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El gráfico que trae esperanza en Sudáfrica sobre la letalidad de la variante ómicron
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Datos preliminares alentadores

El gráfico que trae esperanza en Sudáfrica sobre la letalidad de la variante ómicron

Aunque es pronto para extraer conclusiones, las cifras de letalidad en Sudáfrica están lejos de las registradas en olas anteriores como las provocadas por las variantes delta y beta

Foto: Una sanitaria sudafricana prepara una dosis contra el covid-19 en Johannesburgo. (Reuters/Sumaya Hisham)
Una sanitaria sudafricana prepara una dosis contra el covid-19 en Johannesburgo. (Reuters/Sumaya Hisham)
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El 24 de noviembre del 2021, Sudáfrica notificaba a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la aparición de una nueva variante del SARS-CoV-2. Dos semanas después, la variante ómicron ha disparado los contagios como no se había visto hasta ahora y comienza a dejar un rastro en la evolución de fallecidos, la cual ha subido ligeramente en los últimos días en la región de Gauteng, que alberga a Pretoria, una de las tres capitales sudafricanas, y a Johannesburgo. Con todo, la comparativa con los periodos anteriores permite ver que, a estas alturas, la pendiente de la curva de muertes es menos vertical que en cualquiera de las olas anteriores.

Aunque es pronto para extraer conclusiones sobre los efectos en la mortalidad, hasta la fecha las cifras de letalidad en Gauteng están lejos de las registradas anteriormente. Durante el periodo en el que la variante beta era la predominante, desde finales de 2020 hasta abril de 2021, fallecieron en la provincia 2,9 de cada 100 casos reportados; con delta, esta cifra de letalidad cayó a 1,8 casos y ahora, de acuerdo con los datos todavía incipientes desde que ómicron cambió la tendencia de contagios, han fallecido un 0,1 de cada 100 casos reportados. Son números preliminares y para los que hay que tener en cuenta otras variables, como la mejor capacidad de detección actual, pero por el momento las cifras apuntan a una letalidad menor de la variante en la provincia sudafricana.

Síntomas más leves, por ahora

Estos indicios coinciden con las revelaciones de un informe reciente del Consejo de Investigaciones Médicas de Sudáfrica, el cual mostró que la mayoría de los pacientes hospitalizados con la variante en un centro médico de Pretoria habían sido atendidos por otras razones que no tenían nada que ver con el coronavirus. De hecho, sus infecciones solo fueron detectadas porque el personal sanitario realiza pruebas rutinarias a todos los internados. La gran mayoría no presentaba síntomas respiratorios y la duración media de su estancia en el hospital era de 2,8 días, mucho más corta que el promedio de 8,5 días registrado durante los últimos 18 meses para los casos de covid-19.

Otra serie de datos oficiales procedentes de Gauteng también parece indicar una menor gravedad de la variante para los pacientes. Actualmente, el 8% de las personas hospitalizadas por covid en la región están siendo tratadas en las unidades de cuidados intensivos, una cifra casi cuatro veces menor a la que se produjo cuando la delta llegó al país (23%). Además, únicamente el 2% de los internados en este momento necesitan de la ayuda de un respirador, menos de una quinta parte de los de antaño (11%).

La práctica totalidad de los expertos apuntan a que estos datos son todavía muy preliminares y advierten de que es necesario afrontarlos con prudencia, sobre todo teniendo en cuenta que los casos graves de covid, por lo general, tardan más tiempo en aparecer. Shabir Madhi, profesor de Vacunología de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, considera que “es prematuro afirmar que este virus será menos virulento que las variantes anteriores o que hará que el covid-19 se convierta en un virus endémico”. “También es difícil predecir si prevalecerá sobre la variante delta”, agrega a El Confidencial.

La enorme cantidad de variables en juego impide trazar conclusiones claras a estas alturas. Jantjie Taljaard, médico especializado en enfermedades infecciosas del Tygerberg Academic Hospital, en Ciudad del Cabo, indicó al 'Financial Times' que sospecha que las cifras de Gauteng pueden estar sesgadas debido a que las infecciones han sido más prevalentes entre la población joven del país, que corre menos riesgo de contraer síntomas graves. Otros analistas han señalado que los datos nos dicen poco sobre las características intrínsecas de la variante ómicron y que, probablemente, tienen mucho más que ver con la inmunidad adquirida por la población local a raíz de la vacunación y de contagios pasados. “Un reciente estudio serológico sugiere que el 72% de las personas en Gauteng tienen algún nivel de inmunidad subyacente, principalmente a través de la infección natural”, apunta Madhi.

Sin embargo, más allá de la omnipresente prudencia, muchos también están manifestando en los últimos días signos claros de alivio. Anthony Fauci, el rostro de la lucha contra la pandemia en Estados Unidos y actual asesor médico jefe del presidente Joe Biden, afirmó este fin de semana que las cifras iniciales daban pie al optimismo. “Hasta ahora no parece que tenga un grado de severidad muy grande. Pero tenemos que ser realmente cuidadosos antes de hacer cualquier [...] comparación con la variante delta. Sin embargo, los signos son muy esperanzadores”, expresó Fauci en entrevista con CNN.

El propio Madhi reconoce que existen motivos para un cauteloso optimismo. “Los primeros indicios en Gauteng indican que la tasa de aumento de la hospitalización y de muertes por covid-19, que suele ir con un retraso de aproximadamente dos semanas en relación con el aumento de las infecciones en la comunidad, es menor de lo que cabría esperar para la tasa de infecciones en relación con las tres oleadas anteriores. Esto sugiere una atenuación del desarrollo clínico de la infección, con una menor probabilidad de que la misma desemboque en un covid grave”, indica a este periódico.

Estos signos de menor peligrosidad también han tenido un impacto inmediato en los mercados. Moderna, la farmacéutica que se había disparado en bolsa al ser la primera en anunciar que estaba preparada para adaptar sus vacunas a la variante, vio como sus acciones caían un 13,5% este lunes ante la creciente posibilidad de que no sea necesario lanzar una producción a gran escala de dosis modificadas.

Una propagación vertiginosa

Pero, por esperanzadoras que resulten estas cifras preliminares, ningún Gobierno o autoridad sanitaria del planeta ha dado señal alguna de bajar la guardia. Esto porque, aunque un menor porcentaje de casos de ómicron acabe siendo severo, es probable que este factor se vea compensado por la mayor transmisibilidad del virus. Como indicó en un comunicado Francois Balloux, director del Instituto Genético del University College London,“incluso si las infecciones por ómicron producen menos hospitalizaciones y muertes, una pequeña fracción de resultados graves de una enorme cantidad de infecciones seguiría provocando una intensa presión sobre los sistemas de salud”.

No todos los datos procedentes de Sudáfrica son alentadores. Un nuevo análisis de la velocidad de transmisión de la ómicron publicado durante el fin de semana parece confirmar que esta variante se está propagando mucho más rápido que la delta. Los científicos del equipo del Consorcio de Modelado para el Covid-19 de Sudáfrica revelaron que, al observar los contagios en las nueve provincias sudafricanas, el número R (valor reproductivo de una enfermedad infecciosa) de la ómicron es casi 2,5 veces mayor que el de su predecesora.

En la última semana de la que disponemos información sobre test, la del 21 al 27 de noviembre, se produjo en Sudáfrica el mayor incremento de la tasa de positividad desde que comenzó la pandemia. En Gauteng, siete de cada 100 test dieron positivo frente al 0,73 registrado en la semana previa, una cifra casi 10 veces mayor. La tasa, en cambio, todavía no ha llegado a las cotas vistas en las oleadas previas, cuando la positividad casi rozó el 40%.

La capacidad de contagio de la nueva variante está alcanzando incluso al grupo poblacional que hasta la fecha solo habían presentado casos esporádicos: los niños. Ntsakisi Maluleke, un especialista en salud pública en la provincia de Gauteng, declaró a Reuters que, de los 1.511 pacientes positivos en los hospitales de la zona, 113 (7%) eran menores de nueve años. Aunque todos estos casos presentan, por ahora, síntomas muy leves, se trata de una proporción considerablemente mayor que la experimentada a lo largo de las oleadas anteriores de la pandemia.

Hace cerca de dos semanas, el temor se apoderó de un Occidente que se cerraba a cal y canto en cuestión de horas. A día de hoy, abunda un cauto optimismo sobre la posibilidad de que esta nueva variante no acabe siendo tan aterradora como se esperaba. Pero tanto el miedo como la esperanza todavía deben esperar a unos hechos sobre los que todavía no existen certezas. "Hay que distinguir entre algo esperanzador y algo real", advirtió este martes William Schaffner, director médico de la Fundación Nacional de Enfermedades Infecciosas en Estados Unidos, a CNN. "Es bueno tener esperanza, pero es demasiado pronto para concluir que ómicron únicamente produce infecciones leves. No tenemos esos datos", sentenció.

El 24 de noviembre del 2021, Sudáfrica notificaba a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la aparición de una nueva variante del SARS-CoV-2. Dos semanas después, la variante ómicron ha disparado los contagios como no se había visto hasta ahora y comienza a dejar un rastro en la evolución de fallecidos, la cual ha subido ligeramente en los últimos días en la región de Gauteng, que alberga a Pretoria, una de las tres capitales sudafricanas, y a Johannesburgo. Con todo, la comparativa con los periodos anteriores permite ver que, a estas alturas, la pendiente de la curva de muertes es menos vertical que en cualquiera de las olas anteriores.

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