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¿Por qué volaron dos F-16 de EEUU sobre Bosnia? Un aliado de Putin tiene la respuesta
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¿Por qué volaron dos F-16 de EEUU sobre Bosnia? Un aliado de Putin tiene la respuesta

Dos cazas de combate F-16 estadounidenses sobrevolaron Bosnia-Herzegovina antes de un desfile paramilitar organizado por el líder serbobosnio Milorad Dodik

Foto: Miembros del cuerpo policial de la Republica Srpska en el desfile paramilitar de Banja Luka. (REUTERS / Fedja Grulovic)
Miembros del cuerpo policial de la Republica Srpska en el desfile paramilitar de Banja Luka. (REUTERS / Fedja Grulovic)
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Dos aviones militares F-16 estadounidenses sobrevolaron esta semana dos pequeñas ciudades de Bosnia-Herzegovina, Tuzla y Brčko. El objetivo, en ningún caso militar, era que el ruido de los motores llegara hasta Banja Luka, la capital de la entidad de la llamada República Srpska. Desde Estados Unidos, los aviones fueron una muestra de apoyo a la integridad territorial del país balcánico un día antes de un desfile paramilitar organizado por los nacionalistas serbobosnios.

En un momento de alta tensión política en el país, el Gobierno de la entidad decidió echar un pulso a las autoridades con la celebración del aniversario del 9 de enero de 1992, cuando la comunidad serbia de Bosnia declaró la creación de su propio estado. Esta maniobra política fue uno de los desencadenantes de la guerra que acabó con la vida de más de 100.000 personas y en la que se produjo el genocidio de Srebrenica.

El tribunal constitucional del país prohibió en 2015 esta celebración por ir en contra de la Constitución de Bosnia-Herzegovina y en contra de los acuerdos de paz de 1995 que pusieron fin a la guerra de cuatro años. Además, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa advirtió la semana pasada que la designación del 9 de enero como fiesta nacional de la República Srpska equivalía a un "acto de discriminación" y era inconstitucional.

Sin embargo, para Milorad Dodik, el presidente de la entidad, la restricción es solo papel mojado. "No renunciaremos al día en que nació la República Srpska", dijo el líder nacionalista.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se reúne con el presidente de la República Serbia de Bosnia, Milorad Dodik. (Reuters/Mikhail Klimentyev)

Por las calles de Banja Luka desfilaron tropas armadas con ametralladores y vehículos blindados. Pero uno de los hechos más polémicos del evento fue la participación del grupo de motociclistas Night Wolves, conocido por su apoyo al presidente ruso, Vladímir Putin. El propio Dodik se ha posicionado como un gran aliado del Kremlin y el embajador de Moscú en el país fue uno de los pocos funcionarios extranjeros que asistieron al polémico desfile. "La presencia de este grupo es una señal del soporte internacional que Dodik quiere mostrar. En el contexto de la guerra de Ucrania, Dodik sugiere que tiene el apoyo de actores como Rusia y Serbia para su objetivo político. Y manda una señal a cualquiera que quiera apoyar a Bosnia, para que se lo piensen dos veces", explica Jasmin Mujanovic, politólogo y especialista en los Balcanes, a El Confidencial.

Milorad Dodik cuenta con el apoyo del presidente serbio, Aleksandar Vučić, que ha mostrado en varias ocasiones su respaldo a las aspiraciones independentistas del líder de la República Srpska. También al desfile militar, sobre el que dijo que habría "fuegos artificiales" tanto en Banka Luka como en Serbia para conmemorar el 9 de enero de 1992.

Ataques contra refugiados retornados

Antes de que las tropas y los miembros de Night Wolves salieran a las calles, Estados Unidos afirmó que "actuará" si alguien intenta separarse de Bosnia. La advertencia, no obstante, no ha parecido tener un efecto en los líderes serbobosnios detrás del desfile. Algunos expertos apuntan a que los países occidentales no tienen el poder suficiente en Bosnia como para interferir en la política y mejorar la convivencia política. Por otro lado, las fuerzas de estabilización de la UE se han reducido cada año desde el final de la guerra y han pasado de 7.000 a poco más de 1.000 efectivos.

La limitada presencia de actores internacionales ha sido el caldo de cultivo perfecto para que políticas como Dodik intenten llevar a cabo sus políticas y desafíen al Gobierno. Por otro lado, Jasmin Mujanovic subraya que el desfile ha tenido lugar en un momento especialmente tenso en el país por los ataques y amenazas a refugiados bosnios y croatas que han vuelto a la región años después del conflicto. "Estamos empezando a ver que el lenguaje xenofóbico y las amenazas políticas están impactando en toda la sociedad. Antes del desfile se han registrado varios casos de acoso a personas de la comunidad bosníaca", afirma el analista.

Más allá de los desafíos políticos, este tipo de eventos militares también tensan todavía más la cuerda social. "En este desfile se glorifica el genocidio bosnio por parte de los nacionalistas serbios. El objetivo es dejar ver a la comunidad bosníaca (víctima del genocidio) que no quieren que existan y que si se da la oportunidad lo haríamos de nuevo. Es una alarma importante porque estamos viendo que el fantasma del nacionalismo serbio de los 90 es todavía un proyecto político importante en esta década", alerta Mujanovic.

Foto: Ariadna Gil, como Nevenka, en 'Hay alguien en el bosque'.

Las políticas de Dodik han estado marcadas por la provocación. La semana pasada llamó al embajador estadounidense en el país, Michael Murphy, un "marica y psicópata" por defender la integridad territorial de Bosnia. Además, el serbobosnio acogió en diciembre a Aleksandar Vulin, exjefe de inteligencia serbio y acusado por Washington de "actividades malignas" de Rusia en Serbia, como integrante del Senado de Republika Srpska.

El desfile paramilitar fue también una declaración de intenciones por parte de Milorad Dodik para mostrar quién está de su lado. Además de dejar clara su lealtad a Rusia y a Vladímir Putin, el líder serbobosnio entregó durante la ceremonia un premio oficial para Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría. El premio, dijo Dodik, es una señal de "gratitud hacia el hombre que está dispuesto a reconocernos (a los serbios de Bosnia) como un hecho político real".

El político húngaro no acudió físicamente al desfile, pero recibirá la medalla en una reunión el próximo mes, informó el portal de noticias Klix. Orbán se ha posicionado como un aliado de Rusia en Europa y, el mes pasado, bloqueó el paquete de la UE de ayuda financiera para Ucrania de 50.000 millones de dólares. Sin embargo, el líder ultraconservador había levantado antes el veto para lanzar las conversaciones de adhesión al bloque con el país en guerra.

Una gran parte de Occidente mira con preocupación los retos políticos en Bosnia-Herzegovina y temen que Rusia pueda utilizar su influencia en algunos sectores del país para aumentar las tensiones y desviar la atención de Ucrania. Los vuelos de los aviones militares estadounidenses antes del desfile en Banja Luka fueron una señal importante de apoyo al país balcánico, aunque también se han considerado insuficientes. "La ceguera de la UE ante lo que está sucediendo hoy significa que pronto habrá una guerra en otra frontera de Europa", escribió un usuario en la red social X.

Al respecto, Jasmin Mujanovic sostiene que la postura internacional, tanto de Estados Unidos como de la UE, ha sido muy decepcionante a la hora de tratar los problemas que afronta Bosnia. "Es cierto que EEUU y Reino Unido han emitido sanciones contra Dodik, pero la UE no lo ha hecho porque Hungría no lo permitiría. El hecho de que el bloque sea incapaz de sancionar a alguien como Dodik muestra la debilidad de su compromiso con Bosnia y los Balcanes", afirma.

El experto en política de los Balcanes señala que, cuanto más se mira lo que Europa está haciendo por Bosnia, peor pinta el panorama. "Hay muy poca confianza en la UE, a pesar de que la membresía es una idea muy popular. Pero en términos de credibilidad, es muy baja, sobre todo después de la guerra de los 90, cuándo no apoyaron de manera efectiva al país a pesar de las atrocidades que se estaban cometiendo".

La guerra llegó a su fin en 1995, pero las tensiones sociales y políticas están todavía lejos de desaparecer y el país vive una de sus peores crisis institucionales. A los deseos de independencia de una parte de la comunidad serbobosnia y los rechazos para el reconocimiento del genocidio de Srebrenica se suma la potente sombra de Vladímir Putin.

Dodik se ha reunido en varias ocasiones con el presidente ruso, así como otros funcionarios del Kremlin. Este es uno de los ejes de la estrategia de Moscú para aumentar su influencia sobre la comunidad serbobosnia. "Esta ayuda también pasa por transferencias de armas y Dodik ha intentado militarizar las fuerzas policiales de la República Srpska", concluye Jasmin Mujanovic en una entrevista anterior con este periódico.

Dos aviones militares F-16 estadounidenses sobrevolaron esta semana dos pequeñas ciudades de Bosnia-Herzegovina, Tuzla y Brčko. El objetivo, en ningún caso militar, era que el ruido de los motores llegara hasta Banja Luka, la capital de la entidad de la llamada República Srpska. Desde Estados Unidos, los aviones fueron una muestra de apoyo a la integridad territorial del país balcánico un día antes de un desfile paramilitar organizado por los nacionalistas serbobosnios.

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