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Los demócratas también se atascan en su 'asalto' por el control del Senado
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Los demócratas también se atascan en su 'asalto' por el control del Senado

Los demócratas confiaban en arrasar en las elecciones a un tercio del Senado. La realidad se les ha hecho bola y los republicanos han resistido al embate electoral

Foto: El edificio del capitolio en Washington D.C. (EFE)
El edificio del capitolio en Washington D.C. (EFE)

Tras los resultados de Michigan y Wisconsin, puede que Joe Biden tenga la ansiada presidencia estadounidense en la punta de los dedos, si termina por asegurar su victoria en Nevada, Pensilvania o Georgia. Pero, si lo consigue, desde luego no ha sido una estruendosa victoria como querían y esperaban, y como le auguraban las encuestas. Las ensoñaciones electorales de los demócratas también le han pasado una dura factura en la campaña por controlar el legislativo. Con los resultados escrutados, los demócratas logran (pero con grandes bajas) mantener el control de la Cámara de Representantes, pero están perdiendo su oportunidad de cambiar la clave mayoría republicana en el Senado. Y es precisamente en el Senado donde se jugará el futuro del país.

Como en el caso de la elección presidencial, los votos que otorgan los escaños en el Senado gotean con una lentitud exasperante. Hasta el momento, los demócratas y republicanos están empatados en 48 representantes cada uno, a la espera de dos puestos todavía en juego. Para hacerse con el control en la Cámara Alta, tras seis años de mayoría republicana, los demócratas necesitaban ganar apenas cuatro escaños (tres si Biden se hace con la presidencia), algo que hace unos días parecía casi pan comido. Hoy, apenas han conseguido aumentar su punto de partida en un escaño, y la posibilidad de hacerse con el control definitivo (los resultados finales no se conocerán hasta enero) parece alejarse.

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Confiados en un 'momentum' anti-Trump tras un verano de protestas raciales, sus ataques al MediCare for All y la gestión de la pandemia de coronavirus en el país, que ya se ha cobrado más de 234.000 muertos, y al calor de encuestas como la del portal FiveThrityEight, que otorgaban al partido entre un 74-77% de posibilidades de conquistar la Cámara, los demócratas calculaban que podrían conseguir hasta 10 escaños, más que suficiente para anular la actual mayoría conservadora de 53 contra 47. En sus cálculos, solo un escaño demócrata estaba en especial peligro, el de Alabama. Incluso el presidente actual del Senado, el republicano Mitch McConnell, afirmaba que la lucha republicana por mantener el control de la Cámara era "a vida o muerte" y que tenían un 50-50 de posibilidades de perder el control.

Los resultados han contado una historia muy diferente. Los republicanos se han aferrado a su mayoría, defendiendo con éxito sus posiciones en campos de batalla clave y con ventaja en los escrutinios pendientes. Por el momento, el saldo es que sólo han cedido en un puesto su presencia en el Senado. Los republicanos han vencido en Carolina del Sur, Iowa y Montana, lugares que los demócratas contaban con conquistar, y se adelantan en Carolina del Norte. Efectivamente, también cayó en manos republicanas el escaño de Alabama. Entre las victorias demócratas están Colorado y Arizona. Con semejantes resultados, muy lejos de las expectativas, los demócratas están frustrados, según recoge la CNN. "Hemos calculado muy mal", afirmaba una fuente del partido. Todavía podrían conseguir un empate o incluso, si hay sorpresa, incluso tres escaños. Pero la imponente victoria que esperaban ha quedado muy aguada.

Y eso que las campañas demócratas han batido récords de financiación frente a sus rivales republicanos. En total, en la campaña se ha gastado más de 1,7 mil millones de dólares en anuncios, de los que el 54% ha sido por los demócratas, según Kantar Campaign Media Analysis Group. "Nunca había sido desafiada (electoralmente) así, y nunca había visto tanto apoyo como anoche", anunciaba emocionado Lindsey O.Graham, senador republicano por Carolina del Sur, después de imponerse al candidato demócrata Jaime Harrison, afroamericano y cuya campaña ha roto todos los récords de financiación, más de 109 millones de dólares.

En caso de una victoria de Biden, una mayoría demócrata tanto en el Congreso como en el Senado facilitará las cosas a la agenda legislativa

Controlar la Cámara es clave y marcará sin dudas tanto el primer gobierno de Biden como el segundo de Trump. En el primer escenario, en el que Biden se hiciera con la presidencia, una mayoría demócrata tanto en el Congreso como en el Senado facilitará las cosas a la agenda legislativa progresista, desde la reforma sanitaria a cambios en la política energética y, más importante, los paquetes de estímulos económicos en el marco de la pandemia de coronavirus. En el caso de que finalmente ganara Trump, controlar el Senado además del Congreso bloquearía muchas de sus medidas. Sin el Senado, el presidente queda condenado a gobernar a base de decretos que pueden ser fácilmente revocados por la siguiente administración. En caso de que Biden ganara, si los demócratas no lograran hacerse con el control del Senado, es más que probable que la mayoría republicana, liderada por McConnell, hiciera la vida imposible, legislativamente hablando, al presidente demócrata, atándole de manos y bloqueando cada propuesta de ley.

Durante el primer Gobierno de Trump, la mayoría en el Senado se ha demostrado bien útil: además de asegurar el bloqueo del 'impeachment', también le ha permitido confirmar a tres jueces conservadores en el Tribunal Supremo, unos cargos vitalicios y que escoran cada vez más a la derecha la Corte Suprema y donde acaban muchos de los litigios más polémicos y relevantes del país, desde el aborto a, incluso, quizá quién será el próximo presidente de EEUU.

Tras los resultados de Michigan y Wisconsin, puede que Joe Biden tenga la ansiada presidencia estadounidense en la punta de los dedos, si termina por asegurar su victoria en Nevada, Pensilvania o Georgia. Pero, si lo consigue, desde luego no ha sido una estruendosa victoria como querían y esperaban, y como le auguraban las encuestas. Las ensoñaciones electorales de los demócratas también le han pasado una dura factura en la campaña por controlar el legislativo. Con los resultados escrutados, los demócratas logran (pero con grandes bajas) mantener el control de la Cámara de Representantes, pero están perdiendo su oportunidad de cambiar la clave mayoría republicana en el Senado. Y es precisamente en el Senado donde se jugará el futuro del país.

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