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La crisis económica acaba con los dinosaurios 2.0
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La crisis económica acaba con los dinosaurios 2.0

La crisis no respeta a nada ni a nadie y, posiblemente, haya acabado con uno de los proyectos más divertidos que haya dado la tecnología en

Foto: La crisis económica acaba con los dinosaurios 2.0
La crisis económica acaba con los dinosaurios 2.0

La crisis no respeta a nada ni a nadie y, posiblemente, haya acabado con uno de los proyectos más divertidos que haya dado la tecnología en materia de gadgets. La víctima, ironías de la vida, sería una vez más el dinosaurio, que volvería a extinguirse por segunda vez en su historia. No estamos refiriendo al Pleo, un proyecto iniciado por Caleb Chung allá por 2006, el que fuera a su vez creador del Furby. Toda una eternidad de desarrollo en años tecnológicos que podría haber sucumbido a la crisis, no se sabe bien si por ser víctima de ésta o porque no calculó correctamente la demanda de un juguete demasiado caro. El Pleo es un pequeño dinosaurio robotizado con múltiples sensores y autonomía propia que se mueve por la casa y tiene hasta estados de ánimo.

Por el momento no hay nada confirmado ni desmentido por parte de Ugobe -su fabricante-, pero el asunto pinta mal ya que la web que da vida al producto se encuentra caída desde hace tiempo y lo peor es que casi nadie lo ha percibido. La voz de alarma ha saltado cuando el conocido blogger Ryan Block publicó en su Twitter que la web del producto llevaba semanas caída y peor aún, que el fabricante no respondía a llamadas ni correos, algo extrañísimo en Estados Unidos, donde la cultura de servicio hace que la respuesta al cliente se mida en horas. Lo triste de la noticia es que, de confirmarse, no sorprendería a casi nadie, ya que el propio fabricante tuvo que rebajar el precio del producto la friolera de 100 dólares a las seis semanas de estar a la venta. Un descuento brutal para un producto en plena campaña de lanzamiento.

De puertas adentro las cosas no iban mejor y la fuga de directivos era constante desde que el dinosaurio se pusiera a la venta en 2008. Por otro lado, la empresa tuvo que cerrar su sede en California y mudarse al hosco -tecnológicamente hablando- estado de Idaho, mientras se embarcaba en el proceloso reto de encontrar fondos a la desesperada para mantener el barco a flote. De puertas afuera Ugobe resiste como un gato panza arriba y asegura que todo sigue su curso y, de hecho, que lanzará nuevos productos este año, algo difícilmente creíble en una empresa inmersa en esas procelosas circunstancias.

Otras víctimas


El dinosaurio Pleo no sería el único 'juguete' para adultos que ha osado salir al mercado. También lo hizo con un pobre resultado el conejo Nabaztag, un pequeño complemento que se conecta al router WiFi y nos da las noticias por la mañana, nos lee el correo y demás funciones configurables. Este producto galo ha visto lastrado su crecimiento por una gestión muy local del mismo, hasta el punto en que las unidades compradas en España y averiadas deben enviarse al país vecino para repararse.

Pleo posiblemente pasará al recuerdo como aquel gadget que todos los tecnófilos quisieron tener pero los 350 dólares parecen a todas luces un despropósito para un pequeño juguete que se pasea por la casa emitiendo gruñidos y respondiendo a los estímulos que recibe del entorno gracias a sus múltiples y sofisticados sensores. Esta vez, no han sido los meteoritos...

La crisis no respeta a nada ni a nadie y, posiblemente, haya acabado con uno de los proyectos más divertidos que haya dado la tecnología en materia de gadgets. La víctima, ironías de la vida, sería una vez más el dinosaurio, que volvería a extinguirse por segunda vez en su historia. No estamos refiriendo al Pleo, un proyecto iniciado por Caleb Chung allá por 2006, el que fuera a su vez creador del Furby. Toda una eternidad de desarrollo en años tecnológicos que podría haber sucumbido a la crisis, no se sabe bien si por ser víctima de ésta o porque no calculó correctamente la demanda de un juguete demasiado caro. El Pleo es un pequeño dinosaurio robotizado con múltiples sensores y autonomía propia que se mueve por la casa y tiene hasta estados de ánimo.