Hacen pública una playa de Nueva Zelanda gracias a una campaña de 'crowdfunding'

Si tiene pensado viajar a Nueva Zelanda, está de enhorabuena: desde hace unos días es posible disfrutar de otra más de sus paradisíacas playas. Hasta ahora, la playa de Awaroa Inlet pertenecía a un particular –Michael Spackman– que impedía el baño en su propiedad después de haberla comprado por 1,92 millones de dólares neozelandeses (algo menos de un millón de euros). Sin embargo, gracias a una campaña de 'crowdfunding', este refugio de verde vegetación, aguas cristalinas y arena blanca es de uso público.

Duane Major es, junto a Adam Gard'ner, el instigador de esa campaña en la que han colaborado nada menos que 40.000 personas. Fue el quien consiguió recaudar los dos millones de dólares neozelandeses –1,2 millones de euros, aproximadamente– necesarios para comprar la playa. El Gobierno de la isla también aportó capital para conseguir llevar a buen puerto la adquisición, pues a pesar de la buena voluntad de los perfiles anónimos no se lograba recopilar la cantidad solicitada.

Tres edificios son el único rastro humano que se puede encontrar en las siete hectáreas de tierra y 800 metros de largo de la playa de Awaroa Inlet. “Nos alegra anunciaros que a las 10:57 horas de la pasada noche, un prístino trozo de playa y arbustos ha sido puesto en manos de todos para disfrutarlo para siempre. ¡Felicidades, lo conseguimos!”, se congratuló Major en su cuenta de Facebook para informar del logro.

Nueva Zelanda puede presumir de imponentes costas donde bucear entre peces de colores es uno de los grandes atractivos. Sin embargo, su gran vínculo con la naturaleza también es un inconveniente en algunos casos. Este diario informó esta semana de las dificultades que está pasando un médico de Tokoroa, una zona tan rural que nadie quiere mudarse allí para ser su sustituto al frente de la sanidad de la región de Waikato.