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La UE mira a Turquía: entre la resignación y la esperanza de un futuro post-Erdogan
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ELECCIONES TURCAS

La UE mira a Turquía: entre la resignación y la esperanza de un futuro post-Erdogan

En Bruselas esperan un cambio en Turquía, pero evitan posicionarse para no alimentar a Erdogan. Kılıçdaroğlu ofrecería la oportunidad de resetear las relaciones

Foto: Erdogan durante una visita a Bruselas. (Reuters)
Erdogan durante una visita a Bruselas. (Reuters)

Todos los ojos en la Unión Europea estarán puestos este domingo sobre Turquía, que celebra elecciones presidenciales, la primera de las previsiblemente dos rondas que serán necesarias para determinar si Recep Tayyip Erdogan continúa siendo presidente del país o si, en cambio, el líder opositor Kemal Kılıçdaroğlu, apoyado por seis formaciones desde la derecha a los socialdemócratas, logra tumbar al "sultán”, que ha convertido al país en un régimen de un solo hombre. En Bruselas el escenario favorito está claro, y es una victoria de Kılıçdaroğlu, pero nadie lo dice demasiado en alto.

La UE se ha cuidado mucho de mantenerse completamente al margen del proceso electoral por dos buenas razones. La primera es porque no son unas simples elecciones. La idea generalizada en Bruselas es que con cualquier resultado demasiado estrecho, Erdogan podría intentar revertir el resultado, aunque si la ventaja obtenida por el líder opositor es sólida, ese miedo se desvanece. Pero en todo caso, lo que está claro es que el escenario en el que Erdogan continúe en el poder no es para nada descartable, y la Unión ha aprendido a no irritar al líder turco. La segunda razón es porque la idea de la interferencia de Occidente se ha convertido en una piedra arrojadiza por parte de los conservadores progubernamentales contra la oposición, a la que acusan de ser un instrumento de poderes extranjeros. Cualquier intervención que permitiera a Erdogan mostrar a sus potenciales votantes que no se trata de una acusación vacía, sino de un hecho que dañaría las opciones electorales de Kılıçdaroğlu. Así, la estrategia europea respecto a cómo abordar las elecciones en Turquía ha sido clara: echarse a un lado y evitar cualquier tipo de intervención en la campaña.

placeholder Banderas de Turquía y la Unión Europea en la sede de la Comisión en Bruselas. (Reuters)
Banderas de Turquía y la Unión Europea en la sede de la Comisión en Bruselas. (Reuters)

La continuidad de Erdogan dibuja un escenario relativamente conocido. Ankara seguiría siendo un socio complicado para la Alianza Atlántica y para la Unión Europea un socio crucial, debido a su papel fundamental en la gestión de los flujos migratorios, pero también muy inestable. En todo caso, en ambos campos se espera que tras los comicios Erdogan pudiera volver a adoptar una postura más realista y acomodada a las posiciones occidentales. El guion en caso de su victoria es más o menos conocido por todos. A nadie le hace especial gracia, pero tampoco a nadie le aterra.

La victoria de Kılıçdaroğlu abriría, sin embargo, una nueva etapa. Se espera que diera paso a una normalización de las relaciones con la OTAN, permitiendo, por lo tanto, una entrada rápida de Suecia en la Alianza Atlántica y restableciendo la confianza entre los socios transatlánticos, aunque muy probablemente manteniendo los lazos con Rusia, aunque quizás menos intensos que en la era Erdogan, quien tiene una relación directa con Vladímir Putin. A nivel europeo no se esperan grandes cambios en algunas cuestiones territoriales, como en lo referente a Chipre, aunque sí una relajación de las tensiones que venían acumulándose.

Pero los socios también tendrán que hacer esfuerzos. La Unión Europea deberá dar guiños y ayudar a un Kılıçdaroğlu que tendrá muy difícil sus primeros pasos en el Gobierno turco. Bruselas tiene algunas herramientas en sus manos con las que pueden ayudarles, como por ejemplo relanzar los esfuerzos para la liberalización de visados para los turcos o la modernización de la unión aduanera de 1995.

Foto: El ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu (d), ofrece una rueda de prensa junto al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (EFE)

Hay un punto especialmente delicado, algo que nadie tiene demasiado apetito por reactivar, pero que no deja de ser el gran elefante en la habitación: las negociaciones de adhesión de Ankara al club comunitario, un ingreso solicitado en 1987, que le convirtió en candidato en 1997, y unas conversaciones congeladas desde 2018 y carne de populismos euroescépticos. El supuesto ingreso de Turquía en la Unión, un escenario ya muy lejano para entonces tras años de Erdogan en el poder, fue un argumento muy utilizado durante la campaña del Brexit. La realidad es que aunque Kılıçdaroğlu ha expresado su voluntad de reactivar esas negociaciones, en Bruselas no se cree que el escenario de Turquía ingresando a la Unión sea remotamente realista.

En general, nadie espera cambios radicales, grandes volantazos, en las cuestiones estratégicas principales. Una mejora de la situación, una Turquía democrática más fiable y estable, pero no un romance entre el bloque y Ankara. "Si Kılıçdaroğlu llega al poder, es casi seguro que su gobierno hará un esfuerzo sincero y exitoso para mejorar las relaciones con los aliados occidentales de Turquía. Al mismo tiempo, las diferencias prácticas e ideológicas permanecerán igualmente", escribe Nicholas Danforth, de la Hellenic Foundation For European & Foreign Policy. "Es probable que Ankara continúe con una política exterior más independiente, pero lo hará de manera más constructiva, con menos antagonismo innecesario que ha marcado las relaciones con occidente durante la última década", señala Danforth. Esa es, de forma general, la idea que también se mueve en Bruselas. No se espera un alineamiento total con occidente, pero sí al menos una relación más constructiva y tranquila.

Todos los ojos en la Unión Europea estarán puestos este domingo sobre Turquía, que celebra elecciones presidenciales, la primera de las previsiblemente dos rondas que serán necesarias para determinar si Recep Tayyip Erdogan continúa siendo presidente del país o si, en cambio, el líder opositor Kemal Kılıçdaroğlu, apoyado por seis formaciones desde la derecha a los socialdemócratas, logra tumbar al "sultán”, que ha convertido al país en un régimen de un solo hombre. En Bruselas el escenario favorito está claro, y es una victoria de Kılıçdaroğlu, pero nadie lo dice demasiado en alto.

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