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Hachazo al pulmón de Europa: la 'mafia' de la madera se forra con los últimos bosques vírgenes
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"asesinatos, amenazas, palizas y acoso"

Hachazo al pulmón de Europa: la 'mafia' de la madera se forra con los últimos bosques vírgenes

Una misión del Parlamento Europeo visita Rumanía, donde casi la mitad de los árboles talados se extrae ilegalmente

Foto: La tala indiscriminada amenaza uno de los mayores bosques vírgenes de Europa. (EFE EuroNatur/Matthias Schickhofe)
La tala indiscriminada amenaza uno de los mayores bosques vírgenes de Europa. (EFE EuroNatur/Matthias Schickhofe)

El pasado 15 de mayo, el Parlamento Europeo envió a ocho personas hasta las montañas de Rumanía en una misión diplomática calificada como fact finding (investigación de los hechos). Este grupo de eurodiputados entrevistó durante tres días a activistas, políticos, guardabosques, fiscales y expertos, que los guiaron hasta terrenos donde habían cortado clandestinamente hayas de 300 años. Su principal objetivo consistía en averiguar si la tala ilegal estaba poniendo en peligro los últimos bosques vírgenes de Europa y acordar una serie de medidas. La iniciativa cobra mayor relevancia al recordar que la Comisión Europea tiene abierto un expediente sancionador a Rumanía desde hace tres años por vulnerar diferentes leyes medioambientales. Aunque todavía están elaborando el informe oficial, El Confidencial ha podido saber que los testimonios recabados confirmaron una grave crisis forestal en la que ya ha habido agresiones e incluso asesinatos.

La única eurodiputada española que solicitó ser miembro de esta misión fue la política guipuzcoana Maite Pagazaurtundúa, quien asegura haber desarrollado una "hipersensibilidad" a la hora de detectar "sociedades que desarrollan justificaciones y pretextos para enconarse en análisis sesgados e injustos". Pagazaurtundúa comentaba con preocupación que las autoridades rumanas habían dado permiso de armas de fuego a los guardabosques. "El hecho de que haya habido asesinatos, amenazas, palizas y acosos muy graves a guardas forestales, ecologistas y periodistas habla de una sociedad con relaciones tóxicas respecto a las leyes democráticas", analiza.

Foto: Un manifestante en Bucarest contra la mafia maderera. (Reuters)

En un vídeo que se volvió viral hace un año, el activista rumano Tiberiu Bosutar aparecía sentado en el maletero de un coche con la cara ensangrentada. Los mismos hombres que grabaron esta escena y luego la compartieron en redes sociales le obligaron a quitarse los calzoncillos y quedarse totalmente desnudo mientras gritaban amenazas y amagaban con matarlo. "Eran unas 15 o 20 personas, todas armadas con hachas y barras de hierro", explica Bosutar a este periódico. "Destruyeron nuestro equipo de video y nos golpearon con una crueldad que no puedo explicar". Uno de los periodistas que lo acompañaba recibió un puñetazo tan fuerte que perdió el conocimiento y otro cayó rodando por el valle. Este último aprovechó el caos para correr hasta un lugar con cobertura y llamar al 112. "Cuando escucharon las sirenas, los atacantes huyeron. Y es extraño, porque se marcharon por la misma ruta por la que subieron los policías. Tuvieron que cruzarse con ellos".

Un año más tarde del incidente, y a pesar de las pruebas gráficas, ningún agresor ha sido identificado. El activista asegura que los hombres que lo atacaron eran guardabosques y madereros que operaban en Dealul Negru, una región de los Cárpatos donde ya había documentado talas ilegales en el pasado. Bosutar ha creado una ONG con la que persigue durante meses chivatazos anónimos y documenta en vídeo presuntas tramas de corrupción. "Muchos testigos han sido amenazados, golpeados o incluso asesinados, pero la mayoría de las veces el agredido no tiene el coraje de presentar una denuncia ante la policía, porque no confía en las autoridades".

Uno de los miembros locales de la misión europea, el eurodiputado rumano Vlad Gheorghe, comenta que a él también le "aconsejaron no visitar las zonas calientes" de su propio país. "Nuestros bosques están bajo asedio y ningún árbol se salva. He presentado numerosas denuncias de talas ilegales en espacios Natura 2000 y reservas naturales protegidas, en bosques primarios cercanos a Bucarest y en Pădurea Comorova, uno de los últimos bosques que quedan en pie junto al Mar Negro".

Tradicionalmente, los grandes núcleos de deforestación se centraban en la selva amazónica, en África central y en el sudeste asiático. Ahora, Europa parece haber entrado en el triste podio. Aproximadamente el 29% del territorio de Rumanía está cubierto por la vegetación, que alberga dos tercios de los últimos bosques vírgenes de la Unión Europea. En concreto, 80.000 hectáreas de robles, coníferas, abetos, hayas… en las que no hay presencia humana y que representan el 1% de toda la superficie forestal nacional. Los expertos calculan que en los Cárpatos rumanos hay otras 250.000 hectáreas de bosques muy antiguos que en cualquier otro país de la UE habrían sido inmediatamente calificadas como áreas protegidas.

Foto: El vicepresidente comunitario Margaritis Schinas. (EFE/Olivier Hoslet)

Mihai Zotta, director de la organización Conservation Carpathia, cree que la razón por la que sus propietarios no los declaran vírgenes es que no confían en los sistemas estatales de compensación financiera. "En las Montañas Fagaras, más de 180.000 árboles centenarios fueron talados legalmente en un periodo de tres años", lamenta Mihai. "Si los mecanismos adecuados estuviesen disponibles y los propietarios fueran compensados por realizar funciones forestales, seguramente se deforestaría mucho menos". Su organización ha introducido bisontes y castores autóctonos, ha restaurado grandes áreas devastadas y ha creado nuevos cotos de caza. Porque en los Cárpatos rumanos habita también un tercio de la población de osos pardos de toda Europa, una cuarta parte de sus lobos y una gran población de linces, todos ellos tradicionalmente perseguidos por cazadores furtivos que buscaban "trofeos".

La mafia de la madera

A la hora de estimar el volumen de bosque deforestado en Rumanía, sin embargo, los números bailan. Según la Evaluación de Impacto Ambiental, entre 2008 y 2014 se extrajeron clandestinamente 8,8 millones de metros cúbicos de madera por año, casi la mitad de todo lo cortado legalmente durante este período. La cifra se volvió todavía más alarmante cuando el 22 de noviembre de 2019, el ministro rumano de Medio Ambiente reconoció que algunos datos oficiales no encajaban: el Inventario Forestal Nacional de Rumanía mostraban que entre 2013 y 2018 había unos 20 millones de metros cúbicos de madera al año que no estaban incluidos en el plan de gestión forestal y cuyo destino resultaba incierto.

Este anuncio provocó bastante polémica y algunos académicos achacaron parte del desfase a una medición incorrecta de la masa boscosa. De acuerdo con sus estudios, en el peor de los casos este error podría justificar hasta 10 millones, por lo que todavía quedarían otros tantos fuera de los registros. Para hacerse una idea del volumen, estaríamos hablando de 4.000 piscinas olímpicas repletas de madera talada ilegalmente cada año. Esta deforestación descontrolada preocupa a muchos ambientalistas, que critican el retroceso que supone en la lucha contra del cambio climático. Precisamente, una investigación de la Red Europea de Periodismo de Datos indicaba que un solo haya de 150 años absorbe 9 toneladas de CO2, suficiente para compensar un viaje de 56.000 kilómetros en coche.

El Ministerio Público de Rumanía ha confirmado a este periódico que existe "una creciente participación de grupos organizados en delitos ambientales", un fenómeno criminal al que algunos medios de comunicación han bautizado como Timber Mafia (la mafia de la madera). El apodo no es demasiado realista, pues más que una organización vertical al estilo italiano se trataría numerosos grupúsculos que actúan de manera independiente, alimentados por el dinero de empresas extranjeras, la corrupción local y las necesidades de una población empobrecida. Representantes del Ministerio Público explican a El Confidencial que los delitos asociados a la industria maderera adoptan modalidades diversas.

Un fraude habitual consiste en emitir certificaciones de explotación falsas, indicando alturas o diámetros menores a los que realmente son. Otro implica falsificar documentos de una cosecha ficticia que se encuentra cerca de árboles de mayor valor, que luego serán explotados. También existe una variante legal de esta trampa, donde el agente comercial extrae en secreto árboles de las inmediaciones donde se encuentra su concesión. Y una de las tácticas más perseguidas actualmente es la de atestiguar falsamente la necesidad de realizar trabajos de higiene (retirar árboles secos, enfermos o derribados), cuando en realidad están cosechando y explotando ejemplares maduros y sanos.

¿Pero cómo de lucrativo es ese mercado? Entre 1990 y 2011, el Tribunal de Cuentas estimó que la madera cortada ilegalmente habría supuesto, habría supuesto un valor mínimo de 5.000 millones de euros. El estudio no tenía en cuenta muchas modalidades de tala ilegal, hacía unos cálculos aritméticos cuestionables y no calculaba la inflación internacional de los precios, por lo que sin duda estaríamos hablando de un negocio millonario. Desgraciadamente, una vez cruza la frontera se vuelve un delito muy difícil de rastrear. Fuentes solventes de la inteligencia europea explican que el hecho de que Rumanía sea estado miembro de la UE dificulta sus investigaciones, dado que no hay controles de aduana. Los esfuerzos punitivos actuales se centran en el pasaporte fitosanitario y en el control plagas, mientras que los compradores únicamente comprueban el volumen y la calidad de la madera recibida, independientemente de su origen.

placeholder Imagen facilitada por Agent Green que muestra una zona talada de árboles. (EFE)
Imagen facilitada por Agent Green que muestra una zona talada de árboles. (EFE)

Uno de los principales actores de la industria maderera rumana ha sido la empresa austriaca Holzindustrie Schweighofer (Schweighofer), que ha llegado a procesar hasta el 40 % de la producción anual de madera blanda del país. Esta empresa lleva muchos años involucrada en prácticas muy polémicas, como la aceptación abierta de madera ilegal, la oferta de bonificaciones a proveedores dudosos o la presión sobre el gobierno rumano para evitar reformas políticas que obstaculizarían sus actividades. Después de varios escándalos, el ahora conocido como HS Timber Group anunció que a partir de abril reduciría en un tercio la producción rumana de postes y vigas (que luego vende a Asia). Aun así, estos casos a gran escala no parecen ser el principal motor de la tala ilegal, pues sus "cosechas" no llegan ni por asomo a la cifra de los diez millones de metros cúbicos.

La crisis de los leñadores pobres

La profesora de la Universidad de Suceava, Laura Bouriaud, ha contribuido a la redacción del nuevo código forestal y de algunos delitos penales asociados. Ella sostiene que la mayoría de la madera cortada ilegalmente proviene de una necesidad que ya conocimos en otras partes de Europa: la leña para estufas. Según sus estudios, los habitantes de las regiones rurales de Rumanía consumen una cantidad altísima de madera para calentar sus casas, al menos el doble de la que les proporciona el estado. A pesar de ello, Bouriaud insiste en que este tipo de tala no es el principal impulsor de la destrucción y degradación de los bosques.

"Los leñadores se nutren de árboles que son fáciles de robar y transportar"

"Los leñadores se nutren de árboles que son fáciles de robar y transportar, de áreas forestales de fácil acceso. Y suele ser una madera de baja calidad". La profesora asegura que los grupos organizados, en cambio, sí tienden a cortar ejemplares de mayor calidad, es decir, árboles sanos y resistentes que luego impiden una regeneración natural. "Para mí está claro que la tala relacionada con la corrupción presenta un mayor riesgo a largo plazo, tanto por el tipo madera que buscan como por su capacidad de explotar áreas protegidas y encubrir estas situaciones con papeleo". Bouriaud reconoce que, en cualquier caso, el sistema fraudulento que rodea el consumo leña se ha convertido con el tiempo en el "camino pavimentado de la corrupción".

Foto: Caída de un misil Kalibr en Brovary (Ucrania). (EFE/Roman Pilipey)

El activista Tiberiu Bosutar critica que en pleno 2023 todavía se quemen tantos millones de metros cúbicos de madera cada año. "Para disminuir la presión sobre el recurso, primero se deben identificar fuentes alternativas de calefacción, aislamiento de viviendas, instalación de estufas de calor de alta eficiencia, pero también un control más estricto de todo lo que sucede en el bosque. Por muy grande que sea la demanda y sin importar de quién provenga la solicitud, si el forestal hiciera su trabajo, no tendríamos áreas devastadas". Para Bosutar es imprescindible dejar de normalizar cualquier actuación que atente contra la naturaleza. "¡Culpables por el desastre en el bosque somos todos! Unos por negligencia, otros por complicidad".

"La intención de algunas autoridades es noble", matiza la profesora Bouriaud. "Quieren tener un plan de manejo forestal, rotaciones largas, regeneración natural, plan de aprovechamiento, autorizaciones de aprovechamiento… eso sí, siempre a costa de los propietarios del bosque. Desgraciadamente, mientras la gestión forestal sostenible de una parcela no tenga objetivos de gestión coherentes y claros, todo puede parecer bueno en los papeles y luego ser catastrófico en el terreno. Y en este país la burocracia y la falta de competencia trabajan juntos". Bouriaud lamenta que el personal forestal se ha vuelto un segmento muy vulnerable a los chantajes, a los sobornos y a la intimidación: "No los defienden adecuadamente. Hay pocos denunciantes y, en general, existe una gran presión sobre ellos". Por eso, defiende una jurisprudencia penal específica para el sector y medidas urgentes que ayuden a sofocar la corrupción imperante. "Para mí, la verdad siempre está en el medio. Es posible que uno tenga la primera mitad de la solución y el otro, la segunda. Pero es difícil unir a la gente".

A la espera del nuevo estudio que identifique las principales áreas en riesgo y los volúmenes reales de madera extraídos, la población parece cada vez más concienciada con el problema y las protestas cogen fuerza en los centros urbanos. "La lucha contra la tala ilegal goza de un gran apoyo popular en el país, así que todo lo que debemos hacer a nivel europeo es garantizar la protección eficaz de los bosques, los osos y el medio ambiente para las generaciones futuras. Los ciudadanos nos lo exigen", reconoce el político rumano Vlad Gheorghe. En los últimos años el gobierno rumano ha adoptado medidas más drásticas, como endurecer la normativa o invertir en tecnología de trazabilidad, pero los participantes de la misión europea no creen sean suficientes.

"Tuve la sensación de que el contexto económico y social no ayudaba a que entendieran lo grave que es esquilmar bosques centenarios", reflexiona la política Maite Pagazaurtundúa. "Todo el mundo cortaba leña como fuente de calor, apenas había gas u otra forma de calentar los hogares. Y en ese contexto pasa más desapercibido talar ilegalmente árboles centenarios y degradar el bosque". Dado que el país se encuentra en proceso de incorporación al espacio Schengen y planea sumarse al euro, el activista Tiberiu Bosutar espera que la misión de fact finding sea más efectiva que el resto de las medidas internacionales tomadas hasta la fecha. "Su visita representa una esperanza para todos los que queremos que las cosas mejoren en Rumania, pero si su acción se limita a un único viaje de campo, cada vez habrá menos gente que tenga el coraje de denunciar estas situaciones", incide el activista. "Ahora los ojos de todos nosotros están puestos en el Parlamento Europeo".

El pasado 15 de mayo, el Parlamento Europeo envió a ocho personas hasta las montañas de Rumanía en una misión diplomática calificada como fact finding (investigación de los hechos). Este grupo de eurodiputados entrevistó durante tres días a activistas, políticos, guardabosques, fiscales y expertos, que los guiaron hasta terrenos donde habían cortado clandestinamente hayas de 300 años. Su principal objetivo consistía en averiguar si la tala ilegal estaba poniendo en peligro los últimos bosques vírgenes de Europa y acordar una serie de medidas. La iniciativa cobra mayor relevancia al recordar que la Comisión Europea tiene abierto un expediente sancionador a Rumanía desde hace tres años por vulnerar diferentes leyes medioambientales. Aunque todavía están elaborando el informe oficial, El Confidencial ha podido saber que los testimonios recabados confirmaron una grave crisis forestal en la que ya ha habido agresiones e incluso asesinatos.

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