Caso Alcàsser: los coches de Ricart y Anglés y 50 pelos, la última esperanza en la investigación
El Juzgado de Alzira ha ordenado la inspección de los coches de Antonio Anglés y Miguel Ricart para hallar restos biológicos de las 'niñas de Alcàsser', así como el análisis de 50 pelos que podrán determinar su participación en el triple crimen
Casi treinta años después del triple asesinato de Toñi, Desirée y Miriam, el caso Alcàsser sigue dando de qué hablar. No es para menos, ya que hablamos de uno de los crímenes sin resolver que más preocupan a las autoridades, especialmente ahora que empieza la cuenta atrás para el 2029, fecha en la que prescribe el delito. Pese a los avances científicos y tecnológicos que superan con creces los disponibles en los 90, las autoridades siguen sin dar con la prueba más crucial en la investigación: Antonio Anglés.
En los últimos meses, los investigadores han centrado sus pesquisas en tratar de resolver algunas de las incógnitas que rodean el caso, como hallar alguna pista que esclarezca la participación del fugado en los crímenes, analizar unos pelos que fueron descartados en 1992 o volver a inspeccionar los coches de Anglés y Miguel Ricart, único condenado por los asesinatos que quedó en libertad hace ocho años.
Nueva inspección de los coches
Según informa el diario local Las Provincias, la magistrada del Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira (Valencia) ha ordenado a la Guardia Civil que vuelva a inspeccionar los coches de los dos principales autores materiales del triple crimen, un Seat Ronda y un Opel Corsa con el que secuestraron a las víctimas. El objetivo de este análisis es dar con restos biológicos de alguna de las menores. Aunque esta no es la primera vez que llevan a cabo esta labor.
A principios de este verano, la jueza que lleva el caso manifestó su intención de deshacerse de ambos vehículos en vista de que en el último registro, practicado en 1993, no encontraron nada nuevo. Ante esto, la Asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención, una asociación de criminólogos personada como acusación popular en el caso, reclamó que volvieran a inspeccionar los coches, petición que finalmente podría ser aceptada.
En la noche del 13 de noviembre de 1992, Desireé Hernández (14 años), Miriam García (14 años) y Toñi Gómez (15 años) salieron de la localidad de Alcàsser, donde vivían con sus padres, a la discoteca Coolor, a la que nunca llegaron. En una gasolinera ubicada en Picassent, un Opel Corsa blanco se paró ante ellas y sus conductores, Anglés y Rciart, se ofrecieron a llevarlas hasta el local. Una vez dentro, según las investigaciones policiales, los dos jóvenes las trasladaron hasta un viejo caserón abandonado situado en el Barranco de La Romana, en Tous. Allí las violaron en repetidas ocasiones, las vejaron y torturaron de diversas formas para después de horas (o días) obligarlas a caminar hasta un descampado en el que cavaron una fosa donde ocultaron sus cuerpos.
Los cadáveres no fueron encontrados hasta enero de 1993. Al día siguiente, la Guardia Civil detuvo a Miguel Ricart, apodado ‘El Rubio’, en su casa. Sin embargo, no tuvieron la misma suerte con Anglés, un joven delincuente acostumbrado a huir de las autoridades que se libró, por los pelos, de ser cogido. A día de hoy, muchas son las teorías sobre su posible paradero. Algunos dicen que logró llegar a Dublín escondido como polizón en un barco irlandés, mientras que otros consideran que jamás llegó a salir de España o que, simplemente, está muerto.
Ricart, en cambio, no pudo eludir a la Guardia Civil y confesó su autoría en los crímenes al ser detenido. En 1997 fue condenado a 170 años de prisión por la Audiencia de Valencia, aunque solo cumplió 21 años de la pena porque en 2013 quedó en libertad tras la derogación de la Doctrina Parot. Lo último que se sabe de él es que fue identificado por la Policía el pasado mes de enero en un control rutinario que realizaban en una casa ocupada en el barrio madrileño de Carabanchel.
Una prueba que fue descartada
Cinco meses atrás, la Asociación Laxshmi volvió a la carga para reclamar ante la jueza encargada del 'caso Alcàsser' no solo la inspección de los coches, sino también el estudio de once pelos hallados en los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée. Según explicó en el programa de Jiménez el criminólogo Félix Ríos, estos análisis servirían para inculpar a Anglés con pruebas forenses.
► Lo que los huesos podría revelar del caso Alcàsser
Ahora, según el diario local, la magistrada Elisa Font habría enviado una orden a los forenses del Instituto Nacional de Toxicología para analizar un total de 50 pelos hallados en los cuerpos de las tres víctimas que, en su día, fueron descartados en los estudios genéticos antes de procesar a Ricart. Este nuevo informe podría esclarecer, al final, la participación de Anglés y Ricart en los crímenes. Pero, sobre todo, servirán para comprobar si realmente Anglés, uno de los fugitivos más buscados en España y la Interpol, está relacionado con los asesinatos de las 'niñas de Alcàsser'.
Casi treinta años después del triple asesinato de Toñi, Desirée y Miriam, el caso Alcàsser sigue dando de qué hablar. No es para menos, ya que hablamos de uno de los crímenes sin resolver que más preocupan a las autoridades, especialmente ahora que empieza la cuenta atrás para el 2029, fecha en la que prescribe el delito. Pese a los avances científicos y tecnológicos que superan con creces los disponibles en los 90, las autoridades siguen sin dar con la prueba más crucial en la investigación: Antonio Anglés.