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Los pueblos 'más bonitos de España' vs. las telecos: "Tiran la fibra sin cuidar el patrimonio"
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Los pueblos 'más bonitos de España' vs. las telecos: "Tiran la fibra sin cuidar el patrimonio"

Enclaves como Vinuesa, en Soria, denuncian que las empresas telefónicas y sus 'subcontratas' instalan el nuevo cableado sin avisar a nadie y destrozando el paisaje

Foto: El alcalde de Vinuesa, Juan Ramón Soria, señala parte del cableado mal colocado. (Concha Ortega)
El alcalde de Vinuesa, Juan Ramón Soria, señala parte del cableado mal colocado. (Concha Ortega)
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Vinuesa lo tiene todo para ser un destino atractivo y ejemplar en la España pospandémica. Ideal para todo aquel que quiera huir de la ciudad tras el trauma del confinamiento sin perder el contacto con el mundo. Con unos 800 habitantes censados, es un lugar tranquilo, alejado de grandes urbes, pero lo justo para poder acudir a una mediana como Soria en menos de una hora, paisajes de ensueño, naturaleza, un patrimonio cuidado y conexión a internet de banda ancha. Tanto cuadra en la imagen de pueblo a seguir que recibió la visita de los reyes en 2020 para hablar en sus calles del futuro de la España rural. Lo que no esperaban sus dirigentes y vecinos es que poco después de aquella visita, la última de esas características, clave para el supuesto crecimiento tras el covid, iba a pasar de ser un sueño a una pesadilla.

El municipio castellano es uno de los que han decidido levantar ahora la voz contra las 'telecos' bajo el paraguas de la Asociación de 'Los pueblos más bonitos de España'. ¿El motivo? "Se están cargando el paisaje y maltratan el patrimonio para colocar la fibra óptica como les da la gana", asegura Juan Ramón Soria, alcalde de Vinuesa, en conversación con El Confidencial. Como él, también se quejan de lo mismo otros regidores de pueblos caracterizados por su atractivo turístico e histórico como los de Puentedey, Albarracín o Frigiliana. Una extraña guerra entre pequeños municipios singulares y grandes empresas telefónicas por la instalación de un bien llamado a ser un salvavidas para el mundo rural y frenar la despoblación y por el que España apostó muy fuerte intentando estar entre los países mejor conectados.

Foto: Muchas ciudades españolas aún no tienen fibra en el centro de la ciudad. (EC)

En la mañana oscura de este miércoles de marzo, Soria muestra las pruebas con las que defiende su postura. En el empedrado centro de Vinuesa, a los pies de los Picos de Urbión y con vistas al río Duero, los palacios y las casas señoriales se juntan con cogollos de cables que cuelgan de un lado a otro de la calle. Incluso en algunas vías hay cables atados con sogas para intentar elevar la altura. "Todo esto es de telefonía, que en nuestro caso la empresa encargada es Telefónica. A simple vista ya ves el problema, fíjate la imagen que dan. Y no solo eso, es que encima hay problemas con los camiones, no avisan a nadie de que hacen esto y de repente de un día para otro nos encontramos con esto", comenta.

Soria, que gobierna bajo las siglas del Partido Popular, es claro, y a las pruebas se remite, pero también se nota cierta contención en sus palabras. Sabe que su posición es difícil. En un momento en el que muchos pueblos de la llamada 'España Vaciada' se agarran a cualquier posible ayuda para no desaparecer como a un clavo ardiendo, la banda ancha se ha convertido en una especie de poción mágica de la que van de la mano con las empresas. Pese a que ya hay expertos que han puesto esto en duda, la idea vendida es que atraerá a nuevos vecinos y la población allí asentada podrá encontrar trabajo, comunicación y, al fin y al cabo, un futuro. Eso acaba poniendo a consistorios como el de Soria entre la espada y la pared. O ponen facilidades o parecerá que dejas morir al pueblo. ¿Pueden convivir patrimonio histórico con fibra? "Creemos que sí, solo pedimos un poco de atención y cuidado", asegura.

placeholder Vista general de la localidad con el embalse de La Cuerda del Pozo. (C. O.)
Vista general de la localidad con el embalse de La Cuerda del Pozo. (C. O.)

El paisaje visontino es un ejemplo perfecto de la batalla entre estos pequeños pueblos con encanto (así los define la asociación) y las empresas. El centro es una sucesión de edificios históricos por los que se pasea sobre un piso empedrado, se acumulan escudos, placas conmemorativas y vistas al río y a la sierra. Los locales comerciales se mimetizan con el ambiente con letreros de madera o forja, las papeleras y lámparas son de diseño y hasta muchos vecinos han tapado los contadores del agua con tapas de piedra para seguir la línea estética. El contraste se da, sobre todo, al mirar a los cables. "Con los de la luz también tenemos problemas, pero al menos intentan seguir una línea y disimularlos debajo de los aleros o junto a los canalones. Con la fibra nada, si te descuidas los meten colgando por medio de los escudos. Es un desastre y no tienen cuidado", detalla Soria. "Nosotros queremos la fibra, y sabemos que es algo tan esencial como la luz, pero no de cualquier forma".

Según el regidor, que está en el puesto desde las elecciones de 2019, su pueblo intentó estar rápido a la hora de instalar la fibra. En 2019, con Soria como una de las regiones con menor cobertura de banda ancha del país (sigue estando a la cola, pero la cobertura ya llega al 84,10% de la provincia), ellos ya negociaron con la empresa la llegada de la fibra. Y costó. "Decíamos que tenía que ir soterrada en buena parte del centro y nos dijeron que o eso lo pagábamos nosotros o nos quedábamos sin fibra. Bueno, al final llegamos a un acuerdo para pagarlo a medias, más o menos, porque no podíamos perder la oportunidad". Pero la inversión no ha salido demasiado bien. "La cosa es que ahora vienen las subcontratas, que tienen que saber perfectamente que hay canalizaciones, y no las usan. O tienes que estar todo el día detrás de ellos para que lo hagan y no te tiren el cable por vía aérea".

placeholder Cableado y cajas, algunas sin uso alguno, en una fachada de la localidad. (C. O.)
Cableado y cajas, algunas sin uso alguno, en una fachada de la localidad. (C. O.)

Pone ejemplos como el del palacio reconvertido en colegio municipal. El color del cemento y la piedra de la calle, por la que justo pasaron hace menos de dos años los reyes en su visita a Vinuesa, marca claramente la canalización y las tapas con el logo de Movistar van cercanas a las de Iberdrola. Sin embargo, siguen apareciendo cables colgando de lado a lado de la plaza, y por encima de escudos con siglos de historia. Con ojo meticuloso, Soria va marcando lo que considera los mayores desmanes. Una pequeña vuelta al casco antiguo basta. "Esto lo tuvo que atar el empleado municipal que nos lleva el alumbrado público para que pudieran pasar los camiones. Pero es que lleva así meses. Damos avisos, pero de repente dicen que ya se ha cerrado la incidencia o que todo está bien. Es desesperante", comenta.

También señala las cajas blancas o negras que cuelgan de los portales y que le gustarían que estuvieran por dentro o disimuladas, o el errático camino que sigue cada cable para ir de casa en casa "lo cruzan por donde les da la gana y meten unos ganchos gigantes". Aunque su mayor queja pasa por la operativa que, asegura, nadie le ha sabido explicar. "Mucho del cableado que ves es el de cobre, de los antiguos que se usaban para el ADSL. Es decir, han colocado la fibra, pero también han dejado los cables antiguos, muchos de ellos colgando, de cualquier manera. Con lo cual, han tenido que hacer espacio para la nueva instalación sin quitar la que ya no sirve. He preguntado a todos los que vienen a instalar la fibra, que son subcontratas, y nadie me ha sabido explicar por qué lo hacen así", señala.

placeholder El alcalde del municipio, Juan Ramón Soria, posa para EC. (C. O.)
El alcalde del municipio, Juan Ramón Soria, posa para EC. (C. O.)

Desde Telefónica detallan a este periódico que Vinuesa dispone de fibra desde hace más de un año y medio con un despliegue que se realizó de acuerdo al procedimiento habitual sin que se haya producido ninguna incidencia y que, en todo caso, Movistar está abierta a abordar conjuntamente con las autoridades cualquier mejora en el cableado de telecomunicaciones. Lo cierto es que este asunto no es demasiado nuevo para las 'telecos', al menos en el fondo, pues, aunque ahora son los pequeños pueblos los que se levantan y protestan, el problema también golpea incluso a las grandes ciudades desde hace años. La fibra y el patrimonio histórico no casan, de momento, demasiado bien.

Patrimonio y fibra

Aunque aquí se añaden otros factores, como los mencionados de ver el internet de banda ancha como un salvavidas para el mundo rural, en el mismo centro de grandes capitales españolas conocen una historia parecida. Vecinos aislados en conectividad por vivir en un lugar con demasiado patrimonio histórico y protección paisajística.

Los lugareños del centro de ciudades como Toledo, Zamora, Burgos, Granada, Cuenca, Santiago de Compostela, San Sebastián o Badalona, por citar algunos casos, tienen o han tenido hasta hace nada, que sobrevivir con una conexión basada en ADSL. Es un problema que sufren, prácticamente, todas aquellas ciudades que cuentan con un reglamento para proteger diversas zonas por su valor arquitectónico, patrimonial o arqueológico. Y llegando a casos como el de la capital guipuzcoana, en el que tuvo que entrar incluso la CNMC por el riesgo a dejar a todo un barrio sin conexión a la red.

La cuestión de fondo es la misma en una ciudad como San Sebastián que en Vinuesa: ¿quién paga la cuenta y cómo lo rentabilizas? Las compañías de telecomunicaciones, empresas privadas que no dejan de hacer negocio con el acceso a internet, no quieren sufragar muchas veces estas instalaciones porque simplemente no les salen las cuentas. Algo que acaba derivando en muchos casos en un tira y afloja entre administraciones locales y operadoras. El acuerdo de instalación de la fibra en Vinuesa es un ejemplo más, y que también preocupa a su alcalde. "No sé si todo lo invertido ahora solo lo podrá usar Telefónica o qué pasará cuando vengan otras compañías a meter fibra. Pero no tienes otra que aceptar ciertas condiciones para dar el servicio que exigen tus vecinos", señala.

"En estas zonas históricas cada casa es diferente. La gran mayoría, al ser antiguas, no tienen ni cuarto de comunicaciones", explicaba hace unos meses Claudia Fuentes Rueda, gerente y propietaria de TM Digital, un pequeño operador que actúa en Granada y alrededores, en conversación con El Confidencial. Allí, en zonas del centro y del Albaicín, llevan demandando esta conectividad años sin que se les haya dado una solución. "Es la pescadilla que se muerde la cola. Son edificios considerados bien de interés cultural, entonces hay que olvidarse de tirar cable por fuera. El problema es que hacerlo por arquetas puede ser muy costoso".

Fuentes Rueda calculaba que acometer este tipo de obras tan específicas puede elevar el presupuesto fácilmente hasta ocho veces. "Si es en cuesta, más". Una cifra así escapa de las posibilidades de una empresa familiar como la suya y, a su modo de ver, disuade "a los grandes" porque "son casas pequeñas, con poca densidad de vecinos". "Además, en una ciudad como Granada, depende de la calle que levantes te puedes encontrar rápidamente con restos históricos, algo que te obliga a paralizar la obra. Eso hace que se avance de forma lentísima", remataba. Si a esto le sumas las peculiaridades de un pueblo como Vinuesa con apenas 800 vecinos censados y en un lugar bastante aislado, todo se complica aún más.

¿Cómo se soluciona esto?

En Vinuesa, al menos, el alcalde no está solo en su lucha. Técnicos del ayuntamiento como Saturnino explican que hay muchos más pueblos con problemas similares en la comarca provocados, dicen, "por las contratas", y hay vecinos que ya han tenido encontronazos con las compañías, como Daniel. "De repente un día me encontré con unos que para llevar la conexión a otra casa querían tirarla por los tablones de madera de mi balcón. Ya les dije que ni se les ocurriera, pero tienes que estar atento porque si no te arman una buena", comenta. Él avisó al propio alcalde, que dice haber sufrido algo parecido en su casa. "Llego a mi casa y me encuentro a un técnico clavando todo el frontal de mi casa para pasar el cable, y no te creas que lo estaba haciendo a mucha altura y en el alero, por ejemplo, no, lo estaba colocando por la mitad porque decía que le era más cómodo y rápido". "Le obligué a quitarlo y a hacerlo de nuevo, pero ya te dejan los agujeros y demás porque nadie te ha avisado".

Ante la situación, los vecinos piden que al menos haya algo de comprensión por parte de las compañías. "Sé que muchos de los que vienen a instalar lo hacen sin pensar porque tienen que trabajar a destajo. En las subcontratas estas si tardan 5 minutos pues mejor que 10, por lo que optan por lo más fácil y rápido. Pero es que es un desastre. Nosotros nos afanamos en cuidar el patrimonio, pasamos mil controles para estar en todo tipo de asociaciones y demás, y vienen y en un momento te destrozan el paisaje. Y es que se puede hacer bien, por ejemplo con Ibedrola tenemos también quebraderos de cabeza pero son mucho más profesionales y entienden la singularidad del lugar".

placeholder Cableado en una de las fachadas de la localidad atado con sogas para elevar la altura. (C. O.)
Cableado en una de las fachadas de la localidad atado con sogas para elevar la altura. (C. O.)

De estas reflexiones nace un primer detalle que a Soria le parece clave y es que mientras instalaciones como la luz se suelen hacer en grandes reformas o nueva construcción que necesitan de licencia de obra, la colocación de la fibra no precisa de esas licencias por lo que el control es muchísimo menor. "Mira, en este cuadro me fije el otro día, y me he vuelto a fijar hoy. Hay otros tres cables conectados que no sé ni de quién son ni cuándo los han puesto ni por dónde. Es muy difícil seguirles la pista en un pueblo como este, por lo que al final lo que te toca es actuar 'a posteriori' una vez que ves que te han colocado el cableado mal", comenta.

Al no necesitar de licencia ni nada parecido, prácticamente todo depende del vecino en cuestión que esté instalando la fibra y el técnico que vaya a ponérsela. "Una opción que estamos pensando es cambiar el plan de urbanismo e incluir más cláusulas para que quede claro cómo deben hacerlo, pero hay que estudiarlo bien y ver cómo lo especificamos. Todos estos temas de patrimonio están muy regulados y hay que tener un cuidado especial, pero alguna solución de este tipo vamos a necesitar, visto lo visto y contando con que muchos vecinos que ponen la fibra no pasan mucho por aquí para vigilar la instalación".

placeholder Vista de una de las calles del pueblo. (C. O.)
Vista de una de las calles del pueblo. (C. O.)

Quizá, municipios como Vinuesa pueden fijarse en sitios como Santiago de Compostela, donde se han utilizado un abanico de soluciones variado y combinado para poder tirar el cable por toda su zona histórica. Se ha reutilizado la canalización por la que discurría el cable de cobre y los servicios municipales se han encargado de gestionar las instalaciones soterradas para evitar los cruces aéreos. El problema es que se necesita presupuesto. En la capital gallega, en concreto, todo esto supuso una inversión de 2,4 millones de euros.

Aún más innovadoras son las ideas que presenta gente como Pere Tuset, profesor de la Universidad Oberta de Cataluña e investigador del grupo WINE (Wireless Networks). Él subraya que existen tecnologías inalámbricas de solvencia reconocida como WiMax (mediante ondas electromagnéticas) que pueden facilitar la tarea. Tirar fibra hasta un punto concreto y mediante antenas repartir la señal. "Aquí hay un coste menor y aunque la estabilidad de la señal y las capacidades son menores también se puede dar una buena conectividad".

Puestos a imaginar, Soria cierra la entrevista con una duda. ¿Y si fueron demasiado rápido? "Ahí está Elon Musk diciendo que puede dar internet a todo el mundo con satélites. Nada de cables, ni canalizaciones, ni nada. Lo mismo teníamos que haber esperado, aunque claro, cambiábamos los cables por parabólicas. Otro problema nuevo".

Vinuesa lo tiene todo para ser un destino atractivo y ejemplar en la España pospandémica. Ideal para todo aquel que quiera huir de la ciudad tras el trauma del confinamiento sin perder el contacto con el mundo. Con unos 800 habitantes censados, es un lugar tranquilo, alejado de grandes urbes, pero lo justo para poder acudir a una mediana como Soria en menos de una hora, paisajes de ensueño, naturaleza, un patrimonio cuidado y conexión a internet de banda ancha. Tanto cuadra en la imagen de pueblo a seguir que recibió la visita de los reyes en 2020 para hablar en sus calles del futuro de la España rural. Lo que no esperaban sus dirigentes y vecinos es que poco después de aquella visita, la última de esas características, clave para el supuesto crecimiento tras el covid, iba a pasar de ser un sueño a una pesadilla.

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