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Primeros en cerrar, primeros en abrir y sin pelearse: el discreto éxito de Dinamarca
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Éxito también en la desescalada

Primeros en cerrar, primeros en abrir y sin pelearse: el discreto éxito de Dinamarca

Dinamarca se está afianzando como uno de los ejemplos de buena gestión de la crisis del coronavirus, y también en la reapertura, que están controlando sin ningún rebrote

Foto: La primera ministra danesa, Mette Drederiksen. (Reuters)
La primera ministra danesa, Mette Drederiksen. (Reuters)

Dinamarca se está afianzando como uno de los ejemplos de buena gestión de la crisis del coronavirus. La clave del éxito se encuentra en una reacción muy temprana, con un cierre casi total de la sociedad cuando el país escandinavo ni siquiera había registrado el primer muerto, lo que le ha llevado también a ser una de las primeras naciones europeas en reactivarse. Y, de momento, sin rebrotes.

El Gobierno socialdemócrata de Mette Frederiksen tomó buena nota de cómo se estaba ensañando el virus en Italia, y el 11 de marzo --dos semanas después de detectar el primer contagio-- impuso las primeras medidas drásticas: cerró los centros educativos, culturales y deportivos; bares, restaurantes y tiendas; envió a los funcionarios a trabajar desde casa, y prohibió las reuniones de más de 100 personas (cifra que después dejó en diez). Dos días después, cerró las fronteras. Aunque no llegó a decretar el confinamiento total de la población, redujo la actividad al mínimo, tomando la delantera a los grandes países europeos. España, por ejemplo, aprobó el estado de alarma el 14 de marzo, cuando ya contabilizaba casi 6.000 contagios y más de 130 muertos, y Francia ordenó el confinamiento de la población el 17 de marzo, con unas cifras similares.

Foto: La primera ministra danesa, Mette Frederiksen. (EFE)

Dinamarca recoge ahora los frutos de esta pronta respuesta. Fue uno de los primeros en cerrar y lideró también el proceso de reapertura. Los alumnos más pequeños (guarderías y primaria hasta los 11 años) volvieron a la escuela el 15 de abril, marcando el camino para el resto de Europa –excepto Suecia, donde sólo se han cerrado institutos y universidades--. A partir de ese momento, el país nórdico ha ido relajando las restricciones de forma gradual y a un ritmo más acelerado del que el Gobierno preveía inicialmente, debido a que la evolución de la infección ha sido más positiva de lo esperado.

Con 5,8 millones de habitantes, Dinamarca ha registrado 11.811 contagios y 582 muertos (11 en la última semana). En estos momentos quedan 97 personas hospitalizadas, de las cuales 17 en cuidados intensivos, una cifra que viene reduciéndose desde principios de abril, sin que se haya producido ningún rebrote significativo desde que empezó la reapertura de la sociedad. Según los últimos datos del Statens Serum Institut (el organismo público de gestión de enfermedades infecciosas), la tasa de reproducción del virus es de 0,6 y se mantiene, por tanto, alejada de 1, cifra que significa que cada infectado contagia a otra persona, provocando una propagación exponencial.

A partir de hoy, Dinamarca entrará en la penúltima fase, acercándose aún más a la normalidad, aunque se mantendrán las restricciones en la frontera (sólo podrán entrar turistas procedentes de Alemania, Noruega e Islandia a partir del 15 de junio) y aún no podrán abrir discotecas ni celebrarse grandes eventos.

Foto: Una celebración local en Estocolmo, el pasado 30 de abril. (Reuters)

Dinamarca se apunta el tanto de haber sido de los países más primerizos en reaccionar ante al brote de coronavirus, pero también merece la pena hacer referencia a Noruega, que ha sido su alumno aventajado durante esta crisis. El Gobierno conservador de Erna Solberg impuso medidas tan o más duras que las de Dinamarca sólo dos días después que el país vecino anunciara las suyas, y también ha seguido un plan de reactivación similar, aunque algo más tardío, pese a que sus datos son aún más alentadores. En Noruega, con una población similar a la de Dinamarca (unos 5,4 millones de habitantes), ha registrado la mitad de fallecidos, 237 según las últimas cifras oficiales. En estos momentos quedan 29 pacientes hospitalizados por covid-19, de los cuales tres en cuidados intensivos.

Test para todos

Noruega apostó desde el principio por hacer un gran número de pruebas de detección para poder tener un mejor control de las infecciones. Y esta es ahora una de las principales estrategias impulsadas en Dinamarca para garantizar una reapertura más segura y minimizar el riesgo de rebrotes. Desde mediados de mayo, Dinamarca ofrece a todos los adultos que viven en el país la posibilidad de hacerse un test de detección del virus. Sólo tienen que pedir hora a través de internet y acudir a unas grandes carpas que se han habilitado en varios puntos del país especialmente para este fin.

Con esta iniciativa, que el Gobierno impulsa en colaboración con la fundación de la farmacéutica Novo Nordisk, Dinamarca sigue el camino de Islandia, el país europeo que más test ha realizado en hecho a su población (un 18% de sus 364.000 habitantes), lo que le ha permitido frenar la propagación del virus con un mejor rastreo de las infecciones y los contactos. “La estrategia nacional de testeo está basada en tres elementos esenciales: pruebas, detección y aislamiento –afirmó el ministro de Sanidad danés, Magnus Heunicke--. Así podremos contener la infección de forma efectiva y proteger a nuestros ciudadanos más vulnerables mientras reabrimos la sociedad”. Hasta el momento, Dinamarca ha realizado unos 630.000 tests, lo que supone casi un 11% de la población.

Desde mediados de mayo, Dinamarca ofrece a todos los adultos que viven en el país la posibilidad de hacerse un test de detección del virus.

La gestión de la crisis del coronavirus se ha desempeñado sin grandes estridencias políticas, y la unidad ha sido lo habitual durante estos dos meses. El Ejecutivo de Mette Frederiksen gobierna en minoría, por lo que ha necesitado negociar casi cada paso con el resto de partidos. Las decisiones más importantes, como la ley de emergencia --que le otorgaba muchos más poderes al Gobierno-- y el amplio plan de rescate a las empresas del país, fueron aprobadas con unanimidad en el Parlamento.

Las críticas políticas no han empezado a aflorar de forma significativa hasta las últimas semanas, tras la filtración de unos correos electrónicos entre los principales responsables de las autoridades sanitarias del país en los que se plantean dudas sobre si el Gobierno se sobrepasó con el cierre del país, teniendo en cuenta que las recomendaciones de los expertos de la autoridad de salud pública eran más laxas. Un ejemplo es el cierre de escuelas y de fronteras, algo que el Ejecutivo ha admitido en varias ocasiones que fueron decisiones políticas pese a que no constaban entre las recomendaciones de las autoridades de salud.

Pero las críticas se centran en las acusaciones de que el Gobierno escondió información, como el número de reproducción del virus a mediados de marzo –inferior al calculado inicialmente—para justificar la implantación de medidas excepcionales.

Golpe a la economía

No hay duda de que los resultados a nivel sanitario son satisfactorios y que las medidas impuestas han logrado contener la propagación del virus, pero en la balanza pesa también el duro golpe económico. Según el instituto danés de estadística, el PIB de Dinamarca cayó un 2,1% el primer trimestre en comparación con el periodo anterior –a pesar de que incluye sólo las dos primeras semanas de cierre--, con una afectación especialmente significativa en el transporte, la hostelería, la cultura y el ocio.

En contraste, en Suecia, donde el Gobierno ha optado por unas restricciones mucho más relajadas y no ha obligado a cerrar comercios y otros negocios –aunque el impacto a nivel sanitario ha sido mucho más acentuado, con una tasa de mortalidad cuatro veces superior a la de Dinamarca-- el PIB del primer trimestre se mantuvo prácticamente estable, con sólo una disminución del 0,3% en comparación con los tres meses anteriores. Aún así, la mayoría de informes de organismos económicos alertan de que el batacazo llegará en el segundo trimestre, y algunos auguran que la recuperación de Suecia podría ser más lenta que la de Dinamarca. Aunque los Países Nórdicos están continuamente mirándose de reojo entre ellos, aún es pronto para sacar conclusiones.

Dinamarca se está afianzando como uno de los ejemplos de buena gestión de la crisis del coronavirus. La clave del éxito se encuentra en una reacción muy temprana, con un cierre casi total de la sociedad cuando el país escandinavo ni siquiera había registrado el primer muerto, lo que le ha llevado también a ser una de las primeras naciones europeas en reactivarse. Y, de momento, sin rebrotes.

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