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El 'Zeitenwende' político: Alemania pasa de elecciones "aburridas" al desfile de partidos ultras
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Hans-Georg Maaßen entra en escena

El 'Zeitenwende' político: Alemania pasa de elecciones "aburridas" al desfile de partidos ultras

Después de la creación de Alternativa para Alemania y la formación de Sahra Wagenknecht, la rama más derechista de la CDU ultima los detalles para crear un nuevo partido

Foto: Hans-Georg Maaßen, en 2018. (Reuters/Axel Schmidt)
Hans-Georg Maaßen, en 2018. (Reuters/Axel Schmidt)
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El periódico alemán Die Welt lanzaba una pregunta en plena campaña electoral de 2021. "¿Serán estas las elecciones más aburridas de la historia?". Las generales de ese año dieron inicio al Gobierno liderado por Olaf Scholz, pero ni siquiera el broche final a los 16 años de mandato de Angela Merkel consiguió añadir intriga a los comicios. Este no había sido nunca un problema para la política alemana, conocida por su estabilidad y por lemas como el que marcó los éxitos electorales de Merkel. "Las elecciones se ganan en el centro".

Ahora, una parte de esa Alemania conocida por su equilibrio político se está quedando atrás. En los últimos años, ha aumentado el descontento entre la población por factores como la recesión económica o el aumento de los precios de la energía. Por otro lado, la popularidad de Scholz y de su Gobierno tripartito está bajando en picado de cara a las generales de 2025. Algunos políticos creen que este es el escenario idóneo para crear sus propios partidos y están listos para beneficiarse de esta tendencia.

En los últimos meses, han nacido en Alemania nuevas formaciones como Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), creada por la política del mismo nombre conocida por ser una de las figuras más mediáticas del partido de izquierdas Die Linke. A finales de 2023, abandonó el grupo para iniciar su propio camino en la política y, según algunos analistas, para sacudir el sistema de partidos alemán. Desde "populista" hasta "nacionalista", Wagenknecht ha sido descrita con varios adjetivos que podrían encuadrarse dentro del difuso término de rojipardismo.

Después de esta figura polémica llegó otra, la de Hans-Georg Maaßen. El político de 61 años estuvo al frente de la agrupación Werteunion, el ala más conservadora de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU). Este núcleo ha presionado durante años al partido ahora liderado por Friedrich Merz para que tome posturas más conservadoras.

Foto: Protesta contra el partido AfD en Colonia, el 16 de enero. (Reuters/Jana Rodenbusch)

A pesar de que Maaßen y Wagenknecht son políticamente opuestos, quieren apelar al mismo tipo de votantes. A aquellos que dudan en repetir su voto a los partidos tradicionales y que podrían apostar por formaciones como la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que actualmente se posiciona como el segundo partido con mayor intención de voto (un 23%), solo por detrás de la CDU.

Parece que hay cada vez más espacio para los competidores políticos, pero, en el caso de Alemania, estos huecos están tapados por figuras conocidas por su extremismo. Como formaciones recién nacidas, todavía hay pocas garantías de éxito electoral. En el caso de Maaßen, una de sus posiciones más polémicas es su disposición a acercarse políticamente a AfD. A diferencia de los políticos alemanes, no está a favor del llamado cordón sanitario para evitar alianzas o coaliciones con el partido extremista. "Yo creo que este nuevo partido de Maaßen no va a tener un gran éxito. Va a tratar de meterse entre la CDU y AfD. Y ahí no hay muchas posibilidades. Las encuestas nos dicen que no hay un espacio político para otro partido conservador", afirma a El Confidencial Nils Diederich, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. "Lo que pasa es que Maaßen se ha hecho imposible de mantener en la CDU. Pero, al mismo tiempo, él no es el típico político de AfD", sostiene.

La CDU, contra Maaßen

La polémica en torno a esta figura política no radica solamente en la creación de su nuevo partido, sino en él mismo. Antes de ser conocido por su perfil de democristiano conservador, se le conocía por haber dirigido la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, el nombre que reciben en Alemania los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior. Maaßen estuvo el frente de esa institución entre 2012 y 2018.

En ese momento fue retirado de cualquier cargo público y jubilado de forma anticipada en medio de una profunda crisis con el entonces Gobierno de Angela Merkel. Entre otras cosas, por restar importancia a la violencia de la extrema derecha contra los migrantes de la ciudad de Chemnitz. Además, calificó a los socialdemócratas como "ultraizquierdistas".

Desde entonces, se ha convertido en una figura ruidosa, aunque marginal, del ala extremista de la CDU. La formación está haciendo todo lo posible para expulsarlo y le dio hace semanas un ultimátum para que abandonara antes del 5 de febrero, pero Maaßen ignoró la petición. Esta semana, el líder del partido, Friedrich Merz, afirmó que la CDU decidió por unanimidad iniciar un procedimiento de expulsión y retirarle sus derechos de miembro con efecto inmediato.

placeholder Hans-Georg Maaßen, durante la presentación de un informe anual en Berlín el 24 de julio de 2018. (EFE/Clemens Bilan)
Hans-Georg Maaßen, durante la presentación de un informe anual en Berlín el 24 de julio de 2018. (EFE/Clemens Bilan)

Antes de tomar esta decisión, Maaßen estuvo en el punto de mira de la formación por utilizar el "lenguaje de los círculos antisemitas, de conspiranoicos y hasta de etno-nacionalistas". El político se ha quejado recientemente del "nuevo totalitarismo" imperante y, más concretamente, del "sistema neosocialista" que está promoviendo el Gobierno del canciller Scholz. También ha denunciado la existencia de un peligroso "racismo contra los blancos".

Recientemente, se difundió que miembros del nuevo partido que quiere fundar estuvieron presentes en la reunión de neonazis en la que se abordó la expulsión de millones de ciudadanos de origen no alemán. A este encuentro acudieron también miembros de AfD, lo que ha provocado una ola de protestas en varias partes del país contra la formación ultraderechista.

Cómo Hans-Georg Maaßen podrá articular estas denuncias en un programa político es todavía una incógnita. También cómo las acusaciones sobre su radicalismo afectarán a sus ambiciones políticas. "Mientras los partidos de la Unión se alejan cada vez más de sus raíces en cuanto a contenido y programa, la Werteunion propondrá al pueblo soberano una nueva oferta en el panorama de partidos políticos", reza un comunicado emitido por la organización de Maaßen a finales de enero y al que ha tenido acceso El Confidencial. Además de a la CDU, el texto hace referencia a hermanada Unión Socialcristiana bávara (CSU).

La otra 'alternativa' para Alemania

La cadena ARD informó el mes pasado que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución había investigado a su antiguo jefe como "sospechoso de extremismo de derecha", unas declaraciones que fueron confirmadas por el propio Maaßen. La agencia de inteligencia nacional citó exclusivamente las declaraciones que el político en público y algunos medios como Berliner Zeitung apuntan a que la investigación podría ser falsa.

Principalmente, porque la vigilancia al antiguo jefe de la agencia no está justificada bajo ningún punto de vista jurídico y "no hay indicios que aún no hayan sido conocidos por el público y hayan sido determinados por los servicios de inteligencia". Es decir, no se sabe nada nuevo por lo que Maaßen debiera ser vigilado, aunque el político ha logrado estar en el punto de mira y llamar la atención de la población en un momento clave para la formación de su partido.

Rodeado de varias polémicas, el objetivo de Werteunion es responder a la decepción de los votantes por la línea política de los democristianos. "Desafortunadamente, la CDU de Merz, quien le debe su posición de presidente del partido en gran medida a la Werteunion, ha continuado con su línea, en lugar de reconsiderar la era de Merkel", defienden en la iniciativa política que ahora lidera Maaßen.

Foto: El canciller alemán Olaf Scholz durante una visita a las instalaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Colonia. (Getty/Pool)

En una reciente entrevista con el portal de noticias conservador alemán NiUS, el político afirmó que la CDU "ya no se puede reformar". "Ha abandonado sus valores y convicciones básicas en los últimos años. Solo da la impresión de ser una alternativa conservadora a la coalición de socialdemócratas y ecologistas, pero es, en último término, solo una variante de esa alianza", afirmó.

Según datos de la iniciativa de Maaßen, Werteunion tiene unos 4.000 miembros, y una gran mayoría personas están afiliadas a CDU y CSU. Por ahora sigue siendo una incógnita cuántas de estas personas se convertirían en votantes de la formación del expresidente de la agencia de inteligencia nacional.

Fuentes del entorno de Maaßen señalan que es muy improbable que Werteunion, una vez esté constituida como partido, pueda presentar un programa para las elecciones europeas que se celebrarán en junio. Seguramente, el primer test al que se someta el nuevo partido conservador sean los comicios federales del próximo mes de septiembre, en el que votan los Länder de Turingia, Sajonia y Brandeburgo.

El periódico alemán Die Welt lanzaba una pregunta en plena campaña electoral de 2021. "¿Serán estas las elecciones más aburridas de la historia?". Las generales de ese año dieron inicio al Gobierno liderado por Olaf Scholz, pero ni siquiera el broche final a los 16 años de mandato de Angela Merkel consiguió añadir intriga a los comicios. Este no había sido nunca un problema para la política alemana, conocida por su estabilidad y por lemas como el que marcó los éxitos electorales de Merkel. "Las elecciones se ganan en el centro".

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