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Elecciones en Serbia

Todas las guerras de Vučić

Serbia se enfrenta a unas elecciones parlamentarias en las que el partido del presidente es favorito. Vučić es difícil de batir, por ser un político imprevisible, capaz de golpes de escena y salidas (en apariencia) estrafalarias

Foto: El presidente Aleksandar Vučić, en un acto de campaña. (Reuters/Marko Djurica)
El presidente Aleksandar Vučić, en un acto de campaña. (Reuters/Marko Djurica)

En el céntrico parque Tašmaran en Belgrado, no muy lejos de Parlamento, existe una estatua de tres metros de altura que de tanto en tanto da de qué hablar. El monumento, que representa a Heydar Aliyev, el autócrata azerí que gobernó en Azerbaiyán después de la etapa soviética, volvió a tomar la conversación también esta semana, días antes de las cruciales elecciones parlamentarias anticipadas —las quintas en una década— que Serbia celebra este domingo.

El motivo fue el anuncio del presidente serbio, el nacionalista Aleksandar Vučić, de la finalización de los trabajos para que Serbia se conecte a un gasoducto que le dará gas azerí. Una jugada en apariencia para contentar a la Unión Europea (que pagó gran parte de la obra) que quiere que el país deje de ser altamente dependiente del gas ruso, cuando la guerra de Ucrania sigue en curso. Realidad: Rusia sigue siendo un socio estratégico de fundamental importancia en la Serbia de hoy; un socio que controla, por ejemplo, la compañía serbia más rentable, la petrolera Nafta Industrija Serbije. Realidad añadida: Rusia no es el único país con que la Serbia de hoy mantiene esta actitud. Ejemplo de ello es un reciente acuerdo bilateral de 850 páginas con China, que incluye también la eliminación de las tarifas aduaneras para las armas chinas.

De ahí que el anuncio del nuevo gasoducto fuera recibido con poca sorpresa y alguna ironía en Serbia. Vučić, hábil malabarista, lleva años haciendo equilibrismo geopolítico según lo que más le conviene. Otro es el caso del incidente violento de noviembre en el pueblo de Banjska, en el norte de Kosovo, que resultó en la muerte de un oficial de policía kosovar y tres miembros de fuerzas paramilitares serbias, lo puso en la mira a Vučić por sus vínculos con uno de los asaltantes. Un mes después de eso fue precisamente cuando el mandatario serbio anunció la convocatoria de las elecciones anticipadas.

La lógica de Vučić, dice el politólogo de Dusan Janjic, fue "convoco elecciones, las gano y así opaco cualquier otro conflicto, ganando también tiempo para posponer nuevamente muchos asuntos desagradables", como la imposición de sanciones a Rusia. Lo que tal vez explique por qué Vučić está jugando fuerte en la campaña electoral. Sin ser candidato ni optar por un cargo en las urnas (el cargo de presidente no se vota en estos comicios), Vučić ha protagonizado la campaña electoral para su formación, el Partido Progresista Serbio (SNS). Su rostro aparece en gran parte de los carteles que pululan por Belgrado, la lista de su partido se llama "Aleksandar Vučić - Serbia no debe parar" y ha dicho que dimitirá si pierden.

Foto: Una mujer camina delante de un mural de Vladímir Putin en Belgrado, Serbia. (Reuters/Marko Djurica)

Como afirma Janjic: "Vučić es un político muy insólito pero también extremadamente inteligente". "Sabe que la política exterior es lo único que le importa hoy día a la comunidad internacional de Serbia, lo que, en el caso de Occidente, se traduce en tolerar un líder autocrático a cambio de una supuesta cooperación del país para dar estabilidad a la región", añade.

De ahí también que, vistos desde fuera, los líos internacionales de Serbia hayan opacado los problemas que Vučić tiene en casa. Que son 27 semanas de protestas callejeras en Belgrado contra él después de dos tiroteos masivos ocurridos en mayo pasado. Lo que desembocó en la creación de la gran coalición proeuropea Serbia contra la Violencia, hoy la principal rival de Vučić, y en un despertar democrático de miles de ciudadanos que siguen tomando las calles para manifestarse contra su presidente. Porque, dicen los activistas, ejerce un poder autocrático sobre las instituciones.

placeholder Ciudadanos serbios pasean junto a un cartel electoral del partido de Vučić en Belgrado. (EFE/EPA/Andrej Cukic)
Ciudadanos serbios pasean junto a un cartel electoral del partido de Vučić en Belgrado. (EFE/EPA/Andrej Cukic)

Desde organizaciones civiles como la fundación European Fund for The Balkans confirman este fenómeno. "Sí. Estas elecciones interesan más que otras", afirma sin dudar su directora, Aleksandra Tomanić. Desde los tiroteos, "la gente habla más. Las protestas fueron una especie de sesión terapéutica colectiva", dice. Un ejemplo es la plataforma apartidista ProGlas, creada este año y cuyo principal objetivo es combatir contra la alta abstención (que históricamente ha aventajado a la formación de Vučić).

Un clima de frenesí político que también forma parte de una nueva cosmopolitización de Belgrado, llena de murales, locales de diseño y ahora también de decenas de cafés regentados por ciudadanos rusos. Son la consecuencia de la guerra en Ucrania que ha traído al país decenas de miles de nuevos opositores rusos críticos con la invasión de gran escala. "Muchos son sitios de reunión en los que nos encontramos y discutimos. El año pasado, también organizamos diversas protestas contra la guerra. Aunque últimamente el Gobierno ha estrechado el cerco en torno a nuestras actividades, por lo que ahora tenemos más cuidado", explica Alekséi, un ruso de San Petersburgo que regenta un café en el centro de la ciudad.

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Manifestantes de ProGlas en Belgrado. (Reuters/Zorana Jevtic)

Asunto aparte son las presiones que reciben los medios de comunicación. Que son muchas y están documentadas por oenegés respetadas con CRTA. La campaña electoral se ha caracterizado por un "sistemático abuso de las instituciones y de los más influyentes medios de comunicación", ha dicho la organización en su último informe. Es la otra cara de la Serbia, que organismos como Freedom House describen como un país "parcialmente libre" y también la gran preocupación de Zoran Gavrilović, director ejecutivo del Instituto Birodi. "Por no hablar de que las tantas personas que trabajan en el sector público y sufren presiones para votar a favor de su partido", añade.

Por eso también, dice Gavrilović, Vučić es difícil de batir. Y por ser un político imprevisible, capaz de golpes de escena y salidas (en apariencia) estrafalarias. Un ejemplo fue días atrás la inesperada concesión de la nacionalidad serbia al californiano Steve Wozniak, cofundador de Apple, de apellido de origen polaco y sin vínculo familiar alguno con Serbia. "Ahora podemos presumir que un genio de la informática es serbio", dijo el mandatario serbio después de que se hiciera el anuncio, que sorprendió a todos, pues se desconoce cuándo se conocieron.

En el céntrico parque Tašmaran en Belgrado, no muy lejos de Parlamento, existe una estatua de tres metros de altura que de tanto en tanto da de qué hablar. El monumento, que representa a Heydar Aliyev, el autócrata azerí que gobernó en Azerbaiyán después de la etapa soviética, volvió a tomar la conversación también esta semana, días antes de las cruciales elecciones parlamentarias anticipadas —las quintas en una década— que Serbia celebra este domingo.

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