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El experimento populista italiano se enfrenta ante la realidad
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las elecciones europeas, punto de inflexión

El experimento populista italiano se enfrenta ante la realidad

Un nuevo terremoto político se acerca en dirección italiana. El país, que ya ha pasado hace un año un tsunami populista, pasa por una crisis de identidad

Foto: Imagen de archivo de Luigi Di Maio y Matteo Salvini. (Reuters)
Imagen de archivo de Luigi Di Maio y Matteo Salvini. (Reuters)

Italia es una especie de laboratorio político. Antes de que el mundo pueda comenzar a detectar movimientos en las placas tectónicas de la política, al país transalpino le ha dado tiempo de reconstruirse tres veces tras tres terremotos distintos. Antes de que Europa comenzara siquiera a hablar del populismo Silvio Berlusconi ya galopaba por la política italiana sobre él.

Roma camina hacia una nueva crisis política después de que hace un año un tsunami populista pusiera en el Gobierno al experimento populista más extravagante de la historia de la Unión Europea: los antisistema del Movimiento 5 Estrellas dirigidos por Luigi di Maio, sentados en el Ejecutivo junto a los xenófobos de Lega, encabezados por Matteo Salvini.

Las elecciones europeas que se atisban ya en el horizonte darán comienzo al siguiente capítulo del caos político italiano. O eso es lo que todo el mundo espera en Roma y en Bruselas, donde se sigue todo sabiendo que en Italia se está jugando gran parte del futuro de la Unión Europea.

Foto: El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, tras una redada de la policía en Roma. (Reuters)

“La impresión general es que después de las elecciones europeas la coalición de gobierno se romperá”, señala Vicenzo Cannizzaro, de la Universidad La Sapienza de Roma. “Todo el mundo en Italia cree que este es el punto de inflexión que determine el futuro del curso político del país”, añade.

La cuestión es, ¿hacia dónde sería ese punto de inflexión? ¿El que arrastre todavía más a los votantes hacia las posturas populistas, o la que haga que el electorado vuelva a las opciones políticas tradicionales?

En realidad, las elecciones europeas no serán ‘per se’ ese punto de inflexión, porque en los comicios a la Eurocámara la participación es más baja que en el resto de casos, y los votantes más activos suelen ser los de la izquierda tradicional proeuropea, como explica a este diario Piero Stanig, de la Universidad Bocconi de Milán. De ahí la ilusión en 2014 cuando el Partido Democrático (socialdemócratas) obtuvo más del 40% del voto, que resultó no ser el resultado real cuando se exportó a decisiones nacionales.

¿Fin de la coalición?

Pero sí que hay consenso en que serán el desencadenante de lo que vendrá después, que muchos apuntan que será una nueva elección general. Especialmente si los ultraderechistas de Lega obtienen unos buenos resultados en las europeas, lo cual sería una señal clara para lanzarse a cosechar votos en unas generales y romper definitivamente la extraña coalición que mantienen con M5S.

La crisis de identidad no es exclusiva de Italia. También la atraviesan todos los partidos nacionales. El único más o menos estable es Forza Italia de Silvio Berlusconi, con un discurso sostenido en el tempo. Las demás fuerzas políticas pululan buscando su lugar.

El M5S está como siempre perdido en la bipolaridad política. La sección más izquierdista del partido se siente muy incómoda con su relación con Lega

En Lega se enfrentan dos facciones: por un lado los votantes tradicionales, que tienden a defender más la UE y las relaciones económicas con Europa. Suelen situarse en el norte del país, en la región histórica de la Lega. Por otro lado están los votantes y miembros más nuevos de la formación, profundamente nacionalistas y para los que el proyecto europeo es un estorbo.

El M5S está como siempre perdido en una bipolaridad política difícil de gestionar. La sección más izquierdista del partido se siente muy incómoda con su relación con Lega, pero otra parte, que defiende que la formación es “post-ideológica” creen que hay que pactar con quien haga falta.

El equilibrio de los populistas

Los de Di Maio también van de costa a costa en asuntos europeos. Durante los últimos años han pasado desde el discurso más euroescéptico a querer integrarse en la familia de los liberales europeo (ALDE), de lejos el grupo más proeuropeo de la Eurocámara. Ahora los ‘grillistas’ tratan de tender puentes con los chalecos amarillos franceses en el marco de una crisis de las relaciones entre París y Roma. Ignazio Corrao, eurodiputado de M5S y un hombre muy cercano al Di Maio, señala que es normal que el M5S busque alianzas fuera de Italia, como la hace el propio Emmanuel Macron, y que el movimiento se siente identificado con las reivindicaciones de los sectores “pacíficos” de los chalecos.

Por último está el Partido Democrático (PD), que lleva en una crisis de identidad profunda desde hace años. Solo unas semanas atrás la formación escogió a un nuevo líder Nicola Zingaretti, presidente de la región del Lazio. “Está más a la izquierda que la socialdemocracia europea. Estaría entre Jeremy Corbyn y Pedro Sánchez”, asegura Stanig.

El PD, que tradicionalmente ha defendido posturas proeuropeas, y Zingaretti no es euroescéptico, pero sí es menos eurófilo que otras figuras del partido y que líderes del pasado.

De cara a las elecciones el exministro de Desarrollo Económico Carlo Calenda propuso un manifiesto para acudir como un frente unido a las elecciones europeas. Y aunque la idea sí tiene cierta popularidad en los círculos más cosmopolitas de la formación, fuera de Roma no tiene impulso. “Creo que un frente unido no es ni posible ni deseable”, señala Cannizzaro, que asegura que los comicios europeos pueden ser la oportunidad para que el PD recupere terreno y ponga a prueba su nuevo liderazgo.

La crisis territorial

El actual Gobierno ha estado al borde de la ruptura en varias ocasiones. La última por el tren de alta velocidad que debe conectar Turín con Lyon. Pero la principal crisis vendrá por otra dirección.

Porque la verdadera crisis italiana es de identidad. El país está viviendo un debate interno que realmente cala en lo más profundo del oxidado esqueleto de la política en Roma: el asunto territorial. Una serie de referéndums para aumentar la autonomía en el norte del país seguramente desemboque en el terremoto definitivo que acabe con el Ejecutivo y que marcará el futuro de la política en Italia.

Stanig considera que se llegará a ese punto porque Lega tiene una deuda con la parte de la formación tradicional, que en el pasado hacían campaña por una mayor autonomía económica del norte del país. Ellos eran los mandamases del partido, y permitieron a Salvini iniciar la “nacionalización” de Lega, llevándola hacia al sur, a cambio de que si salía bien luego cumpliera con el propósito original de ayudar a las autonomías del norte.

Foto: Miles de personas se han manifestado contra las vacunas en Italia (EFE/Giuseppe Lami)

Pero justo esta es una línea roja para el M5S, cuyos principales votantes están en el sur, la zona más desfavorecida del país y que más sufriría la menor contribución de las regiones más ricas del país. Es también un asunto tabú dentro del PD y uno de los temas que sobrevolaron las primarias de hace unas semanas.

Otro torbellino político

Y porque va más allá de lo territorial. Las provincias del norte no solo buscan una mayor autonomía política, sino por una mayor soberanía económica, un mayor control sobre sus recursos. Y eso, en un país que está partido en dos, con un sur absolutamente deprimido, y un norte cada vez más desconectado de cualquier solidaridad con sus vecinos de la bota, generan el coctel perfecto para otro torbellino político que enfrente al país en dos. De hecho, el M5S es, en parte, una reacción a ese enfrentamiento que se lleva prolongando desde hace ya demasiado tiempo.

En general Italia está bloqueada por crisis internas y existenciales, con un Gobierno que ha llevado al país a la recesión técnica y ningún avistamiento de una marcha atrás de las fuerzas populistas. Las continuas elecciones regionales (las próximas en Basilicata el próximo 24 de marzo) muestran un afianzamiento de Lega y desplome del M5S. Pero serán las elecciones europeas las que decidan cuál es el título que lleva el siguiente capítulo de la larga novela de terremotos políticos en Italia.

Italia es una especie de laboratorio político. Antes de que el mundo pueda comenzar a detectar movimientos en las placas tectónicas de la política, al país transalpino le ha dado tiempo de reconstruirse tres veces tras tres terremotos distintos. Antes de que Europa comenzara siquiera a hablar del populismo Silvio Berlusconi ya galopaba por la política italiana sobre él.

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