mes de mayo, China, en un intento de mejorar las prácticas alimenticias de sus ciudadanos y controlar más sus residuos, los ha prohibido. El gobierno chino ha promulgado una ley antidesperdicios con la que quiere acabar con toda la enorme cantidad de comida que se tira cada día a la basura. Así, se va a prohibir a los clientes de los restaurantes que pidan más de lo necesario, aunque son conscientes de que es una ley confusa, ya que no todas las personas necesitan la misma cantidad de comida cuando se sientan a la mesa. Una de las primeras regiones en hacerlo fue, tal y como publicaba la BBC, Wuhan, la ciudad que fue epicentro del coronavirus, ha pedido a todos los restaurantes que limiten el número de platos que se sirven con el sistema N–1. Eso implica que si van a comer un grupo de seis personas, solo se podrán pedir cinco raciones diferentes, de tal manera que no se desperdicie ningún alimento.

En España, el éxito de estos contenidos no llega al nivel asiático, ni tampoco su estilo de vídeos es exactamente igual, pero sí tenemos grandes creadores de contenido que centran los vídeos de sus canales en comer, comer mucho. Cada uno con sus peculiaridades, hay varios canales con millones de seguidores basados en retos y visitas a sitios de comida en los que se dedican a alimentarse hasta no poder más. ¿Cómo se aguanta algo así y por qué creen que tienen éxito? Esto es lo que explican ellos mismos que, como también detallan, son los primeros conscientes tanto de cómo a la gente le gusta ver comer como de que realizan algo bastante arriesgado para su salud.

El sacrificio de unos vídeos para toda la familia

Uno de los 'youtubers' de comida más famosos de España es Sezar Blue (César Martínez), un personaje algo peculiar que se dedica a ir por restaurantes de toda España probando todos los platos de las cartas de mesones, asadores y casas de comida con sello nacional. Con casi 250.000 seguidores y videos que llegan al millón de visualizaciones (uno en el que se come un chuletón gigante de 2,4 kilos es el número 1), habla con franqueza y naturalidad. "Yo disfruto con lo que hago y me encanta la comida. Y sé que si a la gente le gusta es porque son vídeos para toda la familia, otros contenidos de YouTube son mucho más de nicho, enfocados en videojuegos o en maquillaje, o tal, pero la comida le gusta a todo el mundo y no genera discusiones como los programas de la tele. Mucha gente me escribe diciendo que ven mis vídeos en familia, y eso es lo más", comenta en conversación con Teknautas.

El de Martínez no es el ejemplo típico de un canal de 'mukbang', él va por los restaurantes —recuerda en todo momento que él paga cada comida y que no permite que le inviten porque no le parece ético— probando toda la carta como un consumidor más. La diferencia es que se come todo lo que pone y los atracones no se los quita nadie. "Mira, ahora mismo estoy haciendo la digestión del último vídeo que he grabado aquí en Cataluña, unos 2 kilos de gambas me he comido, entre otras cosas", señala. Por lo que, pese a ser un canal más culinario, del estilo de lo que podríamos ver en un programa típico de televisión, sí tiene que lidiar con el atiborrarse y es franco con ello. "Esto es muy duro para el cuerpo, es así. Yo llevo una dieta estricta, no como nada 20 horas antes y después de cada vídeo, hago deporte todos los días, pero soy consciente de que me está pasando factura. Cojo kilos, el cuerpo se resiente", detalla.

En cuanto al efecto que puede tener sobre la gente que quiera intentar hacer algo parecido, cree que él es muy claro y nunca invita a que se haga algo así. "Yo pruebo las raciones igual que si se las pusiesen a cualquier comensal, lo único es que yo tengo que probar todos los platos para que la gente los vea. Y mi otro problema es que no puedo dejar comida en el plato, para mí eso es una irresponsabilidad, una falta de respeto hacia quien los prepara. Así que me lo como todo. Claro, ahora me he vuelto un problema para mis amigos porque cada vez que me invitan a una fiesta o algo similar digo que vale, pero tiene que ser un evento sin comida. Nada de comer", añade.

Sobre su futuro es claro: "Es algo que me replanteo mucho, por eso también tengo otro canal de recetas en el que apenas como, aunque la gente me pide que las pruebe. Uno no puede estar toda su vida metiéndose como dos banquetes a la semana, es demasiado. Y el cuerpo no lo aguanta. Yo lo hago porque es mi trabajo, pero tengo claro que no es bueno y que hay que tenerlo presente".

Otro 'youtuber' de renombre en España es Joe BurgerChallenge y él sí cumple con la imagen de los concursos y los atracones americanos. Justamente descubrió la existencia de los retos de comida durante su estancia en Estados Unidos. Llegó a su nuevo hogar con hambre de descubrir lo que le ofrecía la gastronomía estadounidense, "quería probarlo todo". La mujer con la que vivía, asombrada al ver las cantidades que ingería al día le comentó que aquello no era normal. "Ahí empecé a planteármelo, y dije, pues a lo mejor es verdad y esto no es tan normal como yo pensaba", explica en conversación con Teknautas. Fue entonces cuando se tiró de cabeza al mundo de los retos, algo desconocido en España, pero muy común en EEUU.

Se presentó a su primer concurso en 2013. "Fui por divertirme, pero iba concienciado de que yo no podía comerme aquella hamburguesa de 2kg y medio. Y voy, y me la como. Me sorprendí a mí mismo y no solo me di cuenta del potencial que tenía comiendo, sino también del potencial que tenían los concursos así para llenar locales y crear expectación". Inspirado por el formato de 'Crónicas Carnívoras', un programa estadounidense en el que su presentador, Adam Richman, recorre el mundo probando retos de comida, se lanzó a abrir su propio canal de YouTube. "Intenté hacer algo parecido con mis propios medios, pero sin ninguna pretensión más allá de que me vieran mis amigos". Ahora, cuenta con cerca de 650.000 suscriptores en su canal y es un referente de este tipo de contenido. "Lo he popularizado aquí en España, ha tenido mucha repercusión".

Los retos a los que se enfrenta son imposibles de abarcar para un ciudadano de a pie. Para enfrentarse a ellos, se prepara (si las circunstancias se lo permiten) con ayunos de hasta 24 horas antes y después de ponerse hasta arriba de hamburguesas, bocadillos, pizzas, o cualquier otro apetitoso plato que le pongan por delante. En algunos casos, la preparación previa se antoja imposible, en su último viaje a Dubái, por ejemplo, grabó "15 vídeos en 5 días. Ahí vas, comes lo que puedes, descansas y te recuperas".

Ahora bien, la preparación física, es fundamental. "No hay entrenamiento específico, pero yo lo que hago es mantener una rutina semanal. Entreno porque me gusta y porque lo necesito. Principalmente hago pesas y musculación", explica. "A veces me han dicho, '¿Cómo puedes estar así con lo que comes?'. Es que si no estuviera así, no podría hacer lo que hago". Además, Joe cuenta con el apoyo de un nutricionista, que también es su entrenador personal, y dice estar muy interesado en el mundo de la nutrición. "Tengo bastante conocimiento al respecto. A veces veo a gente comer ciertas cosas y yo mismo me escandalizo y digo, '¿eres consciente de la mierda que te estás comiendo?'".

¿Adictos a la comida?

Itziar Digon, psicóloga experta en alimentación consciente, es algo más crítica con estos canales. Cree que es normal que atraigan a la gente por varias razones, pero sí que alerta de que se está llevando al cuerpo al límite y que aunque se sea consciente de lo que se hace en realidad no vale con compensar un consumo excesivo y al límite del cuerpo con mucho deporte. "Primero, el acto de comer es placentero de por sí, y verlo también nos genera algunos efectos, como esa relajación o esas emociones que nos produce todo lo relacionado con la comida. Comer es un acto casi hedónico, genera placer, y eso influye mucho en estos vídeos. Luego, esas visiones también generan en nuestra boca salivación, algo parecido a lo que le pasaba al perro de Pavlov. Y, por último, está el ver a una persona llegar al límite, la curiosidad de observar a una persona que intenta explorar su cuerpo y poner al filo del colapso", comenta en conversación con este periódico.

Ella relaciona todo este fenómeno también con un cambio en la forma a la que miramos a la comida sobre todo en las últimas décadas. "Hasta hace no mucho la comida era gasolina, pura nutrición necesaria para seguir y se centraba en eso, pero en los últimos años puede casi más el placer que ese aspecto nutritivo. Hemos elevado a la comida a otro escalón, el de algo placentero, algo que nos ofrece emociones y sensaciones, asemejándolo más a una sustancia casi adictiva. También durante la pandemia nos ha servido como desestresante... Y la verdad que puede ser algo peligroso sobre todo por generar trastornos alimenticios, una mala relación con la comida que nos lleve a comer mucho o a no comer nada. Ahora vemos en la red vídeos de gente comiendo mucho, pero también triunfan los que miden la comida al detalle y no se pasan nunca", comenta Digon.

Para la experta, estos vídeos también pueden suponer una liberación, la aceptación de que ahora la comida no es algo limitado y con unas normas de comida de horarios y demás, si no que podemos atiborrarnos sin problema, comer lo que queramos y en los términos que nos apetezca. "Todo eso ayuda a que estos contenidos triunfen y, sí, debemos ser conscientes de lo que vemos y siempre tener claro lo que es saludable y lo que no. Ir de límite a límite, por mucho que luego compensemos con deporte o con comida diferente, no basta.

Foto: Los vídeos de mukbang son muy virales en China y otros países asiáticos (YouTube)

Al preguntarle si sus retos le están pasando factura a su salud, Joe, es contundente: "Yo me encuentro perfectamente. Soy muy estricto con la alimentación. Llego a ser exagerado". No bebe alcohol, no toma alimentos ultraprocesados y en sus retos busca recomendar sitios de calidad, que utilicen productos frescos. "No se me ocurre coger una bolsa de patatas fritas de un supermercado, ni bollería, ni nada. Es cierto que funciono como una agencia de publicidad para restaurantes. Me pagan por ir a los sitios, sí, pero no voy a cualquier sitio".

El 'yotuber' no cree que su canal vaya a ayudar a crear malos hábitos alimenticios. "Insisto mucho en que la gente tenga una correcta educación nutricional, que sepa lo que come. Al final no es una cuestión de cantidades, sino de calidades", dice. "No les advierto de que no hagan lo mismo que yo, porque no hace falta. El cuerpo funciona como una máquina, no puedes comer más de lo que tu aparato digestivo pueda procesar. Alguna gente me ha dicho 'yo lo he intentado, pero vomito'. Pues ya está, ahí está tu límite". Un límite que él mismo sí ha superado en alguna ocasión en sus retos. "Yo he experimentado para ver hasta donde llego, y he visto donde está el límite y que no lo tengo que pasar".

Frente a la cámara aparece un joven asiático con una gorra. Sin decir ni mu, este ha pasado los 3 primeros minutos del vídeo enseñando la comida y preparándola para su consumición. 3 grandes paquetes de 'noodles' y 25 'nuggets' de McDonald's. Lo deja todo listo y empieza a atiborrarse durante otros 8 minutos. Ni una palabra sale de su boca, solo escuchamos con nitidez cada sonido que se desprende de la escena. El vídeo tiene 30 millones de visualizaciones en cerca de un año y es un claro ejemplo del fenómeno viral 'mukbang', una fiebre por el placer que da ver atracones que también llega, adaptado a nuestro estilo, a España y ya han empezado a generar debate a nivel global.

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