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Médicos españoles, Dinamarca os busca: "Si no los contratamos nosotros, otros lo harán"
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Pese (o precisamente) a sus leyes migratorias

Médicos españoles, Dinamarca os busca: "Si no los contratamos nosotros, otros lo harán"

El país nórdico se debate en cómo atraer a más trabajadores sanitarios, entre ellos los españoles cansados por la precariedad

Foto: Un paciente en el Hospital Bispebjerg de Copenhague. (Reuters/Ritzau Scanpix)
Un paciente en el Hospital Bispebjerg de Copenhague. (Reuters/Ritzau Scanpix)

No es un problema nuevo en Dinamarca. Pero en el último año, la falta de trabajadores en la sanidad pública está poniendo en jaque la calidad del estado del bienestar danés, uno de los más reputados en el mundo. Los expertos lo han calificado como una auténtica hemorragia de personal que afecta a todas las áreas. Y para intentar tapar los huecos, Dinamarca se está incluso abriendo a pescar nuevas hornadas de médicos extranjeros, comunitarios y extracomunitarios, pese a que el país escandinavo cuenta con una de las políticas migratorias —aceptadas tanto por la derecha como los socialdemócratas— más restrictivas de la Unión Europea.

Desde el pasado verano, los tres principales hospitales en la región de Copenhague se han visto obligados a cerrar el 10% de camas debido a la falta de trabajadores. Las autoridades sanitarias calculan que faltan por ocupar alrededor de 5.000 puestos de trabajo de personal de enfermería, ya que en los últimos seis meses el 46% de las plazas de trabajo ofertadas han quedado vacantes. Entre las especialidades médicas, lo que más faltan son radiólogos, psiquiátricos y neurólogos, provocando que las listas de espera para una visita con un especialista se puedan alargar más de un año.

Foto: Una tienda de velos islámicos, en Mjølnerparken, uno de los barrios de la lista de guetos de Dinamarca. (Reuters)

En las zonas más rurales del país, algunas familias también se han quedado sin médicos de atención primaria, ya que se calcula que el 30% de los daneses (1,8 millones de personas) vive en una región de baja cobertura de médicos de cabecera. En las urgencias hospitalarias también se nota la falta de manos: esta semana el periódico Berlingske recogía el testimonio de un paciente de 88 años que estuvo esperando 15 horas para ser atenido en el Hospital de Holbæk tras acudir en ambulancia porque sentía un fuerte dolor en el pecho y en la zona del corazón.

Tras la publicación del caso, la Autoridad Sanitaria confirmaba que necesitan inmediatamente entre 600 y 700 médicos de urgencias, pero que, en espera de las conclusiones de un estudio más exhaustivo, probablemente faltaran más. Para el cuidado de la gente mayor, la escasez de auxiliares de enfermería y cuidadores también es alarmante, y según el Ministerio de Empleo, en los últimos seis meses han quedado 15.000 puestos de trabajo por cubrir. Un buen ejemplo de ello es el municipio de la isla de Lolland, al sur de Dinamarca, donde se necesitan urgentemente 90 trabajadores de atención domiciliaria que esperan poder cubrir con la llegada de trabajadores desde España, Italia y Hungría.

Huida de trabajadores hacia el sector privado

La situación se arrastra desde hace décadas, pero según los expertos, la presión que sufrió el personal sanitario durante la crisis del covid solo ha hecho que poner el sistema aún más en tensión.

En el verano de 2021, el personal de enfermería en todas las regiones se declaró en huelga durante más de dos meses, hasta que intervino el Gobierno para terminar con uno de los movimientos de protesta social más importantes en los últimos años. Reclamaban un aumento de salario de 5.000 coronas al mes (670 euros), finalmente tuvieron que conformarse con un aumento del 5% durante tres años, que se otorgó a todos los trabajadores públicos.

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Un año después, las condiciones laborales en los hospitales y la falta de trabajadores ha protagonizado el debate en las pasadas elecciones generales del 1 de noviembre, cuando el partido socialdemócrata en el gobierno había prometido reclutar a 8.000 trabajadores de enfermería y solo consiguió a 500.

"Hay una fuga de personal sanitario hacia el sector privado, donde se ofrece un salario que no puede competir con el público" explica Niels-Westergård Nielsen, profesor de la Copenhagen Business School. Según Westergård, trabajar en el sector público sanitario no es que se haya convertido en una opción poco atractiva para los jóvenes daneses (de media un enfermero cobra 39.300 coronas al mes, unos 5.240 euros brutos), "la formación es buena y ofrece estabilidad, sin embargo, muchos prefieren otras opciones" dice el profesor, que añade: "La falta de empleados es generalizada en todo el sector público, también faltan profesores, maestros y pedagogos".

A corto plazo: buscar fuera del país

Con una población cada vez más envejecida, el pronóstico para la sanidad pública danesa no es muy alentador y se buscan formas de abordar el problema, también con la mirada puesta más allá de las fronteras del país. Desde 2010 a 2017, el número de médicos extranjeros aumentó un 20%, una cifra que se traduce en uno de cada cinco médicos en las zonas rurales, y alrededor del 9% de media en todo el país. Las nacionalidades más comunes entre los médicos formados en el extranjero son alemanes, polacos, iraquíes y lituanos.

En 2021, la asociación de pacientes Danske Patienter pidió que se reforzaran las iniciativas para atraer a más personal sanitario extranjero para hacer frente al colapso hospitalario, una medida que también se ve como una solución a medio plazo para los partidos políticos. Sin embargo, las formaciones se debaten entre atraer a más profesionales de países de fuera de la UE con mantener una de las políticas migratorias más restrictivas en Europa. Entre las medidas propuestas, está la de rebajar el límite salarial para contratar a trabajadores extracomunitarios, lo que de facto hasta ahora ha actuado como barrera para atraer solamente a perfiles de trabajadores de fuera de la UE que sean muy cualificados y con salarios muy elevados en posiciones de directivos. Es decir, los puestos de cuidadores o enfermeros quedaban sin cubrir.

Foto: Foto: EFE/EPA/Mikkel Berg Pedersen.
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"No es un problema únicamente de Dinamarca, Alemania y Reino Unido también sufren de la escasez de personal sanitario, pero atraen a más trabajadores" señala Niels-Westergård Nielsen. "El idioma tan difícil y la cultura diferentes pueden ser una explicación para eso, pero también que siempre habrá un país que pague más y los trabajadores se vayan allí, como en Noruega" continua Westergård.

Signe Smith Jervelund, investigadora en la Universidad de Copenhague, señala otro aspecto. "Asumo que Dinamarca todavía tiene una buena reputación en cuanto a conciliación y condiciones laborales, buenas escuelas y guarderías para los niños, y un alto grado de confianza en el estado del bienestar que es atractivo para atraer a trabajadores extranjeros", "pero para los trabajadores de fuera la UE también tiene una reputación de ser un país antiinmigración, y esto puede ser un obstáculo", asegura.

"En España tenía 5 minutos por paciente y aquí tengo 30"

Para Albert Arch, (46 años) médico especialista en urología y jefe de servicio en el Hospital de Gentofte, al norte de la capital danesa, no fue un problema empezar a trabajar en el país. Hace cinco años que llegó a Dinamarca tras trabajar antes en Suecia: "Me fui frustrado durante los años de crisis y de recortes de la sanidad en Cataluña". En el hospital donde trabaja se habla de la falta de personal y la situación preocupa, pero asegura que "el nivel de saturación en España no es comparable".

"En Barcelona hacía 6 o 7 tareas diarias, me llamaban de urgencias, me requerían en planta y atendía a un médico de cabecera, hasta me llamaban del quirófano por si podía entrar a ayudar", recuerda. "Aquí puedo centrarme en una sola tarea y como especialista tengo 30 minutos con un paciente, allí solo tenía 5" explica. Alba Colell (32 años), llegó a la ciudad de Næstved en 2019, donde trabaja en la atención primaria y en las urgencias hospitalarias y en domicilios. "Cuando llegué me ofrecieron un profesor privado de danés y me pagaban un sueldo por aprender el idioma" explica.

Foto: La ciudad de Lisboa. (iStock)

"De mi promoción de la universidad hemos marchado un tercio al extranjero, pero es que las condiciones son muy distintas, trabajo 37 horas a la semana con un sueldo de 6.200 euros netos". Silvia González (39 años) es radióloga y fue contratada antes de marcharse de Vizcaya: "En la sociedad española de radiología había anuncios para trabajar en el extranjero, contacté con la empresa de reclutamiento y elegí la plaza de Dinamarca, donde me recibieron con los brazos abiertos" recuerda. Ahora trabaja en el hospital de Roskilde, "donde el déficit de médicos es mucho mayor que en España" asegura. En su departamento solo hay un médico danés, y sus compañeros son suecos, polacos, checos y de Ucrania. "Para venir aquí tienes que hacer una apuesta, el idioma es bastante complicado y al principio la cultura choca, pero no me he planteado volver a España".

"Reclutar a trabajadores extranjeros puede ser una estrategia a corto plazo para reducir el déficit de personal, pero no diría que el sistema de salud danés depende de los trabajadores extranjeros" sostiene la profesora Signe Smith Jervelund. "Creo que cada país debería producir la cantidad de recursos humanos que necesita, de lo contrario, no es realmente justo" sentencia. El profesor Niels-Westergård Nielsen coincide con ella. "La solución crea escasez en otros países, pienso que sacar a profesionales formados de otros países conlleva un dilema moral, pero también es verdad que, si no lo hacemos nosotros, otros países lo harán".

No es un problema nuevo en Dinamarca. Pero en el último año, la falta de trabajadores en la sanidad pública está poniendo en jaque la calidad del estado del bienestar danés, uno de los más reputados en el mundo. Los expertos lo han calificado como una auténtica hemorragia de personal que afecta a todas las áreas. Y para intentar tapar los huecos, Dinamarca se está incluso abriendo a pescar nuevas hornadas de médicos extranjeros, comunitarios y extracomunitarios, pese a que el país escandinavo cuenta con una de las políticas migratorias —aceptadas tanto por la derecha como los socialdemócratas— más restrictivas de la Unión Europea.

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