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Trump vive, la lucha sigue: las semillas del trumpismo y QAnon entran en el Congreso
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Trump vive, la lucha sigue: las semillas del trumpismo y QAnon entran en el Congreso

Donald Trump no repetirá como presidente, pero lo que está claro es que su estilo ‘trumpista’ ha permeado en la política estadounidense

Foto: Marjorie Taylor Greene (EFE)
Marjorie Taylor Greene (EFE)

Trump ha perdido las elecciones y dejará de ser el presidente de Estados Unidos. Pero lo que ya debería estar claro es que su espíritu, ideas, estilo agresivo y su mensaje ‘trumpista’ ha permeado en la política estadounidense y muy especialmente en el partido republicano. El ‘trumpismo’ vive, la lucha sigue, y la prueba está en el nuevo Congreso de EEUU que empieza a dibujarse conforme avanza el escrutinio de los últimos distritos electorales. Los demócratas logran a duras penas mantener una estrechísima mayoría, los republicanos se han hecho con distritos clave, y un puñado de ‘hardcore’ trumpistas, entre ellos al menos dos seguidoras confesas de la teoría conspirativa QAnon, han entrado triunfantes en la Cámara de Representantes.

Confiados en un 'momentum' anti-Trump tras un verano de protestas raciales, sus ataques al MediCare for All y la gestión de la pandemia de coronavirus en el país, que ya se ha cobrado más de 234.000 muertos, y al calor de numerosas encuestas que pronosticaban una apabullante "ola azul", los demócratas se enfrentaban a las elecciones del 3 de noviembre, que además de decidir al nuevo presidente ponían en juego la totalidad del Congreso y un tercio del Senado, casi con prepotencia. Una semana antes de la cita electoral, la portavoz de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, citaba predicciones de que el partido podría hacerse con entre cinco, 10 o incluso 20 escaños. En realidad, los demócratas van camino de encontrarse con la mayoría más estrecha en las últimas dos décadas, tras la pérdida neta de seis escaños, frente a los avances de los republicanos en cinco, y con posibilidades de pérdidas más profundas conforme vaya avanzando el escrutinio en las más de 30 carreras que quedan abiertas. Un análisis de Politico estima que el escenario más probable para los demócratas es de una pérdida neta de entre siete y once escaños.

Foto: El edificio del capitolio en Washington D.C. (EFE)

"Algo ha salido mal", lamentaba Cheri Bustos, líder demócrata del Comité de Campaña en el Congreso. "Los votantes [de este año] se parecen mucho a los de 2016", cuando Trump arrasó, añadía, citada por medios estadounidenses. La lectura que han hecho tanto los demócratas como los republicanos es clara: los estadounidenses no han votado en masa por un amplísimo rechazo de Trump y el trumpismo, como se esperaba, por lo que, estratégicamente hablando, no hay necesidad de moderar el discurso, sino abrazar este tipo de 'marca' política. "El 'momentum' del presidente Trump ha ayudado a que expandamos nuestra mayoría republicana en el Congreso", ha declarado Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en la Cámara.

Y uno de los mejores ejemplos es la elección de Marjorie Taylor Greene, por el 14 distrito de Georgia, la primera congresista en haber abrazado abiertamente la conspiración QAnon, que sostiene la existencia de un "estado profundo" que quiere "acabar con Trump", así como una red de millonarios, famosos y demócratas envueltos en casos de pedofilia y tráfico de menores. El FBI ha declarado el movimiento como una amenaza potencial de terrorismo interno. Más allá de su apoyo a QAnon, Greene, prolífica protagonista de vídeos en redes sociales, ha hecho comentarios antimusulmanes y de tintes antisemitas, además de comparar el movimiento Black Lives Matter con el Ku Klux Klan. En 2018, en las elecciones 'midterms' en las que arrasaron los demócratas, se quejó de que era parte de una "invasión islámica" del Gobierno, y afirmó que los musulmanes deberían tener prohibido ser elegidos.

placeholder Marjorie Taylor Greene, simpatizante de QAnon que ha llegado al Congreso de Estados Unidos. (EC)
Marjorie Taylor Greene, simpatizante de QAnon que ha llegado al Congreso de Estados Unidos. (EC)

Inicialmente, sus comentarios y apoyo a QAnon recibieron ciertas críticas entre el establishment republicano, pero Greene ha recibido apoyo -financiero- de grupos cercanos a Mark Meadows, jefe de gabinete de Trump. El propio Trump felicitó a Greene cuando ganó las primarias en el distrito este agosto, afirmando que será "una futura estrella republicana", "fuerte en todo". Desde su elección, Greene ha defendido a capa y espada las acusaciones -sin pruebas- de que la elección ha sido "fraudulenta" y que "quieren robar la victoria" a Trump.

El observatorio Media Matters ha señalado 27 candidatos al Congreso que han apoyado o dado crédito a la teoría conspiranoica QAnon. Y aunque (por el momento) solo dos de estos candidatos, Greene y Lauren Boebert por Colorado, han conseguido su escaño, convirtiéndose en los primeros congresistas republicanos en abrazar públicamente las acusaciones de un "estado profundo" contra Donald Trump, estas teorías tienen cada vez más espacio incluso en los republicanos ya electos "Q-curiosos", afirma el observatorio.

¿"Un interludio surrealista"?

Cuenta el Washington Post una anécdota: en 2019, el establishment de Washington se reunieron en la cena de Corresponsales de la Casa Blanca para escuchar a Ron Chernow, historiador de las presidencias de EEUU. Para Chernow, los cuatro años de Trump en la presidencia, turbulentos, agresivos y espídicos, con mensajes inflamadores, eran un "interludio surrealista en la vida estadounidense". Victorias como la de Greene y Boebert, así como otros tantos candidatos republicanos cuya máxima ha sido "apoyo total a Trump" cuentan otra historia, la de que el trumpismo sigue siendo una corriente poderosa en la política estadounidense.

Pese a que Biden se ha hecho con el mayor voto popular de la historia de Estados Unidos, el apoyo a Trump en número de votos también ha subido en varios millones. Le han votado más estadounidenses que cuando llegó al poder como un personaje 'anti-establishment' en 2016 y candidatos al congreso republicanos han dado la vuelta a zonas que los demócratas creían seguras o que incluso fueron victorias de Clinton en 2016. "Creo que habrá una pequeña minoría entre los chupatintas de Washington D.C. y un puñado en el Congreso que quieran estudiar cómo renovar y ampliar el atractivo del partido [tras la previsible derrota de Trump en la presidencia]. Pero todos los incentivos en el mundo de los pequeños donantes, en Fox News y en Twitter apuntan a que la fórmula de Trump de reforzar la apuesta en el 'agravio a los blancos', 'zascas' a los 'progres' e insistir en las tonterías populistas 'anti-élite' funciona. No hay ganas de reforma", señala Tim Miller, ex asesor y estratega senior de Jeb Bush, a Bloomberg.

El estilo político de Trump y su mensaje parecen haber cooptado a la política de derechas en Estados Unidos. "El trumpismo puede convertirse en la versión estadounidense del peronismo. Altamente movilizado, altamente polarizador, no siempre en el poder pero nunca desapareciendo", tuiteaba el director del Centro Weiser para las Democracias Emergentes de la Universidad de Michigan, refiriéndose al peronismo como ejemplo de nacionalismo populista. Y los representantes recién electos en EEUU, como la propia Greene, fieles seguidores no solo de Trump, sino de su forma de entender la política, no permitirán que se olvide.

Trump ha perdido las elecciones y dejará de ser el presidente de Estados Unidos. Pero lo que ya debería estar claro es que su espíritu, ideas, estilo agresivo y su mensaje ‘trumpista’ ha permeado en la política estadounidense y muy especialmente en el partido republicano. El ‘trumpismo’ vive, la lucha sigue, y la prueba está en el nuevo Congreso de EEUU que empieza a dibujarse conforme avanza el escrutinio de los últimos distritos electorales. Los demócratas logran a duras penas mantener una estrechísima mayoría, los republicanos se han hecho con distritos clave, y un puñado de ‘hardcore’ trumpistas, entre ellos al menos dos seguidoras confesas de la teoría conspirativa QAnon, han entrado triunfantes en la Cámara de Representantes.

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