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¿Un presidente de EEUU desde la cárcel? Todos los escenarios de los juicios de Trump
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Cuatro juicios pendientes

¿Un presidente de EEUU desde la cárcel? Todos los escenarios de los juicios de Trump

El expresidente, en medio de su carrera electoral, tiene cuatro causas pendientes con la justicia estadounidense

Foto: El expresidente de EEUU Donald Trump se sienta en la sala mientras continúa la selección del jurado en el Tribunal Penal de Manhattan en Nueva York. (EFE / Jeenah Moon)
El expresidente de EEUU Donald Trump se sienta en la sala mientras continúa la selección del jurado en el Tribunal Penal de Manhattan en Nueva York. (EFE / Jeenah Moon)
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El hombre más famoso de Estados Unidos, y posiblemente del mundo, ha vuelto a Manhattan. Pero lo ha hecho a regañadientes. Donald Trump volverá a dormir en su torre de la Quinta Avenida, desde donde dirigirá provisionalmente su campaña presidencial. No le queda otra. El primero de los cuatro juicios que tiene pendientes ya ha comenzado. Lo acusan de 34 delitos relacionados con la falsificación contable para tapar la compra de silencio de una actriz porno con la que se acostó en 2006.

Sobre este y los otros juicios planean muchas preguntas: ¿cuál es exactamente el calendario? ¿Es posible que lo sentencien a una pena de prisión? Si es así, ¿quedará inhabilitado para presentarse a la presidencia? ¿Qué sucedería si lo condenan después de ganar las elecciones; podría, por ejemplo, indultarse a sí mismo?

El juicio recién iniciado en Manhattan trata sobre dicho pago de 130.000 dólares a Steffanie Clifford, más conocida como Stormy Daniels, en octubre de 2016, para que no hablase con la prensa; un pago que luego habría sido camuflado en las cuentas como una serie de gastos legales. Además de tratarse de un presunto delito de falsificación, estas acciones se llevaron a cabo en la recta final de las elecciones de 2016, lo cual indicaría una clara voluntad de engañar a los votantes. Según el fiscal, Alvin Bragg, Trump sería responsable de "conspirar para corromper unas elecciones presidenciales y después mentir en el registro de Nueva York para ocultarlo".

El juicio, que puede durar entre seis y ocho semanas, puede ser el único de los cuatro que concluya antes de las presidenciales del 5 de noviembre. Y puede suceder también que acabe con una pena de cárcel para el magnate. Cada uno de los 34 delitos puede acarrear hasta cuatro años de prisión, sumando un total de 136. Aunque el máximo a cumplir por este tipo de delitos, en Nueva York, es 20 años.

Foto: Un coche de policía pasa junto al Tribunal Penal de Manhattan tras la imputación del expresidente de Estados Unidos Donald Trump por un gran jurado de Manhattan. (Reuters / Andrew Kelly)

El calendario del resto de juicios, aparentemente más graves y difíciles que el de Manhattan, y que suman 54 acusaciones de delito, es incierto. El más cercano sería el juicio por la retención de cientos de documentos clasificados tras abandonar la presidencia, cuya fecha provisional en Florida es el 20 de mayo, pero puede ser retrasada. Los juicios por presunto intento de interferir en las elecciones, uno en Georgia y otro a nivel federal (como el de Florida), aún no tienen fecha. La estrategia de Trump es retrasarlos todos lo posible para evitarse una condena en campaña.

Entonces, si es condenado a prisión, ¿sería encerrado, o inhabilitado, o ambas cosas? La mayor garantía de Trump es que la Constitución estadounidense no dice absolutamente nada sobre que un candidato presidencial no pueda ser condenado, o, incluso, estar en la cárcel en el momento de ganar las elecciones. Solo hay tres requisitos para aspirar a la presidencia: haber nacido en el territorio de EEUU, haber vivido un mínimo de 14 años en el país, y tener, al menos, 35 años. Y nada más.

Foto: Fotografía combinada que muestra al expresidente de EEUU Donald Trump y al actual presidente, Joe Biden. (Reuters/Brendan McDermid)

Como explica The New York Times, los estados pueden aprobar leyes para prohibir a una persona condenada o con antecedentes penales que se presente a un cargo público. Pero dicha opción no existe a nivel federal. Es improbable, por tiempo y por cuestiones jurídicas, que sean los estados los que aprueban leyes para inhabilitar a Donald Trump. El Tribunal Supremo ya dictaminó en marzo que los estados no tenían derecho a prohibir la candidatura de Trump basándose en la Decimocuarta Enmienda, por ejemplo, que inhabilita a los culpables de participar en una rebelión.

Si Donald Trump es condenado a prisión antes de las elecciones, no podrá votar el 5 de noviembre, ya que lo prohíben las leyes de Florida. Pero sí podría ser elegido presidente. Y es aquí donde Estados Unidos se metería, de nuevo, en un terreno desconocido. Un escenario en el que no sería raro ver Trump gobernando desde una prisión, con un mono naranja, recibiendo a mandatarios extranjeros al otro lado de una mampara, dándoles algún consejo con el teléfono, como si fuera el jefe mafioso de una película. O desde la Casa Blanca, pero sin salir; en arresto domiciliario.

Semejante situación tendría que ser revisada y desgranada en los tribunales. Habría una crisis legal histórica, y posiblemente sería el Tribunal Supremo, donde hay seis jueces conservadores y tres progresistas, quien tuviera la última palabra. También existiría la posibilidad de que Trump cumpliese la pena de prisión después de acabar el mandato, en enero de 2029.

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Eso sí lo condenan. También puede suceder que los jueces, en caso de que Trump sea hallado culpable, acepten una petición de clemencia en función de la estabilidad política de Estados Unidos: para devolver las aguas a su cauce. Aunque esto también podría ser observado como la fijación de un peligroso precedente: la capacidad de un expresidente de violar la ley sabiendo que no lo van a condenar.

Respecto a los posibles autoindultos, también es un terreno inexplorado. Técnicamente, Donald Trump puede ejercer el indulto, pero este se puede aplicar a casos federales, no estatales. Los juicios de Nueva York y de Georgia son a nivel estatal, de manera que Trump no tendría la capacidad de perdonar nada.

¿Cómo influiría una sentencia contra Donald Trump en sus posibilidades políticas, en la percepción de los votantes?

Por otro lado, ¿cómo influiría una sentencia contra Donald Trump en sus posibilidades políticas, en la percepción de los votantes? No está claro, pero algunas encuestas indican que le podría perjudicar. Si bien están las bases trumpistas, leales al candidato contra viento y marea, puede que más leales aún en el caso de que este sea condenado, por lo que ellos perciben es un establishment demócrata corrupto, entre las filas republicanas hay otros votantes, más moderados e independientes.

Una encuesta de POLITICO/Ipsos dice que una condena en el juicio de Manhattan reduciría las posibilidades de votar a Trump entre más de un tercio de los votantes independientes, lo cual puede afectar unas elecciones donde los márgenes van a ser estrechos. Y eso solo con el juicio de Manhattan. Además, un 70% de votantes cree que Trump no debería de ser impune a la justicia por su calidad de expresidente y candidato presidencial, una cuestión que está debatiendo, en estos momentos, el Supremo. Esta semana, justo cuando ha empezado el primer juicio contra Trump, su ventaja sobre Joe Biden ha desaparecido, según un sondeo de Yahoo News/YouGov.

En 2020, el territorio desconocido consistía en ver a Donald Trump rechazando la victoria de Biden, clamando fraude, aferrándose al poder. El país navegó aquellas aguas y salió relativamente entero, aunque los bulos diseminados por Trump siguen haciendo eco en la convivencia política. Ahora el terreno desconocido tiene este aspecto: el aspecto, improbable pero posible, de ver a Trump gobernando EEUU desde la cárcel, en mono naranja. Quien sabe con qué consecuencias para futuros gobiernos, y para la ya degradada salud democrática del país.

El hombre más famoso de Estados Unidos, y posiblemente del mundo, ha vuelto a Manhattan. Pero lo ha hecho a regañadientes. Donald Trump volverá a dormir en su torre de la Quinta Avenida, desde donde dirigirá provisionalmente su campaña presidencial. No le queda otra. El primero de los cuatro juicios que tiene pendientes ya ha comenzado. Lo acusan de 34 delitos relacionados con la falsificación contable para tapar la compra de silencio de una actriz porno con la que se acostó en 2006.

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