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Misiles hipersónicos para el Zumwalt: así salvará EEUU el destructor más caro del mundo
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Unos buques de 15.000 toneladas

Misiles hipersónicos para el Zumwalt: así salvará EEUU el destructor más caro del mundo

El Zumwalt fue creado para ser el destructor del futuro, pero ha sido un fiasco. Ahora la US Navy tiene un plan para él que involucra alta tecnología y una funcionalidad distinta

Foto: El USS Zumwalt en pruebas. (US Navy)
El USS Zumwalt en pruebas. (US Navy)
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Los superdestructores clase 'Zumwalt' eran la apuesta futurista de la US Navy, la marina de guerra más poderosa del planeta. El hecho de que hayan resultado un fracaso sin paliativos es algo que ni los norteamericanos ocultan; pero son grandes, han costado muchísimo dinero y algo hay que hacer con ellos. Este es el quebradero de cabeza que arrastra la Navy desde que empezaron a surcar los mares aunque, operativamente y, por el momento, su desempeño real ha sido nulo. Ahora parece que se les puede asignar un nuevo papel aprovechando sus capacidades y llega de la mano de una tecnología de moda: los misiles hipersónicos.

La US Navy no sabe qué hacer con los destructores clase 'Zumwalt' desde que se dio por abandonado el programa de su increíble artillería a bordo. Se lleva años hablando de otras posibles misiones, más allá de aquellas para las que fue creado, pero no se materializa ninguna solución que solvente sus graves problemas, por no hablar del inaceptable sumidero de fondos que han representado.

Foto: Un X-51A Waverider en su lanzador bajo el ala de un B-52. (Foto: USAF)

La última (o penúltima) posible solución para estos buques es utilizarlos como lanzadores de misiles hipersónicos. Algo, esto de los ingenios hipersónicos, muy de moda pero aún pendiente de afinar en su desarrollo. Esta posibilidad ha sido desvelada por el vicealmirante Roy Kitchener, un curtido marino de la 'vieja escuela' que ha estado al mando de los destructores USS John Paul Jones (DDG 53) y USS Higgins (DDG 76), así como del crucero USS Princeton (CG 59). Todo un experto que ahora se encuentra al mando de la Naval Surface Force U.S. Pacific Fleet, o Flota de Superficie del Pacífico.

Kitchener afirmaba, en unas declaraciones en el Pentágono, que la US Navy tenía ambiciosos planes para el futuro, que involucraban alta tecnología y en los que se contaba con los destructores DDG 1000 o clase 'Zumwalt'. Esto incluía explícitamente que los tres buques de esta clase se dotarían de misiles hipersónicos y que era intención de la marina que estas unidades empezaran a participar de forma activa en ejercicios navales importantes, como los RIMPAC (RIM of the Pacific Exercice) o los Valiant Shield. Los primeros son los ejercicios multinacionales más importantes del mundo y se celebran cada dos años (los próximos en 2022) con su centro de gravedad en las islas Hawái. Los segundos son ejercicios exclusivos de la US Navy y se celebran en las Marianas.

CPS: armas hipersónicas

Lo que la Navy piensa instalar en los DDG 1000 son los nuevos misiles hipersónicos en los que lleva trabajando desde hace tiempo. Se trata de lo que denominada CPS o Conventional Prompt Strike (o Arma Convencional de Ataque Rápido), un arma de largo alcance del tipo 'boost-glide weapon', algo que se podría traducir por un arma de 'impulso y planeo'. Se denominan así porque su característica principal es la de ir propulsado por un motor cohete, que le lleva a una gran altura y alta velocidad superior a Mach 5 (5 veces la velocidad del sonido, unos 6.178 km/h), pero a partir de ahí, el arma pierde su etapa impulsora (su motor cohete) para llegar a su objetivo en un vuelo de planeo.

placeholder El radical diseño de los DDG 1000. (US Navy)
El radical diseño de los DDG 1000. (US Navy)

El CPS es la versión naval de una serie de desarrollos de este tipo de armas, en las que se buscan muy largos alcances y, sobre todo, tiempos de vuelo cada vez más cortos, dejando al enemigo con unos márgenes de reacción cada vez menores. Sin embargo, el desarrollo es lento y en fechas tan recientes como mayo de este mismo año (2021) se realizó la primera prueba real con el motor cohete que impulsará este ingenio.

Dicho motor, denominado SRM, está siendo fabricado por Northrop Grumman, pero cuenta con el apoyo de Lockheed Martin, presente en casi todos los desarrollos de armas importantes, que actúa como integrador de sistemas. El motor cohete es propio de la Navy, mientras que el vehículo de planeo (donde participa Rytheon, el otro 'grande' de la industria de defensa), aun sin desarrollar y donde se encuentra la cabeza de guerra, será un elemento común tanto para la marina como el ejército. Esto tiene su lógica, pues si bien el arma en sí no tiene que presentar peculiaridades en función de la plataforma de lanzamiento, es diferente si se lanza desde buques o submarinos que si se hace desde lanzaderas terrestres.

placeholder USS Zumwalt (DDG 1000). (US Navy)
USS Zumwalt (DDG 1000). (US Navy)

En principio, parecía que los buques llamados a estrenar estos misiles iban a ser los submarinos clase 'Ohio' Bloque III y los nuevos (y caros) clase 'Virginia' pero, con posterioridad, se decidió que también los montarían en destructores de la clase 'Arleigh Burke' (es de suponer que en los de la última serie). Nada se dijo entonces de los DDG 1000. Para ellos se reservaban otras soluciones, desde adaptar los cañones AGS a municiones más económicas, a instalar nuevos sistemas de armas de alta energía (tipo láser) y del tipo 'Rail Gun'. Abandonadas todas esas ideas, parece lógico utilizar las plataformas 'Zumwalt' para este otro tipo de sistemas.

No va a ser sencillo ni barato, porque hay problemas que costará solventar. El primero de ellos, aunque parezca mentira, es una cuestión de espacio, y sorprende decir esto en unos buques de 15.000 toneladas, casi 6.000 más que los 'Arleigh Burke'. El problema es que los 'Zumwalt', si recordamos, prescindieron de los típicos lanzadores verticales de misiles VLS (dispuestos a proa y popa), para colocar sus silos en ambos costados del buque. Esta solución innovadora presentaba la ventaja de dejar más espacio en el buque y funcionar como 'blindaje' antimisil en los costados. Pero hay un problema con esto.

placeholder USS Michael Monsoor (DDG 1001). (US Navy)
USS Michael Monsoor (DDG 1001). (US Navy)

Los lanzadores de misiles CPS son más grandes que los habituales para misiles RIM-162 ESSM, SM-2, SM-3 o Tomahawk (BGM-109). Los misiles CPS tendrán un diámetro de 87,63 cm y se había previsto su uso para submarinos en el módulo de carga VPM, 'Virginia Payload Module' o Módulo de Carga Virginia, que tiene un diámetro de 221 cm, y donde entrarían 3 CPS. Pero no caben en los lanzadores instalados en los 'Zumwalt'.

Esto plantea, a su vez, una difícil decisión y un montón de dinero. Por un lado, hay que ver dónde se ponen. Si se reemplazan los lanzadores de los costados, el buque ya no podrá utilizar misiles ESSM, SM-2 o SM-3, con lo que su defensa quedará mermada. La otra alternativa sería instalarlos en la proa del buque, pero obligaría a desmontar las dos piezas de artillería, lo que significaría renunciar a una futura capacidad artillera. Todo ello, en cualquier caso, con la obligación de someter las tres unidades a un proceso de modificación importante y caro.

Drástico cambio de rumbo

La historia de estos destructores revela que muchas cosas no funcionaron como se esperaba. El primer detalle es que estaba previsto construir 32 unidades, cifra que se redujo a 24, luego a 7, y se quedó, finalmente, en 3. El USS Zumwalt (DDG 1000), primero de la serie, fue botado en 2013, pero no fue aceptado por la US Navy hasta abril de 2020. El USS Michael Monsoor (DDG 1001) fue botado en 2016 y aún se encuentra en período de pruebas, mientras que el tercer y último buque, el Lyndon B. Johnson fue botado en 2018 y aún no ha sido entregado.

El diseño de los 'Zumwalt' comenzó a principios de los 2000 y, se puede decir, quedó definido hacia el 2005. Para unos buques de 15.000 toneladas y en cuyo programa se ha han invertido entre 22.000 y 24.000 millones de dólares, a más de 7.000 millones cada unidad (poco menos del coste de un portaaviones de la clase 'Nimitz'), decir en 2021 que la US Navy va (por fin) a encomendarles tareas y que, por vez primera, podrán participar (en 2022) en unos ejercicios importantes, no debe resultar nada alentador.

placeholder Lanzamiento de un SM-2 desde el USS Zumwalt. (US Navy)
Lanzamiento de un SM-2 desde el USS Zumwalt. (US Navy)

Casi más grave es el hecho de que, a estas alturas, se esté todavía buscando qué hacer con ellos, pues no ha quedado más remedio que dar a sus funciones un radical golpe de timón y cambio de rumbo. Originalmente, se trataba de buques muy armados, para actuar en aguas litorales y dotados de una artillería revolucionaria que pudiese apoyar a la infantería de marina desembarcada, a un coste inferior al de los caros misiles.

El resultado ya sabemos que fue un fracaso. Sus sofisticados cañones AGS (Advanced Gun System) de 155 mm, alta cadencia de tiro y con un alcance y precisión hasta ahora desconocidos, fueron un completo desastre. A un coste desorbitado de unos 800.000 dólares por disparo, ni siquiera la US Navy fue capaz de asumir tal despropósito. Luego se habló de dotarlos con armas del tipo 'Rail Gun' con tecnología electromagnética, pero tampoco era viable, ya que, aun cuando las armas estuvieran plenamente operativas (que todavía tardarán y ya veremos cómo) se vio que la planta de generación de energía eléctrica de estos destructores era insuficiente para sus exigentes necesidades.

placeholder Interpretación artística del Misil hipersónico CPS. (Raytheon)
Interpretación artística del Misil hipersónico CPS. (Raytheon)

Si nada de lo anterior funciona, al colocarle los misiles hipersónicos, el buque cambiará de manera radical su misión y ahora se convertiría en una unidad de combate oceánica, muy bien armada y lista tanto para defensa de flota, como para ataque estratégico. Justo lo contrario de aquello para lo que fue diseñado.

Estos destructores son el ejemplo de los últimos fracasos de la US Navy en sus desarrollos de buques, junto a los también polémicos Littoral Combat Ship o LCS. En el caso de los destructores, quizás eran demasiado futuristas y se arriesgó con un diseño radical en exceso, cuando la tecnología que los debía acompañar aún no estaba madura. Pero lo peor de todo es que el desarrollo del CPS no estará listo como poco hasta el 2025 y se espera que pueda estar operativo en buques para el 2028. Hasta entonces, habrán pasado 15 años para el USS Zumwalt y no menos de 12 para el USS Michael Monsoor, en los que habrán estado haciendo entre poco y nada.

Los superdestructores clase 'Zumwalt' eran la apuesta futurista de la US Navy, la marina de guerra más poderosa del planeta. El hecho de que hayan resultado un fracaso sin paliativos es algo que ni los norteamericanos ocultan; pero son grandes, han costado muchísimo dinero y algo hay que hacer con ellos. Este es el quebradero de cabeza que arrastra la Navy desde que empezaron a surcar los mares aunque, operativamente y, por el momento, su desempeño real ha sido nulo. Ahora parece que se les puede asignar un nuevo papel aprovechando sus capacidades y llega de la mano de una tecnología de moda: los misiles hipersónicos.

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