El adiós al 'modo avión' tiene truco: no vas a poder (ni querer) usar el 5G en pleno vuelo
La Comisión Europea ha dado luz verde al uso del 5G a bordo de un avión. Es completamente seguro, asegura. Sin embargo, ni aerolíneas ni operadoras se han puesto de acuerdo en cómo ofrecer este servicio
"El cielo ya no es el límite". Así de exultante se mostraba hace unos días Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, al anunciar una decisión que ha pillado con el pie cambiado a aerolíneas y operadores de telecomunicaciones. Se acabó eso de poner el móvil en modo avión al despegar y aterrizar en un vuelo. Los pasajeros dentro de la UE podrán usar sus móviles "al máximo de sus capacidades y funciones, igual que si estuvieran conectados a una antena 5G en tierra". Breton confirmaba de esta forma que por fin sería posible hablar por teléfono o conectarse a velocidad 5G en pleno vuelo para ver series o trabajar. Y todo sin riesgo de interferir con los sistemas del avión. La realidad, sin embargo, será muy diferente: ni podrás usar tu móvil a pleno rendimiento ni habrá ninguna red 5G disponible, al menos durante los dos o tres próximos años (con suerte). Cuando llegue, si llega, el precio será probablemente tan elevado que vas a querer seguir leyendo ese libro de papel que siempre llevas en el fondo de la maleta.
La decisión de Bruselas de acabar con el modo avión y permitir a los pasajeros hablar o navegar en cualquier momento del vuelo ha sorprendido a aerolíneas y operadores, que en realidad llevaban tiempo negociando para ofrecer este servicio, pero nunca han llegado a ponerse de acuerdo. Para ofrecer 5G a bordo de un avión se necesitaban tres cosas: que la tecnología estuviera lista (y lo está, aunque es cara y suele fallar), que los reguladores dieran luz verde (lo acaba de hacer la Comisión Europea) y, lo más importante y complejo, que a las aerolíneas y a las operadoras les saliera rentable ofrecerlo. Este último es el gran obstáculo que va a frenar durante los próximos años que puedas hablar por teléfono o enviar wasaps a 10.000 metros de altura.
"La Comisión plantea ofrecer 5G en aviones a través de picoceldas. Para entendernos, son algo así como routers wifi, pero más sofisticados. Tienes que instalar uno en cada avión y lo que hacen es conectarse a uno de los cientos de satélites geoestacionarios que existen, como los de Inmarsat, por ejemplo. El satélite hace de enlace y envía la señal a una red 5G terrestre, que es lo que conecta la picocelda y el avión a internet. Esto es más viejo que la Tana, muchos aviones ya lo tienen disponible, pero las cuentas nunca han salido. ¿Quién explota el servicio, el operador o la aerolínea? ¿Quién paga por la conexión satelital? ¿Quién es el dueño de las frecuencias de 5G? Todo eso está por definir", explica en conversación telefónica Yago Tenorio, director mundial de arquitectura de red de Vodafone y especialista en 5G.
Bruselas ha confirmado que reservará unas frecuencias concretas para el despliegue del 5G en aviones, lo cual permite su uso en Europa de forma segura, sin interferencias con el resto de sistemas del aparato, pero del resto, de la puesta en marcha del servicio, se deben encargar las compañías. La experiencia del wifi en los aviones no augura nada bueno. Técnicamente, es posible desde hace tiempo, pero es tan malo y tan caro que casi nadie lo quiere usar.
"He probado el wifi de muchas aerolíneas y la conectividad es francamente mala, es como retroceder 20 años, vuelves a pagar por megas, la conexión viene y va, la velocidad es muy baja... Meter 5G en el avión no va a solucionar esto. Que Bruselas libere las frecuencias está muy bien, regula por fin el asunto. Pero es una condición necesaria, no suficiente, el problema es que una conexión satelital con picoceldas es muy costosa y la calidad no está asegurada", señala Tenorio.
"El wifi de las aerolíneas es como retroceder 20 años, vuelves a pagar por megas, la conexión viene y va, la velocidad es muy baja... "
Efectivamente, subirse a bordo de un avión y conectarse a su wifi es como viajar al pasado. Iberia asegura que lo ofrece en el 90% de sus aviones, pero los precios no animan a usarlo. Solo por enviar mensajes de WhatsApp durante una hora, tendrás que abonar 3,5 euros. Si además quieres usar correo electrónico, descargar documentos o ver series en streaming, el precio sube a 6 euros durante 1 hora. No da ni para ver una película entera. Si quieres más tiempo, lo siguiente son 4 horas por 13,5 euros. ¿Todo el vuelo? Hasta 25 euros. Con el 5G todo apunta a que va a ocurrir algo muy parecido.
"Esto está aún muy verde. El usuario lo que quiere es que al subirse al avión le funcione el móvil exactamente igual que en tierra, sin pagar nada extra. Si eso lo haces con picoceldas, la calidad no va a ser ideal. Los satélites geoestacionarios están a 36.000 kilómetros de altura, así que va a haber retardo y ecos en las llamadas y también en la recepción de datos para navegar. Es decir, todas las ventajas del 5G relacionadas con la baja latencia se van a perder", explica a este diario Jorge Pérez, catedrático de telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Tecnológicamente, hay otras alternativas, como conectar directamente la antena del avión con un satélite de baja órbita. La firma estadounidense AST SpaceMobile, que ha lanzado recientemente al espacio el BlueWalker 3, el mayor satélite comercial de baja órbita, ya trabaja con varios operadores, entre ellos AT&T en EEUU o Vodafone en Europa, para ofrecer conectividad a los móviles en zonas rurales vía satélite y a un precio asequible. Es muy similar a lo que hacen los satélites de Starlink de Elon Musk que han mantenido conectadas a las tropas ucranianas. Si funciona en zonas rurales o en plena guerra, funciona también en un avión.
"La clave aquí es conseguir meter la señal 5G con un ancho de banda importante dentro del avión. Nosotros estamos probando con los satélites de AST y el coste es muy inferior a la arquitectura de picoceldas. Aún tienen que bajar mucho más para que el servicio sea viable, pero con toda la oleada de satélites low cost de baja órbita, en cualquier momento esto se puede convertir en un negocio viable, pero no será el año que viene ni dentro de dos", señala Tenorio. Sin embargo, si el negocio llega a ser de verdad jugoso, las aerolíneas querrán también controlarlo. Ese tira y afloja con las operadoras está aún por resolver.
Lo que sí resuelven las nuevas reglas de la Comisión Europea es el asunto de las interferencias del 5G con los aviones, algo que en EEUU ha causado un auténtico caos, llegándose a cancelar varios vuelos tras el encendido del 5G en el país a comienzos de año por el temor a que algunos sistemas de los aviones dejaran de funcionar. ¿Es cierto que se pueden producir estas interferencias?
"Sí, la probabilidad es muy remota, pero podría ocurrir, aunque solo en EEUU, por la forma en la que han desplegado las frecuencias de 5G. Todos los aviones llevan unos altímetros para calcular la altitud del aparato. Este altímetro funciona en unas franjas de frecuencia justo contiguas a las del 5G. En teoría, se podrían producir interferencias, aunque no se ha documentado ningún caso. Solucionarlo es tan simple como aplicar unos filtros al altímetro o hacer lo que se ha hecho en Europa, dejar una banda de seguridad entre las frecuencias del altímetro y las del 5G para que no haya interferencias", explica Tenorio.
Contactados al respecto por este diario, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), el organismo del Ministerio de Transportes del que depende la ordenación, supervisión y seguridad del transporte aéreo, confirma que las nuevas medidas de la Comisión Europea "se basan en las conclusiones de numerosos estudios técnicos sobre el uso del 5G, habiéndose analizado y sometido a rigurosos controles". Sin embargo, las aerolíneas serán las responsables, asegura, de "garantizar que el uso a bordo de esta tecnología no afecta de forma adversa al equipamiento y sistemas de sus aeronaves". Dicho de otra forma, ninguna va a correr a probarlo, y menos si no hay ingresos asegurados detrás. No te olvides del libro en tu próximo vuelo.
"El cielo ya no es el límite". Así de exultante se mostraba hace unos días Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, al anunciar una decisión que ha pillado con el pie cambiado a aerolíneas y operadores de telecomunicaciones. Se acabó eso de poner el móvil en modo avión al despegar y aterrizar en un vuelo. Los pasajeros dentro de la UE podrán usar sus móviles "al máximo de sus capacidades y funciones, igual que si estuvieran conectados a una antena 5G en tierra". Breton confirmaba de esta forma que por fin sería posible hablar por teléfono o conectarse a velocidad 5G en pleno vuelo para ver series o trabajar. Y todo sin riesgo de interferir con los sistemas del avión. La realidad, sin embargo, será muy diferente: ni podrás usar tu móvil a pleno rendimiento ni habrá ninguna red 5G disponible, al menos durante los dos o tres próximos años (con suerte). Cuando llegue, si llega, el precio será probablemente tan elevado que vas a querer seguir leyendo ese libro de papel que siempre llevas en el fondo de la maleta.
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