La ajustada victoria de Erdogan aboca Turquía a segunda vuelta entre acusaciones de manipulación

Los ajustados últimos resultados del recuento de las elecciones de Turquía, en las que el actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, y el opositor Kemal Kiliçdaroglu obtienen el 49% y el 45% de los votos, anuncian la irremediable celebración de una segunda vuelta el domingo 28 de mayo. Se ha tratado de un tenso recuento que se ha prolongado hasta altas horas de la noche y en el que los primeros datos ofrecidos por la agencia estatal Anadolu daban a Erdogan una ventaja inicial de más de 10 puntos porcentuales frente a su principal rival. Las horas posteriores al cierre de los colegios han dado lugar a un reñido escrutinio en el que se han producido incluso acusaciones de intentar manipular los resultados.

Los seguidores de Erdogan han promovido su triunfo desde las primeras horas. En varias sedes, podían verse corrillos de gente celebrando, con bailes y cantos, su aparente éxito en las urnas. Pero conforme ha avanzado el recuento, los porcentajes de votos se han aproximado. Como ha ocurrido en otros comicios, la agencia Anadolu daba unos datos distintos a los de la agencia Anka, más cercana a la oposición. Voces de la oposición, incluidos los alcaldes de Ankara y Estambul, han asegurado que las cifras ofrecidas por Anadolu estaban siendo controladas para crear el escenario de apariencia de pucherazo. El candidato Kemal Kiliçdaroglu hacía un llamamiento a sus observadores electorales: "Quiero llamar a nuestros héroes de la democracia. Nunca abandonen las urnas, pase lo que pase, hasta que se entregue el último informe de urna firmado", ha publicado en su cuenta de Twitter.

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Aunque se esperaba que saliera a dar un primer discurso, conforme esa diferencia de 10 puntos porcentuales iba desvaneciéndose, Erdogan ha terminado por no hacer ningún comunicado. Aun así, en las redes sociales ha publicado: "El conteo de votos continúa, tratar de anunciar los resultados apresuradamente significa una usurpación de la voluntad nacional". Si finalmente el Consejo Electoral Supremo debe revisar los resultados, el gobierno podría insinuar el intento de fraude por parte de la oposición. Aunque esta opción les comprometió en las elecciones municipales de 2019. Después de pedir una repetición de los comicios, en la segunda jornada obtuvieron peores resultados.

Por delante quedan ahora dos semanas de una campaña agresiva en las que los dos candidatos apostarán fuerte por alcanzar la presidencia. Erdogan podría centrarse en consolidar su base entre los círculos islamistas y nacionalistas. "Por ello, en su discurso de campaña ya se ha centrado en elementos de identidad, atacando a kurdos y a los alevíes", señala Seren Selvin Korkmaz, directora ejecutiva del think tank Instanpol Institute. Las acusaciones fueron contra su principal contrincante, que defendió públicamente su identidad aleví (una minoría étnica con raíces chiíes), o contra el terrorismo del PKK, para enfatizar que la seguridad sigue siendo una emergencia en este país.

¿Qué ocurrirá en la Turquía pos-Erdogan?

Ante estos resultados, con una diferencia de muy pocos puntos, la oposición podría llegar a liderar el país. El candidato ganador Kemal Kiliçdaroglu ha anunciado, como principal prioridad en su hoja de ruta, la cancelación del sistema presidencialista que rige el país. Un régimen, introducido por Erdogan, que fue aprobado en referéndum en el año 2017. Y que ha erosionado algunos principios democráticos como la separación de poderes, la libertad de expresión y la transparencia. Sin embargo, la reversión del sistema "no podrá concluir hasta finales de 2024 o 2025", anuncia Can Selçuki, director de la consultora Istanbul Economics Research, "ya que el nuevo gobierno tiene que dedicarse urgentemente a otras prioridades, como estabilizar la economía y recuperar la zona del terremoto".

La economía ha sido, sin duda, el detonante de la pérdida de votos para Erdogan. Es, desde hace más de un año, la principal preocupación para la población. La inflación es una de las más acusadas en el mundo, el 43,68% según datos oficiales, pero superior a dos cifras, según estimaciones independientes, y es la que ha empobrecido en tiempo récord a los turcos en todo el país. "Ya no podemos comprar verduras ni carne fresca", explica Seçkin en el mercado del barrio estambulita de Kadikoy. Los expertos han señalado a la política económica de Erdogan, que insiste en abaratar los préstamos para controlar los precios, como la causante del deterioro rampante del poder adquisitivo.

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El gran logro de la oposición ha sido dejar atrás las diferencias ideológicas para conseguir un objetivo común. Así, seis partidos se han sentado en la misma mesa para tratar de derrotar a Erdogan y presentar, todos juntos, un mismo candidato. Y está funcionando. Una votante kurda, hasta entonces fiel al partido prokurdo HDP —el Partido Democrático de los Pueblos—, ha decidido dar su voto a Kiliçdaroglu. El mismo que ha elegido Defne, una estudiante de 21 años que ha venido desde Berlín, donde cursa sus estudios universitarios, "para conseguir de una vez un cambio. Hemos perdido libertad", dice en la entrada de un colegio en el barrio de Caddebostan.

Relación con la UE y el pacto migratorio

El definitivo cambio de gobierno en Turquía podría tener repercusiones en toda la escena internacional. Aunque se espera que Kiliçdaroglu persiga una agenda más europeísta, de acuerdo a las peticiones de la OTAN y los criterios de la UE, también mantendría las buenas relaciones con Rusia, con quien ha construido sólidos acuerdos energéticos y comerciales. "El nuevo Gobierno dirá que cumplen con las sanciones, aunque no las implementen", recuerda Murat Somer, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Koç.

Una de las principales banderas de la campaña de Kemal Kiliçdaroglu ha sido la política xenófoba de la devolución de los refugiados a Siria. "La idea es encontrar un acuerdo con el presidente Bashar al Asad para poner final a la guerra y cooperar con la UE para el desarrollo y la construcción de esas áreas de Siria a las que volverían los refugiados", explica Somer. Turquía es el país que más ciudadanos sirios ha acogido, casi 4 millones, algo que ha supuesto un problema para la sociedad entre la que ha crecido un fuerte sentimiento de xenofobia.

Aunque el pacto migratorio entre Turquía y la UE de 2016 logró los objetivos deseados, detener el flujo migratorio ilegal en el Egeo, su mecanismo ha provocado que miles de demandantes de asilo se queden atrapados en las islas griegas en condiciones infrahumanas. En el pacto de 1x1, por el que un refugiado sirio era asilado en Europa por cada uno que devolvieran de las islas griegas, más de 30.000 refugiados han sido reubicados. Europa se comprometió a desembolsar 6.000 millones de euros en las arcas públicas para la gestión de Turquía con los que se quedaban en su territorio, "pero ahora podrían utilizarse los fondos restantes para la reconstrucción de esas áreas en Siria", apunta Somer.