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¿Funcionará el segundo 'impeachment' a Donald Trump?
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¿Funcionará el segundo 'impeachment' a Donald Trump?

La iniciativa puede extenderse más allá de la presidencia actual, los líderes progresistas prefieren no empañar los primeros compases de la administración Biden con un incierto y divisivo juicio a Donald Trump

Foto: Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes. (Reuters)
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes. (Reuters)

Los demócratas llevan desde el pasado miércoles, día del feroz asalto al Capitolio por una turba trumpista, con el dedo en el gatillo. La Cámara de Representantes votará hoy una petición para que el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, invoque la enmienda 25 e inicie el proceso para destituir a Donald Trump, lo cual requeriría el apoyo de al menos la mitad de los secretarios del gabinete. Si en 24 horas Pence no ha dicho que sí, los demócratas iniciarán el que sería un segundo proceso de 'impeachment', que consistiría en dos fases: la Cámara de Representantes presentaría cargos contra Trump por “incitación a la insurrección” y el Senado juzgaría al presidente. Para destituirlo harían falta dos tercios de los votos de la cámara alta.

“Protegiendo nuestra Constitución y nuestra democracia, actuaremos con urgencia, porque este presidente representa una amenaza inminente para ambas”, dijo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en una carta a los miembros de su partido. “El horror del continuo asalto a nuestra democracia perpetrado por este presidente se ha intensificado y también lo ha hecho la inmediata necesidad de emprender una acción”. Los demócratas no solo quieren quitar a Trump de la Casa Blanca, aunque le quede poco más de una semana en ella; también quieren inhabilitarlo para que no pueda volver a presentarse a un cargo público. Por ejemplo, la presidencia en 2024.

Foto: Foto de archivo de Donald Trump. (Reuters)

La incógnita de los apoyos, naturalmente, está en el Partido Republicano. Si uno lee los comentarios de los últimos días, pareciera que muchos congresistas están exasperados, que se les ha acabado la paciencia, que quieren dar a Trump una lección y pasar página de una vez y para siempre. De momento, sin embargo, solo tres senadores conservadores han mostrado algo de simpatía con el 'impeachment': Ben Sasse, de Nebraska; Lisa Mukorski, de Alaska, y Pat Toomey, de Pensilvania. Aunque Toomey cree que los nueve días que quedan de mandato no son suficientes para completar el proceso.

La rapidez es una prioridad demócrata. Si bien la iniciativa puede extenderse más allá de la presidencia actual, los líderes progresistas prefieren no empañar los primeros compases de la administración Biden con un incierto y divisivo juicio a Donald Trump. En caso de proceder, es posible que el primer paso, presentar los cargos contra el republicano, se pueda completar esta misma semana.

placeholder Un trumpista en el despacho de Pelosi durante el asalto al Capitolio. (EFE)
Un trumpista en el despacho de Pelosi durante el asalto al Capitolio. (EFE)

Las diferencias internas del Partido Republicano, que han estado casi durmientes desde 2016, unidas por el pegamento de un presidente al que le respaldan las bases, han aflorado en la última semana. El cálculo que hacen los líderes es el siguiente: si vamos a por Trump, ¿cuántos votantes perderemos? El asalto al Capitolio, incitado por el magnate, lo ha dejado aislado en Washington, pero no está claro que también le haya perjudicado en las calles. O al menos en qué proporción. Tres encuestas dicen que entre el 18% y el 45% de los votantes republicanos aprueban el asalto al Congreso. Solo un pequeño porcentaje cree que Trump es responsable de ello.

La Convención Nacional Republicana, el órgano que se encarga de la recaudación y de la agenda ideológica del partido, reeligió el viernes a Ronna McDaniel como presidenta. McDaniel, que era la única candidata y que fue votada por unanimidad, es una de las más sólidas aliadas del presidente y así lo volvió a demostrar. “Tenemos mucho trabajo duro que hacer para recuperar el Senado y la Cámara”, dijo McDaniel. “Así que: demócratas, preparaos y abrochaos los cinturones”.

Foto: Foto: Reuters. Opinión

Dice Jim VandeHei, del portal Axios, que el paisaje político se está dividiendo en tres bloques, o tres Américas: la demócrata, la republicana y la de Trump. Una dinámica explosiva que nadie sabe cómo evolucionará, pero que seguramente marcará los próximos meses o años de la vida política estadounidense.

La América de Trump, además, sería poco menos que clandestina. Las grandes redes sociales han desconectado las voces más importantes del trumpismo, empezando por la del propio presidente saliente. Sus cuentas y las de muchos de sus aliados, desde los abogados de su campaña al locutor derechista Rush Limbaugh, han sido suspendidas en las principales plataformas. Facebook dio el primer paso; luego le siguieron Twitter, Instagram, Twitch, Reddit, Snapchat y Discord. Las cuentas se mudaron a Parler, donde se concentra parte de la derecha conspirativa. Poco después Google dejó de ofrecer Parler en su tienda y Amazon prácticamente la ha destruido: le ha retirado el uso de sus servidores.

placeholder Asalto al Capitolio, el pasado día 6. (EFE)
Asalto al Capitolio, el pasado día 6. (EFE)

La decisión de Twitter y compañía, quizás animadas por el viento favorable de una administración y un Congreso demócratas, se basa en el miedo a que Donald Trump continúe incitando a la insurrección y a la violencia. Los conservadores, sin embargo, lo ven como un silenciamiento de sus opiniones; un ejemplo más de la censura progresista en las redes que llevan años denunciando, lo cual les ha permitido desviar hacía ahí la cobertura y dejar a un lado el asalto de trumpistas al Capitolio.

El apagón tampoco nos dejará tener acceso a lo que pasa por la cabeza de Donald Trump, un hombre que busca dar forma constantemente al debate público. Sus diatribas y acusaciones quedan ahora en los canales oficiales o en los medios de extrema derecha como OAN o Newsmax. Al día siguiente de los incidentes de Washington, Trump concedió finalmente la victoria de Biden y prometió ponerse a trabajar en una transición ordenada. Desde entonces su actitud es un misterio.

Foto: Imagen del reciente asalto al Capitolio de Washington D.C. (EFE)

Aparte de un comunicado publicado el viernes a través de uno de sus portavoces, Trump se ha mantenido en silencio durante el fin de semana, sin utilizar los canales oficiales que le permite su puesto: por ejemplo la sala de prensa de la Casa Blanca. Está previsto que mañana viaje a la frontera con México para resaltar la construcción de más de 600 kilómetros de muro: su principal promesa de campaña. Según 'The New York Times', podría dar un último discurso final en los próximos días.

También ha sido reservado estos días Joe Biden. El presidente electo condenó el asalto al Capitolio, se refirió al suceso como “terrorismo doméstico” y pidió mano dura con los culpables. Luego prefirió centrarse en otros temas, como la recuperación económica y la lucha contra el coronavirus. El demócrata basó su campaña presidencial en la idea de sanar las heridas y de volver a unir a sus compatriotas. Una misión que podría verse estropeada si se inmiscuye demasiado en el incidente o en la persecución legal de Donald Trump.

Los demócratas llevan desde el pasado miércoles, día del feroz asalto al Capitolio por una turba trumpista, con el dedo en el gatillo. La Cámara de Representantes votará hoy una petición para que el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, invoque la enmienda 25 e inicie el proceso para destituir a Donald Trump, lo cual requeriría el apoyo de al menos la mitad de los secretarios del gabinete. Si en 24 horas Pence no ha dicho que sí, los demócratas iniciarán el que sería un segundo proceso de 'impeachment', que consistiría en dos fases: la Cámara de Representantes presentaría cargos contra Trump por “incitación a la insurrección” y el Senado juzgaría al presidente. Para destituirlo harían falta dos tercios de los votos de la cámara alta.

Joe Biden Partido Republicano The New York Times
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