No son solo las filtraciones: el riesgo de que Ucrania se convierta en otro Irak
La filtración de documentos secretos es el fallo más grave en la estrategia de EEUU en Ucrania. Pero la falta de objetivos claros puede convertir el conflicto en otra guerra infinita
La filtración de los documentos reservados de la Inteligencia de Estados Unidos sobre la situación en Ucrania representa, hasta ahora, el fallo más importante en la estrategia militar de Washington en el conflicto. Una estrategia que ha sabido acertar el tiempo y el modo para ayudar a Kiev sin provocar una confrontación directa con Rusia. Sin embargo, ¿es este el único error de Washington?
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"El principal desafío ahora para Estados Unidos es la falta de claridad en cuanto a los objetivos de la guerra. Si retrocedemos dos décadas, a la guerra de Afganistán e Irak, vemos que ahí tampoco estaba muy claro cuáles eran los objetivos. De hecho, algunos de estos eran inalcanzables o muy difíciles de lograr. El resultado es lo que hemos llamado las guerras sin fin. Así que me temo que ahora estamos en un momento parecido".
Stephen Wertheim es experto del Carnagie Endowment for International Peace. En su opinión, el compromiso militar de Estados Unidos ha sido un éxito en cuanto a planificación y resultados. Pero esta es la táctica. En cuanto a visión, entre los aliados de Ucrania no hay una voz sola.
El Gobierno de Ucrania ha definido la victoria en términos que parecen muy difíciles de lograr: una restauración de las fronteras de Ucrania de 1991. Pero no está nada claro que este los aliados occidentales estén dispuestos a apoyar Kiev hasta este punto, por los riesgos de escalada que conllevaría un intento de recuperar Crimea.
Vuelta a la guerra fría
Después del final de la guerra fría, Estados Unidos se encontró en una encrucijada: retirarse de la escena global o proyectar su poder más allá de su tradicional esfera de influencia. "La supremacía estadounidense se veía entonces como un proyecto perpetuo. En aquel momento, no había rivales y siempre fue subestimado el potencial de generar resistencia a nivel mundial".
Un discurso, pronunciado por Biden durante un vértice con los países del este de Europa en Bucarest el pasado 22 de febrero, es para Wertheim indicativo de la perspectiva con la que EEUU enmarca la guerra en Ucrania. En aquel encuentro, el presidente Biden afirmó que "literalmente en juego no está solo Ucrania, está la libertad. La idea de que más de 100.000 soldados invadiesen a otro país, desde la Segunda Guerra Mundial, era impensable, nunca ha ocurrido".
"Si hubieses añadido en Europa, la declaración habría sido defendible", explica Wertheim. "Tal vez estaba pensando en Europa, pero no lo dijo, aunque es difícil pensar que no se acordara de la invasión de Irak". Según este investigador, la guerra en Irak y la intervención en Afganistán marcan un cambio estructural en las relaciones internacionales, cuyos resultados se están viendo ahora.
El legado de Bush
"El mensaje que el discurso de Biden envía al resto del mundo es que solo la historia europea cuenta y que, cuando Estados Unidos actúa en contra del derecho internacional, como en el caso de Irak, realmente no importa. Por el contrario, es un problema cuando se trata de los adversarios geopolíticos de EEUU". La gran potencia americana está perdiendo su tradicional capacidad de tracción con el resto del mundo. Si bien sigue siendo el país militarmente, económicamente y tecnológicamente más avanzado, su capacidad de arrastrar la agenda global se ha reducido.
En la votación de la Asamblea General de la ONU el pasado 22 de octubre, 143 países votaron a favor de condenar la invasión de Rusia, 35 se abstuvieron y solo cinco votaron en contra. Sin embargo, poco más de 30 naciones apoyan las sanciones a Rusia y aún menos han proporcionado apoyo militar. "Muchos en Washington se quejan de la Iniciativa de la Ruta de la Seda de China, pero Estados Unidos no ha hecho ofertas similares. Pedir ayuda en la guerra en Ucrania puede sonar muy sesgado en el llamado sur global. Parece que Occidente se preocupa por Ucrania porque está en Europa, porque sus habitantes son blancos y Rusia es un enemigo de Occidente. La cantidad de recursos movilizados, muy rápidamente, deja indiferente a las naciones cuyos problemas no parecen importar tanto", apunta en referencia a los desafíos climáticos y a los problemas estructurales de otros países.
En muchas ocasiones, para Wertheim, el discurso de Biden se parece a la retórica de G. W. Bush cuando presentó la invasión en Irak —justificada frente a la comunidad internacional con pruebas falsas— como una misión para llevar la democracia. "Cuando la guerra contra la invasión de Rusia a Ucrania se enmarca en términos de una lucha entre la democracia y la autocracia, ese argumento se parece mucho a los que usó George W. Bush para invadir Irak. Es decir, se trata la soberanía de otro país de forma condicional a que Washington apruebe o no la naturaleza de su Gobierno. Pero creo que hay que tener claro que el principio central en juego aquí es la defensa de la soberanía y el no uso de la fuerza bajo la carta de la ONU. Esta es la razón por la cual la invasión es terrible y otros países deben unirse para apoyar a Ucrania y condenar a Rusia".
La filtración de los documentos reservados de la Inteligencia de Estados Unidos sobre la situación en Ucrania representa, hasta ahora, el fallo más importante en la estrategia militar de Washington en el conflicto. Una estrategia que ha sabido acertar el tiempo y el modo para ayudar a Kiev sin provocar una confrontación directa con Rusia. Sin embargo, ¿es este el único error de Washington?
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