Orbán y la ayuda instrumental: ¿qué esconde la solidaridad húngara contra el covid-19?
Budapest nunca ha valorado los esfuerzos de la Comisión Europea, que hizo lo que pudo, relajando rápidamente las reglas presupuestarias para mejorar la liquidez
Desde que estalló la crisis del coronavirus a comienzos de marzo, Hungría ha sido uno de los países más comprometidos a la hora de apoyar a sus socios europeos durante la pandemia, según muestra el Rastreador de Solidaridad Europea del 'European Council on Foreign Relations'. Este buscador —que compila las acciones de los estados miembro de la Unión Europea para ayudarse unos a otros a gestionar a los inesperados desafíos de la epidemia— muestra que Hungría ha estado en la vanguardia solidaria, siendo el tercer país que más compromisos individuales ha adquirido, solo por detrás de Francia y Alemania.
La decisión húngara de apoyar a otros países ha sorprendió a muchos, dada la conocida aversión del presidente Viktor Orbán a mostrar cualquier pizca de solidaridad en el pico de la crisis migratoria de 2015. Sin embargo, las acciones de Hungría han seguido un patrón diferente a las de los otros países más involucrados, según el Rastreador. Y sus motivaciones parecen ir más allá de la crisis sanitaria. ¿Qué hay detrás de esta repentina vocación internacional en uno de los gobiernos más nacionalistas del continente?
Alemania y Francia han liderado la respuesta conjunta de la UE a la pandemia. Pero Hungría, no. El Gobierno húngaro llegó pronto a la conclusión de que funcionan mejor las respuestas nacionales y, en su opinión, la UE es ineficaz para coordinar la gestión de la crisis. Budapest nunca ha valorado los esfuerzos de la Comisión Europea, que hizo lo que pudo, relajando rápidamente las reglas presupuestarias para mejorar la liquidez e introduciendo herramientas como el Marco Temporal para ayudar a los Estados. Esto a pesar del hecho de que, como muestra el Rastreador de Solidaridad Europea, la Comisión utilizó este mecanismo para aprobar cerca de una docena de ayudas para Hungría, valorados en más de 4.000 millones de euros hasta mediados de junio.
A lo largo de los 27 estados miembro de la UE, los actos de solidaridad generalmente se han concentrado en los países más afectados por el virus. El Gobierno húngaro también mostró solidaridad donando mascarillas y equipo protector a Italia en abril. Sin embargo, como revela el rastreador, Hungría concentró la mayor parte de sus actividades en países vecinos. La razón está, por una parte, en los problemas con los que tuvo que lidiar Hungría durante la crisis y, por otra, en los objetivos a largo plazo del Gobierno de Orbán.
Objetivos económicos, diplomáticos y sociales
En marzo, cuando los estados miembros de la UE comenzaban a cerrar sus fronteras, Budapest necesitaba negociar rápidamente acuerdos que permitieran a los húngaros con empleos en países vecinos —y ciudadanos de países vecinos trabajando en Hungría— continuar sus traslados para trabajar. Los acuerdos que Hungría logró iban más allá de un gesto simbólico de buen vecino. Eran cruciales para prevenir que se disparara aún más el desempleo y, por tanto mitigar la crisis económica. Hungría sintió particularmente la acuciante necesidad de lograr acuerdos con Austria y Eslovaquia, destino de la mayoría de los húngaros que salen de sus fronteras para trabajar.
Al mismo, tiempo, las donaciones médicas de Budapest estuvieron impulsadas, principalmente, por prioridades políticas como apoyar a las minorías de etnia húngara en países vecinos y dar estabilidad en los Balcanes —ambos objetivos son independientes de la crisis de coronavirus—. En la agenda nacionalista de Orbán, las etnias húngaras en la región han ganado especial relevancia y son incluso consideradas parte de la gran nación húngara. Bajo el lema de que "cada húngaro es responsable de todos los húngaros", el Gobierno hizo donaciones de suministro médico que llegara a estas comunidades en las vecinas Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Croacia, así como a países fuera de la UE, como Serbia y Ucrania. A mediados de junio, estas donaciones a la comunidad de etnia húngara ascendían a más de 700.000 mascarillas y otras piezas de equipo protector.
El enfoque húngaro ha sido algo controvertido en países con los que ha tensado relaciones, como remarcaron algunos medios rumanos al describir esta ayuda como "discriminación étnica". En países vecinos con los que tiene relativamente buenas relaciones, como es el caso de Eslovenia y Croacia, el Gobierno de Orbán suministró apoyo no solo a las comunidades húngaras, sino también al conjunto de la población.
El apoyo de Hungría a Eslovenia y Croacia sigue una lógica similar que la de Serbia, Macedonia del Norte, Montenegro y Bosnia Herzegovina —que están fuera de la UE y por tanto no aparecen en el rastreador de solidaridad—. Desde la crisis migratoria de 2015, el enfoque del Gobierno húngaro sobre los Balcanes occidentales ha estado dominado por reforzar la seguridad de una región clave en la ruta de lo que considera "migración ilegal" hacia la UE.
Esto explica por qué la estabilidad regional es de máxima importancia para Hungría y su apoyo a la inclusión de los estados de los Balcanes occidentales en la UE, independientemente de su compromiso con los estándares democráticos o el cumplimiento de los numerosos requisitos necesarios para la adhesión. Al anunciar sus donaciones a Macedonia del Norte, el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, dejó este punto claro.
"Si estos países resultan debilitados (...) su capacidad de defensa también estará debilitada. Y si hay un gran presión migratoria ilegal —que, por desgracia tiene una oportunidad— este país no será capaz de resistirla", aseguró recientemente Szijjártó. "Es de nuestro interés como húngaros tener una línea efectiva de defensa contra esta presión migratoria lo más al sur posible", agregó. Por lo tanto, desde la perspectiva del Ejecutivo húngaro, el apoyo médico a los Balcanes occidentales no es solo un gesto de solidaridad, sino también un movimiento de defensa propia.
Como demuestra el caso húngaro, el rastreador de solidaridad europea revela patrones interesantes y plantea importantes preguntas sobre el comportamiento de los estados miembros en la crisis. Interpretar los datos en su contexto político ayuda a comprender estos patrones y explicar las motivaciones de los distintos actores. En este caso, aunque son loables de por sí, los actos de solidaridad de Hungría no solo están motivados por sentimiento altruista. Si no que son parte instrumental en avanzar la agenda nacionalista del Gobierno en su vecindario.
* Zsuzsanna Végh es investigadora asociada del 'European Council on Foreign Relations'
Desde que estalló la crisis del coronavirus a comienzos de marzo, Hungría ha sido uno de los países más comprometidos a la hora de apoyar a sus socios europeos durante la pandemia, según muestra el Rastreador de Solidaridad Europea del 'European Council on Foreign Relations'. Este buscador —que compila las acciones de los estados miembro de la Unión Europea para ayudarse unos a otros a gestionar a los inesperados desafíos de la epidemia— muestra que Hungría ha estado en la vanguardia solidaria, siendo el tercer país que más compromisos individuales ha adquirido, solo por detrás de Francia y Alemania.