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Año 1 del Brexit, un drama para españoles en UK: "Se están cargando la productividad del país"
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Sin becarios, sin visados

Año 1 del Brexit, un drama para españoles en UK: "Se están cargando la productividad del país"

Las arduas negociaciones de divorcio duraron cuatro años, pero el régimen de becarios o estudiantes de intercambio se quedaron sin regular. Y ahora reina el caos

Foto: El Big Ben en Londres. (Reuters/Henry Nicholls)
El Big Ben en Londres. (Reuters/Henry Nicholls)

El colegio español Vicente Cañada Blanch de Londres se ha quedado sin el 40% del alumnado de Bachillerato. Cada curso, prácticamente la mitad de las clases estaban formadas por estudiantes de intercambio, jóvenes de 16 y 17 años que durante dos años vivían una de las experiencias más enriquecedoras de su vida académica. Pero el Brexit ha terminado con todo. “Comenzamos a realizar los trámites y teníamos todo preparado, pero en el último momento vimos que no era posible. Así que tuvimos que llamar a los alumnos seleccionados para contarles que, lamentablemente, no podían venir. Fue un disgusto enorme para ellos. Era su gran sueño”, explica Nuria Peris, la directora del centro.

Se cumple ahora un año del histórico divorcio. Tras cuatro años de largas y tortuosas negociaciones, los británicos salían el 31 de diciembre de 2020 a medianoche ya a efectos prácticos del club comunitario en el que habían permanecido cerca de las últimas cinco décadas. Instituciones, empresarios y ciudadanos van lidiando con sus efectos sobre la marcha. Porque ni siquiera los propios ministerios tienen ahora respuesta para los escenarios que se plantean. Cuesta creer que asuntos tan básicos como el intercambio de estudiantes —práctica que se venía realizando durante décadas— se encuentren ahora con obstáculos. Pero no es ni mucho menos una excepción.

Foto: Boris Johnson firma el tratado del Brexit bajo la mirada de Lord Frost, exsecretario de Estado del Brexit. (Reuters/Leon Neal)

“Ya no se trata de una cuestión de los visados que se requieren una vez se ha puesto fin a la libertad de movimiento”, explica Peris. “El problema es que desde el Home Office [Ministerio del Interior] nos hacen asumir al colegio una serie de competencias que nosotros no podemos afrontar”, asegura a este diario. Entre otras, le piden que se responsabilicen de las condiciones en la que vive el alumno y se cerciore de que abandona el país una vez ha terminado el curso. Y el colegio no está dispuesto a ello, de la misma manera que los médicos y enfermeros no quieren convertirse ahora en agentes de fronteras para determinar si los pacientes que acuden al hospital tienen o no su situación regularizada.

“Nosotros no podemos responsabilizarnos de que el alumno abandona o no el país. No tenemos capacidad para ello. Estamos en contacto con las autoridades para ver si pueden arreglarse las cosas, pero de momento no tenemos respuesta. Y es una pena porque el intercambio es una de las mejores experiencias y de las más completas para los alumnos. El poder vivir con una familia inglesa en un país distinto con otra cultura es muy enriquecedor. Las agencias especializadas eran las que gestionaban, por ejemplo, el tema de las familias, pero ahora es otra de las competencias que piden al centro”, expone.

Sin becarios españoles

No son estas las únicas consecuencias del Brexit. La contratación del profesorado también se ha complicado. Debido al régimen especial del colegio, los profesores tienen que venir desde España y se pueden quedar un máximo de seis años. “Nosotros les esponsorizamos porque sin oferta laboral ya no pueden venir a Reino Unido. Pero cada uno se paga su visado. Pagan cada año alrededor de 1.000 libras por persona [la cantidad varía, según visado y profesión]. Y, claro, si vienen con familia, los costes se multiplican”, señala. La burocracia ha hecho que muchos llegaran este año con el curso ya empezado, lo que, según consta a este diario, ha generado malestar entre los padres.

Por otra parte, cuesta creer que, tras cuatro largos años de negociaciones entre Reino Unido y la UE, no se haya regularizado otra cuestión tan básica como la situación de los becarios. Pero esta es a día de hoy la realidad. Tras el Brexit, ahora mismo es imposible realizar prácticas en una empresa de Reino Unido. Hay visado para estudiantes y trabajadores. Pero no existe el visado para becarios españoles.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson (Reuters)
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Y eso genera un auténtico problema para la delegación británica de EFE, la mayor agencia de noticias en español. “Nosotros necesitamos gente con dominio absoluto de la lengua española”, explica Enrique Rubio, delegado de EFE en Reino Unido. “Cada año, siempre hemos tenido varios becarios. Tenemos diferentes programas y Londres siempre es una de las plazas más solicitadas, pero ahora no podemos contar con ellos”, señala.

Los últimos que estuvieron —que terminaron sus prácticas en junio— tuvieron que mudarse antes de lo previsto. “No se incorporaban hasta enero de 2021. Pero les dijimos que o venían antes de que terminara 2020 o no iban a poder venir. Por lo tanto, tuvieron que estar unas semanas en Londres, pagando alquiler, pero sin poder aún trabajar, solo para asegurarse que podían hacer su beca”, explica.

Los comunitarios que llegaron antes del 31 de diciembre a Reino Unido pudieron solicitar el 'pre estatus de asentado'. Y, una vez que cumplan los cinco años residiendo en el país, pueden solicitar el 'estatus de asentado', que les garantiza sus derechos, entre otros, poder trabajar o tener acceso a la sanidad pública. Los comunitarios residentes que no hayan regularizado su situación se han quedado ahora como inmigrantes ilegales, pudiendo perder empleo y alquiler.

Foto: EC.

“Londres es una de las corresponsalías más interesantes que hay. Privar a un recién licenciado en Periodismo de poder ejecutar aquí sus prácticas es una pena. Pero es lo que pasa cuando cortas los lazos tan arraigados que había entre Reino Unido y la UE, y los cortas por la tremenda. El acuerdo de divorcio alcanzado no salvaguarda todos esos lazos. Para mí, el símbolo más palpable de que han querido romper ese vínculo umbilical con Europa es que se hayan salido también del programa Erasmus”, asegura Rubio. “Espero que, poco a poco, se pueda ir recomponiendo la relación”, añade.

Fuentes oficiales consultadas por este diario aseguran que se están negociando ahora todos los aspectos relacionados, a nivel bilateral, con la movilidad de los ciudadanos. Y, aunque hay avances, nada está acordado, hasta que todo esté acordado.

Un país de riesgo

Reino Unido se ha convertido ya en un país de riesgo para Marcos Fernández Pardo, director general de Arros e Ibérica, una de las mayores cadenas de restaurantes españoles en suelo británico por lo que, a partir del próximo año, comenzarán a trabajar en su estrategia de expansión en otros sitios. “Soy la tercera generación de inversores en este país. Mi abuelo fue uno de los cofundadores de la Cámara de Comercio. Antes, Reino Unido daba una estabilidad absoluta, pero con el Brexit las cosas han cambiado por completo”, recalca sin ocultar su frustración.

Aun teniendo clientes, se ha visto obligado a cerrar los lunes sus restaurantes porque tiene un 15% de puestos sin poder cubrir. Sencillamente, no hay manera de encontrar camareros. Y traerlos desde España está complicado porque, en Reino Unido, se considera un trabajo "no cualificado", lo que dificulta el tema de los visados. “Dan todas las facilidades a banqueros y abogados, cuando lo que se necesitan son camareros, transportistas, carniceros”, asegura. “Además, un camarero profesional sí debería ser considerado cualificado porque es gente que ha recibido una formación, un entrenamiento”, señala. Pese a su nueva normativa de inmigración, el pasado mes de septiembre, el Gobierno se vio obligado a ofrecer 10.500 visados de trabajo temporales hasta Navidades: 5.000 para camioneros y 5.500 para empleados de la industria avícola.

"Mi hija y yo tenemos un visado de dependientes. Y eso a mí no me permite ahora trabajar. Lo pone muy claro el carné que te dan. Pero yo quiero trabajar"

“Cuando hablas con las autoridades británicas y les explicas que no puedes cubrir las vacantes, te dicen que hay un millón y medio de parados [la tasa del paro es actualmente de un 4,2%]. Pero se trata de un desempleo estructural. Ya lo dijo en su día la propia Thatcher. Yo quiero contratar a gente, formarla, pero no la encuentro”, lamenta.

Los restaurantes se están viendo obligados a funcionar ahora con agencias. Pero la mayoría ofrece a estudiantes, no camareros profesionales, que quieren hacer solo unos turnos determinados para sacar un dinero extra. No es gente interesada luego en quedarse en plantilla. Para poder traer a camareros de España, Fernández necesita conseguir primero una licencia de espónsor, pero lleva meses de trámites y aún no se le han dado. "Se están cargando la productividad de este país", lamenta.

Otro de los campos donde se necesita personal y hay problemas para cubrir plazas es en las guarderías. Silvia Esparsa ha sido directora de varios centros. Ha desempeñado su vida laboral en varios países, como Omán, Argentina o Dubái. Pero en Londres, su visado no le permite trabajar. “Mi marido trabaja en una multinacional y, cuando le trasladaron a Reino Unido, la empresa empezó a solicitar su visado en abril y no se lo dieron hasta julio. Para poder venir con él, mi hija y yo tenemos un visado de dependientes. Y eso a mí no me permite ahora trabajar. Lo pone muy claro además en el carné que te dan. Pero yo quiero trabajar”, explica.
Cuando llamó al Ministerio del Interior para preguntar qué es lo que tenía que hacer, cada vez le respondían una cosa. “Primero me dijeron que tenía que esperar tres años, luego que tenía que conseguir un espónsor”, asegura.

Foto: Boris Johnson durante una sesión parlamentaria en Westminster. (Reuters/Jessica Taylor) Opinión

Se apuntó a una agencia y le consiguieron varias entrevistas. Recibió varias ofertas. Pero, cuando les explicaba a las guarderías que tenían que conseguir licencia para poder esponsorizarla, la miraban "como si estuviera hablando chino". “Todavía hay mucho desconocimiento. Las propias empresas no saben aún cómo actuar. Y, cuando llamas al Ministerio del Interior y vas con un caso concreto, les da un cortocircuito. No tienen respuestas”, recalca.

Las últimas opciones que le han planteado son dos. La primera, buscarse un espónsor, pero pagarse ella el visado, que en su caso son entre 8.000 y 10.000 libras al año. "Pero eso me ata a la empresa que me esponsorice, es decir, si me cambio de trabajo perdería todo el dinero", asegura. La segunda, esperar seis meses desde su llegada y solicitar el 'pre estatus de asentado' para poder trabajar sin necesidad de espónsor. "He estado muchos años trabajando en países con sistema de visado y nunca he tenido problemas. Pero en Reino Unido aún no funcionan las cosas como deberían. Están todavía en proceso de adaptación", concluye.

El colegio español Vicente Cañada Blanch de Londres se ha quedado sin el 40% del alumnado de Bachillerato. Cada curso, prácticamente la mitad de las clases estaban formadas por estudiantes de intercambio, jóvenes de 16 y 17 años que durante dos años vivían una de las experiencias más enriquecedoras de su vida académica. Pero el Brexit ha terminado con todo. “Comenzamos a realizar los trámites y teníamos todo preparado, pero en el último momento vimos que no era posible. Así que tuvimos que llamar a los alumnos seleccionados para contarles que, lamentablemente, no podían venir. Fue un disgusto enorme para ellos. Era su gran sueño”, explica Nuria Peris, la directora del centro.

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