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La prueba más difícil para los comisarios: un brutal 'juicio' político en la Eurocámara
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La prueba más difícil para los comisarios: un brutal 'juicio' político en la Eurocámara

El Parlamento Europeo calienta motores para examinar a los candidatos a formar parte de la futura Comisión Europea. Alguno de ellos caerá por el camino

Foto: Von der Leyen junto al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli. (Reuters)
Von der Leyen junto al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli. (Reuters)

Cada cinco años, el presidente electo de la Comisión Europea recibe un listado de nombres que llegan desde todas las capitales de la Unión Europea. Hombres y mujeres que el jefe del Ejecutivo comunitario no ha escogido pero con los que tiene que conformar un equipo para los próximos años. Ahora es el turno de la alemana Ursula von der Leyen, elegida por los líderes para dirigir la Comisión Europea y confirmada en una estrecha votación el pasado julio por el Parlamento Europeo. Pero la palabra final la tiene el Parlamento Europeo.

Cada cinco años los eurodiputados, que tienen pocas oportunidades de establecer un control real sobre la acción del Ejecutivo comunitario, se cobran al menos una presa. Algunos creen que este año pueden ser más. Y los preliminares prometen guerra.

Foto: Ursula von der Leyen. (Reuters)

El Parlamento Europeo impone su ley a través de las audiencias que los comisarios tienen que pasar antes de que el Pleno de Estrasburgo confirme al nuevo colegio de comisarios. Esas charlas con los eurodiputados pueden ser desde intercambios amistosos hasta auténticos interrogatorios llenos de tensión, ataques y nervios.

Esta vez es diferente a las demás: la comisión de Asuntos Legales tiene más poder que en los procesos anteriores, teniendo que escrutar las declaraciones de intereses de los candidatos y decidiendo si hay algún "conflicto" que les impida ejercer -limpiamente- su labor como comisarios. La comisión puso la lupa sobre una serie de candidatos, entre ellos el español Josep Borrell (que finalmente salió indemne y no se verá obligado a vender sus acciones en Iberdrola o el BBVA), y ha acabado por considerar que existe conflicto de intereses en el caso de la rumana Rovana Plumb, candidata a la cartera de Transporte, y el húngaro László Trócsányi, candidato a comisario de Vecindad y Ampliación.

Por lo pronto los nombres de Plumb y Trócsányi han sido frenados en el proceso. El presidente de la Eurocámara, David Sassoli, ha discutido con Von der Leyen la decisión, pero en un giro inesperado ha pedido a la comisión parlamentaria que aclare su postura, señalando que la carta no era lo suficientemente explícita. Cuando quede claro que los eurodiputados consideran que hay conflicto de interés, la futura presidenta de la Comisión tendrá que decidir: o se asegura de que la rumana y el húngaro se deshacen de sus respectivos activos financieros sospechosos, o tendrá que pedir a Bucarest y Budapest que envíen otros nombres.

Lo que es seguro es que este año el Parlamento Europeo ha atacado antes que nunca, y la comisión de Asuntos Legales ha demostrado ser de utilidad para el objetivo de muchos eurodiputados, que es poner contra las cuerdas a los nuevos candidatos.

Unas audiencias 'muy duras'

Ahora que todos, salvo Plumb y Trócsányi, han pasado el primer corte, el resto de candidatos (24 comisarios, ya que Reino Unido ha declinado nominar a ningún representante) tendrán que afrontar la audiencia con las comisiones que coincidan con sus carteras. Las sesiones se celebrarán entre el 30 de septiembre y el próximo 8 de octubre, para que después la conferencia de presidentes del 17 de octubre revise el resultado de las mismas y, finalmente, se vote al completo el futuro colegio de comisarios el 23 de octubre en el Pleno de Estrasburgo.

En las audiencias, conocidas como 'hearings', los comisarios reciben primero una serie de preguntas escritas a las que tienen que contestar antes de que se celebre 'el juicio', que durará unas tres horas, con 15 minutos introductorios del candidato y luego una larga serie de preguntas por parte de los eurodiputados que conforman la comisión o comisiones que participan en la audiencia. Tras esta intensa sesión, los comisarios tienen luz verde si logran el apoyo de al menos dos tercios de los coordinadores de cada grupo.

La primera Comisión Europea que tuvo que pasar por las audiencias fue la Santer en 1995. Desde entonces, la Eurocámara tiene un largo historial de quitarse de en medio algunos candidatos. 2004 fue un año especialmente fatídico: Roma tuvo que proponer a otro comisario porque Rocco Buttiglione había sido rechazado por sus comentarios sobre la mujer y sobre la homosexualidad, Letonia tuvo que sustituir también a Ingrida Udre, implicada en líos políticos y legales en su país, y el húngaro László Kovács fue descarrilado por su falta de preparación.

El español Miguel Arias Cañete, actual comisario europeo de Energía y Acción por el Cambio Climático, también sufrió un tenso escrutinio por su participación en empresas petroleras, que podría empujarle a un conflicto de interés con su cartera, aunque finalmente pasó el corte.

Nombres "manchados" por la corrupción

Aunque Plumb y Trócsányi han sido en esta ocasión los primeros en probar el sabor de un 'no' del Parlamento Europeo, lo cierto es que no son los únicos que tendrán problemas.

El lunes 1 de octubre Janusz Wojciechowski, candidato polaco para ser comisario de Agricultura, afrontará los primeros obstáculos. Por un lado forma parte del círculo de poder del partido Ley y Justicia (PiS), una formación ultraconservadora que está llevando a Polonia por el camino del desmantelamiento del Estado de derecho. Por el otro, la Oficina Anticorrupción europea (OLAF) mantiene una investigación sobre él por posibles irregularidades durante su etapa como eurodiputado.

Foto: Un hombre sujeta una bandera de la Unión Europea debajo de una gigantesca bandera polaca. (Reuters)

El mismo problema afronta la francesa Sylvie Goulard, que es candidata a comisaria de Mercado Interior, y que también tiene abierta una investigación por la OLAF. Sin embargo el ostentar la bendición de Emmanuel Macron, presidente galo, puede hacer la vida de Goulard mucho más sencilla.

Didier Reynders, comisario belga de Justicia, estará en el foco porque justo después de ser elegido por el Gobierno de Bélgica para representar al país en la Comisión Europea, se le abrió una investigación por un caso de corrupción y lavado de dinero, aunque Reynders, hasta ahora ministro de Exteriores, niega cualquier implicación después de que lo denunciara un antiguo agente de los servicios secretos.

El griego Margaritis Schinas, hasta ahora portavoz de la Comisión Europea, será una de las personas seguidas de cerca. Von der Leyen le ha encargado ser vicepresidente de la Comisión Europea a cargo de la cartera "Proteger nuestro modo de vida europeo", un título polémico para un cargo que incluye algunas competencias sobre inmigración. Schinas tendrá que aguantar las críticas, pero muchos esperan que el griego deje caer el título de su cartera durante la audiencia: un pequeño premio para el Parlamento quizá a cambio de que el griego logre superar una sesión en la que los eurodiputados se olvidarán de su poca preparación en el tema migratorio o la dramática situación en el Mediterráneo.

Foto: Margaritis Schinas. (EFE)

El lunes 7 de octubre y el martes 8 de octubre serán jornadas con pesos pesados. Borrell presentará sus credenciales para ser Alto Representante de la UE a unos eurodiputados que le criticarán aparentemente numerosos conflictos de intereses, desde sus acciones en Abengoa, los motivos por los que se vio obligado a abandonar en 2012 su puesto como presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia, así como su postura respecto a algunas materias de política exterior europea, que quizá choque con la negativa española a reconocer la independencia de Kosovo.

La checa Vera Jourová será pieza clave para la lucha para proteger el Estado de derecho, y los miembros de la Eurocámara querrán cerciorarse de que la futura vicepresidenta a cargo de la comisión de Valores y Transparencia tiene la misma dureza hacia Polonia o Hungría que la que ha mantenido la persona que hasta ahora había ocupado el cargo equivalente: el holandés Frans Timmermans.

Por último, el martes será el turno de Margrethe Vestager, la danesa que seguirá al frente de Competencia con un rol reforzado gracias a su nuevo cargo al frente de una vicepresidenta ejecutiva, del propio Timmermans a cargo del 'European Green Deal' (al que pedirán detalles sobre su compromiso medioambiental), y por último Valdis Dombrovskis, que seguirá siendo el vicepresidente que controle el área económica del Ejecutivo comunitario.

Un 'juicio' político

Después de cada maratoniana audiencia, el presidente de la comisión parlamentaria se reunirá con los coordinadores de cada grupo y decidirán si dan el visto bueno al candidato. Si hay dos tercios a favor de dar luz verde, el camino está despejado y se comunica la decisión a la conferencia de presidentes de la Eurocámara.

Si no es así, el grupo puede pedir más información por escrito, y si siguen sin estar convencidos, puede celebrarse una segunda parte de la audiencia durante una hora y media. Si después de esta segunda fase sigue sin alcanzarse el voto positivo de los dos tercios de los coordinadores, todos los miembros de la comisión deben votar, siendo necesaria una mayoría simple.

Si siguen rechazando al candidato, algo que puede pasar bien porque su perfil no encaja con la cartera asignada, o bien porque la comisión considera que no está dotado para ser comisario, la conferencia de presidentes se volverá hacia Von der Leyen. Sus opciones son limitadas: puede proponer un cambio de carteras solicitar a la capital del candidato descartado que proponga otro nombre.

Los reglamentos del Parlamento Europeo se vuelven poco claros en lo referente a la eventualidad de un rechazo del candidato, entre otras cosas porque el rechazo de la Eurocámara sigue un canal político, no legal. El ‘no’ a un futuro comisario es una presión política por parte del Pleno, un pulso con Von der Leyen que la Eurocámara, que ya dio su brazo a torcer con el abandono del cacareado proceso de 'spitzenkandidaten' (por el que el presidente de la Comisión debía ser fruto de las elecciones europeas) y querrá hacer patente su pertinencia.

Cada cinco años, el presidente electo de la Comisión Europea recibe un listado de nombres que llegan desde todas las capitales de la Unión Europea. Hombres y mujeres que el jefe del Ejecutivo comunitario no ha escogido pero con los que tiene que conformar un equipo para los próximos años. Ahora es el turno de la alemana Ursula von der Leyen, elegida por los líderes para dirigir la Comisión Europea y confirmada en una estrecha votación el pasado julio por el Parlamento Europeo. Pero la palabra final la tiene el Parlamento Europeo.

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