Siria y Suecia, dos mundos antagónicos en las búsquedas de Google con un solo 'click'

Norte y sur. Ricos y pobres. Paz y guerra. El mundo que nos rodea cada vez se divide más en crueles binomios que dibujan una realidad que va más allá del que nos muestran cada día los medios de comunicación.

En un mundo globalizado, internet se ha convertido en el epicentro de nuestras vidas sin embargo, esa misma herramienta nos muestra que una simple búsqueda puede hacer temblar la escala de valores del usuario. Eso es lo que ha conseguido la agencia de publicidad sueca Svensson que, a través de un visual y sencillo video de poco más de un minutos, muestra la brutal diferencia entre Suecia y Siria a través de tres simples palabras: casa, coche y niño.

Con 53.750 refugiados sirios de los 209.729 que han abandonado el país desde abril de 2011, un mes después de que comenzaran las protestas contra el Gobierno de Bashar al-Asad, Suecia es el segundo país europeo que mayor número de refugiados ha acogido por detrás de Alemania, con 54.619. Por este motivo, el país escandinavo ha querido mostrar qué hay detrás de una simple búsqueda en Google con Siria como protagonista.

Sin sonido y cediendo todo el protagonismo a la imagen, el vídeo comienza con la comparativa de las casas suecas y sirias. En pie, con todo tipo de comodidades y en parajes idílicos con el mar de fondo y rodeado de vegetación, las casas suecas parecen sacadas de un catálogo de Ikea. Con poner “home syria” la destrucción inunda la pantalla. Casas derruidas, agujeros de bala en las paredes y escombros en las calles son una constante en las principales ciudades de un país devastado por las bombas y la guerra.

En la siguiente búsqueda, los coches ‘patrios’ son los protagonistas. Imágenes de utilitarios de Volvo y Saab contrastan con las de coches quemados después de que les alcanzara un proyectil o fuera el escondite de una bomba.

Sin embargo, el mayor contraste llega cuando en el buscador de Google aparecen las palabras “Children Sweden” y “Children Syria”. Niños rubios y desbordantes de buena salud que practican deportes acuáticos o juegan a la pelota con sus amigos sin preocuparse de las balas poco tienen que ver con los niños sirios. Solos en mitad de la calle, cubiertos de sangre, llorandocon un cadáver entre sus brazos o jugando con pistolas son las imágenes más crueles de una realidad que golpea a los más vulnerables, los niños.