La guerra del eufemismo: ¿qué esconden los pomposos títulos de los comisarios UE?
El más polémico ha sido el título “Proteger nuestro modo de vida europeo”. Bajo dicha cartera se situará la política migratoria, lo que ha provocado que varios eurodiputados hayan criticado la decisión
Alto representante "para una Europa más fuerte en el mundo", vicepresidente para la "protección de nuestro modo de vida europeo" y comisario para la "economía que funcione en pro de las personas" son los grandilocuentes títulos con los que Ursula von der Leyen, presidenta-electa de la Comisión Europea, ha bautizado algunos de los puestos más prominentes del Ejecutivo europeo. La ocurrencia ha despertado una andanada de críticas y no pocas bromas en redes sociales. Pero también son una señal de la derechización de los conservadores europeos.
El cargo más polémico ha sido el otorgado a la vicepresidencia que ostentará el griego Margaritis Schinas, que aspira a proteger el estilo de vida del viejo continente pero cuyas funciones reales serán gestionar un tema políticamente tan sensible como la política migratoria del bloque. “Es totalmente inaceptable”, ha criticado Ernest Urtasun, eurodiputado de En Comú Podem —integrado dentro del grupo de Los Verdes—, haciéndose eco de las críticas de otros legisladores. Urtasun también anunció que los ecologistas exigirán el cambio de nombre para aprobar a Schinas como comisario.
Las quejas también han llegado desde otros sectores. Maite Pagazaurtundúa, eurodiputada de Ciudadanos, ha señalado que es un "enorme error que una cartera de la Comisión Europea se llame 'proteger nuestro estilo de vida europeo'. No hay un patrón único de ser europeo".
El político griego ha sido portavoz de la Comisión Europea desde 2014, por lo que durante estos años ha tenido que encargarse de la imagen exterior del Ejecutivo comunitario y es consciente del daño que el nombre haría sobre su candidatura. De hecho, Schinas, quien ya ha modificado su biografía en Twitter, ha omitido el nombre de la misma, limitándose a señalar que es vicepresidente nominado de la Comisión a cargo de migración, seguridad, derechos sociales, educación, cultura y juventud.
“Relacionar inmigración con seguridad en las competencias del comisario para la Protección de Nuestro Modo de Vida Europeo podría mandar un mensaje muy preocupante. Las personas migrantes han contribuido al modo de vida en Europa a lo largo de toda la historia”, ha asegurado Eve Geddie, directora de la oficina europea de Amnistía Internacional.
No es el único nombre que ha animado este martes la capital comunitaria. Una fuente diplomática bromea con las “novedades semánticas” que incluye la nueva Comisión Europea, algunas de las cuales “merecen comentario”. Como el de la cartera que recibirá el vicepresidente Valdis Dombrovskis, a cargo de “Una Economía que Funcione para la Gente”. Además de ser largo, choca con el puesto que ostentará el italiano Paolo Gentiloni, que estará a cargo de Economía, lo que ha hecho que algunos se pregunten hoy en tono jocoso si el ex primer ministro italiano estará encargado de los asuntos económicos que no funcionan para la gente común.
Presumably, Italy gets the portfolio for the Economy that Doesn't Work for the People. pic.twitter.com/6dUF5Dc2ZF
— Leonardo Carella (@leonardocarella) September 10, 2019
Una iglesia en cada pueblo
Sin embargo, estos eufemismos no son del todo una sorpresa. En el manifiesto político con el que el Partido Popular Europeo (PPE) de Von der Leyen participó en las elecciones europeas, se mencionaba hasta en seis ocasiones el término “nuestro modo de vida europeo”. “El islam radical, las amenazas terroristas y las olas autoritarias que llegan desde Rusia y Turquía están sacudiendo las fundaciones de nuestro modo de vida europeo”, señala el manifiesto en uno de sus pasajes.
El texto va más allá y este término lo enlaza con la religión. “Si bien Europa es diversa y matizada, tenemos una cosa en común: en cada pueblo y ciudad hay una iglesia cristiana. Navidad, Pascua y Pentecostés son vacaciones que todos compartimos. Tenemos que proteger nuestro estilo de vida europeo preservando nuestros valores cristianos y principios fundamentales”, reza el documento político del PPE.
Hay que recordar que el PPE ganó las últimas elecciones con un amplio margen y la familia conservadora ha ido adoptando algunos términos propios de los partidos más a la derecha dentro del grupo, especialmente en materia migratoria. En este punto, se enfrentan dos modelos: por un lado, el de Angela Merkel, canciller alemana, tratando de situar a los populares más en la centralidad; por el otro, el del bloque del este, más ideologizado, más antiinmigración y con un mensaje mucho más agresivo.
Derechización identitaria
El proceso de derechización en que está sumergido el PPE, especialmente en materia identitaria y de migración, muestra cómo los populares están siguiendo la estrategia trazada por el excanciller austriaco Sebastian Kurz, quien ganó las elecciones escorándose a la derecha y copiando el mensaje a los ultraconservadores. Este ala gana el partido en algunos sectores, incluso en algunos de los más ‘mainstream’, entre los que se escuchan mensajes en que se habla de Merkel como el pasado, y se la enfrenta al modelo exitoso de la nueva derecha.
Uno de los retos más difíciles que afrontó el PPE en la anterior legislatura fue mantener bajo control a Viktor Orbán, primer ministro ultraconservador de Hungría. Al final de un largo camino de provocaciones y búsqueda del choque, el PPE suspendió a su partido, Fidesz, de su familia política europea. Sin embargo, ese aislamiento no está siendo tan duro como muchos desearían, y tanto los húngaros en el Parlamento Europeo como Orbán en el Consejo siguen con una vida política muy similar a la de antes.
De hecho, el primer ministro húngaro incluso se jacta de haber condicionado totalmente la elección de Von der Leyen, celebrando que bloqueó a un candidato contrario a los intereses nacionales como el holandés Frans Timmermans. El resto de líderes del PPE, menos Merkel, acompañó a Hungría y Polonia (países con gobiernos ultraconservadores que tienen abiertos procedimientos europeos por tratar de desmontar el Estado de derecho) en el veto a Timmermans: ellos porque el holandés es socialista, Orbán porque ha sido el autor de lo que él considera una “persecución política”. A pocos dentro del PPE se les cruzó por la cabeza que las trincheras ideológicas estaban sirviendo en bandeja un premio de oro al hombre que está acabando con la democracia en Hungría.
El modelo Juncker
A pesar del incidente con el título del comisario a cargo de inmigración, Von der Leyen no forma parte de esa derechización. Si bien es una candidata conservadora, la alemana entendió rápidamente que si quería ser presidenta de la Comisión Europea tenía que centrarse y adoptar tintes socialdemócratas. Pocos podrían asegurar por sus años al frente del Ejecutivo comunitario que Jean-Claude Juncker es conservador. Y ese es el modelo a seguir para ella.
De hecho, en sus primeras audiencias, la presidenta electa de la Comisión Europea se mostró mucho más conservadora que en su discurso final ante el pleno. Sus cartas a los futuros comisarios muestran que ha entendido que la Von der Leyen alemana queda atrás para dar paso a la europea. Si hace cuatro meses hubiera pedido un Fondo de Garantía de Depósitos desde el Gobierno alemán, posiblemente le hubieran exigido dimitir. Y, sin embargo, es lo que ha pedido a su comisario económico nada más llegar.
El manifiesto del PPE también contrasta con la carta de misión enviada por Von der Leyen a Schinas, que tiene una narrativa totalmente distinta. No hay referencia al cristianismo, ni tampoco al islam radical ni al terrorismo. En materia migratoria, le pide que se centre en lograr un nuevo acuerdo para la migración y el asilo, así como que cree vías para los migrantes legales y ayude a Josep Borrell como alto representante para que haya coherencia en la dimensión exterior de los asuntos migratorios.
Y sobre el enrevesado título, la carta aclara: “Proteger nuestro modo de vida europeo requiere asegurarse de que los trabajadores están equipados para avanzar en nuestro mercado laboral que avanza”.
Alto representante "para una Europa más fuerte en el mundo", vicepresidente para la "protección de nuestro modo de vida europeo" y comisario para la "economía que funcione en pro de las personas" son los grandilocuentes títulos con los que Ursula von der Leyen, presidenta-electa de la Comisión Europea, ha bautizado algunos de los puestos más prominentes del Ejecutivo europeo. La ocurrencia ha despertado una andanada de críticas y no pocas bromas en redes sociales. Pero también son una señal de la derechización de los conservadores europeos.