Es noticia
Este lanzamisiles es la peor pesadilla de los rusos (pero lleva veneno geopolítico)
  1. Mundo
Historia del arma del pueblo

Este lanzamisiles es la peor pesadilla de los rusos (pero lleva veneno geopolítico)

El misil estadounidense Stinger derriba helicópteros rusos en Ucrania como lo hizo en Afganistán en los años ochenta. El arma, popularizada en las películas de John Rambo, puede volverse en contra de sus creadores

Foto: Soldado estadounidense probando el Stinger. (U.S. Marine Corps)
Soldado estadounidense probando el Stinger. (U.S. Marine Corps)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Al noveno día de la invasión de Ucrania, cuando la ofensiva rusa aún parecía capaz de tomar el país a sangre y fuego, el Ministerio de Defensa ucraniano tuiteó un vídeo para subir la moral interna: un misil ucraniano volando un helicóptero ruso en mil pedazos.

El helicóptero era un Mil Mi-24 ruso, apodado el "tanque volador". El proyectil: un lanzamisiles FIM-92 Stinger.

Combate entre un Mil Mi-24 y un Stinger, máximo flashback pesadillesco para los rusos: ya protagonizaron la fallida ocupación ochentera de Afganistán.

El Stinger es un misil tierra-aire diseñado por EEUU a finales de los setenta. Guiado por infrarrojos y con alcance de cinco kilómetros, su principal característica práctica es que puede ser disparado por un solo hombre (aunque lo ideal sean dos: uno dispara con el arma al hombro y el otro sujeta por detrás).

De metro y medio de largo y entre 10 y 15 kilos (si va cargado) de peso, su tamaño ligero ha sido clave en varias guerras asimétricas recientes en las que el pez chico se ha comido al grande (en la segunda mitad del siglo XX, los bandos débiles ganaron el 55 % de las guerras a los bandos fuertes, según un estudio de Ivan Arreguin-Toft).

Foto: Tropas rusas en Ucrania. (EFE)

En efecto, diversos análisis sobre la resistencia bélica ucraniana han subrayado la importancia de los lanzamisiles, también de los Javelin, que han destruido decenas de tanques rusos.

"El uso de los lanzamisiles tierra-aire para atacar con éxito a los helicópteros rusos y a los aviones de apoyo a las tropas terrestres ha profundizado la reticencia de Moscú a desplegar todo su poder aéreo", según un reportaje del 'Financial Times', que achacó la incapacidad aérea rusa a los Stingers de unas tropas ucranianas más "ágiles". O los lanzamisiles portátiles como armas ideales para emboscar tropas más numerosas, pesadas y con menor conocimiento del terreno.

"El Stinger fue el arma más eficaz que recibieron los muyahidines. Punto de inflexión de la guerra contra los rusos"

Rusia ha perdido 74 aeronaves (aviones y helicópteros), 449 tanques y más de 1.000 vehículos armados desde que empezó la guerra en Ucrania, según la web especializada Oryx.

EEUU y Alemania mandaron cientos de Stingers a Ucrania al inicio de la guerra.

En los últimos años, los Stinger se han usado contra los rusos en las guerras civiles de Chechenia y Siria.

Afganistán será la tumba

En 1994, durante la era Clinton, un avión no identificado sobrevoló la Casa Blanca. 'The New York Times' dejó caer que los protocolos de seguridad incluían el lanzamiento de Stingers para neutralizar aeronaves amenazantes sobre la Casa Blanca.

El mito del Stinger como un cohete que hasta un ciego podría utilizar cuajó desde su mismo estreno en la Guerra de las Malvinas: el único soldado británico que sabía emplear el nuevo artefacto murió en un accidente rumbo al combate. Pese a ello, los primeros disparos 'a bulto' del Stinger acabaron con dos aeronaves argentinas pulverizadas.

Pero la leyenda popular del Stinger nació en Afganistán.

La URSS invadió Afganistán (1979) en apoyo del gobierno comunista del país. Llegado Reagan a la presidencia, EEUU armó clandestinamente a la resistencia antisoviética. Los Stinger llegaron a Afganistán en 1986. Pronto cambiaron el curso de la guerra...

"[El Stinger] fue el [arma] más eficaz que recibieron los muyahidines. Se convirtió en un punto de inflexión de la guerra", según M. Hassan Kakar, autor de 'Afghanistan: The Soviet Invasion and the Afghan Response'. Los Stinger "neutralizaron parcialmente las ofensivas aéreas soviéticas", según Kakar, gracias al derribo de una aeronave rusa al día.

"La eliminación de helicópteros tuvo un impacto desproporcionado sobre la estrategia militar soviética, porque toda la estructura y la organización de su fuerza en Afganistán dependía casi por completo de las tácticas y las armas aéreas", según Ivan Arreguin-Toft, autor de 'How the weak wins wars' ('Cómo los débiles ganan las guerras'). "El mayor problema de los rusos fueron los Stingers", añade.

Los muyahidines acertaron tanto con los Stingers que se habló entonces de "récord de aeronaves derribadas desde la II Guerra Mundial".

John Rambo

En 1986, con los Stingers recién llegados a Afganistán, los muyahidines derribaron seguidos tres helicópteros rusos de una flota de cuatro en la provincia de Nangarthar.

Stingers derribando helicópteros de la URSS como moscas... La imagen era demasiado cinematográfica como para resistirse: dos años después, dicha imagen se convirtió (literalmente) en la trama de 'Rambo III'.

La tercera parte de la saga, taquillazo mundial ochentero, arrancaba con John Rambo retirado en un, ejem, templo budista. Un viejo compañero de armas, el coronel Trautiman, le visita para enrolarle en una nueva misión: viajar al Afganistán ocupado por la URSS para proveer de armas a los rebeldes muyahidines. Rambo rechaza la oferta porque ahora está en plena onda budista...

Pero la cabra tira al monte: Rambo acabará viajando a Afganistán a rescatar a Trautman, capturado por los rusos mientras intentaba entregarle Stingers a los muyahidines. Aquí la escena en la que los soviéticos interrogan a Trautman sobre sus "Stingers utilizados para destruir aeronaves soviéticas":

Lo siguiente lo pueden ustedes imaginar: John Rambo aterriza en Afganistán y se pasa media película fulminando helicópteros soviéticos con lanzamisiles y artefactos caseros absurdos como un arco.

Más allá de que la película completara la perversa transformación del personaje original de John Rambo —un veterano inadaptado de Vietnam que llevaba la guerra a casa (EEUU) por su resentimiento contra el Tío Sam— 'Rambo III' tenía chicha como versión hormonada y disparatada del poder de la guerra de guerrillas contra un enemigo superior.

El 'boomerang'

Además de emblema del reaganismo, 'Rambo III' funcionaba también como apoteosis del concepto: un solo hombre con un lanzamisiles portátil es capaz de humillar a todo un imperio; en este caso, al ruso... aunque bien podría ser cualquier otro en cuanto cambiaran los aires geopolíticos...

Una de las grandes lecciones de la guerra de Ucrania es que la geopolítica puede ser tan perversa como caprichosa: lo sabe bien Porcelanosa y lo sabe bien Alemania, que ha visto saltar por los aires su trato energético preferente con Rusia.

A Ahmad Shah Massoud, señor de la guerra y líder de la resistencia afgana contra la URSS, se le atribuye la siguiente frase: "Los afganos solo necesitamos dos cosas para ganar la guerra: el Corán y los Stinger".

Quizá la frase sea un mito, lo que es seguro es que Shah Massoud murió dos días antes del 11-S, es decir, antes de ver cómo los afganos comenzaban a arrojar el Corán y los Stinger... a los estadounidenses.

Recuerden la secuencia: Bin Laden, 11-S, guerra contra el terrorismo, talibanes e invasión estadounidense de Afganistán... que acabó en retirada humillante y reinstauración del talibanismo. Todo el proceso con la resistencia afgana usando las armas que EEUU les había 'regalado' en los ochenta.

Pocas semanas después del 11-S, y cuando sonaban tambores de guerra en Afganistán, 'El País' publicó la siguiente noticia:

1) "El Ejército integrista de Afganistán mantiene en su poder alrededor de un centenar de misiles Stinger proporcionados por el propio EEUU, según fuentes del espionaje norteamericano. Las mismas fuentes señalan que las armas todavía serían útiles y pueden servir, por ejemplo, para derribar helicópteros que se espera sobrevuelen en breve el país".

2) "Además, los talibanes han comprado una versión rusa más moderna de la misma arma… La existencia de estas armas en poder de los talibanes supone tal amenaza que el Gobierno de EEUU organizó un programa de recompra de los Stinger y llegó a ofrecer 100.000 dólares (más de 18 millones de pesetas) por cada uno. Con esta operación consiguió recuperar algunas unidades, pero la mayoría se quedó en Afganistán debido a que los guerrilleros las consideran, además de un arma muy efectiva, un símbolo de status".

EEUU recomprando los misiles que, en teoría, eran para luchar contra su sempiterno enemigo: la URSS. Helicópteros estadounidenses amenazados en Afganistán por los Stinger. O cuando la complejidad geopolítica convierte a 'Rambo III' en parodia involuntaria retrospectiva.

El canallita

Otro que pasó un mal trago cuando los fans de Bin Laden empezaron a usar los Stingers contra EEUU fue el excongresista demócrata por Texas Charlie Wilson, impulsor político del operativo clandestino de la CIA para armar a los muyahidines en Afganistán. En su mayor momento de gloria, Wilson presumía de un Stinger que tenía colgado en su despacho

placeholder Fotograma de 'La guerra de Charlie Wilson'.
Fotograma de 'La guerra de Charlie Wilson'.

El perfil de Wilson no podía ser más cinematográfico: político, amante del vicio y envuelto en operativo geopolítico de altos vuelos. Lógicamente, su vida acabó convertida en libro y película con Tom Hanks y Julia Roberts: 'La guerra de Charlie Wilson'.

Uno de los clímax del filme era una secuencia de cinco minutos en la que los muyahidines recibían los lanzamisiles, rezaban de rodillas a los Stinger y empezaban a tumbar helicópteros rusos como si no hubiera un mañana:

'La guerra de Charlie Wilson' jugaba al paralelismo entre las contradicciones del canallita Wilson y la discordante y (a veces) disoluta geopolítica estadounidense de finales del siglo XX/principios del XXI.

Ahora son los rusos los que están pagando otra vez el pato de los Stingers, pero vaya usted a saber con qué intenciones geopolíticas se utilizarán esas armas dentro de veinte años...

Al noveno día de la invasión de Ucrania, cuando la ofensiva rusa aún parecía capaz de tomar el país a sangre y fuego, el Ministerio de Defensa ucraniano tuiteó un vídeo para subir la moral interna: un misil ucraniano volando un helicóptero ruso en mil pedazos.

Conflicto de Ucrania
El redactor recomienda