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"Colé un trabajo hecho con ChatGPT y saqué un 10": la IA ya arrasa en la educación española
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"Colé un trabajo hecho con ChatGPT y saqué un 10": la IA ya arrasa en la educación española

De estudiantes que lo utilizan como resumen o método a profesores que lo imponen a sus alumnos o que lo usan para pillar plagios, la IA ha venido a las aulas para quedarse

Foto: Imagen: iStock/CSA-PrintStock/EC Diseño.
Imagen: iStock/CSA-PrintStock/EC Diseño.
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Laura M. (29 años) entregó hace unos días un trabajo para su máster en Transformación e Innovación Digital que hacía honor al título del curso. Después de haber trasteado desde hacía tiempo con la inteligencia artificial, decidió utilizar ChatGPT, el popular programa basado en la inteligencia artificial GPT-3 para uno de los trabajos que le habían encargado sobre innovación.

¿El resultado? "Un diez", responde. ¿Habría obtenido la misma cifra de no haber recurrido al programa? "Seguramente habría sacado un suficiente o un bien". ¿Era consciente su profesor de que lo había usado? "Supongo que sabrán que está ahí y que puede ser de ayuda, aunque no sé si son conscientes de que podemos usarlo".

"No es copiar tal cual, es que te dé unas claves para desarrollarlo tú"

A simple vista podría parecer una argucia para inflar su nota. Sin embargo, para Laura, se trata de una manera de agilizar procesos. "Lo que más me gusta del chat es la rapidez", explica. "No me ha dado tiempo a prepararme toda la asignatura, y como el chat te da las ideas de forma escueta, te puedes centrar en cuatro o cinco cosas y no tener que revisar las veinte páginas de apuntes y documentos que tienes".

La manera en la que la estudiante utilizó el sistema de chat es semejante a como pudo ser utilizada una enciclopedia en su día o Google en tiempos más recientes. Como una manera de eliminar los procesos más arduos y fatigosos de búsqueda de información. "No es copiarlo tal cual porque se nota, como cuando copias Wikipedia, sino que te dé unas claves para poder desarrollarlo tú, te quita muchas horas de encima", explica.

En su caso, el trabajo consistía en unas preguntas teóricas que le pedían diferenciar entre innovación abierta e innovación centrada en la burocracia, proponer definiciones y buscar aplicaciones. "Yo le pregunté al chat una definición de innovación abierta y que me dijera tipos aplicados a la educación, me dio tres o cuatro ejemplos y a partir de ahí saqué más", desarrolla. "Solo está actualizado hasta 2021, así que te tienes que buscar tú los ejemplos".

placeholder A la EBAU no puedes pasarle el ChatGPT. (Foto: EFE/Marcial Guillén)
A la EBAU no puedes pasarle el ChatGPT. (Foto: EFE/Marcial Guillén)

La estudiante no tiene ninguna duda de que la utilización de estos sistemas no es inmoral, como tampoco la tendría un estudiante de física que utilizase una calculadora. "La gente se piensa que es copiar y pegar, pero al final potencia la creatividad de los estudiantes, porque te puede ayudar muchísimo a desarrollar ideas", concluye. No tiene duda de que lo seguirá usando, porque la función no es enmascarar el desconocimiento del estudiante, sino facilitarle el trabajo. Algunos de sus compañeros también lo han empezado a utilizar. Es solo el principio.

Cuando no tienes tiempo

ChatGPT ha aumentado sus visitas casi exponencialmente desde que apareciese a finales de noviembre del pasado año hasta llegar a toda clase de perfiles. Clara* (nombre ficticio, 63 años) conoció de su existencia por una pareja de amigos profesores. "Me pareció muy interesante, así que entré, me registré, y me puse a preguntarle cosas al chat yo también", explica.

"Más actualizado que los manuales ya está, que son de 2008"

Cuando su profesor de grado universitario la suspendió aduciendo que según Turnitin, el programa de identificación de plagios, su trabajo no era original, Clara, segura de su inocencia, se sirvió un plato de fría venganza. "Me dije que, de perdidos, al río", explica. Volvió a repetirlo, esta vez utilizando ChatGPT. Después de pedirle al chat que le diese la información que necesitaba así como alguna referencia bibliográfica ("primero en inglés y luego en español, pero después me dijo que no podía darme referencias porque bebía de muchas fuentes así que me recomendó varios libros"), decidió curarse en salud, y le preguntó: "¿Puede identificarte Turnitin como un plagio?".

La respuesta fue contundente. No, no podía, porque es una inteligencia artificial que, como cualquier ser humano, llega a sus propias conclusiones a partir de diversas fuentes y las cuenta con sus propias palabras. La sensación que tuvo Clara a medida que interactuaba con el chat era la de estar hablando con "una persona que sabe mucho",

En esta ocasión, ya no fue acusada de plagiadora. Sacó un notable. El plus, una felicitación de su profesor.

Una de las razones que llevaron a la mujer a utilizar ChatGPT fue que, a su edad, no tiene mucho tiempo libre para dedicarlo a actividades como buscar definiciones en internet de dudosa procedencia y redactar. De ahí que le sea tan útil. "Tú estás hablando con alguien que podría ser un profesor", razona. "Cuando le pregunté por un tema concreto me dio toda una lección, porque lo que cuenta no está en los manuales, que son de 2008, ni en internet, que a saber de dónde ha salido".

Tampoco tiene ninguna duda en que volverá a utilizarlo. De hecho, ya lo ha hecho, y ahora espera la respuesta en forma de calificación (o descalificación). "No tengo ningún miedo, puede que meta la pata, pero es que con el tiempo que tengo, es más fiable la información que obtengo ahí", concluye. "La verdad, me parece honesto haberlo hecho, sobre todo después de que me digan que he copiado con un trabajo en el que presentaba mi bibliografía, así que...".

Mientras tanto, en el claustro...

Al otro lado del río tecnológico, los profesores también empiezan a utilizar ChatGPT. La mayoría, como todos, para probar. Unos menos, para preparar sus propios exámenes, lecciones o programaciones. Algunos preguntándose si sus alumnos les están intentando colar mercancía averiada en forma de texto producido por una inteligencia artificial, y otros animando a sus estudiantes a que lo utilicen en su día a día.

A la vuelta de Navidad, empezó a encontrarse con trabajos muy bien escritos

Uno de los docentes que se ha preguntado últimamente con cierta frecuencia si eso que estaba leyendo lo había escrito un humano o un robot es Rodolfo Gutiérrez Simón, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. "Mi experiencia es reciente y escasa, pero tiene un toque problemático", explica. "En algunas asignaturas, evalúo a mis alumnos a través de una investigación escrita sobre algún tema concreto que yo ofertaba".

A las vueltas de las primeras navidades pos-ChatGPT comenzó a encontrarse con "trabajos muy bien escritos, no tanto de contenido pero sí formalmente, sobre todo sabiendo que muchos habían sido elaborados por alumnos extranjeros que no hablan castellano con mucha fluidez". Esto despertó sus sospechas, pero no pudo recurrir al viejo Turnitin, ya que la inteligencia artificial utiliza sus propias palabras, que no suele repetir, y el programa identifica frases exactas.

placeholder Del Rincón del Vago al ChatGPT. (Foto: EFE/Jesús Diges)
Del Rincón del Vago al ChatGPT. (Foto: EFE/Jesús Diges)

Es más, Turnitin sí encontró un resultado sorprendente: el nivel de coincidencia era mucho más bajo que de costumbre. "Esto fue otro de los motivos que me llevó a sospechar, porque tarde o temprano, un trabajo incluye citas literales, por lo que siempre hay un porcentaje de texto ya publicado", añade. "Los alumnos que sospecho que lo han utilizado no han caído en que ChatGPT no suele incorporar citas textuales y por lo tanto, arroja un resultado extremadamente bajo. Un trabajo de universidad con un 2% de coincidencia es sospechoso por defecto".

Cuando Gutiérrez le preguntó al propio ChatGPT si lo que estaba leyendo lo había escrito él no recibió respuestas concluyentes, sino vaguedades como que "es posible que haya escrito algo parecido". Como un alumno al que están a punto de pillar pero que nunca reconocerá su pecado en voz alta. La solución de emergencia a la que ha llegado, como tantos compañeros, ha sido la de que sus alumnos expongan sus trabajos en clase, porque eso les obliga a aprender lo que han presentado.

Francisco Seoane, profesor de Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid, resume a la perfección este callejón sin salida: "Hace años, pedí un comentario de Días de radio de Woody Allen, y una alumna me presentó un trabajo en el que hablaba del genio semita. Claro, a qué viene utilizar ese epíteto. Lo busqué en Google con las comillas y me salió la crítica de Filmaffinity. Con ChatGTP es distinto, porque como es una creación de la máquina, no sale en Google". La única vez que ha intentado utilizar ChatGPT para pillar a algún alumno, no lo ha conseguido: la plataforma estaba colapsada. Vuelva usted mañana (y no volvió).

Como el profesor añade, "ChatGPT imita la verbosidad más que la verdad, es decir, suena a que te está contando una milonga".

Las editoriales, a la caza

Julián Cárdenas, sociólogo, profesor e investigador de la Universidad de Valencia, lleva enseñando a sus alumnos de investigación herramientas de inteligencia artificial como Open AI Playground, ChatGPT, Typeset o Elicit desde 2021. No solo los anima a usarlas, sino que se lo pide. "Los estudiantes deben combinarlas con la investigación social de datos del CIS, de la Encuesta Mundial de Valores o del Eurobarómetro", explica. "Usando las herramientas de inteligencia artificial, los estudiantes comprueban que son excelentes para generar texto o seleccionar información, pero no son sustitutas de la investigación de toda la vida". Por ejemplo, ChatGPT puede responder con un texto "coherente muy bien redactado, pero sin ninguna base empírica" cuando se le pide que cree un texto sobre el perfil de las personas que votan a un determinado partido.

Sin embargo, en otra asignatura de Sociología, son los estudiantes los que identifican este perfil a partir de las encuestas del CIS "y posteriormente usan las herramientas de IA de generación de texto para crear en dos minutos decenas de discursos políticos personalizados o cien tuits para campañas en redes sociales dirigidas a nuevos votantes", explica. "Si antes un estudiante podía leer máximo un libro de cien páginas en una semana, ahora hay una IA llamada Typeset que es capaz de resumirte diez libros de cien páginas cada uno y todo en máximo una hora", añade. "¿Significa esto que el estudiante dejará de leer? Yo creo que no, ya que tras usar la IA podrá centrar su lectura en aquel libro que más le llamó la atención de los diez que revisó con la IA. Yo antes no podía revisar tantos libros en tan poco tiempo, y debía leer el que me decían que leyera".

"Los profesores desarrollan sus programaciones didácticas con ChatGPT"

¿Su mayor sorpresa? Que muchos estudiantes no conociesen estos sistemas. "La primera reacción que tienen al conocer Chat GPT y otras herramientas de generación de texto es de sorpresa y pensar en lo fácil que será hacer ensayos", concluye. "Pero deben ser conscientes que se les abre una ventana de oportunidades enorme para su profesión. Van a poder crear texto, imágenes, música, y hablar con máquinas como nunca antes, y sobre todo combinarlas con lo que aprenden en clase. Cuanto antes empiecen a usarlas mejor, ya que más preparados estarán. En un futuro próximo, la diferencia estará entre quienes usen la IA y quienes no la quieran usar".

Mientras profesores y alumnos juegan al gato y al ratón con ChatGPT, las grandes editoriales educativas ya fijan su mirada en la inteligencia artificial. Una de ellas ha identificado a Dani Perelló, teacherpreneur y profesor del colegio El Armelar de Paterna (Valencia) para que les eche una mano en sus desarrollos. "Me contactaron varias editoriales educativas de las top 4 para hacer proyectos relacionados con la temática que estaba desarrollando, aunque no fuese experto", explica. "Incluso las editoriales se están metiendo a introducir contenido realizado por la IA, porque con la LOMLOE están hasta más perdidas que los profesores. Por ejemplo, desarrollando vídeos donde el contenido está creado por la propia IA".

Uno de los hilos de Perelló que llamó la atención de las editoriales fue en el que presentaba siete tips para utilizar los documentales como recurso para el aprendizaje, y que estaba generado por completo por una inteligencia artificial. Es uno de esos experimentos que le han servido "en materia comercial", por ejemplo, para que una de estas empresas se convierta en anunciante en su newsletter Para Profes.

"Me da un poco la sensación de que se nos ha ido de las manos, sobre todo en el sector educativo, y que lo vamos a usar para todo", concluye. "Veo profes diseñando exámenes con ChatGPT, otros sus programaciones didácticas, y no sé dónde está el techo". Para aprender, para ahorrarse tiempo, para divertirse o para buscar trabajo, la fiebre del oro del ChatGPT ya ha comenzando, y durará al menos hasta que se encuentre la última pepita en el fondo del río Sacramento.

Laura M. (29 años) entregó hace unos días un trabajo para su máster en Transformación e Innovación Digital que hacía honor al título del curso. Después de haber trasteado desde hacía tiempo con la inteligencia artificial, decidió utilizar ChatGPT, el popular programa basado en la inteligencia artificial GPT-3 para uno de los trabajos que le habían encargado sobre innovación.

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